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Novelista cubano, cuentista y poeta, nacido en Holguín; también
ha realizado trabajos como ensayista, memoralista y dramaturgo. Durante
toda su vida sufrió grandes vicisitudes, lo que, además de
dejar una profunda huella en su producción literaria, dificultó
en gran medida la realización de la misma, su auténtica vocación.
Se trasladó a vivir desde su ciudad natal a La Habana, donde se
ocupó en diversos puestos de trabajos en la Biblioteca Nacional,
en La Casa de las Américas y en La Gaceta de Cuba
hasta 1968. La producción literaria de Reinaldo Arenas está
marcada por la censura, ya que tuvo que publicar sus obras con textos mutilados,
al ser los originales requisados o perdidos en sus fugas. Con sus dos primeras
novelas cobró cierto prestigio literario y le otorgaron algún
premio: su primera novela escrita a los 22 años fue Celestino
antes del alba (La Habana, 1967; edición que revisó y
publicó bajo el título de Cantando en el pozo en Barcelona,
1982), una novela de novedad absoluta tanto por el tono como por el estilo,
donde se propone a través del monólogo de un niño
idiota la ruptura con el realismo tradicional; y su siguiente obra, El
mundo alucinante (México, 1969), es una evocación mágica
de la vida aventurera del personaje protagonista, Fray Servando Teresa
de Mier, figura histórica. Su novela Celestino antes del alba,
fue su primer y único libro publicado en su país, Cuba, ya
que fue acusado de contrarrevolucionario por el apoyo prestado al también
poeta Heberto Padilla tras haber ganado un premio
en 1968 por su obra Fuera de juego. Tras pasar por un período de
reeducación al que el régimen le había instado, su
situación personal se deterioró y se vio obligado a escribir
en secreto y publicar sus obras en el extranjero, donde las enviaba clandestinamente;
precisamente de esta manera es como pudo publicar su siguiente novela,
donde se afirma su categoría de narrador novedoso, Con los ojos
cerrados (Montevideo, 1972; edición revisada bajo el título
El
palacio de las blanquísimas mofetas, Caracas, 1980). Sus circunstancias
personales no mejoraron en ningún modo y pasó toda la década
de los setenta bajo la atenta mirada de la policía, con alternancia
de períodos en libertad y en prisión, y de igual manera le
ocurrió a sus trabajos, muchos de los cuales cayeron en manos de
la censura. A este período pertenece su novela Otra vez el mar
(Barcelona, 1982), que sufrió las mismas vicisitudes de su autor,
y donde se presenta una visión crítica de la revolución
cubana. En el año 1980 Arenas fue exiliado, y salió de Cuba
hacia Estados Unidos, donde pudo escribir sus nuevas novelas con libertad
y revisar y reconstruir sus originales; estuvo viviendo en Nueva York,
y trabajó como profesor en varias universidades. La tranquilidad
de la situación tuvo como fruto la publicación de varias
obras, de entre las que destacan la excelente colección de cuentos
Termina el desfile (81), la novela Otra vez el mar (Barcelona,
1982) y su última producción literaria Antes de que anochezca:
autobiografía (Barcelona, 1992), donde relata sus desoladoras vivencias
dentro y fuera de Cuba, su lucha contra el sistema político cubano
que lo censuró como intelectual y homosexual y más tarde,
en el exilio, sus problemas de adecuación, ya que nunca se resignó
a vivir fuera de su país. Todos estos acontecimientos relatados
en esta su última novela junto a una grave enfermedad le llevaron
a la desesperación, y finalmente al suicidio mientras vivía
en Nueva York.
Enciclopedia Universal Multimedia ©Micronet
S.A. 1999/2000
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Reinaldo Arenas : un mundo alucinante El escritor cubano hizo de la desmesura un principio en su vida y en su obra. Narrador brillante, terminó su vida lejos de la isla y enfermo de sida. HINDE POMERANIEC El placer no conoce el pecado y el sexo no tiene nada que ver con la moral". La frase, una provocación para puritanos, pertenece sin embargo a un religioso. Quien esto dice es el protagonista de El mundo alucinante, la novela más célebre del cubano Reinaldo Arenas: una versión libre de la biografía de Fray Servando Teresa de Mier, un sacerdote, un precursor de la independencia mexicana que pagó con cárceles y persecuciones su desapego a las normas. Como Fray Servando, Arenas (1943-1990) pagó bien caro su búsqueda de libertad y de un mundo que contemplara las diferencias entre las personas. Como nunca pudo ni quiso someterse a destinos dibujados por otro, fue un provocador temprano. Hijo de madre abandonada, Reinaldo no pudo satisfacer a su abuelo con su conducta propia de una mujercita. El niñito Arenas fue objeto de la indignación familiar: todos vieron pronto sus uñas de peleador contra una sociedad que hacía de la figura del macho un tótem. Ya adolesciendo, se marchó de casa hacia La Habana detrás de una revolución que se presentaba como la llave de su libertad sexual e ideológica. Con 21 años, Celestino antes del alba, su primera novela, obtuvo un premio literario. Una prosa exuberante daba aviso de que el autor de esas páginas había decretado que la desmesura podía ser un principio en la vida y también un método literario. Se había recibido de contador agrícola, pero consiguió un puesto en la Biblioteca Nacional que estaba en coincidencia con su único objetivo, además de vivir cada minuto como el último: escribir. Cuando la Cuba de Fidel Castro decidió redoblar la apuesta contra los disidentes, inició un ataque hacia los homosexuales que encontró a Reinaldo en la disyuntiva de apagar la luz o enfrentarse abiertamente con el régimen. Ni lo uno ni lo otro, en la vida de Arenas se inició un período de furia sexual y narrativa que alternó con estadías en la cárcel, fugas, delaciones y corazones latiendo en la clandestinidad. La historia que se estaba escribiendo en la isla no le tenía reservado un lugar. Sus maestros José Lezama Lima y Virgilio Piñera -enormes poetas y eminentes homosexuales- padecían un mismo hostigamiento. Lezama respondía paseándose por oficinas estatales exhibiendo sobre su pecho una cruz enorme y Piñera -la más grande loca literaria, como él decía- sufría en silencio su destino. Más cerca del grito que del susurro, Arenas no renunciaba a vivir de otro modo. Así fue que cuando El mundo alucinante recibió el premio Medicis en Francia -había enviado el libro sin autorización- las autoridades le bajaron el dedo. Todo lo que le ocurría en la vida tomaba forma de sangre escrita. El palacio de las blanquísimas mofetas es el retrato del Arenas adolescente como Celestino fue el relato de su infancia en Holguín. Otra vez el mar, cuya historia continúa la saga, tuvo tres escrituras: según cuenta en sus memorias, la policía se hacía y se deshacía de los manuscritos. Por medio de una treta Arenas consiguió salir con el contingente del Mariel Harbor, en 1980. Llegó primero a Miami: "Si Cuba es el infierno, Miami es el purgatorio", respiró. Cuando los promotores de estrellas fugaces dejaron de encontrarle interés, siguió viviendo con un sida a cuestas en un departamento modesto, sin el mar a cada uno de sus costados. Ya en fase terminal escribió Antes que anochezca, un ejercicio autobiográfico tan desmesurado como su vida toda. Entonces decidió que ya estaba, que su obra había sido completada. Y se suicidó.
http://www.clarin.com/diario/2001-03-23/c-00601.htm 26.3.2001 |