Retorno a la página de inicio
 Viviendas
Indice de materias
 
Pero la desgracia de quedarse sin casa le había ocurrido en La Habana y allí no había ni tan siquiera un cuarto en alquiler salvo para quien pudiera pagarlo en dólares. Él no podía, desde luego, y por tanto no tenía otra alternativa que intentar conmover al Estado, único casateniente del país, que además podía asignar las viviendas en propiedad. El Estado, en su caso, empezaba por ser su jefa, que no tenía el poder de asignar casas, pero sí el de empezar a mover los hilos que llevaban, a través de la lejana Dirección Provincial de Salud Pública, a la inextricable madeja del ministerio, que a su vez conducía a la verdadera madre de los tomates, el remotísimo Consejo de Estado. 
Jesús Díaz : Dime algo sobre Cuba.