-Atención a toda la tripulación, deben reunirse en el
salón de tripulantes para comenzar el sondeo.-
Estas ordenes, recibidas por el sistema de comunicación
interior del buque, anunciaban, el inicio de un proceso de tortura psicológica,
seguido durante las partidas y llegadas de los buques de travesía
cuando se dirigían o arribaban del extranjero, situación,
que de pasarse una sola vez, en el supuesto caso de que fueras pasajero,
no te llamaría la atención y lo verías como algo normal,
pero, repetida durante decenas y decenas de ocasiones en más de
24 años navegados, constituyen un verdadero tormento, más
aún, cuando sabías que esta inusual práctica, solo
era llevada a cabo, en el recién fenecido Campo Socialista, pero
con menos rigor que en Cuba y Corea.
El barco, la motonave "Viñales" de pequeño
porte, era refrigerado, automatizado y propiedad de la naviera española
Castellana S.A., arrendado a Cuba con opción de compra. Había
terminado sus operaciones de carga, a las 10:25 AM y se encontraba listo
para partir a dejar su preciada carga de langostas, camarones y pescado
en Canadá, España, Francia e Italia, para luego, permanecer
fletado durante un año en Marruecos.
El personal que efectuara el sondeo, está
integrado por guardias del Ministerio del Interior, que por lo general
proceden de las provincias orientales del país, acompañados
de sus perros Pastores alemanes. Esta comparsa llegó al buque aproximadamente
a las 20:30, aquí, no importa de que valor es el flete, ni el precio
de la mercancía, en este país por encima de todos los intereses
económicos, están las normas, las reglas, disposiciones,
reglamentos, orientaciones, decretos, y toda cuanta estupidez se les ocurra
a los compañeros militares que gobiernan y tristemente han arruinado
al país.
Somos llamados uno a uno, el Oficial de Inmigración
observa el pasaporte, luego con extremada pastosidad mira tu rostro, voltea
las hojas detenidamente tratando de encontrar algún error que pueda
malograrte el viaje, es como si sintieran envidia, después, cuando
no descubrió nada anormal, te observa de nuevo el rostro y te entrega
el pasaporte mientras te ordena dirigirte a tu camarote, para que le efectúen
el sondeo.
Unas veces viene uno solo de los guardias con el perro,
otras veces vienen dos o tres, el can olfatea todo el camarote en busca
de personas escondidas y como siempre, antes de salir a repetir la operación
con otros, siempre te piden algo, cualquier cosa les viene bien, cigarros,
jabón, pilas de linternas, medias usadas, etc., solo faltaba que
el perro también pidiera algo, pero al parecer, el animal tiene
más vergüenza o menos necesidad que su amo.
Aún debemos permanecer en los camarotes porque
falta por venir el otro perro, el guardia que te registra todas las gavetas,
los bolsillos de la ropa que tienes colgada dentro de la taquilla, carteras,
libros y cuanto lugar le parezca apropiado para esconder dólares,
tabacos, direcciones en el extranjero pornografía, libros de escritores
prohibidos en Cuba y todo aquello que ellos consideran una violación
de las leyes revolucionarias, que por lo general es todo. Esta inspección,
la realizan con la lentitud que los caracteriza, buscando un síntoma
de nerviosismo que te delate, ellos nunca están apurados, cumplen
la rutina para la que fueron programados, los apurados siempre hemos sido
nosotros los que deseamos salir a respirar fuera de este infierno. A éstos,
hay que vigilarlos durante su inspección, porque de vez en cuando,
te roban algo. Cuando existe la delación de la sospecha de algún
contrabando, las cosas se complican y aplican otro programa, es entonces
cuando entre dos o tres de estos individuos, te desarman todas las
paredes y techos del camarote, ordenan quitarte la ropa, zapatos y si por
una fatal casualidad te encuentran algo, despídete, no eres persona
más nunca.
Después, si el sondeo fue negativo, al final, éstos
también te piden algo, aquí, todo hace falta, estos tipos
a veces dan lástima. El sondeo no termina aquí, faltan por
registrar los pañoles, cuarto de máquinas, botes salvavidas,
gambuza, cocina, neveras y todo lugar donde pueda esconderse alguien, donde
pueda esconderse algo, todo está prohibido, todo está perseguido.
Cuando termine el sondeo, pueden haber pasado dos,
tres o cuatro horas, todo depende de la información que hayan recibido.
Esta agonía es mucho más dolorosa cuando regresamos de viaje,
éste es el recibimiento que nos da nuestra patria después
de un largo y generalmente penoso viaje. Luego de los grandes sustos
a los que nunca nos acostumbramos, nuestros contrabandos estaban seguros
no los habían descubierto. Así hoy y tal vez mañana,
siempre ocurre lo mismo y los que ayer fuimos honestos, nos corrompemos
y poco a poco sin darnos cuenta, nos vamos convirtiendo en vulgares delincuentes.
No importa el cargo, puedes ser Capitán, Marinero,
Jefe de Máquinas, convertido en un contrabandista o en un simple
ratero, la necesidad corroe, el hambre desespera, todo se pierde en este
sistema.
Viene la larga espera, no todo ha terminado, falta
la llegada del Práctico para sacar al buque del puerto, otra cadena
de dificultades, cuando no tienen la lancha rota, faltan los caberos, no
tienen remolcadores o simplemente debes esperar por cuatro maniobras antes
de la tuya y aunque esto suene increíble, todo sumado puede provocar
una demora de hasta un día para poder salir del puerto, esto es
sin considerar que La Habana es el principal puerto de Cuba.
De nada ha servido, que todos los días se
hayan reunido a las 10:00 AM, los que dirigen las- operaciones del puerto
habanero y planificado la salida de tu barco para las tres de la tarde,
todos saben que es mentira, pero algo hay que informarle al Ministro Romay
alias el Conejo y ex-Capitán de la Marina Mercante a través
del canal 10 del VHF por medio del Puesto de Mando del Ministerio de Transporte,
todo esto que importa, si de todas formas el Ministro de lo único
que tiene conocimientos es de barcos y su fundamental preocupación
es que los marinos se encuentren afeitados sin preguntarse si los marinos
tienen cuchillas de afeitar, y mientras gasta su tiempo en una preocupación
tan grande e importante como la barba de los marinos, los trenes se descarrilan,
los aviones se caen, los autobuses se paran, etc.,etc., pero todos debemos
estar sin barbas y la culpa de lo demás, la tienen los americanos
con su empecinado bloqueo. Así marcha este país, así
marchó el Campo Socialista mientras el capitalismo agonizaba según
ellos.
El tiempo avanza lentamente y poco a poco los tripulantes
van desapareciendo de los pasillos y salones, es tarde y la mayoría
se ha ido a dormir, ya nadie puede bajar a tierra, el buque se encuentra
despachado por la Capitanía del Puerto y en el portalón dejaron
de guardia a un soldado que impedirá el acceso y las salidas de
cualquier persona. Todos sabemos que esta espera no tiene límites
pues han existido ocasiones en que han sobrepasado las doce horas, increíble,
pero el que lo dude que le pregunte a los Prácticos de La Habana,
siempre que lo hagan, que sea en privado y traten de que el Práctico
no sea militante del Partido, porque le responderá lo contrario.
Yo no me acuesto, no puedo dormir, cualquier detalle te
puede delatar aunque todo lo hayas planificado cuidadosamente y es en estos
momentos, cuando mas desconfías de todo y de todos. hago un recorrido
por el buque, paso por el portalón, trato de encontrar algo anormal,
pero todo esta quieto, parece que todavía no me he acostumbrado
a esta espera, nada me es normal, el reloj no camina y de esta gente se
puede esperar cualquier sorpresa. Mi temor no era que yo mismo fuera a
traicionarme, mi deserción era un secreto que compartía con
otra persona y en Cuba compartir un secreto de este tipo es un peligro
muy grande, nunca se sabe donde esta presente la traición.
Regreso a mi camarote y dejo la puerta abierta, a los
pocos minutos aparece la diminuta figura de Zenaida, quien desvelada por
el nerviosismo de la partida me pide conversar un rato. Esta chica, que
va como pasajera con nosotros hasta Alicante, tiene un contrato en Madrid
como pianista por tres meses y me explicó que ella tenía
que pagarse su pasaje, optando por realizarlo en barco por ser mucho más
barato, ya que el Ministerio de Cultura, se negó a cubrir ese gasto.
Lo más curioso de todo esto es que por el trabajo de ella, el gobierno
cobrará en dólares y ella solo recibirá una ínfima
parte, esto sucede en todos los contratos de los profesionales y técnicos
cubanos, viene siendo algo así como una nueva modalidad de trata
de esclavos, solo que a la mayoría, para distinguirlos de la antigua
forma de esclavitud, siempre se le otorga un diploma o una medalla y con
esto se le cierra la boca a la gente que no puede rechazar la condecoración
u orden por ser ésta una actitud contrarrevolucionaria y tampoco
puede hacer reclamación de lo que le corresponde por derecho, de
suceder cualquiera de las dos situaciones, entonces te planchan como dicen
en Cuba y más nunca puedes salir a ningún lado, no solo eso,
ya eres considerado persona no confiable, etc.,etc.
Zenaida es muy chiquitica, delgadita, creo que no llega
a pesar 100 libras, parada no me llega a la altura del pecho, pero con
un pelo lacio y negro como el azabache muy bello, a ella lo que le falta
en estatura le sobra en simpatía, muy alegre, inquieta, toda una
niña de 28 años pero sobretodo, muy sincera. A esta fiñe
como la comencé a llamar desde que la conocí ayer por la
tarde, hoy parecía que nos conocíamos de toda la vida, muy
pronto la comunicación entre ambos, fue de fácil fluidez.
Su mama y hermana me pidieron mientras se despedían,
que la cuidara durante el viaje y les prometí que así lo
haría, le mostré las fotos de mis hijos y las de mi esposa
y ella, me mostró los collares de santería que colgaban de
su cuello al darse cuenta del interés que mostré, me
habló de su santo Obatalá y yo escuchaba con mucha atención
sin poder creer lo que oía. Nos separamos mientras la espera continuaba,
pero antes me pidió que la despertara para ver la salida del buque.
-Atención a toda la tripulación, ocupando puestos de
maniobra.- Primer Oficial, llamar al camarote del Capitán.- Tomo
el teléfono y marco el número 11, al segundo timbrazo, sin
decirle quien era comienza a impartir órdenes con la lengua algo
amarrada producto del alcohol, pero, como eran conocidas por haberlas oído
durante tantos años, las oí simplemente por educación.
-Oye Casañas, ve aligerando los cabos a proa y en popa, dejando
solo un largo y spring hasta que lleguen los remolcadores.-
-Ok recibido, largo y spring en proa y popa hasta que lleguen los remolcadores.-Colgué
el teléfono y me dirigí al puente de mando encontrándome
con el Segundo y Tercer Oficial, sintonizamos los walky-talkies e impartí
las órdenes correspondientes para iniciar inmediatamente la maniobra
de salida del buque, según lo acordado con el Capitán, mientras
él seguía en su camarote bebiendo con los Prácticos,
es muy posible que esta operación la hayan repetido en todos los
barcos por donde pasaron durante el tiempo de guardia, muchas veces, las
maniobras se demoran por este motivo. Una situacion como ésta es
normal en Cuba, el alcoholismo, forma parte de la vida cotidiana del ciudadano
y los Prácticos no escapan, ellos también tienen necesidades
y piden algo, una cebolla, latas de carne, cigarros, etc., pero no solo
lo hacen por ellos, algunos son solidarios y piden por los marinos de los
remolcadores, los caberos, etc., es una lucha constante por la supervivencia.
-Puente , proa.- Me llama el Segundo Oficial por el Walky-Talky.
-Adelante proa, aquí el puente.-
-Vamos a comenzar a aligerar los cabos.-
-Atención proa y popa, voy a soplar la máquina y cuando
les ordene, comenzamos a aligerar.-
-Recibido en proa.-
-Recibido en popa.-
-Timonel, conecta los servomotores y prueba el timón.-
-Conectando servomotores y probando el timón.- Me contesta el
timonel de guardia.
Pongo ambos radares en stand by, prendo el ecosonda, el VHF y conecto
el pito del buque, como toda esta operación se hace en la consola,
tomo el teléfono y llamo a la sala de control de máquinas.
-Jefe, te habla el Primer Oficial, vamos a soplar máquinas.-
-Muy bien Primer Oficial, cuando estemos listo, te paso el mando de
la máquina, para la consola del puente.-
-De acuerdo Chief, comenzamos.- Muevo el telégrafo hasta la
posición despacio avante, mientras observo por el tacómetro,
que la máquina respondió a la orden dada, confirmándolo
también por la humareda que envolvió toda la parte superior
del buque y que es normal, cuando la máquina está fría,
esta operación solo dura unos segundos, luego ordeno por el telégrafo,
despacio atrás y el resultado fue positivo, ahora con menos humo.
Suena el teléfono de la consola.
-Casañas, te paso el control de la máquina principal
para la consola del puente y estamos listos para maniobrar.-Terminando
de hablar con el Jefe de Máquinas, suena una intermitente alarma
en la consola que elimino oprimiendo un botón, quedando establecido
el control de la máquina principal del buque desde el puente, dejando
de flashear aquella molesta luz y el ruido.
-Proa y popa, aquí el puente, comenzamos a aligerar los cabos.-
-Proa aligerando hasta quedar con largo y spring al muelle.-
-Ok proa, recibido en el puente.-
-Popa aligerando también.-
-Ok popa recibido y procede.-
-Popa, prepara el mejor cabo que tengas para dárselo a un remolcador.-
-Recibido en popa.-
-Proa, abre la válvula para poner el agua de la cadena del ancla.-
-Recibido en proa, válvula abierta.-
-Su atención motonave Viñales, aquí remolcador
Tifón.- Se oye por el VHF.
-Adelante Tifón, aquí Viñales.-
-Muy bien Viñales, me dirijo hacia la popa de Uds., tengan listos
un cabo en pendura.-
-Ok Tifón, estamos listos.-
-Popa, avisa cuando tengas firme el remolcador.-
-Recibido en popa.-
-Puente proa.-
-Adelante proa.-
-Quedamos con largo y spring al muelle y el ancla de estribor fondeada
con cuatro grilletes.-
-Muy bien proa recibido, continúa en stand by.-
-Puente, popa.-
-Adelante popa.-
-Tenemos largo y spring al muelle y firme el remolcador por el Panamá.-
-Okey popa, stand by.- Tomo el teléfono y le comunico al Capitán,
que estamos listos para maniobrar y me ordena continuar la maniobra con
el Práctico. Al momento entra el Práctico en el puente acompañado
por un escolta y comenzamos la maniobra.
-Primer Oficial, ordene largarlo todo en popa.- Dice el Práctico.
-Popa, puente.-
-Adelante puente, aquí la popa.-
-Popa, larga todo y avisa cuando esté libre la propela.-
-Proa, larga el largo y engrana la cadena para subir el ancla.-
-Puente, popa._Libre la propela.-
-Proa, larga el spring y comienza a levar el ancla.-
Poco a poco, fueron desapareciendo los lazos que nos unían
a este infierno, parecía que este momento nunca llegaría,
hoy, por cosas de la vida, se me antojaba verlo todo más profundamente,
nunca se me olvidará la imagen de aquel puerto oscuro, triste, pestilente,
destruido, aquella ciudad corroída, apuntalada, desteñida,
que dormía y se hacía la disimulada, se negaba a despertar
para despedirnos, dejábamos una ciudad avergonzada, lo que antes
fuera un orgullo del Caribe, hoy no se alejaba mucho de las ciudades más
tristes del mundo. El repiquetear de la campana en proa me hizo volver
a la realidad, anunciándome que el ancla ya estaba a bordo y ahora
nada nos ataba a esta tierra.
Comenzó el proceso de salida del puerto pesquero,
auxiliado también por el remolcador "Polargo" en demanda del canal
de salida del puerto de La Habana. (Años más tarde, este
remolcador participaría en el horrendo crimen del hundimiento del
remolcador 13 de Marzo, frente a las costas de La Habana, con más
de cuarenta seres humanos a bordo y hasta hoy los asesinos están
libres).
Sube al puente el Capitán, acompañado de
tres Prácticos más con los que se encontraba bebiendo en
el camarote, todos se despiden y se retiran para bajar a la lancha que
ya se encontraba por la banda de babor a la altura del muelle Sierra Maestra
Nr.3 sur, el otro continúa con el buque hasta la pila de Neptuno,
donde desembarcará junto con el escolta.
Qué curioso, el Práctico escoltado, qué
sistema, el escolta vigila al Práctico, éste vigila al escolta,
todos nos vigilamos, qué mierda. Esto fue lo que importamos del
Este, solo quedan unos pocos, que solos están.
