Balance economico de un pais con 40 años bajo
el socialismo.
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Cifras vagas y más consignas
El año que hoy termina abre para los cubanos la puerta a un nuevo
milenio, que según las autoridades de la isla, transitará
por el mismo camino de las últimas cuatro décadas.
El anuncio puede servir lo mismo para llorar de alegría que
de pena. Es cuestión de perspectiva. Desde una óptica
positiva puede ser motivo de alegría comprobar cómo
se afana la dictadura, en estos últimos días, por asegurar
que el postcastrismo que se avecina con el 2001, mantendrá
inalterable al comunismo cubano.
La alegría viene por aquel viejo refrán que afirma: ``Dime
de lo que presumes y te diré de lo que careces''. La pena
podría ser el resultado de un desenlace trágico, provocado
por aquellos que quieran cerrar el camino a la modernidad democrática.
Para reforzar esa pretensión de continuidad, las autoridades
cubanas han proclamado en las últimas semanas que el año
2000 concluye con una economía que se recupera y una ideología
que se reafirma en el respaldo popular. Para lo primero se ofrecen
cifras y para lo segundo consignas. Las cifras hablan de un crecimiento
del 5.6 por ciento de la economía. De ingresos superiores
al 12 por ciento en el comercio exterior, de una producción récord
de 72,000 toneladas de níquel, de la visita de 1.8 millones
de turistas, de un aumento del 14.5 por ciento en la agricultura
y de una producción agrícola superior en 14.5 por ciento
a la del pasado año.
También de la producción de 3.3 millones de toneladas
de ``petróleo equivalente''. El término se refiere
a la combinación de crudo y gas acompañante, que en
las estadísticas cubanas públicas no se separan...
Pero como no todo es color de rosa, y la floreciente macroeconomía
oficial no se percibe en la lucha cotidiana por sobrevivir al período
especial, existen también cifras oficiales menos alentadoras.
Según admitió Osvaldo Martínez, presidente de
la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional,
``aún cuando los incrementos productivos han sido elevados
en algunos productos agrícolas, la agricultura se encuentra
lejos de alcanzar las necesidades alimentarías de la población''.
La producción lechera no logra recuperarse y la ganadería
lo hace muy lentamente. La zafra, que ya comenzó, será
este año inferior a lo previsto y la producción de
azúcar no superará las 3.7 millones de toneladas.
El turismo no alcanzó el número mágico de los
dos millones; el 9 por ciento de aumento en el 2000 fue muy inferior
al 18 por ciento de crecimiento promedio anual del último
quinquenio.
El desempleo nacional, según las estadísticas oficiales,
anda por un modesto 5.5 por ciento; sin contar los llamados ``obreros
interruptos'' y los ``trabajadores disponibles''. El salario medio
es de 249 pesos mensuales, unos $11.31 al cambio actual.
La nota más dramática le tocó al ministro de Economía,
José Luis Rodríguez. ``El objetivo estratégico
del Plan 2001 será reducir el déficit financiero externo'',
declaró Rodríguez en su informe a la Asamblea Nacional.
Dicho en términos más claros, se trata de disminuir la
brecha de la cuenta corriente entre lo que el país ingresa
por exportaciones y lo que compra para sobrevivir. Rodríguez
no quiso dar una cifra del déficit financiero de cuenta corriente,
pero describió la situación de las finanzas externas a fines
del año como ``muy tensas''.
Según diplomáticos radicados en La Habana, citados sin
identificar en una nota de la agencia Reuters, ese déficit
podría ser de $1,000 millones en el 2000.
La pregunta que los expertos se hacen desde hace algún tiempo
no tiene respuesta oficial: ¿Cómo está financiando
Cuba ese déficit? ¿De dónde sale el dinero para
pagar esa diferencia que cada año aumenta y se acumula? Esa
interrogante permanece abierta. Forma parte de otras muchas que los días
por venir se encargarán de descifrar más allá
de las consignas.
Por ahora sólo nos queda decir: Feliz Año Nuevo.
Pablo Alfonso
Publicado en diciembre del 2000 en El Nuevo Herald |