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 BUENAVISTA SOCIAL CLUB
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  Cuando llego a casa, veo que el bombillito de la máquina receptora de mensajes se encuentra pestañeando, aprieto una tecla para oír los mensajes recibidos, uno de ellos era en ingles, enseguida reconocí la voz de una querida amiga, ella es natural de Bélgica con muchos años en Canadá, ha visitado con mucha frecuencia la isla, es amante de su gente, su música, su naturaleza, pero no es ciega.
- Hello Esteban, esta noche pasarán la película que le filmaron al grupo Buena Vista Social Club, espero que lo disfrute, chao.-
  María conoció la música de esos veteranos artistas cubanos, por un cassette que yo le gravé del primer disco que ellos sacaron a la venta y con el cual ganaran el Grammy. En su casa ella posee de muchos cantantes cubanos y orquestas de música típica nuestra.
  Aquel mensaje se me olvidó y como de costumbre, pasé parte de mi tiempo libre contestando mensajes de amigos por Internet, estaba cansado, pues llevaba dos días de mis vacaciones pintando en casa de mi hijo y debía comenzar mi apartamento, así que al rato de estar sentado frente al PC, cancelé mis compromisos y me tumbé como de costumbre en el sofá para ver la tele.
  Fui pasando los canales en busca de algo que me gustara, hasta que por pura casualidad caigo donde estaban transmitiendo el programa que me había anunciado María, no toqué otra vez el control remoto, ya había comenzado, pero supongo que no transcurrirían mucho tiempo antes de sintonizarlo, en fin, lo disfruté hasta el final, devorando cada detalle que una persona ajena a nuestros problemas hubiera dejado pasar inadvertida. Anduve por toda esa destrozada geografía de nuestra capital, las calles por donde caminamos muchas veces acompañados de amigos, enamoradas o simplemente solos, pero las recorrí con dolor al ver tanta destrucción. No por ello dejaba a un lado todo el desarrollo del film y volvía al encuentro de personas a las que había admirado mucho tiempo atrás, rostros envejecidos por la carga natural de los años, acompañadas de las interminables madrugadas de actuaciones y una buena dosis de alcohol y mujeres, porque esa es una parte de la vida de la gente dedicada a la farándula. Pero hoy más que nunca, envejecidas por el olvido al cual fueron condenados, esto no lo digo yo, lo expresan los propios protagonistas.
  Cada vez que me encuentro en situaciones como esta, no puedo ocultar el dolor que siento, algo similar me sucedió, cuando vi un reportaje que se hizo de aquel fabuloso grupo llamado «Los Zafiros», ver el estado en el cual se encontraba el «Chino», me partió el alma y no era para menos, cada una de las canciones de ese grupo, me transportaban gratuitamente a mi juventud.
  En el caso de los integrantes del Buena Vista Social Club, la cosa es diferente, conocía de sus obras porque siempre me gustó la música cubana, pero no puedo olvidar, que por un gesto de rebeldía, la juventud de mis tiempos se negaba a escucharla y esto ocurrió durante muchos años, rebeldía, porque nos bloqueaban y condenaban por oír otro tipo de música que no fuera nuestra, siempre se consideró una desviación ideológica hacerlo.
  No fue hasta la visita de Oscar D`León a Cuba, quién arribó con un repertorio casi netamente cubano, que la juventud le puso atención a esas contagiosas melodías y letras de nuestra música (Olvidemos por un instante la repercusión política de aquel viaje), era ese venezolano, uno de los mejores interpretes de lo nuestro y nos acercó a ello.
  Fue de esa manera, que comencé a admirar al Septeto Nacional, interpretar las letras de los danzones de Barbarito Diez, los sones de Matamoro, Miguelito Cuní, los boleros de Benny Moré, etc., para nosotros estaban vedados Celia Cruz, La Sonora Marancera, Orlando Contreras y otras glorias de la música cubana que se habían marchado del país.
  Pero volviendo al tema de Buena Vista, me parten el alma las entrevistas a Ibrahín, Ruben Gonzalez, Cachao, etc, algunos de los cuales habían sido condenados al anonimato, siendo unas verdaderas glorias de la música cubana, cosa que expresan ellos mismos y que no hace falta dijeran, los delataron sus rostros en la primera visita a la ciudad de New York, eran niños que habían descubierto algo en sus vidas, unos ya habían visitado esa ciudad pero el efecto era el mismo, aquellas exclamaciones de ; «Esto si es lindo», no lo comprenden muchos de los que han comprado sus discos, porque ellos no saben lo que duele y amarga saberse con valor o al menos su obra, y luego ser condenado.
  ¿Por qué cayeron tan bajo esos valores nuestros? Por nada y por mucho, por no vender su arte a un tirano, el son es son y es del pueblo, lo mismo es el bolero, ni sus letras se prestan para cantarles loas a un Dictador, menos aún su ritmo, concebido para bailarse y mover un poco los pies y la cintura.