Por fin bajan el Práctico y su compañero,
nos deslizamos lentamente por el canal del puerto habanero, un largo pitazo
y como respuesta el silencio, a babor, una ciudad muerta, no transita un
solo auto, en el muro del malecón, dos o tres desvelados pescadores
pita en mano, llenos de esperanza, quizás rogando a Dios para que
se les pegara algo, no importa el grado de contaminación de las
aguas, más contamina el hambre, cuando pasamos frente al Castillo
de la Punta, el panorama era igual de desolador, antes era el último
punto donde disfrutábamos del carácter jaranero del cubano,
casi siempre pasábamos con potentes linternas o con la lámpara
de hacer señales y alumbrábamos a las parejas de enamorados
que elegían este punto para hacer el amor ante la escasez de hoteles
y posadas, entonces les gritábamos;
-¡Cabrón, dale para una posada! ¡Suéltala
hijo de puta!- Y de la orilla siempre nos gritaban;
-Marineros, tarrúuuu, ahora voy pa tu casa a singarme a tu mujer,
maricones.- En ocasiones se sacaban el pene los muy degenerados y todos
nos reíamos, esto sucedió durante muchos años. Casi
siempre dejábamos la Patria entre risas, partiendo hacia lo desconocido,
muchas veces a jugarnos la vida por nada, solo ganábamos setenta
y cinco centavos de dólar al día y aquella situación
no limitaba la alegría que siempre distinguió el carácter
del cubano.
-Su atención Mambicuba Habana, esta es la motonave "Viñales"
que te llama.-La voz del Capitán rompió el silencio que reinaba
en el puente, llamando a la Empresa por el VHF.
-Viñales aquí Mambicuba, adelante.- Respondió
el operador de guardia, su voz era familiar.
-Mambicuba, nos encontramos de través con el Morro a las 02:30
de salida para Canadá.-
-Recibido Viñales, les deseo un feliz viaje y mucha suerte.-
-Muchas gracias Parrita, saludos y quedamos libres.-
-Libres.- Con esta palabra se terminó la comunicación
con la Empresa, bonita palabra para concluir la conversación, pero
cuan lejos de la realidad que vivíamos, ironías.
-Full avante.- Ordena el Capitán y transmito esta orden a la
máquina principal por medio del
telégrafo, voy observando por el tacómetro como aumentan
las revoluciones del motor principal, pero no alcanzando la velocidad que
se ordenó.
-Primer Oficial, ordene al personal de proa y popa, que pongan todo
a son de mar y retiren maniobra, que no se olviden de recoger la escala
del Práctico.-
-Muy bien Capitán.-
-Continúa con los rumbos planificados, que yo me voy a dormir,
no aguanto mas.-
No había terminado de pronunciar estas palabras y ya se
encontraba saliendo del puente de mando.
-Proa y popa, aquí el puente, pongan todo a son de mar y retiren
maniobra, popa retira la escala del Práctico.-
-Puente la proa poniendo todo a son de mar y retirando maniobra.-
-Puente la popa ya recogió la escala y tiene todo a son de mar,
retiramos maniobra.-
-Muy bien proa y popa quedamos libres.- No hubo comentarios, me imagino
que con el agotamiento que tenían, estarían locos por irse
a descansar.
Suena el teléfono de la consola del puente y me
solicita el Jefe de Máquinas que por medio del telégrafo
vaya disminuyendo revoluciones, hasta poner la máquina en poca avante,
porque tiene problemas en unas válvulas de escape y es muy probable
de que tengamos que parar. Le informo de lo sucedido al Capitán
por teléfono y me ordena poner rumbo perpendicular a la costa, para
alejarnos de ella y que parara la máquina a una distancia prudencial.
-Timonel, pon rumbo 000.-
-Cayendo a rumbo 000.-
-Avísame cuando estés a rumbo.- Mientras por el radar,
noto que la distancia a tierra eran solo unas escasas tres millas.
-Rumbo 000.- Me informa el timonel y compruebo que el repetidor de
giro del radar, no tiene error.
Poco a poco, vamos alejándonos de este infierno,
metro a metro, cable a cable, muy lentos, como si algo nos mantuviera atados
a esta tierra y se empeñara en no dejarnos escapar. ¿Qué
deuda podemos tener con ella? Si le hemos entregado lo mejor de nuestras
vidas, nuestros hijos. ¿Por qué, no nos deja salir en paz?
¿Qué más desea de nosotros? Muchas preguntas me vienen
a la mente pero las voy desechando todas, pues debo concentrarme en mi
trabajo, no todo se ha logrado y la presencia de lo que me hace huir, está
latente y al alcance de la vista.
El teléfono vuelve a sonar y el Jefe de Máquinas pregunta
si ya podemos parar para realizar la reparación de las válvulas.
-Mira Jefe, el viento esta muy fuerte y en dirección de la tierra,
a esta velocidad no nos alejamos de la costa, yo creo, que es mejor aumentar
hasta media avante la velocidad para poder parar cuando estemos a unas
siete millas de distancia como mínimo.-
-Muy bien Casañas, ve aumentando poquito a poco y llámame
cuando estemos en posición.- Ambos colgamos y fui aumentando la
velocidad según lo acordado, luego, voy al radar y obtengo una posición
que después ploteo en la carta náutica, de pronto, el Capitán
a quién yo creía durmiendo, entra en el puente convertido
en un mar de furia, yo seguía trabajando en la carta.
-Coño caballeros, esto es increíble, nunca me había
sucedido algo igual. Me han robado un par de zapatos de salir y no puedo
precisar si fueron los de las Autoridades o los Prácticos. ¿Qué
mierda está pasando en Cuba, es que ya nadie tiene vergüenza?-
Yo no le presté la más mínima atención,
ni le di mi opinión, me dirigí a la fuente donde colocaban
los bocaditos de la guardia, comentando por dentro; << ladrón
que roba a ladrón, merece 100 años de perdón.>>, el
hambre comenzaba a molestarme y debía permanecer de guardia hasta
las 08:00, pero que desilusión más grande, al llegar a la
fuente noto que estaba vacía, o sea, mientras yo atendía
los pormenores de la maniobra de salida, y en cuestión de segundos,
aquellos Prácticos que subieron a despedirse en el puente, se volaron
todos los bocadillos, no comenté nada, para no echarle mas leña
al fuego y dar motivo a que el Capitán permaneciera más tiempo
en el puente, total, esto era insignificante, comparado con las cosas que
suceden a diario en el país. El Capitán se retiró
por falta de quórum y cuando estuvimos a las siete millas paré
la máquina y encendí las luces de buque sin gobierno, todos
estaban durmiendo, en el puente, el timonel de guardia y yo, en maquinas
los que estaban solucionando la situación, el cansancio y la tensión
del día me fueron venciendo y me senté, no lo hacía
desde muchas horas antes.
Desde aquel mismo instante, mi mente comenzó a
trabajar febrilmente, a esta triste hora comienzas a recordarlo todo, primero
lo más próximo, ayer, cuando terminaron las operaciones de
carga y repentinamente apareció un poquito de combustible, para
que saliera el buque, después de casi dos meses solicitándolo.
La cantidad que habían asignado, no satisfacía las condiciones
de estabilidad del buque para la travesía más corta hasta
Canadá y después de un millón de preguntas estúpidas
realizadas por el VHF, le dije al operador del buque, que si tenía
que partir en esas condiciones, yo pondría mi equipaje en el muelle
y no iría a viaje, no confiaron en mis argumentos y mandaron a un
Capitán a verificar si era cierto lo que yo informaba, todo
lo que pudo corroborar, mediante varios cálculos que hice delante
de él en la computadora del barco. Al final y varios días
después, aumentaron un poco el combustible, pero solo garantizaba
la llegada a Canadá, lo demás, a mí no me importaba,
recuerdo, que el combustible fue extraído de otro buque surto en
el puerto.
A medida que pasaban los días, no digo los días
sino los minutos, estábamos más jodidos en aquella trampa
gigante, la ruina era cada vez más latente y las promesas sobre
el futuro funcionaban menos, la arrogancia y el orgullo que identificaba
a los comunistas se iban perdiendo.
Me pongo de acuerdo con Alexis, un camarero que tenía
auto y que vivía en Alamar, para ir con él hasta el
barrio en cuanto apareciera un Oficial que me aguantara la guardia y poder
recoger un poco de ropa. Por otra parte, el Capitán del buque no
se aparecía por el mismo desde el día de ayer y todos los
papeles de la carga estaban sin firmar, tampoco cambiaba la fecha y hora
de la salida, la tripulación se irritaba más cada minuto
que pasaba, pero este no era un asunto mío, él tenía
la costumbre de tener al personal encerrado a su antojo y ni el Sindicato
ni el Partido tenían huevos para reclamarle nada, en realidad casi
nadie tiene huevos para hacer ningún tipo de reclamación
en Cuba.
A eso de las dos de la tarde, partimos en el auto
de Alexis un grupo compuesto por Luisito el técnico de refrigeración,
Macías un marinero de cubierta que fue uno de mis mejores amigos
durante mis últimos años en Cuba, Aguirre “el cabezón”
que era engrasador y yo, todos teníamos el propósito de recoger
algo y despedirnos de la familia.
Cuando llegamos a mi casa, solo se encontraba mi esposa,
recogí alguna ropa y le pedí que preparara un poco de café,
serví un trago de ron a granel para Alexis, Luisito y otro para
mí. Mi hija estaba para el Vedado y Estebita se encontraba en casa
de su novia en La Habana. Traté por todos los medios de no quedarme
solo, en realidad no tenía valor para enfrentar la mirada de Elena,
después de 20 años juntos, compartiendo toda una vida, el
matrimonio llega a compenetrarse tanto que me parece que se llegan a leer
los pensamientos de tu pareja y no quería que ella se diera cuenta
de lo que yo tenía preparado, lo ignoraba, desgraciadamente la vida
allá es así, no se puede confiar en nadie por muy cerca que
se encuentre de ti, cualquier indiscreción podía suponer
una prisión a la cual yo no estaba preparado para soportar, también,
hay que sumarle a todo esto, todos los errores de infidelidad cometidos
antes de mi partida y de lo que es capaz de hacer una mujer herida por
despecho, ya sobre mí pesaba una amenaza de este tipo y no deseaba
fracasar. Al final nos despedimos con un beso, beso que solo servía
para despedir un duelo, no sé cuál de los dos murió
en aquel entonces, no sé si los dos estábamos muertos.
Escapé, aunque con ella el rostro me traicionaba,
no importa que en Cuba llegues a dominar la profesión o el arte
de la hipocresía, porque así se vive, pero yo no nací
con ese don y menos para utilizarlo con los míos, no soy ese artista
de la mentira, mi mente continuaba limpia, no lograron doblegarla, subordinarla
irreflexiblemente a las ideas y caprichos de un tirano, no pudieron esclavizar
mi pensamiento. Por ello escapaba, huía de lo limpio y puro de mi
hogar, donde no podía aplicar la profesión aprendida durante
muchos años. Los nervios me traicionaban, los vecinos saludaban
con gritos, que triste es partir dejando lo que amas, ir hacia la nada.
Poco a poco sigues viajando con la mente dentro del tiempo,
se analizan los días de estancia en Cuba, esto ocurre cada viaje
pero con menos importancia, el timonel se quedó dormido, pero en
realidad eso no me llama la atención, voy al radar para comprobar
la posición del buque y observo que hemos abatido muy poco, me siento
nuevamente.
Ahora me viene a la mente cuando fui a la prisión
de Micro X a visitar a mi hermano menor, una variante cubana de los campos
de concentración nazis, irónicamente enclavada en el mismo
barrio donde yo vivía, que horror, cuanta juventud pudriéndose,
solo le faltaban el crematorio y la cámara de gases, cuanta humillación
para mi pueblo, allí se encuentra como una amenaza contra toda manifestación
de rebeldía, precisamente en mi barrio, un barrio obrero, allí
se marchitan nuestros hijos. ¿Qué hacen sus padres? ¿Qué
hacen sus hermanos? ¿Qué hace mi pueblo?.
Mas de 500 almas que se pudren por el solo delito
de renegar su suelo, no han robado, no han matado, mas bien los han matado
a ellos que viven una muerte lenta con muy poquito de aliento. Después
de varios cacheos entro y creo estar soñando, yo también
he trabajado para construir esto. Cuanta vergüenza sufrí ante
mi hermano, sufrí por sus compañeros, él, que me veía
como un ejemplo, cuanta vejación se sufre, no han podido encerrar
el dolor y el odio de tantas madres, esposas, hijos y familiares, ese odio
anda suelto y es necesario unirlo. Mas de cinco meses sin juicio por querer
dejar su suelo y la historia se repite hasta lo eterno, tenemos que agrupar
las historias, debemos salvar lo nuestro, tenemos que enterrar el miedo,
cuánto me he abochornado de mi generación, cuánto
hemos embarrado a la historia con estiércol.
Creo que aquella visión de la realidad fue
el puntillazo, ya había soportado tanto que no recuerdo pero debía
tener nervios, tenía que lavar mi mancha, poner mi granito de arena
para destruir aquello debíamos extirpar el mal de las mentes, hay
que abrir nuevamente el cielo.
El timonel continuaba dormido y no me importaba,
prefería estar solo con mis pensamientos, lo miraba y no sé
que sensación sentía, su apellido era Collejo, lo conocía
desde el año1967,cuando entramos juntos en la marina desmovilizados
del ejército, de profesión borracho, ladrón, chivato,
pero, Secretario del Partido, era contrabandista pero aquello no importaba,
siempre que estuvieras plenamente identificado con el proceso, si eras
maricón y no simpatizabas con el gobierno, eras un gran maricón,
pero si por el contrario eras comunista, dejabas de serlo para convertirte
en un compañero.
Seguimos al garete, parece que las cosas se han
complicado en el departamento de máquinas, el Morro se mantiene
a unas siete millas, estamos abatiendo al oeste, ya es de día pero
el silencio se mantiene, la tripulación sigue durmiendo y ahora
me viene a la mente el viaje anterior. No puedo tener idea de como pudo
haber estado trabajando la mente del Capitán Enrique López
Sánchez. Resulta, que se encontraba trabajando como Capitán
Inspector, del Departamento de Seguridad para la Navegación de nuestra
empresa y le dan un viaje de estímulo con su señora, no sé
aún, si este viaje era debido a su próxima jubilación
y para qué cansarlos, sale de viaje con nosotros. López y
Anita, subían todas las mañanas al puente, donde establecíamos,
lo que para mí era una agradable conversación, no sé
por qué me inspiró tanta confianza, pero el tiempo que me
restaba de guardia, lo empleábamos en hablar mal del gobierno y
en comentar las noticias que yo escuchaba de radio Martí y la Voz
del CID, en Cuba estas emisoras se oían en privado y muy bajito
de volumen, aquí, aunque constituía un verdadero reto, nunca
dejé de oírlas. A la llegada al puerto de Alicante, López
se va a visitar a unos familiares que tenía en Valencia, donde se
pasa dos días, a su regreso se entera de que la reparación
de garantía del buque programada para este viaje, se había
suspendido para el próximo por encontrarse de vacaciones el personal
del astillero.
Continuamos viaje para Marsella en Francia y después
de descargar el buque, nos quedamos fondeados frente al puerto en espera
de que nos asignaran carga para Cuba, recibimos la orden a los dos días
de proceder al puerto de Castellón de la Plana para cargar mil toneladas
de cebollas. Durante todo el trayecto López se mantuvo en constante
comunicación con su hija en Cuba, muy preocupado por la reservación
que tenían para Varadero, mientras tanto, los días pasaron
y llegamos a Castellón, donde permanecimos fondeados doce días,
esperando que arribara la cebolla al puerto, sumando todos los días
desde que el buque terminó su descarga en Marsella, hasta que atracamos
en Castellón, computaban aproximadamente los días que el
buque emplearía en la mencionada reparación.
El día de la salida del barco de Castellón,
López y Anita no aparecieron mas, esa noche en Noticias de España
de la Voz del CID, anunciaban su deserción y solicitud de asilo
político en el aeropuerto de Barajas, donde arribaron en escala
hacia Polonia su hija y la nieta, por poco me muero de la risa, aún
hoy, no puedo tener idea del susto que debieron pasar, cuando vieron a
punto de esfumarse, todo lo que tan bien habían planificado durante
años, me alegré en el alma, porque todo les haya salido bien,
hoy se encuentran en Orlando, Florida.
