Querido Fidel |
Renunció a asesinar a Fidel "por amor" Revelación de una espía alemana que actuó en Cuba. "El amor fue más fuerte." Esta es la razón que esgrime una ex agente alemana de la CIA, Marita Lorenz, para explicar por qué decidió renunciar a su intento de asesinar al líder de la revolución cubana, Fidel Castro, a comienzos de los años sesenta. El caso Lorenz, que hace años ocupó espacios en la prensa, en los tribunales y en comisiones de investigación parlamentaria, reaparece ahora con el documental del periodista alemán Wilfried Huismann, según adelanta en su edición de ayer la revista Der Spiegel. La cinta se estrenará en los cines alemanes el 13 de octubre, con el nombre "Lieber Fidel, Maritas Leben", que en castellano se traduce como "Querido Fidel. La vida de Marita". Según Der Spiegel, Huismann admite como cierta la versión de Lorenz: que intentó envenenar a Castro por encargo de la CIA, en uno de los innumerables frustrados atentados de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense contra el presidente cubano. Otras fuentes indican que la orden fue "dictada por la mafia estadounidense", que no perdonaba al comandante que les retirara la licencia y "mandara a cerrar" los casinos que el dictador Fulgencio Batista les había permitido levantar en Cuba. Unos documentos del FBI recogen las declaraciones de Sam Giancana, uno de los jefes de la mafia, que se habría vanagloriado de tener a "una chica" que envenenaría a Castro. La "chica" era Lorenz, que hoy es una respetable señora de 61 años y reside en Nueva York. Nacida en Bremen, conoció a Castro el 29 de febrero de 1959, a bordo del "Berlín", un barco de pasajeros que comandaba su padre, Heinrich Lorenz, y que había echado anclas en la bahía de La Habana. Según Jesús Yánez Pelletier, escolta de Fidel, la simpatía mutua fue tan evidente como inmediata. Anteriormente, Lorenz había dicho que en el primer encuentro hubo desde caricias en la rodilla hasta una seducción en toda regla en el camarote de la alemana. Ahora, en el documental, dice que "sólo" se tomaron de la mano. "Tenía miedo de que lo viera papá", explicó. Fidel quiso reclutarla como secretaria personal y mandó a Yánez a Nueva York. Ella lo pensó y viajó a La Habana, donde se quedó "por siete meses calientes". La mujer afirma haber sido obligada por los escoltas de Fidel a abortar, en el otoño de 1959, cuando estaba embarazada de cinco meses, lo que Yánez niega tajantemente. Luego regresó a Nueva York, donde entró en órbita de la CIA y la mafia. Según Der Spiegel, "las fronteras entre la mafia y la CIA eran difusas". Lorenz dice que fue reclutada por Frank Sturgis, que servía a ambas organizaciones y luego adquirió gran protagonismo en el caso "Watergate", para el complot contra Fidel, y dice haber accedido por despecho: Sturgis le habría mostrado fotos del feto abortado. Un ex enlace de la CIA y la mafia, Robert Maheu, aseguró que entregó unas cápsulas de veneno al mafioso John Rose lli. Lorenz, a su vez, afirma haber recibido las cápsulas de Roselli y haberlas tirado en el último momento al bidé del cuarto del Hotel Habana Libre. En lugar del magnicidio hubo un último acto de amor, afirma. Con el tiempo, en medio de muertes sospechosas como la del propio Roselli, Lorenz adhirió al movimiento anticastrista de Miami. Entre sus socios estaba Lee Harvey Oswald, el asesino del por entonces presidente John F. Kennedy. Berlin. Dpa. Martes 19 de setiembre de 2000. Clarín digital © Copyright 1996-2000 Clarín digital |
La espía que quiso matar a Castro cuenta su historia La azarosa vida de Marita Lorenz, la espía germana de la CIA que amó a Fidel Castro, ha cobrado actualidad en Alemania a través de un libro y un documental, en los que la protagonista cuenta su romance con el líder cubano y un posterior intento de atentado, ``desarticulado'' por amor. A los 19 años Lorenz fue la amante de Fidel; a los 22 tuvo una hija con el ex dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez; un año después compartió misión con el asesino de John F. Kennedy y, tras sobrevivir a varios intentos de asesinato y nuevos encargos del espionaje, subsiste como puede con el auxilio social en Nueva York. Uno sólo de los episodios de la vida de esta mujer, que ahora tiene 61 años, hubiera bastado para alimentar varias películas de Hollywood. El compendio de estas tormentosas experiencias forma ``Lieber Fidel: Mein Leben, meine Liebe, mein Verrat'' --``Querido Fidel: mi vida, mi amor, mi traición''--, título del libro que acaba de lanzar la editorial Econ Ullstein List y del documental que proyectó la primera cadena de la televisión, ARD. Su eje es el ``capítulo cubano'', que arranca en 1959, cuando Marita conoce a Castro a bordo del barco que les lleva a La Habana, el ``Berlín'', del que su padre, Heinrich F. Lorenz, era