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 El pru

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Cuba es un archipiélago de perenne verano. Pero aquí a nadie se le ocurre arroparse como en el desierto o esconderse bajo techo para huir de la luz y el sol. Todo lo contrario, la gente se viste con atuendos ligeros -a veces mínimos- y se tumba sobre la arena de las playas para "tostar" la piel.

El mejor antídoto contra el calor tropical es una bebida refrescante. Bien lo saben los habitantes de las provincias orientales cubanas, donde el termómetro siempre marca tres o cuatro grados de temperatura más que en el occidente del país. Precisamente ellos guardan el secreto de fabricación de un brebaje exótico: el pru.

El solo nombre ya causa extrañeza. Pero si el vocablo es estrambótico, la bebida lo es más aún. Entre sus ingredientes están el agua, el azúcar prieta o cruda, y varias plantas raras como el jaboncillo o junquillo, la raíz de China y las hojas de pimienta. El secreto de la mezcla no parece estar en las proporciones de cada producto, sino en el tiempo y modo de fermentarlos, bajo el calor natural del sol. Y esos detalles del proceso de elaboración son guardados celosamente por quienes heredaron "la fórmula", desde los tiempos remotos en que se cruzaron las historias de los abuelos europeos y africanos.

El pru tiene el color de la miel, pero su consistencia es mucho más ligera. Al primer sorbo se siente el sabor dulce y luego los paladares sensibles descubren un toque picante. Algunos dicen que es una bebida hipotensora y la recomiendan a quienes necesitan bajar la presión arterial. Quizás por esa misma causa, otros se sienten embriagados cuando la beben. Y hasta hay quien afirma que tiene efectos afrodisíacos. Sin embargo, la cualidad del pru que le garantiza absoluta popularidad es su poder refrescante, algo que agradecen todos cuantos han sentido los rigores del calor tropical.

Herminia Rodríguez