La cosa no termina aquí, a la arribada del
buque a La Habana, un conocido de la Seguridad del Estado, me dice que
un grupo de tripulantes y yo nos encontrábamos en candela, se manejó
el nombre de otro Capitán que trabajaba con López y al que
querían embarrar dentro de este caso, como yo no tenía relaciones
con él y no saber si se trataba de una trampa, no me atreví
a decirle nada, es difícil decirlo, pero hasta ese momento desconocía
de que había gente en la seguridad, que no estaban totalmente de
acuerdo con el sistema, tal vez estuvieran resentidos por el fuerte golpe
que sufrió este órgano cuando el caso de Ochoa. Aquel Capitán
del que hice mención se encuentra en estos momentos en el exilio,
de esto me enteré en la última visita a Miami, peor aún,
dicen que se encuentra preso por tráfico de drogas en un barco.
Durante la estancia del buque en el puerto, se desata
una intensa cacería de brujas, se realizaron muchos interrogatorios,
intimidación, amenazas, y a todos los interrogados les preguntaban
por mí, la realidad era de que no tenía otra alternativa
que la deserción como me habían recomendado.
Uno por uno van llamando a interrogatorio a un grupo
de tripulantes, en la oficina del Director-
de la Empresa Raimundo Calero junto a agentes de la Seguridad
del Estado, preguntas van, amenazas vienen, lo cierto es que algunos de
ellos fueron desenrolados del buque, todos saben que el fin se aproxima
y que desde ese momento llevan una marca en el expediente, como una cicatriz
que nunca sana y que son los primeros candidatos a ser expulsados de la
flota, ahora que están vendiendo los barcos, como están vendiendo
al país.
-Como verán, aquí hay democracia y se respetan los derechos
humanos, por eso los llamamos, uds. son jóvenes y pueden rectificar
su actitud, a otros no los llamaremos y tomaremos otro tipo de medidas.-
Palabras como estas fueron expresadas por Calero Director de la Empresa
de Navegación Mambisa en aquel entonces. Es una verdadera pena que
este hombre, siendo tan-
buen Capitán, se dejara enrolar en una nave que esta haciendo
agua e irremediablemente se va a pique y estará tan lejos que sus
llamadas de auxilio no se oirán.
Hablar de democracia a estas alturas, que lástima
haber defraudado tanta admiración que sentí por él
cuando años atrás, navegamos juntos por más de un
año a bordo del buque "Ngola" de la República Popular de
Angola, fue muy buen Capitán, amigo y compañero. Pero la
vida en Cuba es así todos los que tienen algún carguito,
deben expresar lo que no sienten, para poder conservar la posición
y el trabajo.
¿Democracia? ¡Carajo!
Que vacía suena esta palabra en la boca de un cubano, ¿quién
la conoce?, ¿quién sabe donde vive?, ¿derechos humanos,
a qué le llamaran ellos así?, acaso conoce nuestro pueblo
los derechos elementales del hombre, cuando poseer la carta universal de
los derechos humanos en Cuba es un delito político condenable por
ley, es que derecho humano según el concepto comunista, es el derecho
a la educación y a un hospital de mala muerte a cambio de nuestro
silencio, nuestro miedo, perder el trabajo, la cárcel, etc. Suena
cómico, de humor negro estas palabras en boca de quienes han enlutado
al pueblo, convirtiéndolos en una mansa manada de corderos robotizados,
coño, cómo no se le ocurrieron algunas de las estúpidas
palabras que han puesto en boga como; idoneidad, opción cero, período
especial, espíritu de contingente, internacionalismo, en fin, toda
esa porquería sin sentido que tienen a todo el mundo con los estómagos
vacíos.
Continuamos al garete pero el fin de la guardia
se acerca, tomo la posición del buque por radar, lleno el diario
de navegación y le entrego la guardia a Chantres el Tercer
Oficial, tengo tanta hambre que no atino a lo que me dicen por el camino
hacia el comedor.
Una vez en el comedor, intercambié algunos
detalles con Irma para la fuga, ella era la camarera del comedor de oficiales
y el compromiso de ayudarla en su deserción lo hice por solicitud
de Isabelita, una mujer con la que mantenía relaciones extra-matrimoniales
en La Habana, claro, que esta decisión la tomé después
de pensarlo muy bien, por el alto riesgo que debía correr ante el
peligro de una delación, a Irma yo la conocía muy bien como
subordinada mía, pero aún así, siempre se desconfía
de cualquiera, en realidad, en Cuba no confiamos en casi nadie. Después
de desayunar y mientras me fumaba un Popular, observo un poco de nerviosismo
en ella.
Estoy extremadamente cansado, me voy al camarote
y una vez en la cama, cierro los ojos pero increíblemente no duermo,
comienzo a mirarme por dentro, es algo como una larga pesadilla, ahora
viene a mi mente, la imagen tierna y dulce de Isabelita, con la que compartí
muchos momentos buenos y desagradables, ella fue a despedirse de mí
en el puerto y como toda despedida, también fue muy triste.
Isabelita tenía un exquisito cuerpo, al menos ajustado a mis
exigencias sexuales, ella era una mujer bien trigueña y de una cabellera
abundante, sus brazos mostraban unos bien pronunciados vellos y la experiencia
me había demostrado que así sería en casi todas las
partes de su cuerpo, no me engañé cuando nos desnudamos,
su monte de Venus era exageradamente grande y tupido, bien negro, contrastando
con la blancura de su cuerpo, sus senos eran firmes a pesar de tener más
de treinta años, Isabelita nunca había parido y debió
ser una de las razones para que se mantuvieran en ese estado, desde su
ombligo partía una fina hilera de bellos hasta su pelvis capaz de
volver loco a cualquier hombre, luego, era de esas mujeres que lubrican
exageradamente cuando hacen el amor, tanto, que estando encima de mí
corría por mi ingle y me mojaba completamente los testículos
y las nalgas. Cuando hacíamos el 69 yo trataba de acomodarme siempre
encima de ella, de lo contrario, toda su leche (como decimos los cubanos)
podía correrme por toda la cara, era algo asombroso aquello, creo,
la única vez en la vida que lo he observado, sin embargo, me volvía
loco.
Aquellas relaciones, no se rompieron y sé
cuanto sufrió en sus relaciones conmigo, no aquel - sufrimiento
causado por unas malas relaciones, sino, el que se siente ante la impotencia
de saber que lo deseado es imposible de poseer para siempre, ella conocía
de la existencia de mi familia, formada desde hacia más de
veinte años y mi resolución a no abandonarla, resignándose
a su papel de querida, nuestros encuentros amorosos fueron la más
alta manifestación del deseo y la pasión, en ningún
momento nos sentimos defraudados, en realidad encontré en ella mucha
comprensión y apoyo. Fueron muchas las ocasiones, en las que partí
de su casa cargado de alimentos comprados en la bolsa negra para mi familia,
la situación era en extrema difícil para el pueblo y en la
medida que pasaba el tiempo, me daba cuenta que desaparecían algunos
valores humanos entre la población. Llegué a comprar comida
que era robada de los círculos infantiles, al principio sentía
desprecio por esta acción, luego no, yo mismo le encontraba variadas
justificaciones. << Si no la compro yo, irá a vendérsela
a otra persona que la comprará sin pensarlo dos veces>> Mi razonamiento
no estaba equivocado, cada día era más difícil encender
la cocina, además, todo lo que se vendía en la bolsa negra
era producto de algún robo, no se podía vivir con muchos
escrúpulos, la miseria nos había conducido hasta este callejón
sin salida.
En mi cama y sin poder conseguir el sueño,
siento por las pequeñas vibraciones del buque, que soplaron la máquina
principal, después, la arrancada normal y el aumento paulatino de
las revoluciones del motor, calculo que deben ser aproximadamente las 09:30
am, continúo despierto, pero no quiero abrir los ojos para evitar
ver la hora en el reloj de mi camarote, con los recuerdos que van apareciendo
es suficiente, ahora el buque vibra más fuerte debajo de mí,
es señal de que pusieron toda velocidad avante, nada podrá
detener mi huida.
Van quedando muchas cosas detrás de ti, cuántas
cosas bellas, tu tierra, tus amigos aunque sean pocos, tus familiares,
tus vecinos, los niños que viste crecer en tu cuadra junto a tus
hijos y hoy son hombres, cuántos años pasaran para que volvamos
a vernos, quizás, si la suerte no me acompaña, nunca mas.
Se me antoja ver desaparecer en el horizonte como
en otras muchas ocasiones, el edificio del hospital Almejeiras, en aquel
lugar pase parte de mi infancia, creo que la etapa más bella, en
ese lugar existió por muchos años, la Casa de Beneficencia
y Maternidad de La Habana, mi hogar por mas de cinco años, rodeado
del amor de dulces monjitas, es difícil de creer que se hable bien
de un orfelinato.
Después de almuerzo, la pianista pasó
por mi camarote pero no le preste mucha atención, porque independiente
del estropeo que aún conservaba del día anterior, yo tenía
que preparar los planos de carga del buque y quería hacerlos con
el ordenador que poseía en la oficina de carga a mi disposición,
también era importante mantener la misma actitud que siempre había
tenido ante mis responsabilidades.
Como era habitual, me di una ducha a las tres y media para comenzar
mi guardia de navegación a las cuatro de la tarde. La rutina de
ver la posición del buque en la carta náutica, chequear las
temperaturas de las bodegas en el termógrafo que poseíamos
en el puente y luego la misma monotonía de siempre, más grande
aún, cuando estás haciendo guardia con un individuo al que
detestas por su condición de delator. Mi timonel era el secretario
del Partido en el barco y fue uno de los causantes de que llamaran a interrogatorio
a miembros de la tripulación en La Habana, este tipejo había
sido combatiente de la Sierra Maestra, pero ninguna de sus condiciones
mencionadas, lo excluían de ser un vulgar contrabandista de tabacos,
durante mis guardias yo tenía la peligrosa costumbre de sintonizar
a dos estaciones de radio, que transmitían para Cuba desde los EU,
me refiero a La Voz del CID y Radio Martí, eran las más potentes,
se podían captar en el Mediterráneo o por las islas Hawai
cuando navegábamos con destino al continente asiático, y
los timoneles se distraían con la programación y las noticias
de nuestro-
País que nuestras emisoras no difundían por la extremadamente
férrea censura existente, Collejo, que ese era el apellido de este
individuo con el que me encontraba ahora, también se deleitaba oyendo
a estas emisoras subversivas, como las llama el gobierno, sin embargo,
delató a todos los que la escuchaban y hasta el momento no me explico,
por cual razón yo no fui llamado a esos interrogatorios, o mejor
dicho, me tomó varios años comprenderlo, pero esto lo dejare
para el resumen de este libro.
Recuerdo que unos días antes de salir, entré en el camarote
del político usando mi llave maestra, y encontré una agenda
donde el muy cabrón tenía los nombres de todos los que habían
sido llamados a interrogatorios, y el de los que no fuimos interrogados,
cual no sería mi sorpresa, al encontrar en la mencionada lista,
el nombre de Collejo también, o sea, que el señor Político,
tenía al secretario del Partido bajo control, esta sociedad no cree
en nadie, no recuerdo si fue el electricista Marañón quién
subió al puente, y el tema de la conversación fue casualmente
,sobre la campaña de alfabetización y la primera zafra de
recogida de café.
Como estábamos navegando frente a las costas
de Miami, no podía mantener una conversación estable por
lo congestionado del tráfico, empeoraba esta situación, que
se encontraba lloviendo muy fuerte y la visibilidad se reducía por
momentos obligándome a permanecer cerca del radar, por la banda
de babor me paso un majestuoso barco de pasaje, algo así como una
ciudad flotante, bellamente iluminado, tanto me impresionó, que
le avisé a la tripulación por el intercomunicador del puente,
tenía si no me equivoco, cerca de 11 cubiertas. La pianista subió
al puente a verlo, para ella aquello era una novedad, pero también
pude notar la impresión que le causó ver trabajando a todos
los equipos de nuestro puente, no sería para menos, nuestro barquito
era nuevo y dotado de los equipos más modernos de navegación
que existían en el mercado, Durante todo el trayecto navegado,
la situación, para nosotros los marinos era normal, no así
para Zenaida, quien vomitaba todo lo que ingería debido al balanceo
del barco.
Cuando terminé mi guardia, conversamos de
cosas sin relevante importancia y nos despedimos, me acosté para
tratar de dormir, lo necesitaba y deseaba de todo corazón, pero
con solo cerrar los ojos, se iniciaba en mi mente una extraña visión
retrospectiva de todo lo que fuera mi vida, no sé si le ocurrirá
lo mismo a las personas en su ocaso, se viaja a una velocidad increíble
por el tiempo, haciendo solamente breves paradas para tratar de enmendar
errores y perdonarse uno mismo, sencillamente, no se puede dormir.
Ya eran las doce de la noche, el buque comenzaba a balancearse
violentamente, también se hacía sentir fuertes cabezadas,
producidas por un mar desorganizado con la marejada de una dirección
y la mar de leva de otra, ahora llovía torrencialmente y todo se
caía dentro del camarote, me levanté y puse la radiograbadora
sobre mi cama, ahora, conciliar el sueño era más difícil,
los bandazos podían sacarte de la cama, me asusté en varias
oportunidades, yo sabía que el buque no tenía mucha estabilidad,
creo que en situaciones como ésta, el único que se desvela
a bordo es el Primer Oficial, ya que si se comete algún error en
los cálculos para cargar el barco, puedes provocar un fácil
naufragio.
Nov.7 de 1991
A las cuatro de la mañana entro de guardia,
la situación en el puente era terrible, nada se mantenía
en pie, cuando las cabezadas eran muy fuertes parecía que el radar
ARPA se iba a desprender de su base. A esta hora del día yo no hablo
mucho y por ese motivo el tiempo se hace muy largo hasta las seis de la
mañana, hora en que comienzan a llegar los visitantes y el timonel
bajaba por café fresco. Por lo general, el primero en levantarse
era el electricista Marañón y después lo hacía
el contramaestre Raimundo, siempre se establecía una conversación
de tema libre en la que a veces participaba si no estaba ocupado, también
aprovechaba este momento para darle algunas órdenes al contramaestre,
sobre el trabajo a realizar en la cubierta del buque. Esta guardia me la
pase parado al lado del radar y no-
pensé en nada. A las ocho de la mañana y después
de entregar la guardia, llevo tanta hambre, que siempre salgo disparado
en dirección al comedor, y desde el pantry le dirigía alguna
broma a los cocineros, camareros y cuanta persona me encontraba en los
salones, revolviendo el ambiente del área en cuestión de
segundos.
Hoy, mientras desayunaba, me puse de acuerdo con
Irma la camarera para ir a dormir a su camarote, la gente debía
tener la impresión de que nosotros manteníamos relaciones
sexuales, para de esta forma, limpiar un poco la pista a la hora de la
salida a tierra en Canadá. Como el barco iba fletado por un año
para Marruecos, era lógico, que cada cual trataría de enamorarla
para asegurarse un buen colchón durante este largo tiempo, y las
invitaciones para salir le sobrarían muy pronto.
Después de desayunar me acosté para
tratar de dormir un poco, pero resultaba muy difícil por los movimientos
bruscos del buque, cuando estás conciliando el sueño algún
bandazo te despierta y en ocasiones te levantas mucho más
agotado que cuando te acostaste. Llegaban de nuevo muchos pasajes de lo
vivido, tal parecía que me despedía de la vida.
Al mediodía, más estropeado que cuando me acosté,
me levanté para ir al comedor y comprobé que la situación
seguía siendo la misma o quizás un poco peor, no se pudieron
montar las mesas porque todo se caía con los bandazos, el horno
le fue arriba a Vicent el cocinero y le produjo una quemadura que me mostró
y aún así no dejó de cocinar, las lozas del piso de
la cocina y el pantry no eran anti-resbalantes, resultando muy peligroso
andar por ellas durante un mal tiempo, ésta es una de las negligencias
de quienes asistieron a la construcción del buque y no supervisaron
bien su trabajo. Otra vez comimos con el plato en la mano, pero nada me
asombra, cientos de veces sucedió lo mismo en años anteriores.
Con la gente me entero de que la pianista no paraba de vomitar por los
mareos y me propuse no molestarla.
Abrí mi oficina y todo continuaba regado
por el suelo, tampoco me interesaba actualizar ninguno de los documentos
que corresponden a mi cargo, constantemente me preguntaba para qué,
si de todas formas ya no tenía la obligación de cumplir con
nadie. Con los fuertes bandazos todo rodaba por el suelo, cerré
la puerta de la oficina pensando que cuando todo terminara, volvería
para recogerlos y clasificarlos, entré en mi camarote a esperar
la llegada de la hora de la guardia.
A las cuatro de la tarde de nuevo en el puente,
vienen muy pocas visitas y gastas muchas energías agarrándote
de cualquier pasamanos para no caerte, en estas condiciones es imposible
sentarse y como hablo poco con el timonel, el tiempo se demora en pasar.
