Un derecho constitucional |
UNA APOLOGÍA AL PROYECTO VARELA
Colombia, Medellín, sábado, mayo 11 de 2002.
Señor Ricardo Alarcón de Quesada Presidente Asamblea Nacional del Poder Popular República de Cuba.
Cordial saludo.
No pretendo hacer un discurso demagógico. Tampoco es mi intención hablar en nombre de Dios, Cristo, Maitreya, Iman Mahdi, Bodesatva o el Mesías; de ningún modo, en nombre del pueblo cubano; porque repudio el protagonismo politiquero. Además, de no considerarme "contrarevolucionario", "mercenario" o "traidor", actúo con autonomía total, sin estar condicionado por ninguna voluntad ajena a la propia y con la convicción de que "la verdad hay que amarla y decirla sin temor ni ira". Eso sí, desde lo más profundo de mi Alma, anhelo con humildad y espíritu de no-violencia, no viciar mis sentimientos y tenga que purificar mi intuición. Pues tengo la necesidad de expresar mi "Apología al Proyecto Varela"; llamado por muchos "polémico", y por otros como "un atentado contra la seguridad nacional". La Carta Magna Cubana 1992, rige los destinos del pueblo cubano y obliga a su consecuente análisis sistemático; para la aplicación dialéctica de las Leyes - reflejo respetuoso de la constitución - con relación a los ciudadanos, la sociedad y el Estado. La Constitución 1992 obliga al honesto cumplimiento de sus disposiciones a todos los sectores de la nación, incluyendo al Estado; con una sola aspiración: la independencia y responsabilidad ética para con la república y la constitucionalidad. Como norma, las constituciones son los pilares esenciales de todo Estado que se respete; y es la guía que debe admitir el imprescindible equilibrio entre: el poder político, la ética y la libertad de un pueblo, de una nación. Lo político es una necesidad de la libertad, como estabilidad de la democracia. También es la posibilidad de cada persona pueda exponer con claridad, ante la sociedad y el Estado: sus interpretaciones e inquietudes a los más diversos temas, incluyendo propuestas de Referéndum; que es el caso de "Proyecto Varela". Solo es posible un establecimiento gubernativo sólido y púdico, cuando el poder político, acata su obligación, como parte del Estado; y su proceder se subordina a la Constitución; y tiene la honorable aptitud del diálogo con toda la sociedad y otras naciones, teniendo en cuenta que "el odio canijo ladra y no obra", así como "la sinceridad es el final y comienzo de todas las cosas; sin sinceridad no habrá nada". De esta manera el Estado da cumpliendo, al respeto de las garantías y de los derechos de todos los ciudadanos; sin tener en cuenta posiciones políticas, económicas o religiosas. Porque "el odio nunca es vencido por el odio, sino por el amor". Coincidirá usted, aunque no necesariamente, que cada ciudadano cubano, y me incluyo, está en capacidad, mientras se demuestre lo contrario, de: asumir la responsabilidad de sus actos y la defensa de las ideas que nacen de su Alma. El Estado y toda la sociedad no pueden pretender jamás forzar a creer en lo que consideran es la verdad concluyente. Ese Estado y esa sociedad, no tienen otra alternativa que enfrentar, con erudición, la verdad antagónica. Creo es decente y esencial. También creo es hora de sustituir las ideas absolutistas por las liberales. Principios estos que tienen su raíz en la Revolución Francesa y en las mismas tradiciones históricas de la nación cubana. La felicidad de unos jamás debe implicar la infelicidad de otros. Pero para alcanzar este propósito con benevolencia no debe acorralarse la vida con un ánima utilitaria; también hay que ojearla desde el Alma misma, con amor y hermandad. Desechando los resentimientos, los egoísmos, se debe mirar la invitación expresada en el "Proyecto Varela". "El respeto, la ayuda y el apoyo mutuo; la confianza y la honestidad, la responsabilidad mutua. Sobre el Principio de que con estas acciones no se dañe a nadie ni material, ni psíquicamente; ni a los individuos ni a la sociedad. Amarse de persona a persona, es tal vez la prueba más difícil que nos esta encomendada, la última y máxima prueba". Cada día de nuestras vidas, clamamos por que exista tolerancia, benevolencia y fraternidad. Soy un defensor del diálogo y de la no-violencia; porque creo en el hombre como género, porque creo desde el Alma en: " Que todos los hombres son mis hermanos y correligionario; todas las naciones son mi patria; y todas las religiones son mi religión". ¿Usted no? Dadas las circunstancias, no muy convencido estoy, espero estar equivocado, de tenga imparcial trámite la consideración del "Proyecto Varela", en la Asamblea Nacional del Poder Popular". Y eso es lo que más debe preocuparnos a todos los cubanos, dentro y fuera de Cuba, sin excepción. Aunque confío en la alta dosis de audacia, sabiduría, talento, conocimiento e imaginación de muchos miembros del parlamento cubano y usted no es la excepción. Sé asumo, al futuro cercano, muchos riesgos al redactar y enviar esta carta a la Asamblea Nacional, a través de su persona (hablo de los extremistas que no faltan en estos casos). Pero lo hago con responsabilidad y sentido de colaboración; como alternativa de posible solución: a los problemas actuales y futuros de la nación; que no son pocos. Siento la necesidad de encarar una realidad y evitar tener que mentir por miedo; porque la falsedad es el carácter de todos los temores; el miedo a por sí mismo, al prójimo, al establecimiento, a la existencia y sus circunstancias. Sin olvidar jamás que "mil temores no pueden destruir la esperanza". De tal manera que llegado a este punto, solicito de manera comedida a usted y a la Asamblea Nacional del Poder Popular: Hacer pública por los medios establecidos de la propuesta contenida en el "Proyecto Varela", así como la respuesta del Parlamento a la misma; sustentada dicha petitoria en los derechos consagrados en nuestra Constitución 1992 (Cap. II, Art.28, 29a; Cap.VI, Art. 41,42; Cap. X, Art. 75a,b,c,t,u,v,w; Art. 81; entre otros) Confío en su experiencia diplomática y parlamentaria; y quiera Dios no sufra yo una frustración. El diálogo nacional es necesario, porque "peleando no se consigue jamás lo suficiente, pero cediendo se consigue más de lo que se espera", sin tener que renunciar a los principios. Practico y amo la buena voluntad universal, la piedad de Buda, la fraternidad del Islam, el sacrificio de Cristo y la sabiduría de los Vedas; por esa causa, si es para bien de la Patria y todos los cubanos, hago formal autorización para se conozca el contenido de esta carta. Esperando vuestra respuesta, anticipo mi agradecimiento por su amabilidad y paciencia. Dios lo bendiga a usted y al pueblo cubano. Fraternalmente. Pablo Felipe Pérez Goyry Ciudadano Cubano Residente en el Exterior Apartado Aéreo No. 56381. Medellín. Colombia.
Copia: Señor Oswaldo Payá Sardiñas. Movimiento Cristiano de Liberación. |