MERCENARIO |
No sé si te acuerdas de aquella fecha, yo la conservo muy
fresca en la memoria y se me antoja hablar de ella, ignoro la razón de este
impulso, tal vez porque piensas que estoy destruido, o solo para demostrarte que
me funcionan las neuronas, quizás por vengarme, puede ser que lo haga
solamente, para que otros conozcan un poco de la verdad que tanto defiendes. Esa noche toda la escuela fue reducida a penumbras, reinaba
esa oscuridad total que nos permite descubrir que en el cielo además de nubes y
aire, hay algo que llaman estrellas, empezaba a dudar de la existencia de Dios,
por alguna razón se llevaron a escondidas al cura y a las monjas. Tiene que
haber sido por farsantes, mira que mantenernos tanto tiempo engañados, se
merecieron aquella expulsión, no solo por eso, cometieron la infamia de
decirnos también que existían los Reyes Magos, gran tontería la de aquellos
seres que gastaban varios metros de telas en sus disfraces, pero para ser
honesto y no pecar de excesiva crueldad, debo reconocer que no eran malos con
nosotros, hay que ser sinceros, tiempos peores comenzaron a nacer. Ese día, cuando competíamos el paso de siete árboles como
lo hacían los monos, o mejor dicho, como lo hacía Tarzán nuestro ídolo
favorito, caía al suelo casi al vencer la prueba, entonces formé tremenda
gritería cuando vi que mi mano estaba jorobada, ¿te acuerdas?, el dolor era
horrible. Después de mucho corre-corre con aquella guagüita de la escuela,
lograron llevarme hasta el hospital ortopédico de La Habana, por el camino se
me olvidaba el dolor, disfrutaba mucho de aquel largo paseo desde el antiguo
Instituto Cívico Militar de Ceiba del Agua. Al regresar a la escuela en horas de la tarde, ya cargaba
como premio a mis aventuras por la selva, aquella escayola de una blancura
suprema y me convertí en el héroe de todos los muchachos, nadie tenía una
como aquella entre los cientos de alumnos del centro. Me dejaron ingresado en la
clínica de la escuela y cuando el crepúsculo acudió al pase de lista, la mano
comenzó a ponerse algo morada y los dolores eran insoportables, hubo que cortar
un poco para permitir sin dificultad el flujo de una sangre que se bloqueaba a
la altura de la muñeca. Todo se hizo muy oscuro, cubrieron cada ventana del pabellón
y solo se alumbraban con velas, de pronto y cuando nadie de nosotros lo
esperaba, se oyeron grandes detonaciones, nos asomamos por rendijas que
hacíamos entre todo aquel cortinaje de las ventanas, para disfrutar de un
espectáculo maravilloso. Eran grandes bolas que alumbraban no solo parte del
cielo, iluminaban también toda nuestra escuela. Yo las veía fascinado bajar
lentamente mientras se escuchaban otras detonaciones más fuertes. Esa noche
habían atacado la base aérea de San Antonio de los Baños, pero no creas que
yo lo supe al momento, era un chico inteligente pero desconocía la existencia
de esa base, creo que me enteré de ella al pasar los años y cuando ya no
estaba en esa escuela. Tenía entonces once años, ¿te acuerdas? Al día
siguiente de regreso al hospital, por toda la carretera Central transitaban
cañones, solo los había visto en películas. No recuerdo cuando fue la primera vez que oí la palabra
"mercenario", debió haber sido hace muchos años, pero tampoco
recuerdo que me haya causado alguna sorpresa, tuvo que haber significado lo
mismo que marciano, sonaba muy raro. Sin embargo, desconozco por cual razón del
destino nunca se me ocurrió consultar un diccionario, es probable que todavía
me sintiera muy motivado con las lecturas infantiles, Julio Verne, Salgari,
Rabindranat Tagore, Martí, ellos eran más importantes para mí que aquella
palabra extraña. Aparecieron infinidad de palabras nuevas y totalmente
desconocidas, eran de un lenguaje mucho más agresivo que el usado en lo que
fuera mi infancia, tal vez un signo de mi precoz desarrollo y de mi paso
vertiginoso por la frontera que te convierte en un hombre, aún sin eyacular ni
poder presumir de un bigotillo o barba. La palabra mercenario se mantenía
inmaculada y hasta aprendí a usarla, oírla con mucha frecuencia, estudiarla en
discursos que nos orientaban, verla en novelas, películas, noticieros,