A las ocho de la noche y antes de salir del puente,
le dije al timonel Lázaro que a las cuatro de la mañana fuera
a despertarme al camarote de Irma, esto se lo dije bajito y con un poco
de misterio. Él me miró con picardía, confiándole
esto, yo estaba dándole participación en mis asuntos particulares,
lo estaba convirtiendo en algo así como mi cómplice, enseguida
mordió el anzuelo, sin saber que estaba muy lejos de la realidad,
el gordo Lázaro era buena gente pero muy comunicativo y aquel defecto
yo lo necesitaba para llevar adelante mis propósitos.
Irma estaba en el salón de tripulantes, también
se encontraban otros marinos, así que aproveché esta situación
para hacerle una señal que pudiera ser captada por todos, ella se
levantó y fuimos hasta mi camarote donde estuvimos conversando un
ratico, luego bajamos al camarote de ella con mi almohada y frazada bajo
mis brazos. Esta es una situación estúpida, porque ella se
podía quedar cómodamente en el mío, pero aquello no
llamaría tanto la atención. Su camarote
era extremadamente pequeño pero lo era aún más, debido
a que ella lo tenía habitado por todos los santos de su devoción,
acomodé mi frazada en el escaso espacio libre del piso, pero aquí
también fue imposible pegar un ojo, además de los bandazos
y lo duro del piso, hay que agregarle la atmósfera asfixiante por
las velas que le tenía encendida a los santos, y una fuerte acidez
estomacal que estaba sufriendo. Cuando vi que eran las cuatro de la mañana
cerré la puerta de su camarote con seguro y con la llave maestra
abrí la enfermería por algunas
pastillas para calmar mi estómago. Camino a mi camarote me encuentro
con el gordo que había terminado su guardia.
-Coño compadre, te dije que me despertaras en el camarote de
Irma.-
-La verdad es que pensé que todo era jodedera tuya.-
-¿Cómo voy a utilizar una broma de ese tipo?-
-Está bien, no te pongas bravo, ya lo sé para la próxima.-
-Si, pero mira la hora que es y yo nunca he relevado tarde.- Nos despedimos
y entre a mi camarote para lavarme la cara y peinarme un poco, serían
las cuatro y cuarto de la mañana cuando abrí la puerta
del puente.
Nov.8 de 1991
-Mi hermano discúlpame por llegar tarde, pero lo cierto es que
le dije al gordo que me despertara el camarote de Irma y no lo hizo.-
-No hay líos viejo cabrón, verifica la posición
cuando pase el próximo satélite, la velocidad es apenas unos
seis nudos, la mar ha ido aumentando, trata de tomar el parte meteorológico
a las 06:00hr local-
-Muy bien, perfecto.- No dio tiempo a dirigirle ni una sola palabra
más, terminando de decirle- esto, se cerró la puerta del
puente. Otra vez solos el timonel y yo acompañados de nuestro inseparable
silencio, la verdad era que no me nacía el mas mínimo deseo
de entablar una conversación con este individuo, al que conocía
desde mis primeros pasos en la marina, pero es que nunca se sabe cuando
hablan con sinceridad, ni cuando están a la caza de cualquier detalle
o error para luego plantearlo en la reunión del partido, y sinceramente,
no tengo esa facilidad de otras personas para ser hipócrita. Ese
silencio era roto por el ruido de la lluvia cuando chocaba con los
cristales del puente o por las fuertes cabezadas del barco, después,
el silencio de siempre, el eterno amigo de los que trabajamos de noche,
Collejo había escuchado la excusa que le ofrecí al Segundo
Oficial en voz alta y no me equivoco al afirmar que a esa hora debió
haber tenido las bilis revueltas por la rabia, él era uno
de los pretendientes de Irma desde que el barco se encontraba en La Habana,
viendo como se le evaporaban las esperanzas de disfrutar aquel hermoso
trasero cubano, por el que estaban locos varios tripulantes. Sintonizo
la estación meteorológica en el radiofaximil y me dedico
a plotear la posición obtenida del último satélite,
la velocidad continuaba descendiendo y ahora estábamos haciendo
solamente 5.6 nudos. Hice un breve recorrido mental por los tiempos del
Servicio Militar Obligatorio, fueron tiempos terribles pero que no puedo
narrar en este trabajo, sería interminable mi huida.
El tiempo de la guardia se fue agotando, llegaron al puente los
mismos madrugadores de siempre, Collejo se apareció con el acostumbrado
café aguado de siempre y después de prender un cigarrillo,
surge la tertulia con las conversaciones que hemos oído durante
años, conversaciones que nos aburre, pero que mantenemos vivas para
romper el silencio y tener un poco de comunicación cuando nos acordamos
que somos seres humanos, por lo general, se evaden los temas políticos
por un problema de seguridad personal y cuando se hace es para hablar mal
de los americanos.
Cuando llego al comedor, Irma me pregunta si se
habían tragado el anzuelo y le contesto que no se preocupe, porque
aunque parezca increíble, en los barcos te llevan la cuenta mental
del dinero que puedas haber gastado. El agotamiento que siento es terrible,
pero con el balanceo que tiene el buque es muy difícil dormir, esto
es algo muy común y muchas veces puede extenderse por más
de quince días, sobretodo, en los viajes de invierno por el océano
Atlántico.
Recorro otra vez todos los detalles de la fuga, buscando
algo que delate mi intención, tengo mucha preocupación por
Irma, las mujeres son muy nerviosas, aunque ella era de un temperamento
muy fuerte, no la había visto en situaciones difíciles para
saber como reaccionaría. Yo sabía que en el puerto de Bay
Side, se encontraban dos agentes de la inteligencia cubana, cuya presencia
era justificada como la de agentes que estaban atendiendo el embarque de
papas hacia Cuba. El trabajo que estarían desarrollando lo desconocía,
pero de su existencia si estaba seguro, estando de guardia en La Habana,
oí por el VHF cuando le solicitaban dos camarotes al Capitán
de un barco que partió para acá, unos quince días
antes que nosotros. Eso me mantenía muy preocupado porque de existir
una delación, ellos tendrían un millón de vías
para enviarme preso a Cuba.
Al mediodía me cuando levanté, el tiempo
se mantenía endemoniado, almorzamos de nuevo con el plato en la
mano gracias al esfuerzo que estaban realizando los cocineros, en realidad
era muy peligroso cocinar en estas condiciones y cualquier negativa de
ellos a hacerlo, tenía que ser aceptada. En el comedor me entere
de que la pianista estaba mareada y vomitando desde el día anterior,
me doy cuenta que llevaba casi dos días que no la veía y
decidí visitarla cuando terminara de almorzar.
Marañón se encontraba sentado en el
piso de su camarote haciéndole la visita, detrás de mi llegaron
Irma y la camarera nueva, enseguida surgió la conversación
apropiada para el momento, en los barcos deberían inventariarse
las conversaciones y mantenerlas en un archivo, ya que para cada momento
existe un tema modelo que oyes hoy aquí ,y mañana en cualquier
otro barco de una forma casi similar. Hoy el tema eran los mareos, la pianista
era novata y surgieron los consejos de lo que debía comer o no,
que si tomar agua de mar, que si mirar al horizonte, etc.,etc. Todo lo
vamos encontrando muy aburrido y cuando el viaje se hace muy largo, se
nos acaban los cuentos y se comienza a hablar del compañero, después
del otro, al final del viaje nadie se habla y todos terminamos odiándonos.
La Fiñe al verme se puso muy contenta, creo
que fue sincera su alegría.
-Yo pensé que mi mejor amigo, mi papá, no vendría
a verme._
-Bueno, no he venido pero estoy muy seguro de que no te ha faltado
compañía.-
-He tenido muchas compañías, pero parece que se olvidó
del compromiso que hizo con mi mamá.-_
-¿Cuál compromiso?-
-¿No le prometiste que me cuidarías durante todo el viaje?-
-Tienes mucha razón corazón, ayer pasé por aquí,
toqué la puerta pero parece que estabas dormida y no quise molestarte,
yo sé que cuando uno se siente mal desea estar solo y tranquilo.-
Irma y la camarera se despidieron de la pianista y se
marcharon porque no habían terminado su trabajo, Marañón
continuó un rato más, pero al final se marchó también,
cuando vio que yo me acomodé en los pies de su cama, con la clara
intención de hacer más prolongada mi visita. A los pocos
minutos de entrar en su camarote, nos encontrábamos solos, prendí
un cigarro enviando el humo en una dirección que no le molestara.
-¿Sabes una cosa? Anoche tuve mucho miedo y pensé
ir para tu camarote.-
-¿Por que no fuiste?-
-Es que temía que en uno de esos bandazos, alguna puerta
pudiera darme un golpe, mira, la del baño me dio uno aquí.-
Se sube el shirt y me muestra un hematoma a la altura de la cadera. Era
cierto lo que me decía, como comprobé a primera vista, pero
lo que más me llamó la atención, no fue el golpe,
sino el mensaje que me había enviado sin intermediarios, unos años
atrás no me hubiera dado cuenta, pero había pagado la novatada
en varias ocasiones, y hacía mucho tiempo que yo no era un muchachón,
estaba seguro de que yo no le caía mal y de eso me di cuenta desde
el primer día que visitó el buque, aún así,
la experiencia me ha enseñado a ser cauteloso y no precipitar los
acontecimientos, por lo general me gusta luchar las cosas, conversar y
convencer.
-¿Sabes una cosa? Desviste haber vencido el miedo y yo me hubiera
pasado toda la noche velando tu sueño.- La realidad era otra, me
alegraba mucho de que aquello no hubiera sucedido, esa noche la pasé
en el camarote de Irma.
-¿Estuviste casada alguna vez?-
-Si, pero el matrimonio no duro mucho tiempo, durante dos años
fuimos novios, pero después de casados nuestras vidas se convirtieron
en un verdadero infierno.-
-¿En tan poco tiempo?-
-Imagínate, nuestras relaciones sexuales se limitaron
a una vez por semana y existieron momentos que duraron más, muchas
veces, cuando nos acostábamos yo trababa de provocarlo con ciertas
coqueterías propias de mujeres, rozándolo con una pierna,
etc., y como respuesta a mis demandas amorosas, en varias oportunidades
me lanzó patadas.-
-¿Qué profesión tenía él?-
-La misma que la mía, él es músico también.-
-No le notaste alguna inclinación homosexual.-
-No por el contrario, él andaba con otras mujeres y parece que
le dejé de gustar.-
-Es una pena, parece que no tuviste suerte con la selección.-
-Es cierto y llegué a sentirme tan defraudada, que hice cosas
absurdas para vengarme de él, pagué con mi inexperiencia,
porque hubo hombres que llegaron a tratarme como una vulgar prostituta.
Hubo momentos de mi vida en que llegué a sentir desprecio por los
hombres, pero después me di cuenta que estaba equivocada. Por ejemplo,
tu eres un tipo diferente, eres muy dulce y comunicativo.-
-En eso tienes razón, creo que el éxito que he tenido
con las mujeres en mi vida, se deba al respeto y delicadeza con la cual
las he tratado, sabes, cuando voy en busca de ellas no distingo entre una
profesional y una prostituta, para mi cualquiera de las dos es simplemente
una mujer y como tal las trato no frecuento los prostíbulos, porque
el dinero que nos pagan sabes que es una miseria y no alcanza para satisfacer
las necesidades de una familia, y otra razón muy fuerte es, que
siento gran temor por contraer cualquier enfermedad, mas ahora que existe
el sida, pero todo esto no quiere decir, que en mis años mozos yo
no lo haya hecho y con toda sinceridad te digo, que al final terminaba
con un sentimiento de arrepentimiento muy grande.-
-¿Por qué?- Preguntó ella deseosa por saber más
de mi vida.
-Porque concibo el acto sexual de una forma diferente a lo que se hace
con una prostituta, para mí el acto sexual lleva implícito
hasta un poco de arte, acompañada de una fuerte dosis de imaginación,
debe haber una entrega total en la pareja, sin límites, prejuicios,
tabúes, etc. La pareja debe encontrarlo todo normal, para lograr
la máxima satisfacción debe existir entre ambos mucha comunicación
y confianza en resumen, deben quedar satisfechos los dos.-
-Estoy de acuerdo contigo, creo que muchos de esos factores faltaron
en mi vida matrimonial y el resultado ya lo conoces.-
-Son esas fuertes razones por las que no comparto la cama con una prostituta,
son muchas las limitaciones que impone su oficio, sin embargo, esto no
quiere decir, que durante esta penosa vida que llevamos los marinos cubanos,
de vez en cuando, yo no me haya sentado a beber en un bar, donde por supuesto
trabajan mujeres de este oficio y después de gastar horas conversando
con ellas, alguna se haya enamorado de mí, es algo muy difícil
que suceda, pero es cierto y todo se debe a que esas mujeres son seres
humanos igual que nosotros, con corazón, sentimientos y los mismos
problemas con los que enfrentamos la vida, y por eso las trato como seres
y no como una maquina de sexo.-
-¿Sabes una cosa chiquito?, me tienes un poco asombrada, nunca
pensé que dentro de este ambiente totalmente desconocido para mí,
existieran hombres como tú, yo los imaginaba rudos, hostiles,
vulgares, borrachos y curtidos por la dura vida que en realidad deben llevar.
Sin embargo, veo que he estado equivocada por mucho tiempo, y que el mundo
donde yo vivo, que es el de las personas más cultas de la sociedad,
es un mundo vacío y falso, mucho más vulgar que el de ustedes.-
-¿Por qué me dices esto?, sinceramente no te entiendo.-
-Lo digo en primer lugar; porque encontrar hombres es muy difícil
y los pocos que existen están ocupados, el resto, un gran por ciento
de ellos, son generalmente homosexuales, y los que no lo son, es muy difícil
que se expresen en la forma que tú lo has hecho de las mujeres y
créeme, estoy asombrada, es de suponer que dentro de mi medio, la
gente posea mucha más cultura que en tu mundo. El día que
te hablé de las cosas que había hecho para vengarme de mi
ex-marido, fuiste capaz de encontrar una razón que justificara mi
forma de actuar, tal vez los cultos me calificarían como una prostituta.-
-¿Sabes cuál es el quid de la cosa?-
-No, si no me explicas.-
-El principal problema radica en que esa cultura de la que me hablas,
no se adquiere en otra escuela que no sea la propia vida, y en esa escuela
yo ingresé muy temprano, viviéndola intensamente y el único
libro que se lleva para estudiar es el corazón.-
-Tienes razón y fíjate, no me digas mas Fiñe porque
yo tengo 28 años de edad.-
-Eso te lo digo con mucho cariño y espero que no te hayas ofendido.-
-Es una broma bobo, puedes llamarme como más te guste.-
-Cambiando el tema, aquellos collares de los que me hablaste algo,
es real que tienes el santo hecho.-
-No te mentí, yo tengo hecho Yemayá.-
-Chica, yo pensé que en la medida que la gente tenía
más cultura, creía menos en esto.-
-Déjame aclararte que estas terriblemente equivocado, es muy
probable que donde más se practique la santería en Cuba,
sea dentro del ambiente de la cultura.-
-De verdad me has dejado frío, ¿y tú por qué
te lo hiciste?-
-Cuando yo era pianista acompañante del Ballet Nacional de Cuba
y estábamos próximos a realizar alguna gira en el exterior,
tenía que abandonar la misma porque siempre me pasaba algo, si no
se me inflamaban las manos, se me infectaban con hongos, algo me sucedía,
pero
te digo una sola cosa, tenían que ver únicamente
con mis manos, y debes suponer que dependo de ellas para mi trabajo. Acudí
a los médicos en varias oportunidades y nunca me dieron una explicación
satisfactoria, hasta que un día alguien me recomendó consultarme
con un santero, quien hoy es mi padrino y a partir de entonces no me ha
sucedido nada que interrumpa mi trabajo.-
-Yo nunca le había preguntado sobre esto a nadie, sobretodo
por respeto, pero hoy me picó la curiosidad, tu sabes que hasta
hace poco había una represión invisible, contra todo aquel
que practicara cualquier tipo de religión.-
-Bueno, esa represión era con los de abajo, porque los de arriba
bastante metidos están en esto.-
-El caso es que si tienes fe y todo te va bien, no te lo critico, cada
persona es un mundo que debe ser respetado y sobre eso tenemos que aprender
mucho. Bueno, cambiando el tema y aprovechando que tenemos más confianza,
¿puedo hacerte algunas preguntas indiscretas?-
-Depende de lo que sea indiscreción para ti, no me opongo, hazlas
con toda confianza.-
-Creo mas conveniente cerrar la puerta del camarote, es que me molestan
las miradas de los curiosos cada vez que pasan y lo hacen con malicia.-
-Ciérrala sin pena, así estaremos más cómodos.-
Las cosas me estaban saliendo tal y como yo deseaba que fueran, después
de cerrarla había mas intimidad entre ambos y podíamos expresarnos
libremente, sin el temor de ser interrumpidos por algún inoportuno
saludo. A medida que pasaba el tiempo yo ganaba más terreno en la
vida de la pianista y esta situación inesperada, no estaba comprendida
en mis planes, es muy probable que pudieran entorpecerlos. Pocos segundos
transcurrieron en silencio mientras cerraba la puerta y quise romperlo
con un poco de broma, para espantar cualquier temor nacido por esta acción.