capitán. Atrás quedan la infancia en Bremen, la deportación a Bergen-Belsen con su madre, una colaboradora aliada, y su violación, a los siete años, por un soldado estadounidense. ``Serás la reina de Cuba, mi alemanita'', cuenta Marita que le prometió Fidel, de quien fue amante durante ocho meses hasta que un embarazo inoportuno y posterior aborto --según ella, provocado, bien por la CIA, bien por el propio Castro-- acabaron con el idilio. La ocasión de la venganza le vino luego de la mano del espionaje estadounidense, que según ella la incorporó a una trama para liquidar a Castro. Pero el amor de juventud renació y el ``arma asesina'', un veneno mortal, acabó en el desagüe de un bidet, cuenta Lorenz décadas después. El director del film, Willi Huismann, reconoce que al principio escuchó con incredulidad la historia, en la que se agolpan demasiado azar y demasiadas arriesgadas misiones para una persona sola, de apariencia frágil, cuyos ojos brillan como los de una iluminada. Pero el realizador alemán, en cuyo currículum se acumulan varios prestigiosos premios de cinematografía, acabó cautivado por Marita, a la que acompañó a Cuba, cuarenta años después de aquel viaje en el ``Berlín'', con intención de asistir a un emocionado reencuentro. GEMMA CASADEVALL / EFE BERLIN El Nuevo Herald 17 de abril de 2001 |
"Querido Fidel" o 40 años de amor en tiempos de la guerra fría PARIS, Nov 12 (AFP) - Lunes 12 de nov - Perdidamente enamorada de Fidel Castro, agente de la CIA y del FBI, amante de Marcos Pérez Jiménez: Marita Lorenz y su vida, real o mítica, son objeto de una apasionante película documental del alemán Wilfried Huismann, "Querido Fidel" (Marita's Story). "Hace quince años que oí por vez primera, en boca de un viejo marino alemán, la historia del loco amor entre Marita Lorenz y Fidel Castro", cuenta a la AFP el periodista y escritor Wilfried Huismann. Corría el año 1959, Marita tenía 20 años y viajaba en el paquebote "Berlín", del que su padre era capitán. En una escala en La Habana, conoció a Fidel Castro, y el flechazo fue inmediato. Contra la opinión de su padre, la joven alemana se quedó en Cuba con el revolucionario, vivió con él y queda embarazada rápidamente. Huismann no pudo saber nada más entonces. Pero, unos años después, encontró el nombre de Marita en la prensa, donde era presentada como agente de la CIA. Decidió partir en busca de ella y terminó por encontrarla, en una pensión para pobres de Nueva York. "Cuando la encontré por vez primera, en 1998, no confió en mí. Estaba tan paranoica que creía que todo los periodistas eran agentes de la CIA", prosigue Huismann."Después, cuando supo que éramos los dos de la misma ciudad, Bremen, empezó a contarme su vida y ya no se detuvo más", agrega. Hismann supo así que Marita había pasado varios meses, siendo niña, en un campo de concentración alemán junto con su madre. Que cuando quedó embarazada, Fidel Castro hizo que abortara y que la CIA la enroló después para que asesinara al dirigente cubano. En vez del previsto envenenamiento, ella prefirió pasar una última noche de amor con el hombre que nunca dejó de amar. Después del episodio cubano, Marita realizó varias misiones para la CIA, antes de convertirse en amante del ex dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez, quien estaba exiliado en Miami, y tener una hija con él. Se incorporó después al FBI, con uno de cuyos miembros se casó, y trabajó con la Mafia. Unos días antes del asesinato del presidente John F. Kennedy, se encontraba en Dallas, donde se reunión con un tal Lee Harvey Oswald..."En un momento, sospeché que Marita era mitómana", reconoce Huismann. "Pero al realizar mis investigaciones, constaté que todo era verdad", e incluso había omitido ciertas cosas, como vínculos posibles con los servicios secretos israelíes. "Esta película me costó dos años de trabajo, y hubiera necesitado cinco para investigar todo", afirma. La opción de tratar el tema en forma de documental se impuso rápidamente. "Como ficción, nadie lo hubiera creido", dice el director. La película alterna los recuerdos de Marita y los testimonios de sus antiguos compañeros de ruta. La ex espía, hoy anciana y enferma, muestra alternativamente fuerza e ingenuidad al evocar su pasado de agente contratada para matar y sus penas de amor. "Marita es una superviviente. Conoce sus debilidades y es capaz de anular todo sentimiento en un minuto", estima Huismanhn. Cuando él se trasladó a Cuba para rodar allí, Marita lo acompañó para tratar de volver a ver a Castro. El no la recibió ni contestó a la carta que ella le escribió y que empezaba así: "Querido Fidel: te extraño mucho y pienso en tí todos los días". Cuba Nueva CUBANET. INTERNACIONAL Copyright © 1998-2001 Cubanueva.com 12 de noviembre de 2001 |
‘Querido Fidel…’
