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 Comer en los laureles

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La algarabía de los medios de prensa ante los éxitos del gobierno en todos los dominios de la vida y de la muerte deja en un olvido grosero, en un último plano, el rigor de la existencia del cubano del peso y la libreta. Ahora, la crónica social de la alta política desborda las visitas y protocolos de dignatarios extranjeros, ministros, consejeros, enviados y empresarios. Se ocupa de la nobleza obrera criolla y de la otra, porque nos vienen a ver baronesas y príncipes.

Eso junto a las piezas propagandísticas sobre los triunfos deportivos, los hallazgos científicos, las conquistas económicas, la reanimación ideológica y las resonancias de la solidaridad mundial no dejan espacio para la reseña del devenir diario de la gente común.

Es en esos grandes grupos poblacionales que no tienen acceso a los dólares ni a la jaba mensual de las corporaciones donde, cuando alguien se queja del menú servido por la dueña de casa, se le suele responder con una frase como ésta: Acuérdate de las medallas olímpicas.

Y es que ha entrado el nuevo milenio y en ese terreno el gobierno sigue empantanado y dictando cada día nuevos decretos, resoluciones y leyes ``contra las ilegalidades'', que no son más que la coreografía popular para salirse de la faja del estado.

Este verano las autoridades anunciaron que lucharán por aumentar la calidad de los productos normados por la libreta de racionamiento, en vigor en la isla desde 1964. Se proponen que la gente se sienta complacida con el pescado, admire la mortadela, se deslumbre con el picadillo de soya y brinde por los éxitos con un delicioso yogur.

En una palabra, que las celebraciones sean por todo lo bajo, con manjares ajenos al paladar criollo, impuestos en la mesa porque los ensayos económicos de los últimos 40 años han fracasado. Desde luego que siempre la conciencia inquisitiva de los funcionarios encuentra una esperanza y la industria pesquera trabaja ya en el desarrollo de una especie asiática, la claria, de alto valor proteico, que, junto a la tenca desaborida, traerá un menú de primera a los hogares del país.

Como quiera que se ha observado también un aumento en el delito de hurto y sacrificio del ganado mayor, sobre todo en las provincias de Villa Clara, Holguín, Granma y Camagüey, de inmediato se tomarán medidas para encarar el asunto.

Este verano las autoridades anunciaron que lucharán por aumentar la calidad de los productos normados por la libreta de racionamiento, en vigor en la isla desde 1964

Es decir, ¿se trabajará intensamente para el desarrollo de la masa ganadera y poder garantizar cantidades razonables de carne en la familia? No. El llamado es a extender ``con rigor y eficacia'' acciones ``hacia las redes de comercializadores'' y a que ``se libre un combate político-moral contra los receptadores'', es decir, contra los que tienen la pretensión de poner un bistec sobre su mantel.

Para rematar, puedes estar ante un festín de mortadela o de pescado enlatado en Chile, servido con abundantes chícharos y acompañados por el pan que se te entrega diariamente, cuando toquen a tu puerta el dúo de integrantes de los comités de defensa de la revolución que investiga y detecta ilegalidades en la vivienda.

De modo que, tranquilo, si no has ampliado tu casa con materiales de origen desconocido, si no tienes a nadie alquilado en una de las habitaciones para ganar unos pesos más, si no has hecho un bañito que transformó la arquitectura original del inmueble. Tranquilo, acuérdate de las medallas olímpicas. © El Nuevo Herald

RAUL RIVERO

Publicado el martes, 3 de julio de 2001 en El Nuevo Herald

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