-Fiñe, alguna vez haz hecho el amor en un tren.-
-Si, lo he hecho.- Me contestó con una sonrisa pícara,
de verdad parecía una niña en su cama.
-¿Dentro de una guagua?-
-También lo he hecho.-
-¿Y en un barco?-
-En barco también.-
-Oye chiquita, ¿en cual barco?- Pregunté haciendo el
papel de estar enojado.
-Oye no te preocupes que no ha sido aquí, fue en uno soviético
donde yo iba de pasajera.-
-Mas te conviene de que así sea, tu no sabes lo celoso que yo
soy.- Se echó a reír.
-Ven acá pícara, llegaste a hacer el amor en ese barco,
en medio de un mal tiempo como éste.-
-No, el tiempo estaba magnífico.
-Entonces es la única ventaja que tengo sobre ti, ¿no
te gustaría probar que se siente?-
-¿Con quién?-
-Por supuesto que conmigo.-
-Pero tú eres casado.-
-Es cierto, pero ahora solo existimos tú y yo, mas la oportunidad
de disfrutar de un momento del cual no tengamos que arrepentirnos nunca
y recordarlo con placer, aún cuando dejemos de vernos.-
-La realidad es que tu me gustas y eso lo sabes desde el primer día,
pero sabes también que no me siento bien-
-Yo voy a hacer todo lo posible, para que te sientas mejor a partir
de este momento, ya verás. Diciendo esto le tomo las manos y no
soy rechazado, sinceramente sentía pena porque de verdad llevaba
dos días sin bajar al comedor, sin embargo, yo llevaba dos horas
hablando con ella y sus síntomas de mareo habían desaparecido.
Me acosté a su lado, era diminuta, no recuerdo haber estado nunca
con una mujer tan pequeña, pero aquella diferencia no se notaba
mucho en la cama, Zenaida no aparentaba en nada tener 28 años, quien
la observara detenidamente podía calcularle con facilidad unos 16
años. No pude soportar la tentación de acariciar su bello
pelo y besar su cara casi infantil.
-Acuérdate que la puerta no tiene seguro puesto.-Me dijo preocupada.
-Pero es que aquí no puede entrar nadie sin tocar la puerta
primero y tu permitir que pase después.-
-Pásale el seguro porque ese tipo tiene la costumbre de entrar
sin tocar la puerta, por eso no puedo dormir desnuda.- Me dijo esto señalando
con el índice en dirección al camarote del Capitán.
-Mira Fiñe, aunque ese hijo de puta sea el Capitán, no
tiene el más mínimo derecho a entrar al camarote de una pasajera
sin su autorización, si sucede algo anormal, le puedes dar un escándalo
y estoy seguro de que no la va a pasar muy bien.-
-Imagínate, yo no sabía que hacer en este caso.-
-Muy sencillo, amenázalo y si no entiende, dale un escándalo.-
Diciendo esto me levanté y le puse el seguro a la puerta. Volví
a la cama muy cerca de ella, mi nariz rozó la suya y sobrevino el
beso, ella tenía los labios muy secos y los moje con los míos,
nos pegamos más hasta formar un solo cuerpo, con mis manos casi
temblorosas recorrí cada pulgada de su hermosa figurita, comencé
a sentir como me subía la temperatura y se agitaban nuestras respiraciones,
luego fui levantando su shirt, hasta descubrir unos hermosos y sólidos
senos juveniles, sus pezones contrastaban con su piel canela, eran casi
rosados y no oscuros como suelen ser con las mujeres de su color, aquel
contraste era bello, los acaricié y acompañé de besos,
ya nada podía detenerme, la fui desnudando y sin darme cuenta yo
lo estaba también, ahora me sentía tenso, nervioso, algo
andaba mal y le pedí que tomáramos un baño.
En medio de aquella tormenta, era muy difícil
mantener el equilibrio, peor aún con el piso mojado, fue muy peligroso,
pero así la fui enjabonando y mientras se aguantaba la abracé,
el roce de nuestros desnudos cuerpos me produjo una sensación maravillosa,
debajo del chorro de agua, la crisis iba pasando hasta convertirse en desesperación
por poseerla. De nuevo en la cama fuimos uno y recorrí todo su cuerpo,
fue sublime el sexo con ella, algo divino, como un rito de entrega a sus
dioses, no podía imaginar, que aquella muñequita abrigara
tanto arte para producir amor. Creo que por vez primera me habían
robado la iniciativa con tanta maestría, todo fue una maravilla.
Acordamos dormir en mi camarote cuando terminara la guardia
y nos despedimos convencidos-
de que entre nosotros quedaba establecido un lazo no difícil
de romper, pero imposible de olvidar, ambos nos descubrimos en unas condiciones
que no ofrecían la más mínima esperanza, y al menos
yo lo sabía. Una vez traspasado su puerta, la duda me atacaba y
la primera pregunta sin respuesta era, si toda esta nueva aventura no entorpecería
mis planes, dudaba porque las mujeres son muy observadoras y cualquier
error podía delatarme. Algo que también tenía en mi
contra lo era; el no poder confiar en ella a quien apenas conocía
y en Cuba cualquier cosa es una sorpresa, no debía descartar la
posibilidad de que también fuera agente de la seguridad del estado.
Mientras me cambiaba de ropa, pensaba una y otra vez en esa posibilidad.
La duda, nuestra gran compañera me invadía ahora, de ser
así tendría que ser una agente perfecta, porque, hay una
cosa que se puede fingir con estudiados movimientos, como lo es el acto
sexual, pero creo que nunca se puede llegar a la perfección, si
no se siente y se disfruta lo que estás haciendo como lo hizo ella.
Aquellos minutos no fueron fingidos y de ello yo estaba muy convencido.
Llegué al puente con una alegría interior
incalculable, la alegría normal del macho vencedor ante una nueva
aventura y dentro de todas esas cosas que corrían por mi mente,
aparecía una nueva e inesperada figura, tenía que calcular
mis palabras y movimientos, no debía confiarme, por lo general,
la cama es el lugar donde existe más comunicación y se revelan
los secretos. Por lo visto, la despedida de mi Patria, tendría un
matiz más agradable, puedo considerarme un afortunado, miles han
perdido la vida en este intento por escapar del paraíso.
El mar continuaba aumentando su fuerza, ya la velocidad
no sobrepasaba los 4 nudos y desde hacia menos de ocho horas, el Capitán
había cambiado el rumbo hacia tierra en busca de aguas de sonda
para ver si la marejada disminuía. Aproximadamente a las siete de
la noche, recibimos un parte meteorológico y comprobamos que la
baja barométrica que nos afectaba, se había convertido en
una tormenta extra-tropical, y se desplazaba paralela a unas 100 millas
de nosotros. El Capitán tomó la decisión de poner
un rumbo inverso para dejarla pasar, el buque estaba sufriendo mucho.
-Casañas, anuncia por el intercomunicador que vamos a realizar
un giro para ponerle la popa a la mar.-
Aunque suena fácil decir esto por el intercomunicador,
orden que cumplí inmediatamente, es posible que para la mayoría
de los tripulantes aquellas palabras no significaban nada, pero, para la
persona que conoce las condiciones pobres de estabilidad del buque, significan
mucho y más aún, cuando se ha vivido una experiencia de este
tipo. Si se calcula mal el sincronismo de las olas, se puede poner el barco
de sombrero, este riesgo se duplica de noche por lo difícil de observar
las olas. Otro factor importante es el humano y este salvaje que teníamos
de Capitán, distaba mucho de aquellos con los que viví la
peligrosa experiencia. A nadie le importó aquella noticia, creo
mas bien por ignorancia, sin embargo, los viejos Capitanes reunían
a sus tripulaciones en la popa con los chalecos salvavidas puestos, hoy
la técnica va embruteciendo a los hombres.
-Timonel, todo a babor.- Ordenó el Capitán.
-Todo a babor.- Repitió como un eco el timonel.
-Ve cayendo hasta rumbo giro 220 grados.-
-Cayendo a rumbo 220 grados.-
No me moví un solo instante de la consola
del puente en lo que se realizaba el giro. no sé por qué,
pero estaba sumamente atento a cualquier movimiento brusco del buque, increíblemente,
con todos los adelantos técnicos que poseía ese barco, carecía
de un clinómetro en el puente, es una especie de péndulo
graduado en grados que indica la inclinación, y esto había
que agradecérselo al estúpido Capitán que estaba
dirigiendo la maniobra, lo digo porque él participó en la
supervisión de la construcción del mismo, pero bueno, esta
situación carece de importancia en un país donde suceden
cosa peores.
Afortunadamente fuimos cayendo al rumbo inverso
con la ayuda de Dios, el barco no dio ningún bandazo peligroso y
el movimiento se hizo más soportable cuando la mar se puso de popa.
Ahora íbamos para atrás, cuán difícil se me
estaba volviendo esta huida. Todavía quedaba una hora de guardia
y me quedé nuevamente solo con el querido timonel. Volvían
a ocuparme los pensamientos y viajaba mucho más rápido hacia
el pasado.
La navegación ahora era más suave con el mar de
popa, no sentíamos las violentas cabezadas que estremecían
todo el buque, mi guardia se iba acercando a su fin y hoy más que
nunca deseaba que así fuera. La entrega fue rápida y como
un rayo me dirigí al camarote donde esperaría con ansiedad
a mi niña. Ella llegó unos quince minutos después
que yo y como no había comido la obligué a tomarse un vaso
de leche condensada con café. Tirados en la cama conversamos de
todo un poco, de mi familia, de la suya, su matrimonio, el mío,
etc., hasta que me di otro baño.
Esta vez ella fue más maravillosa y yo continuaba
sin salir de mi asombro, puedo jurar que nunca me había sucedido
algo semejante, hicimos el amor por mucho tiempo, tuvo que haber pasado
más de una hora, unas veces era ella quien lo hacía todo,
otras era yo, no quería quedarme atrás y me vi obligado a
sacar todo mi repertorio de las ocasiones especiales, pues el momento lo
exigía, maniobrar con ella era muy fácil, no por lo liviana,
era como si adivinara mis pensamientos, sabia perfectamente que posición
adoptar y encima de mi, se movía como una pluma. Después
del orgasmo ambos quedamos como muertos, prendí un cigarro y pensaba,
cada palabra nuestra iba tomando más sentido que el usual para encuentros
fortuitos, nos íbamos compenetrando sin darnos cuenta, a veces trataba
de despertar de mi sueño pero realmente estaba despierto, de momentos,
veía esfumarse mi plan de fuga y seguirla-
hasta España, por mucho que le pedía que no se ilusionara
conmigo, menos comprendía y lamentaba que el destino nos hubiera
unido de una manera tan fugaz. Me dijo que si alguna vez me encontraba
solo, que fuera por ella, sus palabras me conmovían y quería
no creerlas, al parecer ella era realmente feliz.
Esa noche dormí a pequeños intervalos, me sentía
extraño con aquella muchachita al lado, tan cerca que nunca fuimos
mas de uno. A las cuatro menos cuarto sonó el teléfono para
avisarme que entraba de guardia, luego, pasaría el gordo para comprobar
si me había levantado, ella comenzó a vestirse para subir
a su camarote en lo que yo partía a mi guardia, nos despedimos con
un beso.
Nov.9 de 1991.
Otra vez el silencio de la madrugada como cómplice
de mis pensamientos, la imagen de mi-
familia y luego un vistazo a lo que fue mi vida, que triste y alegre,
cuanto sacrificio para llegar a ser algo y cuanto dolor para dejarlo. Viajan
a una velocidad vertiginosa los amigos, las novias, los barrios, la manera
de luchar para tratar de vestirnos en la juventud, una edad difícil
para cualquier persona, irrepetible.
El tiempo fue mejorando notablemente, la guardia transcurrió
en silencio como siempre y el timonel dormido sin que me importara, de
esta forma no interrumpía mis pensamientos, no llegaban en orden
cronológicos como se leen ahora, pero fueron llegando y quería
saber cual era mi culpabilidad en la destrucción de un país,
siempre supuse haber trabajado para su bien.
Collejo trajo el café y ya los madrugadores lo estaban esperando,
hoy subió el Político de a bordo llamado Leal y Marañón,
el tema de sus conversaciones eran para alabar al gobierno, todos los días
la misma porquería, por suerte me queda poco para terminar con esta
falsa.
Cuando terminé la guardia bajé como
siempre, como un león hambriento a desayunar y ya Irma me estaba
esperando, se había convertido en algo normal ultimar detalles para
evitar errores.
-Fíjate Casañas, déjate de jodedera.-
-Coño Irma qué es lo que te pasa ahora.-
-A mi no me pasa nada, me refiero a tus relaciones con la pianista.-
-Coño chica, ¿cómo te has enterado de esto?-
-Tu sabes como son los barcos, aquí se sabe todo y te digo una
cosa, tú no la conoces a ella y nos puede embarcar.-
-No te preocupes por ella, la chamaca no está en nada, te lo
aseguro.-
-Carajo no te entiendo, si lo de nosotros es venderle a esto, yo no
veo la cabrona necesidad de que te acuestes con ella, si hace solo unos
días salimos de La Habana y allá tenías a Isabelita
y a tu mujer.-
-Irma, cálmate y no empieces a coger lucha con esa chamaca que
no te ha hecho nada.-
-Ese no es el problema, acuérdate que para la gente tu dormiste
en mi camarote y esto de ahora no estaba en el programa, coño lo
vas a joder todo.-
-Estate tranquila que nada va a pasar, te lo aseguro.-
-Bueno tu eres mayor de edad y mi mayor desconfianza es que todo en
la cama se habla.-
-Bueno, ¿cómo te enteraste de esto?-
-Olvídalo, te repito que en un barco todo se sabe.-
-Bueno, no te preocupes y quédate tranquila, me voy a dormir.-
Me fui al camarote un poco preocupado por el nerviosismo
de Irma y pude dormir un algo, caí como muerto, llevaba muchos días
de tensión y el cansancio me venció gracias a Dios. Al mediodía
y después de almorzar, fui para mi oficina con la intención
de organizar un poco aquel reguero y confeccionar los planos de carga en
la computadora, pero al poco rato se apareció la Fiñe y todo
se quedó como lo había empezado, nos fuimos para el camarote
y acostados hablamos durante más de una hora.
-Atiende bien lo que te voy a decir, te voy a dar algunas direcciones
de amigos míos en España, son de Castellón de la Plana,
Santander y Bilbao, por si acaso, en tu recorrido andas por allá
y necesitas ayuda, ellos son muy buenos amigos míos.-
-No creo que eso deba preocuparte ahora, de aquí a España
falta bastante y tienes mucho tiempo por delante para dármelas.-
-Eso no importa, de aquí a España se me puede olvidar
y es mejor que las tengas desde ahora, también quiero que te quedes
con el cassette de Barbra Streissand que tanto te gusta, para que lo guardes
como un recuerdo mío y te acuerdes de mí cuando lo oigas.-
-Antes de llegar me lo das todo.-
-Te repito, te lo llevas hoy junto con las direcciones.- Diciendo esto,
tomo una hoja en mi escritorio y de la última hoja del libro "Manual
del Oficial de Derrota", extraje las direcciones de mis mejores amigos,
que más tarde obligaría a llevarse para su camarote. Como
no teníamos nada importante que hacer, nos acostamos desnudos y
nos tapamos con una sábana, ya la temperatura era más fresca
en el interior del buque, habían retirado el aire acondicionado.
Así pegaditos como nos acostumbrábamos poco a poco a estar,
seguimos conversando pero ahora de algo más serio.
-¿Puedo confiarte algo?-
-Si no lo haces conmigo que has compartido tu cuerpo, no sé
con quien podrás hacerlo.-
-Quiero proponerte que te quedes conmigo en España y que formemos
una pareja, deseo tener un hijo tuyo.-
-¿Sabes lo que me estás proponiendo?-
-Por supuesto que si.-
-¿Lo has pensado bien?-
-Con lujo de detalles.-
-Pero hay cosas que me parecen no las has analizado profundamente.-
-¿Cuáles por ejemplo?-
-Fiñe, la más importante, mi edad.-
-Eso no tiene importancia si nos queremos.-
-La tiene aunque llegáramos a amarnos, que no lo creo tan difícil.-
-Pero mi corazón, cuántas parejas no existen en el mundo,
con una diferencia de edad como la nuestra y han vivido una eternidad.-
-Tienes razón, pero esas parejas no se llaman como nosotros.
