« No temáis una muerte gloriosa/ Que morir por la patria
es vivir »… Martínez perdió todo interés en
cantar y se sorprendió preguntándose que si la balsa se hundía
y él se ahogaba, ¿habría muerto por la patria ? En
cierto sentido sí, porque todo aquel rollo de la patria era el que
había generado a los balseros. De pronto la idea misma de que morir
por la patria era vivir le pareció un disparate, pero se asustó
de su propio pensamiento como de una herejía que jamás tendría
el valor de confesarle a nadie.
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