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 MIAMI LA IMPURA
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 Las dos veces que he arribado a Miami han sido de noche, luego, mis partidas, las he realizado en horas de la mañana. Afortunadamente en ambas ocasiones, he salido, ocupando la ventanilla del avión, por esto, he disfrutado en toda su magnitud, el maravilloso espectáculo que Miami ofrece al visitante vista desde el aire. 
Un despertar en esta ciudad es algo grandioso para nosotros los cubanos, para los que vivimos fuera de Cuba desde hace algunos años, y más aun, para los que habitamos en países fríos. Levantarse oyendo el cantío de los gallos que poseen los vecinos, nos transporta inmediatamente a nuestra tierra, luego, después del acostumbrado buchito de café, una salida al patio de la casa de mi tía, para disfrutar de esa cálida mañana, y comprobar, que allí se encuentra todavía, la mata de naranjas totalmente llena de frutos y algunos pudriéndose en el suelo. El árbol de aguacate conservó tres de ellos para darme la bienvenida, como si supiera de mi pasión por sus frutos. Todo estaba igual a como lo había dejado cuatro años atrás, las matas de plátano se aferran en no parir y la de cocos indios estaba repleta. Como eran muy ancianos mis tíos, comprobé que aquel patio necesitaba que le pasaran la mano, ya lo había hecho el viaje anterior, nada me costaría volver a hacerlo. 
Miami además de bella no deja de ser un mito, es una ciudad constantemente ofendida, agredida, difamada y herida, por aquellos que pretenden llamarse comunistas, es el contraste que existe en un solo pueblo.Oir hablar de Miami me recuerda irónicamente, aquella famosa obra de nuestro escritor Miguel de Carrión titulada, "Las honradas y las impuras". En Cuba se mantienen las honradas, en Miami viven las impuras. 
A sus habitantes les debe suceder lo mismo que experimentaron en Cuba, como viven en esa ciudad, no se dan cuenta de los cambios que experimenta, el visitante sin embargo, se da rápida cuenta de ello, nuevos edificios, hoteles, restaurantes, ampliaciones de sus vías de comunicación etc. En Cuba era todo lo contrario, cuando yo regresaba de largos viajes, me encontraba edificios destruidos, restaurantes clausurados, gente cada día más envejecida, falta de transporte, apagones, hambruna creciente, etc. Los habitantes no se daban cuenta del deterioramiento progresivo de la nación. Es indescriptible el poder de asimilación y adaptación del ser humano a cualquier situación, allá, todo esto era normal, es normal, y continuará siendo normal. Varias generaciones de cubanos han nacido viviendo de este modo, y para ellos resulta común lo que ahora están viendo, oyendo, comiendo, etc. 
Miami es odiada por los comunistas, ¿cómo no habría de serlo?, está muy cercana a nuestra isla, es su contrapartida, su contraste, la otra cara de la fotografía. Es el lugar donde residen los que nunca aceptaron a Fidel, ni a su despótico y esclavizante régimen. Es el punto de mira de todos los cubanos dentro de la isla, ha estado siempre en el colimador de generaciones de ellos, aquí se unen varias, y aun hoy en la isla, las brújulas de sus pobladores solo tienen un punto cardinal, el norte. No es para menos, mientras Miami se desarrolla y embellece, La Habana ha sido conducida a su ruina, aquí se es totalmente libre, en Cuba no se conoce la libertad. Miami duele y dolerá, porque muchas de sus obras tienen las huellas de los cubanos, hombres que muy bien pudieron desarrollar todo su poder creativo en nuestra isla, de haber sido así, Miami no hubiera sido lo que es hoy, La Habana sería entonces lo que en otros tiempos fue, una de las ciudades más hermosas de América. 
