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Una vez concluida
las operaciones de carga de arroz en el puerto de Sirachá en Tailandia,
recibimos la orden de dirigirnos hasta Bombay en la India, con el propósito
de cargar unos 150 barriles de un producto que hacía peligrar la
zafra azucarera, era ilógico mover a un barco que consumía
alrededor de 35 toneladas diarias de combustibles por esa insignificante
cantidad de carga, pero todo indicaba que la situación en los centrales
azucareros del país era crítica, por la falta del mencionado
producto utilizado en la elaboración del azúcar, asimismo
recibimos la orden de evadir el paso por el Canal de Suez, por temor a
que el barco fuera detenido por demandas de acreedores a los que Cuba les
debía fuertes sumas de dinero, la orden era darle la vuelta al mundo
por Sudáfrica a toda máquina, lo que representaba también
un incremento en el consumo del combustible y este sería de unas
38 toneladas diarias.
El problema surge a la hora que recibimos esa orden, el buque nunca había navegado por esa región del planeta y por consiguiente teníamos que comprar los mapas para realizar ese recorrido, (en el lenguaje nuestro a los mapas les llamamos cartas náuticas). Entonces el Capitán del buque, que no se distingue de un simple camionero, por la falta de decisiones que posee debido al sistema imperante en nuestro país, inició los trámites para lograr la autorización de la compra de esos mencionados mapas, serían unos 15 ó 20 de ellos, no puedo recordar con exactitud. Cuando intentó llamar a Pekín donde radicaba la oficina que nos representaba mas cercana, por medio del equipo de radio VHF a través de la compañía de teléfonos de Tailandia, está no aceptó las llamadas alegando de que Cuba no pagaba, entonces no quedó otra alternativa que solicitar una lancha, para bajar a tierra y hacer esas llamadas desde la oficina del agente que nos atendía, el precio de la lancha por cada viaje era de unos $50 US dólar, allí se realizó la llamada pero Pekín tenía que comunicarse con Tokio y después éste con La Habana, para que fuera quién en definitiva diera la autorización, para esto se enviaron los correspondientes Fax y solo quedaba esperar por las respuestas. Que pasa en todo esto?, que cuando esos Faxes cruzados llegaban a su destino, existían diferencias de hora y de día, lo mas probable era que en esos momentos no hubiera nadie en esa oficina de Navegación Mambisa, con poderes para autorizar la compra de esos mapas, luego, como el Operador del barco tampoco tenía esos poderes, había que esperar a que se realizara el Consejillo diario, donde se atendían las prioridades y demandas de todos los barcos, entonces cuando se determinó autorizar dicha compra, ya habían pasado varios días y al momento de enviar la respuesta, en el otro lado del planeta donde nos encontrábamos, era otro día y quizás feriado, también esa respuesta debería ser dirigida a Tokio que era donde radicaba la oficina central, este se lo debería comunicar a Pekín y por último Pekín a la oficina de Tailandia, quienes nos lo comunicarían vía VHF. Cuando todo este mecanismo diabólico estaba en pleno apogeo y ya habíamos realizado bastantes viajes en la lancha en busca de la mencionada autorización, el agente tailandés le dijo al Capitán del barco, que si él lo autorizaba mandaba a buscar las mencionadas Cartas Náuticas a Singapur y por el servicio DHL, las recibiría a bordo del buque en pocas horas. El Capitán no aceptó violar las reglas del juego establecidas en Cuba y se limitó a esperar. Esta situación se mantuvo durante unos diez días, hasta que finalmente llegaron los mapas mas caros del mundo, por qué digo esto?, porque si sumamos lo gastado en lanchas, llamadas telefónicas, faxes, entre los tres países, el costo original de esos mapas y su entrega en Tailandia, al costo Armador, entiéndase por este costo lo que debe pagar el propietario de la nave (Cuba) para mantenerla en servicio, estos gastos incluyen el combustible que se gasta diariamente aunque el barco esté en puerto (varía de acuerdo al buque), el de nosotros consumía entre 1- 1.2 toneladas, consumo de agua, víveres, pago de tripulación, pagos de derechos portuarios, depreciación de equipos en funcionamiento, etc., etc., etc. El costo Armador para un barco como el "Otto Parellada", era de unos $2500 US dólar diarios. Entonces multipliquen todos estos gastos por diez días, luego el monto total lo dividen entre las cartas compradas y comprobaran que el precio de cada una de ellas sobrepasaban los mil dólares, cuando el real en aquellos tiempos era de unos 35-40 dólares. ¿A que se debió esto?, no fue por culpa del bloqueo de los americanos ni la caída del bloque socialista, solamente al estúpido sistema de economía centralizada, donde nadie puede tomar decisiones aunque estas sean en beneficio de una nación Esto es solamente un ejemplo dentro de la marina mercante cubana, de otros como este existen cientos, pero imagínense por un solo momento, como deba haber funcionado la economía cubana en estos cuarenta años, por algo se ha llegado a niveles de miseria nunca antes conocido por la isla. Los pregoneros de este sistema no llegan a comprender que este no es el modelo que llegará a resolver los problemas de América Latina, ¿están ciegos? Esteban Casañas Lostal
Montreal. Canadá
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