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Viviendo en Cuba,
una isla donde todo está prohibido, claro!, es de
imaginar que se puede gritar a todo pulmón : "Viva la revolución", "Viva Fidel", "Abajo el imperialismo", nada de esto lo prohiben, al contrario, te pagan el día laborable para que lo hagas y te des gusto gritando todas estas boberías, pues aun en la isla, cuando nos llegaba alguna información de las que estaban censuradas, ésta caía en nuestras manos, en algo que hacía lo imposible por semejarse a una hoja de papel y se esforzaba mucho en querer ser blanco. Aquellos peligrosos papeles, que la gente mostraba solo en la intimidad de personas de confiar, estaban tan gastados, que en muchas oportunidades de tanto abrirlos y cerrarlos, se partían en las dobleces, se perdían letras que uno debía imaginar que existieron, para poder interpretar el mensaje que traía, otras veces, estaban manchados de sudor, pero nada de eso impedía que siguieran su agotador recorrido, de mano en mano, de barrio en barrio y así por toda la isla, siempre escondidos. Disfrutábamos mucho de aquel misterio por saber que sucedía en el mundo, nos alegrábamos cuando se hablaba de lo nuestro, hemos sido tan ignorados, han habido tantos cómplices en nuestro caso, que cuando alguien nos tocaba, aunque esto fuera de una manera muy insignificante, todos nos poníamos contentos, siempre veíamos en todo esto un rayito de luz y por ello comprendíamos que no estábamos muertos. Todo está prohibido allí en esa isla, oír la radio que viene del extranjero, es alimentarse de propaganda enemiga, no se sabe lo gastado en bloquear a las emisoras de televisión, en el Ministerio de Comunicaciones tenían un departamento, donde trabajaban decenas de confiables al régimen, abriendo todas las cartas que llegaban del extranjero, cartas que en muchas ocasiones no llegaron nunca al destinatario, otras que llegaban después de pasar meses enteros, le sacaban todo, una cuchillita de afeitar, un dólar, una tarjeta postal, las fotos se perdían o las archivaban, todo había que tenerlo bajo control, radio escuchas que estaban las veinticuatro horas del día, anotando todo tipo de información que llegaba del otro lado del mar y grabando. Nada se puede consumir, nada se puede ver, nada se puede oír, todo es dañino y falso, la verdad es la que ellos ofrecen, para que la consuman los nacionales y los incautos, los necesitados de que aquello exista para poder vivir como siempre lo han hecho, engañando al pobre y prometiendo lo que nunca han cumplido. Hoy, deben estar remordiéndose el hígado, los malos inventaron algo que no pueden frenar, algo que está fuera de sus poderes para censurarlo, el Internet, al que solo tienen acceso una minoría privilegiada, hoy mas que nunca, deben haber decenas de ellos sentados en un gran salón frente a los PC, leyendo cada uno de los mensajes que escribimos en los news groups, revisando cada página web de los cubanos que escriben sobre la realidad cubana, realidad que es falsa según sus conceptos de la vida, no solo las nuestras, leerán también las de los extranjeros que escriben sobre Cuba e informarán a sus jefes la aparición de un nuevo artículo enemigo, así estarán todos los días, las semanas, los años, gastando mas dinero para que no les lleguen nuestras mentiras, seguirán abriendo las cartas, bloqueando la radio, la TV, decomisando revistas y libros, fotos y películas, todo lo que ellos consideren hace daño, todo lo que pueda abrir un poco los ojos, cada rayito de luz, para mantener al pueblo como siempre, en una interminable penumbra. Los otros días le comentaba a una amiga, que un día pintando en casa de un amigo mío en Cuba, llegaron unos compañeros de trabajo de su esposa, eran funcionarios del Comité Central del Partido y me mantuve en silencio pintando, hasta que no abrieron la boca y comprobé que ellos eran mas gusanos que yo, eso no lo entiende nadie en el extranjero, eso solo lo entiende un cubano, para comprenderlo hay que vivir en ese suelo, donde la fiesta de las máscaras nunca a terminado. De la misma manera que aquellos se expresaron en contra del gobierno, muchos de los que están sentados en esas computadoras rastreando el cybert espacio, pensarán igualito que aquellos funcionarios, de eso no me cabe la menor duda y es esa una de las razones por las cuales escribo, si no puede llevarse un disquete escondido por los extremados controles, se lleva en la mente lo que lee y lo comenta con el amigo, con el pariente, con el vecino al que conoce y en quién confía, de esta forma es que le llegan las noticias a nuestro pueblo, hasta que llega a oídos de alguien que no tiene miedo y pita feo, ese la suena en cualquier cola y entonces se entera todo un barrio, por esa gente escribo. Que me disculpen los letrados y poetas, yo se que para escribir se necesita mucho del dominio de las letras, se requiere mucha fantasía para describir una situación cualquiera, pero la verdad es que no pretendo ser escritor aunque me gustaría, yo solo trasmito algo que viví durante muchos años, para que me entienda el indio, el negro, el obrero y el desempleado, a la mierda no le llamo excremento porque esta gente no tiene dinero para comprar un diccionario y entonces no me comprenderían, al hijo de puta lo identifican a cien leguas, de la misma manera que lo hacen con el patrón, pero están un poco confundidos en la definición de la palabra Tirano o Dictador, escribo para estos humildes que son la mejor materia para convertirlos en carne de cañón, por aquellos cabrones que filosofando los confunden y siempre quedan vivos. Para los que se empeñan o a los que les dieron la tarea de tratar de callar mi voz, les digo que pierden su tiempo, seguiré escribiendo sabiendo que esto los mortifica, en esto está parte de mi éxito, nunca los menciono, no hablo de sus países y se sienten muy ofendidos y agredidos, cuanto lo lamento, expresan que solo hablo mal de aquel gobierno, pero cierran los ojos para ver que mi pueblo vive en las ruinas. Cuba es un país que no importa máquinas de escribir para vender a la población desde 1959, los que las poseen, son viejas Underwood de la década de los cincuenta, piezas de museo que aun escriben, se cuidan y veneran, piezas que son decomisadas de las casas de los opositores, de la misma manera que hacían los fascistas, como símbolo de impotencia y miedo, porque saben que se pueden matar a los hombres, pero no a las palabras y estas viajan muy lejos. ¿Como podrán pretender cuatro idiotas que me calle?, ¿qué saben estos estúpidos de los sufrimientos de mi pueblo?, ¿cuándo han visitado a nuestros presos en los centenares de campos de concentración que tenemos?, por eso es que escribo y lo seguiré haciendo. Qué me importa que unos se molesten, que se me escape una falta de ortografía si yo no cobro por esto, qué importa si ambre la pongo sin h, si con solo esta letra no lleno ningún estómago y eso lo sabe el indio, el negro, el campesino, el obrero, el desempleado y todos los presos de mi Cuba, eso lo sabe el pueblo entero. Muy sencillo, no le gusta lo que escribo, no abra el mensaje.
Esteban Casañas Lostal
21-08-1999
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