La Dejejé, y esta vez no era cosa de risa nerviosa siquiera,
podía perfectamente asesinarlos a mansalva como lo había
hecho pocos días atrás con los infelices que intentaron secuestrar
el trasbordador 13 de Marzo, una embarcación tan vieja y lenta como
la Nuevo Amanecer. Martínez conocía bien aquella historia,
susurrada de boca en boca por la empavorecida población costera
de Casablanca. Una embarcación de la Dejejé había
barrido con chorros de agua a presión la cubierta del 13 de Marzo,
desde donde los secuestradores y sus familias rogaban misericordia. No
la hubo. Decenas de viejos, mujeres y niños cayeron al mar y entonces
el buque de la Dejejé embistió por el centro al viejo trasbordador,
que se partió en dos y arrastró a los tripulantes al fondo
del océano.
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