   ¿Aparece un Angel de la Guardia que los descubre? No lo creo, aparece un Ry Cooder que sabe de música y el terreno fértil donde nada, sabe ante todo que con un golpe de suerte, lo nuevo impacta y detrás de todo hay muchos billetes, no es fácil la labor de reunir a tantas glorias listas para un entierro, pero que conservan lo que siempre llevaron dentro, la música. Y después de varias pruebas comprende que puede salir en busca de la victoria.
  No se equivocó el americano con los viejitos, impactó de veras, asombra a cualquiera,  extranjeros y a cubanos, hasta ellos mismos se asombraron y vieron aquello como un milagro, lo demostraron las palabras y el resumen lo hicieron con el rostro en aquel concierto de New York, aquel blanco de espejuelitos (como dicen en el patio), les haría más dulce el camino hasta la sepultura y tenían que considerarlo como un padrino, yo diría que más que eso, su salvador.
  No ocurrió lo mismo con otros artistas muy conocidos, pongamos por ejemplo a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Juan Formel, los dos primeros de un gran talento artístico, el tercero no le llega a las rodillas de cualquiera de esos viejos y el ¿por qué?, todos lo saben.
  Después de Buena Vista han seguido varios discos, yo los tengo, ha sido una maniobra para ir entrando en el mercado americano a otros artistas cubanos, olvidemos por un minuto, la calidad de cada uno de ellos. En este último titulado «Afro Cuban All Stars», no comprendo muy bien el fin que buscan con el mencionado nombre, o mejor dicho, tengo mis criterios muy particulares; En primer lugar el término Afro-cubano, solo se ha utilizado en Cuba para hacerse referencia a unas de las raíces de nuestra cultura, pero nunca, se le hubiera ocurrido a nadie autodenominarse afrocubano, aunque, el origen de nuestros negros llegue de allá. Es la primera vez en todos estos años de gobierno comunista, que alguien emplea ese nombre, de todos es conocido, que para nuestros negros cubanos solo ha existido una palabra para definir su procedencia y esa es «cubano». Aquella oportunidad, en la que para justificar su injerencia en Africa, Fidel dijera que nosotros éramos; «Africanos-latinoamericanos», no pegó en el gusto de la población, por eso es mi alarma en esta situación, en este caso, yo lo interpreto de una manera muy particular y es la siguiente; Puede ser una vía para llamar la atención de los negros norteamericanos, sobre aquellos olvidados hermanos de la isla. Puede ser algo netamente comercial y también algo tan peligroso como establecer una diferencia racial, nunca antes experimentada en estos cuarenta años públicamente, por parte de los artistas cubanos apadrinados por Ry Cooder, cualquier teoría puede ser aceptada si se conoce la idiosincrasia del cubano. Todo parece indicar, que el dólar comienza a hacer sus estragos dentro de la actual sociedad cubana.
  Otra de las cosas que llamó mucho mi atención en el último disco lo fue; el número llamado «Reconciliación», si se hubiera cantado o solamente escrito 15 años atrás, nunca saldría a la luz pública, porque canciones con menos sentido que ella fueron condenadas y sus autores metidos en un congelador, ¡claro!, debe leerse y releerse el mensaje que mandan, en mi caso particular, no creo en la sinceridad del autor, ni en la del mensaje algo confuso, porque nosotros no tenemos que reconciliarnos con nuestro pueblo, con el cual nunca hemos estado divorciados, encierra mucho de hipocresía esa canción, ¿cómo pedir reconciliación, cuando un cubano del exilio tiene que pedir visa para viajar a su país, mientras al turista lo dejan entrar libremente? ¿Cómo podrá haber reconciliación con el gobierno? ¿Eso significa que Perodín, al que le mataron la familia en el remolcador, vaya a bailar ese Son con los asesinos? Vamos, creo que es netamente infantil lo que se pide, ¿por qué no cantar vengan que hacen falta dólares? Tengo fundadas razones para pensar esto, ya que en Cuba cualquier obra debe pasar primero ante la aprobación de la censura del gobierno.
  Señores, no los canso más, me gusta la música cubana pero hay teclas que no se pueden tocar, prefiero oír en este caso a Carlos Varela, «Guillermo Tell» me convence más.
  Sin embargo, no creo que esas maniobras sean justificación, para emprender una batalla contra esos viejitos que son como nosotros, cubanos. No lo creo prudente, porque ellos van a morir, pero su arte vivirá por muchos años, porque de sus obras no es dueño nadie, ni pueblos ni gobernantes, por eso llegan a la eternidad y debe ser motivo de orgullo para nosotros, que viajen con el tiempo, como aquellas famosas obras de Sindo Garay, Ernesto Lecuona, Osvaldo Farré, Matamoros y muchos otros que le han dado gloria a Cuba, no a sus gobernantes. 
 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
20-07.2000.