Yo tengo cuarenta y dos años y tu tienes veintiocho solamente, dentro
de diez años yo tendré cincuenta y dos, tú treinta
y ocho, matemáticamente la cuenta no da como puedes observar, a
esa edad yo no puedo satisfacer tus demandas sexuales porque esa es una
ley de la vida, y con tu edad para ese entonces, tu apetito no debe haber
mermado mucho seamos reales, vamos a vivir este momento y tratemos de que
para los dos sea inolvidable.-
-Si te hago este planteamiento tan serio, es por que te quiero, es
posible que te niegues a creerlo, pero no necesito más tiempo para
comprobar que estoy segura de ello, yo sé que podemos ser muy felices
y que no solo uno, yo estaría dispuesta a darte más hijos
y formar una familia contigo, no puedes imaginarte esto porque todo ha
sucedido así de pronto y es muy difícil de explicar, pero
son cosas del corazón y en este lugar, no manda el cuerpo.-
-Yo te creo todo y no puedo ocultar que siento algo por ti y una separación
la voy a sentir en el alma, pues tal parece que te conozco desde hace mucho
tiempo, yo soy poco expresivo pero creo habértelo demostrado en
cada minuto que estamos juntos, ya el tiempo que estoy alejado de ti me
parece más largo, pero te has olvidado de que también tengo
una familia que espera por mi regreso.-
-Yo sé que tienes mujer e hijos, pero nosotras tenemos un séptimo
sentido y éste fue el que me dio valor para hacerte el planteamiento,
quiero que sepas que nunca había sido tan feliz con un hombre, piensa
todo lo que te he dicho, desde aquí hasta España tenemos
tiempo para analizar todas las ventajas y desventajas, en el tiempo que
falta podremos conocernos mejor.-
-Hay otra cosa.-
-¿Cual?-
-Que yo no tengo pensado quedarme y si algún día lo hiciera,
no sería en España.-
-¿Por cual razón?-
-La primera es que España está en Europa, muy lejos de
Cuba y con muchos problemas para los inmigrantes.-
-Entonces qué me aconsejarías?-
-Lo primero que te aconsejaría es que no tengas esta conversación
con mas nadie, si decides llevar a feliz términos tus propósitos.-
-No te preocupes que eso no sucederá, pero si un día
decidieras hacerlo, ¿dónde lo harías?-
-Chica si yo me fuera a quedar, lo hiciera en Canadá o en Holanda.-
-¿Por qué?-
-Porque siempre he vivido enamorado de estos países desde la
primera vez que los visité y porque en Canadá, el que reclama
refugio recibe apoyo del gobierno y nunca te dejan desamparado.-
-Te entiendo, pero yo puedo levantar cabeza durante el tiempo que me
dure el contrato.-
-Yo no te aconsejaría desertar allí, luego, si las cosas
salen mal estás muy lejos y según tú me dijiste, creo
que tienes familia en los Estados Unidos, para ellos sería mucho
más cómodo ayudarte encontrándote Canadá. Deberías
pensarlo mejor.-
-Eso haré.-
Cruzó unas de sus piernas sobre mi muslo y el roce de
sus vellos me excitó tanto, que no pude evadir el deseo de hacer
el amor .Suavemente la fui colocando sobre mí mientras nos besábamos,
después, la tomé por las axilas y la fui deslizando por mi
cuerpo hasta que logré alcanzar sus senos, donde me detuve por un
instante, nuestras respiraciones se hacían cada vez más intensas
y llegó su primer suspiro, continué aquel movimiento en busca
de su ombligo y seguí , luego, poco a poco la fui alzando sin mucho
esfuerzo, hasta que quedó sentada sobre mi pecho y ante mí,
muy cerca de mis labios, mis ojos y mi nariz, la hermosa imagen de su pequeño
y tierno sexo.
Podía sentir su temperatura y embriagarme con ese
agradable olor a hembra que venía desde lo más profundo de
su cuerpo, la fui inclinando sobre su espalda y primero su pelo fue descansando
sobre mis rodillas, después, su hermosa cabecita y toda su ardiente
figurita me quemaba, con pasión la besé y bebí el
néctar de su cuerpo, creo que llegaba desde su alma. Hicimos el
amor y nos quedamos desnudos sobre la cama sin hablar, había poco
que decir. Nos dormimos unos minutos o quizás pensamos que así
fuera, dormimos una eternidad y por instantes que parecían siglos
junto a ella, escapábamos de la miseria. Por nuestras mentes y nuestros
corazones pasaban ahora las mismas ideas y los mismos sentimientos, yo
iba dispuesto a quedarme y estoy seguro de que ella por aquel sentido extra
que tienen las mujeres, comenzó a sospecharlo pero nuestros planes
eran distintos, si los suyos hubieran cambiado, no la abandonaría
hasta que decidiera su destino, pero no podía correr el más
mínimo riesgo, debía pensar en todo momento que tenia la
responsabilidad y compromiso de ayudar a Irma y no podía jugar con
su libertad.
A las cuatro ella subió a su camarote y yo
a la rutina de siempre, ya habían cambiado el rumbo del buque
nuevamente y nos dirigíamos nuevamente hacia Canadá, la marejada
disminuía progresivamente y la vida se tornaba soportable. Como
la telegrafía estaba al lado del puente, podía escuchar a
algunos tripulantes hablando por teléfono con sus familiares, la
esposa de Lesme el sobrecargo me envió saludos, fuimos vecinos durante
muchos años, lo mismo hizo la esposa del negro Macias mi mejor amigo,
al que con mucha pena mantuve marginado durante todo el viaje, para que
no cayeran sospechas sobre él. La fiñe también habló,
oía claramente la conversación de todos. Después que
terminaban de hablar, pasaban por el puente a contarnos las buenas nuevas
de sus familiares o sencillamente entraban a tomar café, la guardia-
fue más amena y el tiempo corrió rápido esta vez.
A las ocho y cuarto llegó Zenaida al camarote y la observo muy nerviosa.
-¿Que te sucede?-
-¡Mira!- Me dice mostrándome un hematoma en el brazo derecho.
-¿Cómo te diste ese golpe?-
-Forcejeando con el Capitán.-
-Explícame porque no entiendo nada.-
-El Capitán quiso violarme a las cinco de la tarde cuando estabas
de guardia.-
-¡Coño fiñe! ¿Por qué no gritaste?-
-Tuve mucho miedo Esteban, ese tipo parecía un loco, fue mucho
el miedo que sentí.-
-¡Cojones!...... Ahora mismo, si quieres, llamo al Sec.
del Partido y al Político para formarle un escándalo a ese
hijo de puta.- Para mí hubiera resultado más fácil
haber entrado en el camarote de aquel miserable y caerle a trompadas, sin
embargo, algo me recordaba que debía evitar todo problema que se
me presentara en lo que restaba de travesía, tampoco podía
correr el riesgo de caer en una trampa en el caso que así fuera.
-Tengo mucho miedo Esteban, yo creo que lo mejor será terminar
el viaje en tu camarote.-
-Eso no es ningún problema, pero tengo deseos de subir a descojonar
a ese maricón.-
-Mi cielo cálmate y no compliques mas las cosas, de todas formas
él no logró su objetivo.-
-Pero el asunto no es ese, él te tiene que respetar como pasajera
que eres y me tiene que respetar como hombre.-
-Relájate, acuérdate que mi propósito es largarme
de este país y no olvides que tú no eres militante de ese
cochino partido ni yo tampoco, es muy seguro de que no crean nada y le
den la razón a él y cuando menos traten de encubrirlo.-
-¡Coño! Por todas estas mierdas estamos tan jodidos, por
eso está así ese cabrón país, por estar aguantando
como maricones.-
-Nosotros no podemos arreglarlo, todo el mundo hace lo mismo.-
-Lo mismo si, aguantar como pendejos.-
-Qué otro remedio nos queda, nosotros solos no podemos hacer
nada.-
-Voy a preparar un poco de café con leche, no le abras la puerta
a nadie.-
-No te preocupes.-
En el salón había tripulantes viendo televisión,
algunos me dirigieron bromas cargadas de
ironía, yo se las aceptaba con gusto porque en términos
generales la tripulación no era mala, debió haber sido una
de las más pacificas que navegó conmigo, después de
preparar el café con leche, atravesé el salón para
subir a mi camarote y las bromas se repitieron.
Nos comimos el bocadito que me preparaban para la
guardia y después de tomarnos el café con leche, nos acostamos
desnudos y hablamos unos diez minutos, minutos mas tarde nos encontrábamos
haciendo el amor nuevamente. No puedo negar que la fiñe ejercía
una gran atracción sobre mí y que estar a su lado me excitaba
y no podía evitar el poseerla nuevamente, ella también dejó
huellas casi imposibles de borrar. Relajados y agotados nos quedamos profundamente
dormidos.
Nov.10 1991
De nuevo suena el teléfono a las cuatro
de la mañana, en lo que me preparo para subir al puente observo
a la fiñe en la cama acurrucada como una niñit, le doy un
beso pero no abrió los ojos aunque balbuceo algo ininteligible.
En medio del silencio de siempre, ahora pensaba en lo más
reciente, lo que le había sucedido a Zenaida y la manera de encontrar
alguna forma de poder joder al cabrón del Capitán, de pronto
me acordé de algo que muy bien podía hacerle pasar
un buen susto.
Antes de la salida del buque de Cuba, serian dos o tres días
antes, vino a mi camaote un Oficial de los Servicios de Inteligencia Naval,
y al enterarse de que el Capitán no se encontraba a bordo, me entregó
un sobre lacrado para que se lo entregara, aquello me llamó mucho
la atención, porque de ser alguna información confidencial,
no era normal que se le entregara a una tercera persona, no me asombró
para nada porque como estaba la situación del país, a la
gente le importaba un comino lo que pudiera suceder y nada era importante
ni secreto, en realidad, mas importancia tenía el saber que se comería
al día siguiente, o de que forma se regresaría a la casa
cuando se terminara de trabajar, porque las condiciones del transporte
empeoraban por día y solo quedaba la opción de la bicicleta,
que también era otro gran problema cuando se esta mal alimentado.
Fuera de eso, para la gente nada tenía sentido. Yo guardé
aquel sobre en mi buró y me había olvidado de él,
esa sería mi venganza, me lo llevaría conmigo y aunque sea
un susto tenía que llevarse ese hijo de puta.
Tome un sorbo de ese café frío con mas sabor
a veneno que a otra cosa y prendí un Popular, que según anunciara
el dueño de la finca un día, estaba mezclado con otras yerbas
para así poder exportar más tabaco, por el olor que despedían
estos cigarrillos, yo creo que finalmente eran hechos de yerbas solamente,
sabían y olían a rayo.
Ahora mas calmado, regresaba a mis pensamientos
de siempre para matar el tiempo, era una especie de tortura, el mar estaba
tranquilo, la temperatura bajaba en la medida en que ganábamos en
latitud y casi no había tráfico en la zona. Sigo con mis
pensamientos para agotar la guardia. Que agradable es recordar los buenos
momentos vividos, en esa isla debe ser un privilegio contar con esos momentos
que les hablo, a veces me río solo cuando pienso, llegan mis barrios,
mis jevitas, no faltaron las buenas mulatas, las fiestas que organizábamos
con cualquier cosa para vencer el tedio y la monotonía, no podía
faltar el sexo, era lo más común, a veces no contábamos
con otra alternativa y luego hasta eso era difícil de hacerlo, se
cerraron muchas posadas, era como si el bloqueo también se ensañara
con lo que llevamos debajo de los pantalones. Mucha gente no tienen motivos
de risa, sus vidas han sido algo abstractas, sus juventudes se han visto
marchitas, ¿qué recordarán ellos?
Collejo me pidió permiso para bajar a la cocina por el
café y eso me hizo volver en mí, la guardia estaba a punto
de terminar y no me había dado cuenta de ello. Con el café
subieron los madrugadores de siempre y las mismas conversaciones de siempre,
nada cambia.
Cuando bajé a desayunar Irma estaba esperándome
para ultimar detalles, siempre había algo nuevo que tener en cuenta,
hoy nos acordamos de los tabacos que teníamos clavados de contrabando
y la forma en que los sacaríamos de nuestros escondites, para entregárselos
a un amigo que se encargaría de venderlos y hacerles llegar el dinero
a nuestras familias. Yo le confiaría diez cajas que vendidas en
España a cien dólares, darían mil dólares con
los cuales podían aguantar unos meses, de acuerdo al precio
del dólar en el mercado negro. Irma le entregaría quince
cajas y el producto de esta venta se entregaría igualmente a su
hijo. En total calculamos unos $2500 dólares limpios, nosotros sabíamos
que se podía vender más caro el tabaco y de esa forma él
se ganaría unos dólares también, o sea, el precio
que le dimos era bastante conservador, pues en el viaje anterior llegamos
a venderlos hasta $140 dólares.
Después de fumarme un cigarrillo en el comedor, llevé
algo de desayuno para Zenaida que se despertó al sentir el ruido
de la cerradura del camarote cuando abrí la puerta. No quería
desayunar, pero lo hizo ante mi insistencia y después me acosté
desnudo junto al calorcito de su cuerpo. Pensé que no se volvería
a dormir pero me equivoqué, no le costó mucho trabajo volver
a empatar el sueño y nos quedamos como muertos hasta el mediodía.
Bajamos a almorzar, la Fiñe lo hacía en otra mesa,
yo comía junto al Jefe de Máquinas, el Capitán y el
Segundo Maquinista, pero a partir de ahora ya no me encontraría
mas con el hijoputa de Vázquez, ese era el apellido de ese individuo
que ocupaba la plaza de Capitán en el buque, hoy no siento ningún
pudor en mencionarlo, algún día tendrá que pagar por
todo lo que hizo en ambas flotas, en la mercante y en la pesca, con diferentes
pretextos se excusaba para no ir a comer, pero el verdadero motivo lo conocíamos
la pianista y yo. Me llamó mucho la atención, de que a partir
de las relaciones conmigo a Zenaida no le sobrevinieran los-
vómitos ni los mareos, me parece haber descubierto de esta forma,
que hacer el sexo daba mejores resultados que todas las píldoras
inventadas para ello. Cuando se lo comenté se echo a reír
y me dio la razón, habíamos realizado un gran aporte a la
ciencia, pero estaban jodidos los que padecieran de impotencia y las mujeres
solteronas.
Después de almorzar nos volvimos a acostar desnudos
y conversamos durante un gran rato, al final siempre caíamos en
lo mismo, el sexo, parecía que nos encontrábamos de luna
de miel. No sabíamos como parar aquella fiebre que se convertía
en un vicio, donde cada acto aportaba alguna experiencia nueva, tampoco
teníamos mucho interés en parar aquello. Hoy Zenaida llevó
la voz cantante, disponía y ordenaba silenciosamente a su antojo,
pidió que me diera la vuelta y recorrió todo mi cuerpo, rozándolo
con su pelo, después repitió esta operación con la
punta de sus senos, la sentí recorrer toda mi espalda hasta los
pies, luego, insistió en mis nalgas hasta que sus tetillas pasaron
entre ellas, mas tarde se acostó sobre mí, mientras me pasaba
la lengua por la nuca, el cuello y la espalda, haciendo unos casi imperceptibles
movimientos, cuando estuvo a punto de concluir y pedirme que me volviera,
sentí que mis nalgas estaban mojadas como fruto de estas eróticas
fantasías, otra vez terminamos muertos.
Sinceramente, durante toda mi vida de aventurero como marino
y hombre al fin, me encontré con mujeres que me sorprendieron, creo
que cada es una caja de sorpresas, cada cual es un misterio que siempre
me ha atraído poder descubrir, unas sobrepasan lo sublime y otras
quedan por debajo de lo ridículo, sin embargo, éstas son
las más importantes ya que generalmente son-
mujeres frustradas en sus relaciones por millones de motivos, y después
que las enseñas o encaminas en este hermoso mundo del amor, nunca
te olvidan y siempre te consideraran el primero. En estos casos están
incluidas mujeres casadas y con varios hijos, que al final del curso me
manifestaron no haber sentido orgasmos anteriormente. Aquellas fantasías
de la pianista no me habían sorprendido porque tuve experiencias
más fuertes con otras mujeres y mi divisa fundamental fue, pecar
por exceso y no por defecto. Siempre di rienda suelta a la satisfacción
de la pareja del momento y por ese motivo, nunca dejé de ser tan
hombre como el que más, quedamos profundamente dormidos, desnudos
y muy juntos.