Mi primera salida, la hice para reunirme con un grupo de amigos de la Sociedad de Cultura Cuba, todos éramos amigos y nunca nos habíamos encontrados, al menos yo que vivo en Canadá, otros se conocían de reuniones anteriores. Fue un verdadero placer conocerlos y compartir con ellos en un acogedor restaurante, con un nombre poco común "El mosquito gallego", la comida fue deliciosa y el ambiente muy familiar acompañado de un trovador, q ue entonaba canciones de mi infancia, luego, el tiempo no me alcanzaría para volver a verlos, pero estoy seguro, de que aquellas pocas horas fueron suficientes para sellar una amistad que había nacido gracias al poder del Internet. Esa noche desdichadamente caí con una terrible gripe, que parece traía incubando desde mi país. 
La nochebuena la celebré, alternando  entre la familia por parte de madre y la de padre, ésta es muy numerosa, pasamos de la veintena, presidida por una dulce tía a la cual había perdido desde 1959, gracias a la imbecilidad del comunista de su hermano (mi padre), quién renunció a todos contactos hasta con su madre, porque habían abandonado Cuba en 1952, nunca conocí a nadie más estúpido que él, pues, ninguno de ellos tenían nada que ver en asuntos políticos y menos en esas fechas. Por fortuna, logré conocer a mi abuela antes de que muriera cuatro años antes, hoy, yo soy el único que ellos conocen de una gran familia existente en Cuba, gracias a la división que sufre el pueblo cubano. Sin embargo, el trato conmigo ha sido en ambas oportunidades, el mismo que le ofrecen a la persona que han conocido de toda una vida, muchos de ellos son americanos, creo que la gran mayoría, y cuando comparto con ellos, los siento más cubanos que muchos de los que nacieron en nuestra isla. 
Todos mis encuentros fueron fabulosos, gente, que había sido verdaderos amigos en Cuba, algo así como hermanos, cosa muy difícil de encontrar hoy día, cuando te expresas en contra del régimen, amigos, que padecieron los mismos sinsabores, dolores y penas, que han sufrido la mayoría de los cubanos que hoy viven en Miami, amigos, que hoy se aferran más que antes a sus raíces, a su cubanía, a su derecho por amar esa isla que un día convirtieron en su celda. 
El día 26 y aun sintiéndome enfermo, no pude negarme a salir con dos personas encantadoras, a ellos los conocí por Internet, me los imaginaba de una forma, pero luego al compartir con ellos pude comprobar que me había quedado muy corto. Me refiero al matrimonio formado por José y Mirta, ambos editores del pequeño periódico de circulación gratis llamado, "Art Deco Tropical". Ambos llevan muchos años fuera de Cuba, José desciende de españoles, nacionalidad que lucha duramente por imponerse a la que el ama eternamente, la cubana. Mirta, es muy cubana, de esa cubanía inconfundible, que la delata en sus gustos por lo nuestro. 
El recorrido realizado por casi todo Miami llevado de la mano de estos señores, creo, haber sido el más fructífero en estos dos viajes realizados. José es un hombre de una amplia e incalculable cultura, no me equivoco si digo; que es un experto en lo relacionado a la historia de Miami, gracias a él, creo, haber disfrutado mucho de esa historia narrada de primera mano. Innumerables fueron los lugares visitados con ellos, sitios a donde no se me hubiera ocurrido asistir con mis amigos y familia, con los cuales, la mayor parte del tiempo, compartíamos anécdotas del presente y recordábamos con melancolía nuestros pasados. 
Hubo un lugar de Miami que me conmovió mucho, me impactó su singular belleza y el mensaje que trae a la humanidad, me refiero al monumento al Holocausto, debería existir uno como este en cada rincón de la tierra, que nos recordara constantemente cuanto sufre la humanidad, cada vez que queda sometida por un tirano. Algún día los cubanos tendrán el suyo, donde aparezcan los nombres de todos nuestros muertos, para que de esta forma, la historia no se repita de nuevo. Gracias a estos generosos esposos conocí mucho de ese Miami cautivador, el Monumento al Zapato Viejo, toda la extensión de la archí conocida Calle ocho, el popular restaurante "Versailles", que además de poseer una bella decoración vitral, su comida es exquisita, Coral Gables, South Beach, Downtown, etc. 
