Sobre el editorial de hoy "Invertir en Cuba",debo
decir que está plagado de una parcialidad nauseabunda. Los inversionistas
europeos que en Cuba construyen en terrenos expropiados por el régimen
comunista, no son los pobrecillos que pinta el texto de marras, sufriendo
las amenazas de la Helms-Burton, sino que en gran medida (a más
grande la inversión en mayor medida!) son explotadores de una mano
de obra subpagada y esclavizada por el estado cubano, que tienen que trabajar
por mediación del amo estatal (quien dispone a la postre de toda
la mano de obra) bajo condiciones que en Europa serían inconcebibles.
Esto les trae grandes beneficios y ganancias a las empresas inversionistas
como Sol-Meliá, siendo de alguna forma el cheque en blanco que les
otorga el régimen cubano por el hecho de invertir en Cuba (incluso
en terrenos expropiados) a pesar de la Helms-Burton. Quien quiera azul
celeste, que le cueste, dice el dicho. En honor a la verdad hay que presentar
las dos caras de la moneda para no caer en parcialidades que no le asientan
nada bien a vuestro diario.
Manuel Rodríguez
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