En casa de un amigo, en La Habana, encontré
un libro de Miguel de Carrion : Las honradas. Sólo conocía
el título, por una alusión de Esteban en un texto
que publiqué en esta página. Empecé a leer el libro
y, antes de irme de Cuba, quise comprar ambas novelas, Las honradas
y Las impuras, para terminar mi lectura. No sé si se siguen
leyendo mucho esos libros de principios del siglo (quiero decir el XX,
que no tengo la impresión de haber dejado), pero el caso es que
en la libreria La moderna poesía de la calle Obispo
- recién arreglada y muy bien surtida - no los encontré en
los estantes y tuve que pedirlos a una dependiente que, con una cortesía
inhabitual en las tiendas cubanas de hoy, fue a buscarlos y me los entregó
con una sonrisa y un comentario amable que le agradecí de todo corazón.
Para el lector de nuestra época - que en
el campo de la moralidad es menos intransigente y, a mi juicio, menos hipócrita
- algunas consideraciones éticas y sociales parecerán un
poco anticuadas. Los mismos términos de "honradas" e "impuras" ya
tienen un sabor obsoleto que puede dar motivo a sonrisas socarronas. Sin
embargo, leí con mucho interés y agrado esas novelas que
nos hablan de un tiempo lejano que fue el de nuestros abuelos, un tiempo
en que Cuba era rica y La Habana brillante, tiempo de crisis moral y política
también, pero con una realidad sociológica que el autor sabe
muy bien plasmar en la historia de esa familia de personajes tan encontrados
como Victoria, la "honrada", y Teresa, la "impura". |