José se conoce la fecha de construcción de los edificios más famosos de Miami, más aun, en muchos casos los nombres de los Ingenieros que los diseñaron, su memoria es fabulosa y a mi pregunta, de que si en la construcción de esos gigantes habían participado los cubanos, me respondía que en muchos casos, sus diseñadores eran cubanos también. Aprendí mucho en ambos recorridos, aprendí a sentirme más orgulloso de ser cubano, cosa que había perdido en los viajes que realicé en la marina mercante cubana, donde a finales, decidí cambiar mi nacionalidad ante la vergüenza que sentía, por los delitos que cometían los tripulantes en puertos extranjeros. 
Antes de despedirnos en la segunda oportunidad que salimos juntos, la adorable Mirta me hizo una pregunta que me puso a pensar por segundos, a cualquier cubano mayor de edad le sucedería. - Esteban, si cayera Fidel y cambiara aquello, ¿tu regresarías a Cuba?- Sinceramente no esperaba una interrogante como aquella, de veras me sorprendió su pregunta para la cual no me sentía preparado. - Mirta, hace poco se anunciaba los diez años de la caída del muro de Berlín, ¿sabes que manifestó la prensa alemana en la celebración de tan importante evento? Que tendrían que pasar varias generaciones de alemanes, para derribar el muro que aun permanece levantado en las mentes de esos pueblos. La mentalidad del pueblo cubano ha sido dañada más que la del pueblo alemán, serán varias y muchas las que tendrán que suceder en Cuba, para lograr al cubano que antiguamente habitó esa isla, por nuestra edad, creo que será muy poco lo que podremos hacer por Cuba, eso pertenece a otras generaciones más jóvenes, con más vigor y deseos de echar a andar esa tierra de nuevo, sinceramente no me siento con fuerzas para empezar desde cero otra vez.- Esa fue la respuesta que le pude ofrecer en ese momento, se me quedaron grabadas la pregunta y la respuesta, luego, solo con mi conciencia me las repetía y no he podido encontrar otra. Cuando miro para atrás, solo encuentro el recuerdo de una larga pesadilla, todos los pocos momentos felices de mi vida en esa isla, fueron borrados por otros momentos amargos, eso es lo que queda ahora en mi mente, la amargura de todo el tiempo que he perdido en mi vida, sinceramente, no estoy dispuesto a repetirlo, esto debe pasarle a miles de cubanos en la diáspora y sumados a los de la isla, serían entonces millones las personas frustradas y traicionadas. 
Mis mayores salidas las realicé con amistades de mis hijos del Internet, entre ellas destaco a Teresita y a Jenny, esta última llegará mañana a Montreal. Es americana de nacimiento y descendiente de pinareños, viéndola a ella regresé a aquel trabajo que escribí unos meses atrás y que llamé "La atlántida", no fueron pocos los que derramaron algunas lágrimas cuando lo leyeron, si lo hubiera escrito después de mi visita a Miami, estoy seguro de que el efecto logrado sería superior. Los hijos de Tere al igual que la mayoría de mis primos son nacidos en EU, pero nunca había visto nada igual, estos muchachos son más cubanos que yo. Teresita le dice a su hijo menor que es un balsero por su vocabulario netamente cubano, Jenny le prohibe a su pequeña y preciosa hija de cuatro años hablar inglés hasta que no vaya a la escuela, la chica de unos ojos verdes soñadores, inquieta, juguetona y más que nada, muy simpática, habla como cualquier niño cubano siendo hijo de una americana. Mientras viajábamos de un punto a otro de todo Miami visitando a mis amistades, Jenny me dio el porta disco para que oyera la música que yo deseara, pude ver, que casi toda la música que poseía era cubana, desde Orlando Contreras hasta Compay Segundo. Son cosas tan sencillas, que el que lea esta crónica dirá, no ha escrito nada interesante, pero lo señalo porque esto se opone a la posición de rechazo, que los niños y jóvenes mantienen en Cuba actualmente, donde todos aspiran algún día abandonar la isla, y donde manifiestan abiertamente sus deseos de ser turistas cuando sean grandes. 
