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 Reinaldo Arenas justo y necesario

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En 1986, la editorial Kosmos publicó en México Necesidad de libertad, de Reinaldo Arenas (1943-1990), un libro realmente insólito, inclasificable y, con toda seguridad, único, en el panorama de la literatura cubana, ya que reúne en un mismo cuerpo una muestra ecléctica del pensamiento y el quehacer lúcido y desgarrado, rebelde y burlón, de este escritor maldito. Un furioso huracán de siete aspas girando en torno a una sola razón de ser: la necesidad de libertad.

Lamentablemente, la edición de Kosmos fue un desastre que llevó al borde de la desesperación al propio autor. Pródiga en disparates de todo tipo, infestada de erratas, de inexplicables alteraciones y mutilaciones, pésimamente impresa, no obstante, era, hasta el sol de hoy, una rara avis, agotada pero perseguida por los coleccionistas, los lectores y los estudiosos de la obra de Arenas. Ahora, 15 años después, Ediciones Universal acaba de lanzar esta valiosísima obra, en una espléndida y muy cuidada edición, que se enriquece con un dibujo original de Jorge Camacho en la portada, diseñada por Luis García Fresquet.

Yo tuve la oportunidad y el privilegio de seguir de cerca los trabajos preparativos para esta nueva edición, y puedo asegurar que la mayor parte de los materiales fueron confrontados con los originales dispersos en las más diversas publicaciones, algunas desaparecidas hace tiempo o de muy difícil acceso, y consultadas, cuando existían, las diferentes versiones de un mismo texto, al igual que las numerosas fuentes citadas. Fue una labor larga y llena de tropiezos, pero el resultado, sin dudas imperfecto debido al deplorable estado del original, es un libro vivo, apasionante, que pone al desnudo el espíritu irreverente, profundo y conmovedoramente poético del autor de Otra vez el mar y El color del verano.

Dividido en siete partes muy bien estructuradas, Necesidad de libertad es una especie de vademécum del desgarramiento insular que ha padecido, y aún padece, la cultura y el pueblo cubanos. Fue y sigue siendo de una actualidad y una vigencia estremecedoras. Están en él la ironía imprescindible para sobrevivir en el infierno y el alarido impetuoso, el ''grito luego existo'', que recorren sus páginas; que las bañan sería más apropiado decir, porque las palabras de Arenas son como las inmensas olas de ese su ''amante el mar'', cariñoso y colérico, mortal a veces, aprisionante siempre. ''Los trabajos aquí reunidos son un testimonio de esas ironías y de ese grito a los que me he referido. Quizás no sean toda la verdad, no pueden serlo, pero son mi verdad (mis verdades) y también las de una gran parte del género humano'', dice el autor en uno de los prólogos con los que abre el libro.

Algunos de los más lúcidos, certeros y esclarecedores ensayos de Arenas están recogidos aquí. La represión (intelectual) en Cuba, Desgarramiento y fatalidad en la poesía cubana, La isla en peso con todas sus cucarachas (lo mejor que se ha escrito sobre Virgilio Piñera), Martí ante el bosque encantado y Los dispositivos hacia el norte, donde desmonta, párrafo por párrafo, el horrendo e infame mamotreto de Edmundo Desnoes Los dispositivos en la flor. Bellísimos y sentidos homenajes a los maestros Lydia Cabrera, Enrique Labrador Ruiz y Carlos Montenegro. Y también documentos --serios o lúdicos--, poemas, manifiestos, memorabilia del horror cotidiano en Cuba, y hasta la desgarradora carta dirigida ''A la Cruz Roja Internacional, a la ONU, a los pueblos que aún tienen el privilegio de conocer la verdad'', escrita en pleno Parque Lenin de La Habana, el 15 de noviembre de 1974, donde se había refugiado después de haber sufrido como su querido Fray Servando, la persecución y el acoso.

Hoy, ni los resentidos nostálgicos de la croqueta del cielo, ni los oportunistas de todas las orillas y demás demagogos, aunque continúen atacándolo, no pueden acallar ya su voz. Sin embargo, ahora hay quienes intentan tejer la leyenda del escritor atormentado por sus inclinaciones sexuales. Por eso es más oportuna que nunca, más necesaria, la publicación de este libro clave para conocer cómo pensaba el genial escritor cubano. Carlos Victoria, también escritor y amigo de Arenas, lo ha expresado con absoluta claridad: ``Reinaldo ahora se ha puesto de moda en Cuba. Hay quienes repiten que sus problemas en la isla sólo fueron por su condición sexual. Decir eso es una infamia. Reinaldo odiaba toda forma de dictadura, de coerción, y de mordaza. Y por eso tuvo que pagar el precio de la cárcel y el exilio. Ahí están sus libros para confirmarlo''.

JOSE ABREU FELIPPE

Especial/El Nuevo Herald

10 de febrero de 2002