así comienza una carta de Marita Lorenz antes de su viaje a Cuba en la primavera del 2000, un viaje a su pasado con Fidel Castro. Wilfried Huismann, cineasta galardonado en tres oportunidades con el Premio Grimme, acompañó a Marita en este viaje y documentó su peligroso y dramático amor de toda la vida por Fidel Castro. Al mismo tiempo, la historia de Marita permite echar una mirada impresionante sobre los entretelones secretos de la guerra fría. En el año 1959 Marita, natural de la ciudad de Bremen, conoce a Fidel Castro a borde del buque ‘Berlin. Tiene en esos momentos 19 años,y su padre es el capitán del buque. Marita permanece en La Habana como amante de Fidel Castro y queda embarazada de él. Después de perder el bebé por un aborto obligado y de que Fidel perdiera el interés en ella, la CIA cree ver en ella el instrumento ideal para asesinar a Castro. En Miami es sometida a un riguroso lavado de cerebro. ‘Me transformaron en un robot’ recuerda hoy en día, a los 61 años. Los ‘instructores’ tenían conocimiento de que en su infancia pasó por el campo de concentración de Bergen-Belsen y que después de la guerra fué violada a la edad de 7 años. ‘Decían que quien pudo sobrevivir Bergen-Belsen puede trabajar también para la CIA’.Regresa a la suite de Fidel en el hotel Habana Libre, donde espontáneamente decide tirar las cápsulas de veneno al bidet. ‘Mi amor era más fuerte’. Marita regresa a los EE.UU. sin ejecutar su misión. El resto de su vida quedaría marcada por este hecho. A partir de este momento es consabidora de crímenes de estado de los EE.UU.’Es sencillo entrar en la CIA, pero para salir existe una sola vía: en un ataúd’ (Marita) Por otra parte no le desagrada la nueva vida de ´happy gangster’ por encargo gubernamental. Recibe entrenamiento militar para la guerra contra Cuba en los pantanos de Florida, roba armas y arroja libelos sobre La Habana: Abajo Fidel…A mano agrega: Fidel, te amo. Cumpliendo órdenes de la CIA, pero también desilusionada de Fidel Castro, comienza una relación amorosa con el entonces dictador de Venezuela, general Marcos Pérez Jiménez, quien financia los actos de sabotaje contra Cuba. De esta aventura amorosa nace Mónica, una criatura de la Guerra Fría. Fruto de su posterior matrimonio con un agente del FBI nace su hijo Mark. La familia entera se dedica al espionaje de diplomáticos soviéticos y chinos, camuflados de caseros de un rascacielos. Sin embargo, en el año 1976 se acaba esta situación cuando Marita es alcanzada por los fantasmas del pasado: su participación en el asesinato de Kennedy. Frente a la comisión investigadora declara que en noviembre de 1963 viajó a Dallas junto con un comando terrorista financiado por la CIA y el baúl de un coche repleto de armas, pocos días antes del asesinato del presidente, y que uno de sus acompañantes era Lee Harvey Oswald. Esta declaración conlleva a la pérdida de su empleo en el FBI y casi le cuesta la vida. Ella y sus hijos sobreviven a varios atentados. Marita es una presa perseguida por sus cazadores y se convierte en una verdadera especialista en el arte de la supervivencia. En compañía de su hijo Mark, Marita inicia ahora su tal vez último viaje a Cuba. Va en busca de su pasado y desea volvera ver a Fidel.’I have to finish business with him’. Espera una tardía reconciliación, teniendo en cuenta que ella le salvó la vida. ¿Podrán llegar Marita y Mark a pisar suelo cubano y qué dirá Fidel? La cámara la acompaña en este viaje, que comienza en un pequeño cuarto en un barrio empobrecido de Nueva York, en el que Marita vive hoy en día. Su memoria la lleva a muchos otros lugares. Su baúl marinero lleno de recuerdos le ayudan en este recorrido. En el transcurso de su viaje real a los ‘lugares de los hechos’ en Cuba y Miami, Marita se encuentra con personas y lugares que no veía desde hace muchos años, confrontándose con las verdades y los enigmas de su propia historia. Muchas personas que acompañaron a Marita en su vida y su historia nos ofrecen su testimonio. Sus hijos, que tienen una relación muy conflictiva con la ‘madre-agente"; su hermano, que tuvo que renunciar a su carrera diplomática como consecuencia de las aventuras de Marita, Rambos de la Guerra Fría, ya viejos, que cuentan sus propia versión, a menudo sorprendente, del juego de Marita entre ambos frentes. En el film documental de 90 minutos se despliega la fascinante, trágica y cómica historia de vida de una artista de la supervivencia. Se trata de un viaje de aventuras de Bremen a La Habana, pasando por Nueva York y Miami. Marita ha sobrevivido al campo de concentración, a una violación, a la CIA, a Castro, a la Mafia y a la Guerra Fría. La película intenta desentrañar sus motivos y sus verdades ocultas. Un thriller documental lleno de amor y poesía, en el que vemos reflejado un capítulo dramático de la historia del siglo veinte. |