La llegada del milenio la esperé en casa de un médico, más que amigos, creo hemos sido como hermanos, recuerdo cuando lo despedí en Cuba, aquella partida la celebramos en "El rincón del feeling" antiguo Pico Blanco, es un club en los altos del hotel Saint John, recuerdo, que como yo era Oficial de la marina mercante, tuvieron pena manifestarme que abandonarían el país pensando que yo era comunista, así se vive en Cuba, creo haber sido de los últimos en enterarme de su partida, durante esa dura despedida, entre tragos, mi amigo lloró como un niño, eran tragos amargos los que nos separarían por muchos años, diez años después, pude localizarlo gracias al internet, volvió a renacer aquella bella amistad que comenzó un día en el puerto de Ámsterdam, él se encontraba de médico a bordo del buque África-Cuba. Otra sorpresa para ese día, fue esperar el nuevo siglo en esa casa, con la familia de mi mejor amigo, quien aun permanece en Cuba, me refiero a Eduardo Ríos de quién hablé mucho en mi trabajo "Apuntes para mi entierro", otro hermano del que no nos cansamos de hablar. Las festividades se terminaron a las cuatro y media de la mañana. No puedo ocultar, que aunque me divertí rodeado de amigos, extrañaba profundamente a mi esposa e hijos, ella estaba en Cuba con su familia y mis hijos en Canadá. 
Cada día era una nueva sorpresa, desde Cuba, mi esposa le dio a mi hija el teléfono de un amigo mío de la marina, solo lo pude ver por unos minutos, este me dio el teléfono de otro y así fueron apareciendo muchos, de los cuales yo no tenía noticias hasta esos momentos, solo los pude contactar la noche antes de la salida y según ellos, después de mi partida se produjo una enorme deserción, esto yo lo sabía porque en Montreal solamente se quedaron más de cuarenta marinos, fue algo así como una chispa. 
Todos trabajan, viven, aman a su patria quizás mucho más que antes, tal vez sea la nostalgia, el saber que la mayoría son unos desterrados, porque, aunque algunos puedan regresar al país, no todos podemos hacerlo, hay cubanos y cubanos, hay muchas clases de cubanos, hasta esos que desde Miami se manifiestan a favor de aquel régimen y aquellos, que sin saberse de donde surgieron sus posibilidades económicas, aparecen de la noche a la mañana como pequeños empresarios, están esos otros que se dedicaron a las drogas, por los cuales se acusa a Miami de delincuente, pero se oculta que parte de esa droga la recogen en La Habana. 
 Miami es impura, lo será mientras a solo 90 millas al sur de la Florida, gobierne una mafia apoyada por muchos ignorantes y ciegos, apoyados por degenerados que solo han vivido del dolor de nuestro pueblo, apoyados por cobardes, que sin saberlo, le han sembrado el miedo durante muchos años. Miami es violenta y delincuente, solo porque allí viven cubanos que se han negado a continuar con la falsa del comunismo que no es tal, no hay mafiosos ni delincuentes en otra parte del planeta, no existen drogas en Colombia, ni en Hong Kong, no existe la Cosa Nostra en Italia, New York es tranquila, Dominicana no exporta la prostitución, en México no hay secuestros, sus líderes no son corruptos, solo Miami es la capital de todos estos males, solo Miami porque los cubanos que allí viven se negaron a continuar siendo esclavos. 
90 millas más al sur está el país ideal, allí donde moran las honradas de Miguel de Carrión, no matan a una persona por robarle una bicicleta, por robarse un racimo de plátanos, allí no hay drogas ni borrachos, allí robarle la comida a un enfermo no es delito, robar la leche de un niño es normal. Lo cierto es, que nadie quiere ir a vivir en ese paraíso, nadie agarra una balsa para emigrar a Cuba, todos quieren ser delincuentes e impuros. 