A las cuatro de la tarde saqué el mapa que abarcaba las
ciudades de St.Stephen, St.John y Montreal, en varias oportunidades medí
las distancias entre ellas y eso me dio una vaga idea, de que mi fuga no
sería un simple paseo. Como los mapas marinos no comprenden las
carreteras, sabía que estas distancias se multiplicarían,
esto provocaría ciertos gastos adicionales, pero estábamos
preparados para esta eventualidad, hoy subieron algunos tripulantes por
el puente, los de cubierta estaban sin hacer mucho debido a la alta humedad
reinante, no le insistí al contramaestre en que realizaran otras
labores porque tendrían suficiente tiempo para ello, además,
qué me importaba en esos momentos si le daban mantenimiento o no
al buque.
Cuando bajé a las cinco y media a comer,
observé a la gente más animada, la marejada había
desaparecido totalmente y se comenzaron a sacar sus trapitos para protegerse
del frío. Irma se veía más relajada pero siempre que
podía me jodía con el asunto de la pianista, ya estaba a
punto de decirle que no me jodiera tanto y fuera ella la que se acostara
conmigo, tampoco era una mala idea, ella era una buena hembra, creo que
solo pensamos en el sexo. Después de la comida regresaba al puente
hasta las ocho de la noche y de no subir nadie a conversar un rato, mi
mente continuaba con esos viajes interminables a través del tiempo.
Al terminar la guardia fui directo al pantry para calentar el
sándwich, y preparar un poco de café con leche que compartiría
como era habitual con Zenaida en el camarote, después nos poníamos
a charlar de su pasado y el mío mientras disfrutábamos un
poco de música, generalmente, el tiempo que yo tenía libre
de guardias lo dediqué a compartirlo con ella, estaba consciente
que el reloj avanzaba y cada momento que se consumía restaba del
disponible para disfrutarlo al lado de esta maravillosa criatura, en aquellos
momentos hubiera deseado que Canadá se encontrara en el Océano
Indico para continuar gozando de esta inesperada y dulce aventura, pero
el destino nos estaba torturando con una mala jugada, al menos para mí
que conocía cuando sería el final de este romance.
Ese cortico tiempo me gustaba pasarlo desnudo junto
a ella y mis ojos recorrían constantemente su cuerpecito, tratando
de encontrar algún nuevo detalle y grabándolo para siempre
en mi memoria. Ella disfrutaba conversar acostada sobre mi, abrazándome
con su agradable aliento, apareciendo el inesperado beso que nos trasladaba
al acto sexual, Zenaida siempre aportaba algo nuevo que yo disfrutaba con
verdadero placer, no era vulgar, aunque en la cama todo es permitido, adoptaba
tal vez las posiciones más obscenas que ser humano pueda imaginarse,
pero esta acción la realizaba con tanto arte y maestría;
que lo vulgar se transformaba en una sublime divinidad, la penetración
era la culminación de nuestro acto, siempre sucedía media
hora después de estos arrebatos de locura y pasión, nos fuimos
para la ducha y enjabonamos todo nuestro cuerpo, el roce de ambos produce
una sensación extremadamente excitante, en esas condiciones la cargué
contra la pared, hasta que llegó el orgasmo. Creo que si este viaje
durara más del tiempo previsto, al final solo quedaría de
mí, el pobre esqueleto de un hombre consumido por la pasión
de esta niña.
Siempre terminábamos muertos y casi sin poder
hablar, desnudos hasta que sin darnos
cuenta, volvíamos a caer en el abismo de los sueño, interrumpidos
más tarde con el torturador sonido del teléfono a las cuatro
de la mañana.
Nov.12 de 1991
La misma oscuridad y el repetido silencio, unos segundos
dedicados a la adaptación de mis pupilas a la oscuridad antes de
recibir la guardia, mientras el Segundo Oficial me daba detalles orales
de la situación que posteriormente yo comprobaría en la carta
náutica, como la visibilidad no era buena el radar se encontraba
encendido y la silla-
del puente junto a él, mi timonel en el otro extremo del puente
permanecía en silencio, quizás pensando en su pasado como
yo o tal vez en su próxima reunión del Partido, el círculo
de estudio, los planes de trabajos, los análisis que siempre realizan
de lo que nunca se resuelve, en fin, los pensamientos de todos esos cabezas
huecas sin criterios.
Collejo trajo el café y se puso a limpiar el puente
mientras yo ploteaba las posiciones obtenidas por el satélite,
cuando subió el contramaestre le ordené poner al personal
de cubierta
a limpiar un poco las manchas de los mamparos de proa y de las torretas
de las grúas.
En el comedor Irma me recordó nuevamente que debíamos
sacar el tabaco de contrabando de nuestros escondites, para dárselo
al amigo que se encargaría de venderlos, yo le respondí que
no se preocupara pues teníamos hasta el día de mañana
para esa operación. Estos se escondían en los lugares más
ilógicos que se puedan pensar, no haré mención de
ellos porque delataría la labor de los que antes fueron mis compañeros
de trabajo. Solo mencionaré una ocasión, fue cuando ayudé
a uno de mis amigos a esconder su contrabando en el techo del camarote
del Político, lo hicimos porque el tipo era un hijo de la gran puta,
hoy lo confieso por la seguridad de que esto no volverá a suceder,
los políticos ya no existen como tal, cayeron de la misma manera
que lo hizo el Campo Socialista, eso fue algo que se había copiado
de ellos y al final el dólar pudo vencerlos.
Le llevé desayuno a Zenaida y como siempre
la tenía que obligar a ingerirlo, después continuábamos
durmiendo hasta el mediodía, no me explico como podía dormir
tanto esta Fiñe.
Luego de almorzar pusimos música y nos acostamos
nuevamente como Adán y Eva, esto me gustaba muchísimo y ella
no perdía la oportunidad para encaramarse encima de mí.
-¿Sabes una cosa?-
-No, si no me la cuentas.-
-Mañana es mi cumpleaños.-
-Entonces te prometo que vas a tener el cumpleaños más
inolvidable de tu vida.-
-Cuando lleguemos a puerto mañana podemos salir y celebrarlo
en tierra, yo tengo unos dólares escondidos en el camarote, para
festejarlo.-
-Mejor hacemos una cosa.-
-¿Qué cosa?-
-Lo celebramos aquí, en la intimidad del camarote, como lo hemos
estado haciendo hasta ahora.-
-¿Y eso por qué?-
-Porque mañana yo voy a salir a moverme en un negocio de joyas,
si me pasa algo quiero que no tengas problemas para que puedas continuar
hasta España.-
-Eso me pone muy nerviosa.-
-No es para que te preocupes, ya lo he hecho en otros viajes.-
-De todas maneras no podré estar tranquila hasta que no regreses.-
-Debes estarlo para que no me trasmitas ninguna energía negativa.-
-Entonces ponte esto para que te proteja y te de suerte.- Terminando
de decirme esto se quitó un pulso de plata que tenía puesto.
-¿Eso que es?-
-Es mi pulso de Obatalá y como sabe que yo te quiero, ella te
va a proteger.- Como no me entraba por la mano lo abrió y lo volvió
a cerrarlo una vez que estuvo colocado en mi muñeca derecha.
-Ven acá, si por una de las casualidades de la vida yo caigo
preso y tu tienes que continuar viaje, ¿de qué forma te lo
hago llegar?-
-No se lo des a más nadie, yo te voy a dejar la dirección
de mi mama en Cuba para que se lo mandes.-
-¿Tú crees que esto funcione?-
-Por lo menos no te hará ningún mal.-
-¿Y eso no te afectará, en tu santo?-
-Ya lo consulté, úsalo y confía en mí,
además, cuando vuelvas por la cocina trae un huevo para hacerte
una limpieza esta noche.-
-Yo lo voy a traer pero te confieso que nunca he creído mucho
en estas cosas.-
-Ven acá, ¿quién trajo ese búcaro de flores
que tienes sobre el librero.-
-Me lo trajo Isabelita antes de la salida, porque lo recomendó
el padrino de religión de Irma.-
-Ya me lo imaginaba, no es común ver flores en el camarote de
un hombre solo.-
-Eso no tiene nada que ver, a mí me gustan mucho las flores.-
-Si, pero tú sabes que no es habitual en los cubanos por un
problema de machismo.-
-¿Quién te dijo que yo soy macho?-
-Eso no hace falta preguntarlo, te sale por los poros.-
-Estás equivocada, yo soy el último bohemio de esa isla.-
-Y a ese bohemio no le gustaría hacer el amor.-
-¿Otra vez?-
-Otra vez si no es que se te descargaron las baterías.-
-No sé, comprueba tú si quieres, me parece que tu hambre
es de años.-
-Tu lo dirás jugando.- Apenas finalizando de decir esto me dio
un provocador beso y se fue deslizando hacia abajo, hasta llegar a mis
tetillas donde comenzó un exquisito malabar con sus labios y lengua
muy erótico, yo sentía como la presión me aumentaba
y ella lo podía sentir bajo su vientre, siguió bajando hasta
donde se había propuesto, aquellos malabares eran realizados con
mayor maestría, casi desesperado le pedí que invirtiera su
posición, y así continuamos ambos hasta el final, en esa
postura permanecimos por mucho tiempo, me agradaba su olor a hembra.
A las tres y media nos bañamos juntos, me
daba placer enjabonarle todo el cuerpo y frotarnos mutuamente, después,
partí para una de mis últimas guardias, allí comenzaba
una dura batalla con mi ser, dudaba de mi propósito por abandonar
el país, estaba embriagado por las relaciones con esta mujer, esto
me estaba sucediendo muy a menudo, mucho más que cuando era joven,
pero ahora resultaba peligroso, daba muestras de debilidad ante la carne
fresca y esos eran síntomas inequívocos de mi madurez. Próximo
por alcanzar mi meta y una simple muchachita era capaz de hacerla fracasar,
por momentos me imaginaba rodeado de una nueva familia, Zenaida sentada
en el piano y los otros hijos tocando diferentes instrumentos, mientras
yo, viejito y blanquito en canas dirigía aquella loca orquesta.
Miraba hacia atrás y chocaba con la mirada incriminadora de mis
hijos y esposa. Las ultimas horas se convirtieron en una lucha constante
con mi conciencia, por un lado, el angelito que me recordaba cual era mi
misión y por el otro, el que me hablaba de los placeres de la carne,
el sexo, el amor. Hubo instantes muy difíciles en los cuales no
sabía a quien de los dos oír, cuando tenía un poco
de lucidez le daba la razón a Irma por su nerviosismo, ella mejor
que yo conocía el poder de persuasión que tiene el culo de
una mujer.
A las ocho de la noche pase por el salón ante las mismas
bromas irónicas de algunos tripulantes, mientras me encaminaba a
calentar el sándwich y preparar un poco de leche, debió haberse
hablado mucho después de mi partida, la gente se preguntaría
constantemente cómo era capaz de mantener a dos mujeres en el mismo
barco sin ningún tipo de problemas,
estoy seguro que algunos hubieran querido preguntarme la fórmula
para alcanzar tal éxito.
No me explico como era posible que la Fiñe no se
aburriera de estar todo el dia dentro del camarote, creo que era el temor
de encontrarse con Vázquez lo que la mantenía en este cautiverio,
no me ofendía esa situación que me evitaba problemas de los
que no estaba en condiciones de enfrentar. Luego de merendar me pasó
un huevo que había traído a la hora de comida por todo el
cuerpo y me pidió que lo lanzara al mar de espalda hacia él,
concluida la limpieza nos echamos en la cama como llegamos al mundo.
-Has pensado en la proposición que te hice.-
-¿En cuál de tantas corazón?-
-En la de quedarnos en España para crear una familia.-
-¿Pensaste tú en todas las cuentas que te saqué
ese día?-
-Te dije que la edad no era un obstáculo que pudiera entorpecer
nuestras relaciones.
-Ahora eres muy joven para hablar de lo que pueda ser el futuro.-
-Yo sé que es muy difícil que me creas pues solamente
llevamos unos días de relaciones, pero no me equivoco si te digo
que te estoy amando, esto que me pasa contigo supera al capricho, no lo
llegue a sentir con mi esposo, a quien conocía desde hacia muchos
años.-
-Te creo, nunca he dudado de lo que me has dicho, veo que me lo demuestras
en la intensidad con que te entregas en cada acto sexual, yo también
te estoy queriendo y contigo me siento cómodo, pero piensa que esta
pasión con la que nos estamos amando hoy se irá apagando.-
-Esteban mira a tu alrededor y encontrarás a miles de parejas
en las que el tiempo no ha influido para nada, se aman como nosotros pudiéramos
hacerlo.-
-Este es un sueño donde se corre el riesgo de triunfar o perder,
por ese motivo no se puede tomar una decisión sin antes haberlo
pensado muy bien.-
-Yo sé que todo marchará bien mi amor, empecemos una
nueva vida.-
-Fiñe, tú tienes tus ilusiones y yo no quiero ser un
obstáculo para ellas, vas a cumplir un contrato y aquello no será
el final del camino, querrás seguir, desearás triunfar en
tu carrera como no lo pudiste hacer en Cuba, para eso tienes toda una vida
por delante, yo no quiero ser parte de un fracaso que luego me condenarías
eternamente.-
-Yo estoy dispuesta a renunciar a todo, quiero tener mis hijos, los
años no pasan por gusto y tengo la seguridad de que serás
un gran padre, el hombre que yo necesito.-
-No siempre lo que deseamos está al alcance de nuestras manos
y esas son las malas jugadas que el destino nos pone en el camino, tal
vez para enseñarnos a luchar hasta vencerlas. Si el destino quiere
que nosotros nos unamos para siempre, esto se realizará sin presionarlo,
el mundo no parará de girar y en una de sus locas vueltas nos encontraremos
de nuevo, entonces podrás tener la seguridad de que esa vez será
hasta la eternidad, porque el destino quiso que así sucediera.-
-Piénsalo, todavía tienes tiempo, esto que te he propuesto
no me atrevería a planteárselo a cualquier hombre, para mí
tú significas mucho, eres algo fuera de lo común te lo aseguro
y cuando llegue el momento de separarnos, lo haré con el corazón
destrozado, créeme que te amo.-
-Yo te quiero mucho mi niña.- Reinó por instantes el
silencio y con él apareció el beso que nos avisaba que debíamos
hacer el amor, hoy tendría que ser diferente, hoy lo haríamos
por ultima vez y yo lo sabía, hoy celebraríamos su cumpleaños
y yo le había prometido, que nunca en la vida lo olvidaría,
hoy tenía que sumar todo lo que hasta ese día hicimos, lo
obsceno, lo vulgar, lo-
artístico, lo sensual, lo erótico, lo fantástico,
lo dulce y romántico, lo tierno, lo rudo y violento, hoy tenía
que ser el mas puto entre los putos para lograr un grado de éxtasis,
que la convirtiera en puta también, mientras más locos fuéramos,
mucho más inolvidable sería este momento para ambos, más
seguridad tendríamos de que este sublime acto pasaría a formar
parte de los tesoros que tan cuidadosamente guardábamos en un cofrecito
durante toda la vida, y que sería la única propiedad que
nos acompañaría durante el largo viaje que emprendemos, la
muerte.
Después de aquel interminable momento quedamos
acostados, su cabeza sobre mi pecho, tenía la costumbre de
cruzar una pierna sobre las mías, siempre durmió a mi izquierda,
del lado de la pared, así yo no la molestaba cuando me levantaba
para la guardia. Durante mucho tiempo continuamos en silencio, a partir
de ese momento me daba la impresión de que se encontraba triste,
no sé por cual razón yo pensaba que ella tenía idea
de mis intenciones, la intuición femenina es asombrosa y de eso
no tenía la menor duda.
Para mí era un momento doloroso también, doblemente
más penoso, la quería y sabía que ese cariño
estaba perdido, muchos fueron los momentos en que deseaba ciegamente decirle
que si, pero esos impulsos se quebraban cuando aparecía la imagen
de mi familia y los momentos amargos que les esperarían a partir
de mi deserción. Quería proponerle que se quedara conmigo
en Canadá, pero la duda, la desconfianza, el temor a un fracaso,
me aconsejaron que no lo hiciera.
Sentí como corrían lágrimas sobre mi pecho,
lágrimas que se vertían en silencio y aquello aumentó
mi dolor, le pasé las manos por su cabellera suavemente y de mis
mejillas aparecieron lágrimas también, lágrimas que
fueron derramadas por el abandono de mi familia, mis amigos, mi Patria,
mi profesión, mi casa, mis vecinos, lágrimas porque no sabía
que me esperaría a partir de entonces, cuánto tiempo pasaría
sin verlos, lágrimas por el odio que llevaba dentro y no me dejaba
vivir tranquilo, por haber dejado de ser quien soy y por querer volver
a serlo. No sabía si volvería a verlos.
