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 COREA DEL NORTE 17 AÑOS DESPUES.
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    Después de descargar en el puerto de Tsingtao en China, el buque “Bahia de Cienfuegos” donde me encontraba desempeñando el cargo de Primer Oficial, fué designado para cargar en  Corea del Norte, exactamente en el puerto de Hunnang, donde habia estado 17 años antes, aquello me produjo molestia ya que conocia muy bien las características de este pais, pero sobretodo sabia muy bien las dificultades, que tendria que enfrentar como el Oficial dedicado ahora a la carga del barco.
    Era el mes de Diciembre de 1990 y en China no pudimos comprar el avituallamiento requerido para continuar el viaje, por problemas en los pagos de nuestros representantes, China habia cambiado y exigia que estos se realizaran en dolares, por tal razón partimos para Corea escasos de víveres y con la calefacción rota; yo compré una pequeña hornilla eléctrica, que mantenia encendida en el piso del baño de mi camarote, para mantener un poco caliente a ambos.
    Me sorprendió un cable recibido por el Capitán desde la agencia CUFLET de Corea, donde se nos suplicaba que no limpiáramos las bodegas una vez terminada la descarga del azucar a granel, lo lógico en todos los casos era arribar al puerto de carga, con todas las bodegas limpias y listas para la carga, pero nada me sorprendia en esos momentos, y podia ser que nuestra carga fuera hierro o algo por el estilo, que no exigiera tanta limpieza de los espacios dedicados a la carga.
    Cuando llegamos a Corea, el panorama era peor que el observado la vez anterior, mas destruido y en lugar de notar avances en el aspecto que nos mostraba el principal puerto de este pais, lo ví mas destruido y sucio, comprendiendo que 17 años no habian servido para nada, las mismas locomotoras de vapor con su caballo de Chullima y banderas rojas, pero ahora con las fotos del hijo de Kim Il Sung, el gordito de Kim Yong Il, sucesor del padre que dió inicio a una dinastía, seguian los mismos cañones antiaéreos en lo alto de la colina vecina, parece que eran de palos y tampoco nunca se movieron.
    Nos dijeron que podíamos salir a la calle y eso representaba un avance comparandolo con la visita anterior, pero cuando salimos no habia nada halagador que ver, incluso, cuando caminabas por una acera los coreanos cambiaban de senda unos cincuenta metros antes de encontrarse con uno, parece que era la orientación que les habian dado, y de esta forma se verian muy remotas las esperanzas de cualquier contacto con la gente del pueblo.
    Fuímos invitados una noche el Capitan, el Jefe de Maquinas y yó a una cena en un hotel de este pueblo, durante la trayectoria toda la ciudad estaba a oscura menos una enorme estatua erigida en la cima de una pequeña loma construida para este fin en el centro de la misma, ella podia divisarse desde todos los angulos del pueblo, bien iluminada y dorada según nos contó el traductor, la cena fué presidida por una gran austeridad, mas bien muy pobre y dedicada a resaltar la figura de este nuevo lider, en esta oportunidad el hotel estaba totalmente vacio y solo vi la presencia del personal de seguridad del mismo.
    Las operaciones de carga duraron mas de un mes, creo que ha sido el peor castigo sufrido durante mi permanencia a bordo de los barcos cubanos, las raciones se agotaron y los coreanos no tenian nada para vendernos, ni huevos que es mucho decir, ellos estaban mas jodidos que nosotros pero aun así, sus gobernantes se empeñaban continuar con su fracazo sometiendo a este infeliz pueblo a incontables sacrificios, lo que les pueda contar seria muy poco sobre esta experiencia.
    La solicitud de que no se limpiaran las bodegas la habian hecho, para una vez el buque en el puerto, recoger toda la barredura del azucar para consumo directo, inmediatamente a nuestro atraque el buque fué abordado por estibadores escoltados por personal del ejército, quienes embarcaban en sus camiones todos los sacos de esta barredura, ésta operación no fué nada fácil y aquellos trabajadores andaban colgados de los techos y paredes de las bodegas en la búsqueda de cuanto terrón permanecia pegado a ella, a los mismos que se jugaron la vida por así decirlo en estas labores, no se les permitió llevarse a sus casas ni una onza del producto, esta situacion aparte de hacerme sentir un poco de verguenza, me dió una imagen clara del duro momento por el que estaba atravesando el pueblo de Corea.