 El día primero de Enero nos reunimos en casa de la familia de Eduardo Ríos, allí se encontraba mi prima Ileana García Lostal, ella, después de varios intentos de salida ilegal del país, salió en balsa en el año 1994, una vez rescatada fue llevada a la base de Guantánamo. Ileana no salió sola, la acompañaba su esposo y su hijo de 9 años solamente, era otro Eliancito, pero un Eliancito que salió en aquella balsa ante la presencia de las autoridades, para nada le interesó al gobierno si moría en el trayecto o no, hay que oír el relato de esta otra cubana, cuando en medio del mar, le dio la menstruación y la balsa fue rodeada de tiburones, hay que oír los relatos del niño, un día no muy lejano, se oirán las voces de todos los cubanos, tal vez ese día, le creerán a nuestro pueblo, tal vez no, este continente padece de una amnesia profunda. 
Días más tarde, me encontré con el cuñado de mi hija, hacía solo un mes que había llegado de Cuba, habría que oírlo también, después de varios intentos de salida ilegal y de guardar prisión, su mujer se ganó la lotería de visas, inmediatamente a su llegada se puso a trabajar. Hay que oírlo, para que un día se sepa, la manera en que una lancha de las tropas de guardafronteras, embistió la balsa en la cual viajaba con varios amigos y primos, siendo frustrado el intento de asesinarlos en el mar, cuando se presentaron varios barcos mercantes para rescatarlos. Muchas cosas tienen que contar la gente de Miami. 
Un día de esos, me quedé en el parqueo de la cafetería-restaurante "Latinoamericano" de Hialiah, mientras cuidaba la perrita de mi tía, allí se acercó un Totí, es un pájaro negro con los ojos amarillos, me asombré porque hacía decenas de años que no los veía, estas aves reinaban en el parque central, habían tantos, que si te sentabas en cualquiera de los bancos, corrías el riesgo de que te cagaran, lo mismo sucedía en el Prado habanero, el parque de la Fraternidad, en todos los parques de La Habana, en esos momentos, me vino un pensamiento irónico cuando vi al pajarraco, "Coño hasta ustedes se fueron", no era para menos, allí me encontré con varias especies desaparecidas en Cuba, ¿qué no habrá desaparecido allá? 
 Muchas veces me he preguntado, si vale la pena seguir escribiendo sobre la realidad que le ha tocado vivir a nuestro pueblo, esta pregunta me la hago, cuando veo las manifestaciones de gente que se presta para apoyar, lo que nosotros sabemos que detestan, me embarga la duda y pienso durante mucho tiempo, luego, llego a la conclusión de que sí vale la pena, las nuevas generaciones de cubanos deben conocer, que no todos sentimos miedo, que no todos los de mi generación fuimos cobardes, son criterios que chocaran contra las de muchos compatriotas, pero no podemos ocultar el sol con un dedo. 
 Miami  quedó atrás por un espacio de tiempo, pero es una ciudad que la tengo presente, mi familia me reclama por mantenerme tan lejos, viviendo un clima cruel, Canadá es mi país de adopción, extrañamente, mi familia se ha adaptado fácilmente a la tranquilidad y seguridad que nos brinda esta tierra, no han sido pocos los sacrificios para poder reunirlos aquí, creo, que este es el premio a tan grandes sufrimientos, poder brindarle a mis nietos una patria donde  sean libres. Será una lucha tenaz poder convencerlos para emigrar de nuevo, pero en el fondo de mi ser siento, que mi futuro está allá, con mi familia, mis amigos, mi clima, mis comidas, aquellos pájaros que disfruté en mi infancia, el canto de los gallos, la mata de cocos y las de mangos, pero, por encima de todas esas cosas, la rebeldía de los habitantes de esa ciudad, su rechazo a un tirano acompañada del dolor de no tener patria, pero superada por el orgullo de no tener amo. 
                          """ Miami estoy contigo """ 
 
 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
15-1-2000.