aniversarios, ¿recuerdas? Todavía no sé por qué te cuento estas cosas, de
momento creo que tu coeficiente de inteligencia es igual a la de un melón,
otras veces pienso que estoy equivocado, das muestras de comprender lo que te
digo y eso me hace cambiar de opinión, entonces me digo; este tipo es un
cínico y degenerado. No importa, seguiré hablando contigo. Me hice un hombrecito y luego agotado de oír esa palabra por
todos lados, se me ocurrió la brillante idea de buscar un diccionario, no crea
que esto me ha sucedido a mí solo, hay millones de seres repitiendo palabras y
palabras como papagayos sin saber su significado, las razones son muchas pero no
es lo que estamos analizando. Bueno, abro el libro y leo; Mercenario.- Aplícase
a la tropa asalariada que sirve a un gobierno extranjero// Asalariado que
superdita de manera indecorosa su voluntad a la merced ajena// El que sirve por
estipendio. Aquello me produjo una gran confusión, es normal que esto me
haya sucedido, se le estaba llamando "Mercenarios" a los cubanos que
habían desembarcado en Playa Girón, aún hoy tú eres uno de ellos, esos que
se llenan la boca con todas las letras de esa palabra. Luego me puse a pensar,
siempre me a gustado hacerlo y no me agrada que alguien lo haga por mí porque
tengo cerebro para hacerlo. La duda fue grande y si nos ponemos a pensar en
tiempos pasados y presentes, llegaremos a la conclusión de que el mundo está
habitado por mercenarios, bueno, de acuerdo a tu concepción. Tienes razón, ellos tuvieron el apoyo del gobierno
norteamericano, no exageres que no fue tanto y más tarde fueron traicionados,
pero me surge una pregunta, ¿ellos cobraban por una nómina de ese gobierno o
sencillamente contaron nada mas con el apoyo logístico? Además, eran cubanos
que iban a combatir en territorio cubano ¿no? Si hubieran vencido el gobierno
estaría compuesto por cubanos ¿no? ¡Vamos hombre! Siempre se ha buscado apoyo
en terceros, la historia lo ha demostrado. Un día, por esas cosas que tiene el destino, navegaba hacia
Angola con mil doscientos hombres fuertemente armados, todos eran cubanos, pero
no navegaban para Cuba, partían de ella para un país, que hasta esos momentos
ignorábamos dentro de la geografía. El mismo día de la arribada, fui a un
hospital militar en busca de medicinas para la tripulación, ¿a que no adivinas
la sorpresa que allí me tenían guardada?, lo exhibían como a cualquier gorila
en un zoológico, y lo más lindo, me lo mostraban como un "mercenario'.
Recuerdo que era un argentino de apellido Grillo, todo el pueblo cubano lo
conoció posteriormente, lo anunciaron en la prensa a bombos y platillos,
habíamos atrapado a un "mercenario". Suena algo cómico verdad, claro que si hombre, ¿no te pones
a pensar el por qué?, debe ser que ahora eres inteligente y pasas a desempeñar
tu rol de cínico, aún así te lo diré; ¿Con qué moral se le podía llamar
mercenario a ese hombre?, ¿pensaste alguna vez en lo que éramos los cubanos
allí presente? ¡Vamos hombre! No me vengas con esas ingenuidades, los cubanos
también eran mercenarios en aquella tierra y tú sabes perfectamente que eran
pagados por la Unión Soviética, ¿qué pasa, le llamamos al pan, pan o le
decimos tortilla? ¿Es desagradable verdad? Claro que lo es, pero es innegable
también que mercenarios fueron el Ché, todos los que participaron en
Nicaragua, Mozambique, Congo, Etiopía, Granada, etc., etc., no lo digo yo, lo
leí en un diccionario. Lo que pasa es que no te gusta llamarlos así, es mas
bonito llamarlos "Internacionalista", esa palabra da la impresión de
que se acude en ayuda o algo por el estilo, no sé, pero es lo mismo, te lo digo
yo que un día me convertí en mercenario también. No puedes imaginarte lo que
se siente cuando te miran con odio y desprecio, cuando escupen a tu paso o
cuando no puedes confiar en el mejor por temor a una traición. Claro que nada
de eso has experimentado, sin embargo, no paras de llamar a aquellos hombres
mercenarios. Bueno, ¿pero qué carajo eres?, si esto es una cosa entre nosotros
y que yo sepa, tú no eres cubano. No sé para qué pierdo el tiempo contigo. Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
10-4-2001.
|