Solo cuando intentó darme un beso en las mejillas se
dio cuenta de que yo también lloraba como un niño, los hombres
también lloramos cuando cargamos mucho dolor adentro.
-¿Qué te pasa cariño, por qué lloras?-
-Olvídalo Fiñe, pero prométeme que no le dirás
a nadie que me viste llorando.-
-No te preocupes, te prometo que no se lo diré a nadie.-
-¿Sabes una cosa?-
-¿Qué?-
-Te deseo muchas felicidades, ojalá puedas cumplir cien años
más.-
-¿Quieres que te diga otra? Este será inolvidable, hoy
me has dado el mejor regalo que he recibido en toda mi vida.-
-Yo te lo había prometido.-
-Eres un pícaro, siempre me sorprendes con algo.-Nos besamos
mas calmados y tratamos de dormir algo.
13 de Nov.1991
Cuando llegué al puente y después de adaptar mis
pupilas a la oscuridad, pasé al cuarto de derrota para recibir la
guardia debidamente, en el horizonte se divisaban las luces de navegación
de varias naves y me tocaría hacer la recalada hasta la entrada
del río St. Stephen donde tomaríamos Práctico que
nos conduciría por el río hasta el muelle de Bay Side. Estaba
obligado a reportar la posición del buque a puntos de control del
tráfico de Canadá cada cierto tiempo, tuve que maniobrarle
a varios barcos dedicados a la pesca que se cruzaron en nuestro camino.
La guardia se hizo entretenida y estuve todo el tiempo ocupado
frente al radar, la temperatura estaba por debajo de los cero grados y
caían pequeños copos de nieve, hacía solo unos días
estábamos en Cuba con unos treinta grados sobre cero, el contraste
era muy grande y sentíamos los cambios más fuerte que lo
normal por la falta de tiempo para aclimatarnos, esto no era nada nuevo
para mí y ocurría con cierta frecuencia.
Una vez tomado el Práctico a bordo entregué mi
guardia, antes de bajar a desayunar le dije al Capitán que yo haría
la maniobra de atraque en la proa, prefería pasar un poco de frío
antes de permanecer en el puente con ese tipo.
Cuando bajé a desayunar Irma estaba muy alterada
porque no habíamos sacado los tabacos de nuestros escondites, me
recriminaba por dedicar todo el tiempo a mi romance con la
pianista, como la gente estaba entretenida en los preparativos de la
maniobra, le pedí que me acompañara y se pusiera a vigilar
en lo que yo sacaba mi contrabando, operación que solo me tomó
unos minutos, se hecho a reír cuando vio el lugar donde los tenía
clavados. Después fui a sacar los suyos y más risa me dio
a mí ver donde estaban los de ella. Los dos habíamos actuado
contra la lógica y los demás tripulantes me imagino que también.
Se los entregamos a nuestro amigo común y desayuné con más
calma, ya nos encontrábamos muy próximos al puerto de Bay
Side.
En realidad aquí no existe puerto como tal, solo hay
un atracadero en la orilla canadiense del río, la otra orilla es
americana, separada por una pequeña explanada desde el muelle se
encontraba un almacén refrigerado, eso era todo lo que existía,
toda el área está rodeada de la vegetación propia
de los países fríos, desconocida para mí, ya se encontraba
parcialmente cubierta de nieve.
Subí a mi camarote y le dije a Zenaida que fuera al suyo
para vestirse porque allí solo habían unas horas para poder
salir a tierra, me dirigí al puente nuevamente por un Walky-talky
y de allí partí para la proa. Antes de atracar nos fondearon
para esperar a que desatracaran a otro refrigerado cubano, el "Batalla
de Yaguajay" que partiría de regreso hacia Cuba, soltando las amarras
de este buque, comenzamos a levar anclas y nos dirigimos al muelle. Me
llamó mucho la atención de que en lugar de continuar su viaje,
el Yaguajay fue fondeado en el lugar que nosotros habíamos dejado.
No puedo negar que me preocupó bastante el repentino fondeo
de este buque.
Cuando nos aproximábamos al muelle pude distinguir la
figura del ex-Capitán Alfredo Vázquez Borrego, acompañado
de un individuo de la Inteligencia cubana que permanecían en el
área con la justificación estúpida de atender el embarque
de papas hacia Cuba. Vázquez había sido sancionado entre
otras causas; por los fraudes que se cometieron en España durante
la adquisición del buque "Bahía de Puerto Padre", dicen los
tripulantes de ese buque que el robo allí fue espectacular, sin
embargo, se demoraron bastante para sancionarlo porque el camarada era
militante del Partido. Con este individuo yo trabaje como Segundo Oficial
a bordo-
del "Jade Island", bautizado en Santiago de Cuba como "Renato Guitart"
y posteriormente, muchos años después, le di la vuelta al
mundo en ese barco con el nombre de "Casablanca", viaje en que considero
haberme jugado la vida por el estado tan deplorable en que se encontraba.
La presencia de estos individuos en ese país
no tenía justificación alguna, antes de proceder a cargar
el buque nosotros recibíamos toda la información necesaria
referente a cualquier cargamento, ya sea de la parte del propietario de
la misma, del embarcador, del fletador del buque, del transportista e incluso
en oportunidades del propio receptor de la mercancía, donde nos
daban instrucciones para su manipulación y cuidado a bordo, más
aún, cuando no se recibía ninguna de estas orientaciones,
los primeros oficiales nos documentábamos en el libro "Thomas Stowage",
donde aparecía información sobre todo tipo de carga. Además
de esto, Vázquez nunca fue destacado ni como Primer Oficial y menos
aún como Capitán, sencillamen-
Te se encontraba colaborando con la Seguridad cubana por su condición
del sancionado que deseaba volver a retornar a su status de privilegiado.
Atracados los saludé a ambos con la naturalidad
más grande del mundo y fui con el capataz de los estibadores para
mi oficina a entregarle los planos de carga del buque, oportunidad en la
que me recordó el error que se había cometido el viaje anterior,
cuando se descargó una mercancía de Francia en este puerto
y viceversa, provocándole a la empresa Caribex una pérdida
de más de $20,000 dólares. Aquello me importaba un pito y
si repetían el error también. Nos dirigimos hasta la bodega
No.1 donde venía estibada la carga de Canadá consistente
en langostas, camarones, ancas de rana, pescado, esponjas de mar, etc.
Todo lo que no estaba al alcance del pueblo, miré por la borda en
dirección al río y allí permanecía todavía
el Yaguajay mi preocupación aumentaba.
En esos momentos no solamente estaba nerviosa Irma, creo que
yo lo estaba más aún, pues cuando atracamos el tipo de la
Seguridad saludó con mucha familiaridad a Zenaida y después
no la volví a verla por mucho rato, por primera vez me sentía
verdaderamente preocupado y no podía dar síntomas de nerviosismo.
Me preguntaba constantemente si no había caído en una trampa
y la duda me abrigó totalmente. No podía creerlo, no debía
hacerlo, tenia que ser demasiado profesional para desarrollar su labor
con la perfección que lo hizo.
Comencé a elaborar un plan de emergencia en mi mente
con el objeto de combatir esa posible eventualidad. El barco era uno de
los más modernos que poseía Cuba y moderno también
era el sistema de arriado de los botes salvavidas, los cuales se arrancaban
con facilidad por medio de un botón de encendido, solo necesitaba
amarrar todas las puertas de salida al exterior para darme unos minutos
de ventaja, calculaba que cuando yo estuviera en el agua con el motor arrancado,
sería en el tiempo que pudiera salir algunos de los héroes
de a bordo con la intención de frustrar mi fuga. Me pasaron por
la mente cosas más malas con el propósito de paralizar por
un tiempo la nave en ese puerto, pensé lanzar al agua los sextantes
marinos y las publicaciones náuticas, deseaba derramar ácido
de baterias en los radares y los equipos de navegación del puente,
fueron muchas las cosas que pensaba hacer en caso de un contratiempo. La
más importante, la del bote, sería en la que debía
calcularlo todo, para ello tenía poner al corriente a Irma, pero
por el momento no quería alterar su sistema nervioso, ese día
observé que estaba muy alterada y su personalidad agresiva se había
transformado en la más dócil de las mujeres, evidentemente
tenía que ayudarla para que todo saliera bien.
Fui para mi camarote y le pasé el seguro a la puerta,
me desnudé y comencé a prepararme para salir, ya tenía
acordado con Chantres el Tercer Oficial para que me aguantara la guardia.
Me puse dos calzoncillos, dos calzoncillos de invierno, tres pares de medias,
dos enguatadas, dos pantalones, dos camisas y el abrigo. Pasaba el tiempo
y anunciaron a la tripulación que acudieran a la oficina del sobrecargo
a cobrar y a recoger el pasaporte, cuando llegué había una
pequeña colita en el pasillo donde se encontraba la oficina. La
gente cruzaba sus bromas mientras esperaban su turno, estaban adelando
dinero porque el viaje era largo y por esa razón nos entregarían
cien dólares canadienses, habrían pasado más de dos
horas y no había visto a la pianista, quien llegó cuando
me faltaban tres personas para entrar a la oficina.
-Oye, ¿dónde estabas metida?-
-Allá arriba hablando con el muchacho que estaba en el muelle
cuando atracó el barco.-
-¿Tú lo conoces?-
-Si, desde hace muchos años, él estudió conmigo
en el Pre-Universitario del Vedado.-
-¿Te preguntó algo sobre la tripulación?-
-Para nada, solo hablamos de la gente de la escuela.-
-¿Sabías que es agente de la Seguridad del Estado?-
-No, no lo sabía.-
-Entonces, ten mucho cuidado en lo que le dices.-
-No te preocupes, yo no soy tan boba.-
-Bueno espérame que voy a cobrar y después almorzamos.-
-Te espero.- En esos momentos pasé al interior de la oficina
del Sobrecargo.
-Lesme, dame también el dinero y el pasaporte de Irma que ella
está atendiendo el comedor.-
-No hay problemas mi hermano, toma y fírmame aquí.- Me
entregó lo que le solicité sin ningún tipo de objeción
y después de firmar, salí con la niña para el comedor.
Ya la gente estaba sentada y le dije a Irma que llevara lo suyo conmigo,
subí al camarote con el pretexto de lavarme la boca y aproveché
para abrir el sobre lacrado que me habían dado para el Capitán,
dentro había un mapa que no me dediqué a observar y una nota,
también traía un rollo de fotografías en blanco y
negro sin usar que dejé sobre mi buró. Por el sistema de
audio anunciaron que los autobuses se encontraban en la escala del buque,
listos para llevar a la tripulación hasta el pueblo, escondí
mis títulos dentro de mi camisa doblados, tomé las fotos
de mis hijos y mi mujer, las guardé en uno de los bolsillos de mi
abrigo, tomé dos cajetillas de cigarros Populares y me dispuse a
salir tomando el maletín donde Irma había colocado todos
los guerreros de su Santo, éstos pesaban más que un ejército
de gordos, me imagino que serían de plomo, cuando bajaba hacia el
portalón me acorde que había quedado encima del buró
mi curso de inglés y no quise regresar por él. La mayor parte
de la gente estaba sentada dentro de los microbuses, cuando se me ocurre
mirar hacia el comedor Irma se encontraba atendiéndolo, con una
seña le dije que saliera y por suerte me entendió.
-Oye, ¿qué coño estás esperando, te quedas
o vas a continuar viaje?-
-No Casañas yo me quedo, pero figúrate, todavía
me falta por ponerles el café.-
-Que vayan a tomar café a casa de la puta de su madre.-
-Tú te imaginas, qué van a decir-
-Irma, a ti que cojones te interesa lo que digan esos hijos de puta,
mira, baja por el abrigo que yo voy a hablar con Chantres para que ponga
el café.-
-Está bien, espérame aquí.-
Chantres fue a cubrirle en el comedor, a los pocos segundos
Irma y yo descendíamos por última vez por aquella escala,
el primer bus estaba completo y nos dirigimos al segundo, cuando entré
me tocó sentarme al lado de la pianista y del otro lado se sentó
Irma. Cerraron la puerta y arrancamos para St.Stephen, que ironía
del destino, realizaría el pequeño trayecto en medio de las
que para muchos eran mis mujeres, el recorrido lo hacíamos en silencio
y cuando descendimos Zenaida trató de pegarse a mí, no sé
por cual razón Irma entró en una tienda de artículos
de segunda mano, parece que fue para darme tiempo a despedirme de la pianista.
-Acuérdate de lo que hablamos.-
-Estoy muy nerviosa.-
-No te preocupes que no me va a pasar nada.-
-Cuídate.-
-Espérame en aquella pizzería y hazme el favor de decirle
a Irma que la estoy esperando.- Le di un beso en la boca y por su mirada
me di cuenta que sabía no me volvería a ver, quizás
nunca.
Cuando Irma salió estaba preocupada, habíamos
observado lo mismo, el pueblecito era muy pequeño y no se veía
el más leve síntoma de que existiera servicio de autobuses,
entramos a una tienda y le pregunté al dueño la forma de
llegar a Montreal. Consultó por teléfono y cuando colgó
me dijo que existían dos vías, yendo hasta un pueblo que
se encontraba a no sé cuántos kilómetros de allí,
por donde pasaba un tren dos veces por semana para Montreal, la otra era
dirigirme hasta St.John donde habían dos salidas diarias de autobuses
además de vuelos diarios hasta mi destino. Cuando le pregunté
como llegar hasta allí me contestó que en taxis, que si lo
deseaba el podía llamarme uno, se lo agradecí y le dije que
lo haría más tarde. Saliendo de esa tienda entraba el telegrafista
uno de los delatores del buque y cruzamos unas palabras.
-¿Ahora qué hacemos?- Preguntó Irma muy nerviosa.
-Siempre ir en contra de la lógica, en estos momentos todos
deben estar entretenidos comprando sus mierdas a ninguno se le ocurrirá
entrar en un bar, entonces, vámonos para uno que vi a la entrada
del pueblo.-
-Si, pero lo difícil es salir para St.John.-
-Irma, aquí difícil no hay nada, vamos al bar, pedimos
algo de beber y yo solicito un taxi.-
-Tengo mucho miedo, yo creo que esa gente cuando se den cuenta van
a salir a buscarnos.-
-Cuando eso suceda ya nosotros estaremos muy lejos de aquí,
¿qué quieres beber?-
-Pídeme un cafe.- Cuando llegó la camarera le pedí
un café y una cola, le solicité que me llamara un taxi, cuando
sirvió todo le pagué la cuenta. No dejábamos de mirar
por las ventanas hacia el exterior y desde ese momento comenzaríamos
a sufrir psicosis de persecución. El taxi llegó a los diez
minutos.
Emprendimos un viaje sin regreso, para unos el de los traidores,
para otros el de los cojonudos, para el que lo vive no tiene descripción,
es solo eso, el viaje de donde no se podrá regresar. Solo el que
lo ha vivido sabe que significa, solo el que compró ese ticket sabe
lo que se sufre, lo que se llora en silencio, la tristeza que embarga el
alma, el dolor de perderlo todo y ganar mucho, perder la tierra que se
ama, el amor que se desprende por un barranco profundo en segundos, botar
la vida, la corta vida que no se puede olvidar.
Hoy han pasado varios años de aquel escape del paraíso
imaginario, años perdidos en ilusiones que nunca han existido, sueños
gastados en un futuro, dolor que no se olvida, rencor latente en cada palabra,
esperanzas que volaron como lo hace una gaviota, amargura por una tierra
que se olvida con la felicidad de un presente que vive, con la sonrisa
de una familia, la del nieto que comienza a echar raíces en lo que
será tu tierra, la que cubrirá un día la tumba de
tantas ansias por ser uno, ser un yo, tal y como deseamos ser en el lugar
donde una vez nacimos y nos privaron de tanto y tan poco, ser libres.
Han pasado varios años y esos me sirvieron para enlazar
muchos acontecimientos para poder comprender muchas cosas difíciles,
maldiciones que solo se encuentran en corazones desangrados por la angustia
de sentirse traicionado. Llegué a conclusiones de las cuales estoy
seguro no estar equivocado, un día un amigo me preguntó en
Montreal; <<¿Cómo saliste de Cuba, muchos lo hicieron
en balsas, en el tren de aterrizaje de aviones, de mil maneras, cómo
saliste tú?>> Yo salí templando le respondí, soy un
afortunado, nadie sabe cuantas personas han perdido la vida en ese intento,
lo jodido de todo esto es que mi salida era conocida, aquella querida que
quedó en Cuba era una agente de la Seguridad del Estado, la pianista
también. De algo estoy muy seguro también, aquellas lágrimas
derramadas en varias oportunidades valieron la pena, no me arrepiento de
haber llorado.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
18-3-2001.
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