    Con 18 grados bajo cero, aquellos infelices andaban con unas zapatillas  de lona, sin guantes, mal abrigados y en varias oportunidades los ví comiendo maicena cruda mezclada con azúcar, para calentarse reunian un poco de madera y prendian fuego dentro de un barril, alrededor del cual se agrupaban para calentarse cuando el frio les era insoportable, nos suplicaban por señas que les diéramos cigarros y siempre les tirábamos a escondidas de los guardias alguna caja de Populares, los cuales se repartian entre los del grupo y fumaban con placer a pesar de la mala calidad de estos. Las bolsas de poliétileno con la basura que colocáabamos en la popa de nuestro buque, eran abiertas y después de extraerles la misma, se llevaban los sacos con ellos provocandonos tener un gran basurero en esta parte del barco, todo lo que para nosotros era considerado como inservible y se dejaba abandonado, desaparecia como por arte de magia, sin embargo, nosotros no podiamos ayudarlos aunque quisiéramos, todo contacto con extranjeros estaba prohibida para ellos, pero no para los dirigentes del puerto, que venian a diario a matarse el hambre en nuestro buque y nos recalcaban que para nada debiamos ofrecerle nada a los estibadores.
    Un dia de esos, embarcó uno de sus políticos y en su recorrido por el buque llegó hasta el basurero de popa, inspeccionándolo con detenimiento encontró una hoja de periódico con una fotografía del camarada Kim hijo, pero que al parecer algún tripulante utilizó para limpiarse el trasero por falta de papel sanitario, y aquello dió origen a tremendo problema ya que habia sido considerado una falta de respeto para el pueblo coreano, según las palabras de este individuo, la sangre no llegá al rio por nuestra condición de cubanos, pero de acuerdo al individuo, nuestra falta era muy grave y merecia hasta prisión su autor.
    Por otra parte, las condiciones nuestras empeoraban en la medida que pasaba el tiempo, los víveres se nos agotaban y nuestro desayuno se limitó a una taza de un café preparado con cualquier grano tostado y molido con leche condensada, sentia mucha pena cuando tenia que exigirle a los marineros realizar cualquier tipo dee reparación en el exterior del buque con – 18 grados.
    Un dia nos visitó la representante de CUFLET a bordo, era ella muy comunista y hablaba maravillas del gobierno coreano, entre otras cosas me dijo que habian sido muy caritativos, ya que le habian regalado al compañero Alberto Juantorena la fuente que serviria para adornar la entrada al estadio Olimpico, que se estaba construyendo en La Habana con vista a la celebracion de los Juegos Panamericanos y que nosotros transportariamos. Le pregunté cuanto tiempo llevaba de representante de una empresa operadora de buques y me contestó que solamente un mes, ya que ella se habia desmovilizado del Ministerio del Interior, y le habian asignado ese trabajo porque su marido era el Agregado Militar de la Embajada de Cuba allí.
    Le pregunté si conocia los términos utilizados en los contratos de transportación marítima, de fletamentos, de compra y venta, le pregunté si sabia algo de sobre estadia, pronto despacho, etc, etc, y realmente ella no conocia nada de esto, por lo que le manifesté que la fuente de la que me hablaba hubiera salido mas barata, comprándola enchapada en oro, en Las Vegas. Le expliqué someramente cuanto se perdia por cada dia que nuestro buque estaba parado, y ella me respondió que los tratos con los hermanos coreanos eran preferenciales y asunto de nuestro estado. Así a sido durante estos cuarenta años, un problema de nuestro estado, por la mala dirección de la economia y no del gastado bloqueo americano.
    Para el pueblo cubano, Corea seguia siendo el ejemplo a seguir, al pueblo le mostraron imágenes bellísimas del Festival Mundial de la Juventud celebrado en Pyongyang, y cuando yo les decia a muchos que se estaban muriendo de hambre, no me lo creian. Hace solo unos meses veia por la TV de Canada, las noticias acerca de la cantidad de personas que morian en Corea por hambre y ya habian pasado varios años de mi última visita a este pais, creerian entonces aquellas personas lo que les dije en aquel momento, de verdad que no me importa.
    Los coreanos celebraron aquel festival sometiendo a su pueblos a grandes sacrificios para vender una imagen falsa de su pais, como lo hizo Fidel cuando la celebracion de los Juegos Panamericanos, claro, el visitante no se dá cuenta como está viviendo el pueblo, y parte hablando maravillas.
   Corea 17 años después era un verdadero infierno como lo es Cuba también y otra muestra del fracazo del socialismo, aunque sigan empeñados en tratar de mostrar lo contrario.
   Es esto lo que quieren vender los señores comunistas a nuestros pueblos latinoamericanos ??????
 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.