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 COREA DEL NORTE, 1974
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    El buque “Jiguaní” me reservó buenas sorpresas durante mi estadía en él , a bordo de esta magnífica nave posiblemente desaparecida para siempre, conocí varios paises de sumo interés para mí, fué en él donde choqué por primera vez con el terreno que debía seguir el pueblo cubano, sin embargo, aquello no me convenció para nada, nosotros estábamos muy lejos de parecernos en lo absoluto a los asiáticos, quienes pecan en exceso por el culto a la personalidad, además de ser una cultura muy distinta a la nuestra. Pero fué a bordo de esta nave, donde llegué por primera vez a América, un continente casi desconocido y vedado hasta ese momento, gracias a los aportes de la política, que en casi todo momento a tenido la virtud de dividir a los pueblos. El “Jiguaní”me llevó a Chile y después a Venezuela, donde viví hermosas aventuras cuando ya conocía de varias culturas.
     Después de reparar en Hong Kong, el buque fué asignado para cargar en Corea del Norte, malamente llamada Democrática, transcurrida nuestra nevegación, arribamos al puerto de Hunnang, creo que es el principal de Corea, el paisaje que brinda al visitante es bastante triste y los colores que reinan, solo los observé en pocos lugares, desde el gris sucio al negro que producen el abandono, la falta de mantenimiento y un buen toque de pintura, similares colores los encontrará en La Habana Vieja y Birmania, desde el mismo momento de nuestro atraque, se instalaron bocinas a lo largo de toda nuestra eslora, de una forma similar a como hicieron en China y a los pocos minutos iniciaron un concierto que no terminó hasta nuestra salida, durante las veinticuatro horas de forma ininterrumpida, por suerte para nosotros las portillas (ventanas) de nuestros camarotes se cerraban herméticamente.
    Bajo la escala del buque fué puesto un guardia, al que debíamos mostrar el pasaporte cuando bajábamos a leer los calados en la entrega de nuestras guardias, el aspecto de los estibadores era mas lamentable que el de los chinos, sus ropas estaban en mas mal estado y mas sucias. El puerto estaba en las cercanias de una pequeña loma, donde se observaba la presencia de una bateria anti-aerea, cuyos cañones se mantuvieron en la misma posición durante todo el tiempo que permanecimos allí. La carga era llevada hasta el costado del buque por unas locomotoras de vapor adornadas de banderas rojas, fotos de Kim Il Sung, y en la misma proa de ésta, por un caballo alado llamado de Chullima.
    No podíamos salir a la calle y el mayor recorrido que estaba permitido era hasta el Club de los Marinos, situado dentro del area del puerto, cualquier intento de contacto con los coreanos era nulo, por varias razones y entre ellas la principal debe haber sido el temor a ser delatados por sus compañeros y la perenne presencia de los represivos comisarios politicos, otra era, que en este país, excepto la gente destinada para ciertas labores del gobierno, nadie habla otra lengua que no sea la materna.
    Ya pertenecía a la Union de Jovenes Comunistas, habia sido atrapado por esta máquina devoradora de jóvenes y en esta condición fuí invitado a una cena con los miembros del mando y el Nucleo del PCC, junto al Embajador de Cuba y las autoridades políticas del puerto, en la sede del Club de los Marinos. La cena fué abundante y muy aburrida, era demasiado protocolar para mí, pero no puedo negar que disfruté de excelentes platos coreanos.
    En aquellos tiempos, se acostumbraba invitar a las tripulaciones a diferentes excursiones en muchos paises, pagadas por las embajadas, parece que habia dinero ya que todavía no nos habíamos involucrados en guerras de gran envergadura como la de Angola y Etiopía, a partir de éstas ya el dinero no aparecía ni para garantizar la comida a bordo. Fué así, como partí al dia siguiente rumbo a Pyongyang, capital de la República Popular y Democrática de Corea. Salimos de noche desde el barco después de pasar varios controles, que superamos sin dificultad  auxiliados por personal de la embajada cubana, y a bordo de una minivan fuimos trasladados hasta la terminal de trenes de Hunnang, nos pasaron a un salón preparado solo para extranjeros en espera de nuestra salida, teníamos prohibido llevar cámaras fotográficas.
    Abordamos nuestro coche litera púlcramente limpio, iríamos dos por cabinas y en ese coche no viajaba coreano alguno, solo nosotros que éramos un grupito de ocho personas, en la mesita encontramos un agua gaseosa que ellos conocen como saida o algo así, mas un termo de té sin azúcar, bueno, como no se veia nada para el exterior y no teníamos mucho tema del que hablar, nos acostamos temprano. Cuando amaneció entrábamos en la Capital, una vez allí nos llevaron directamente al hotel, este era uno de los mejores en aquel entonces y tenía el mismo nombre de la ciudad, quedaba frente al teatro de la ópera, durante nuestro recorrido pude observar una ciudad muy limpia y mucho mas joven que La Habana, pero padecía de un mal común en casi todo el campo Socialista, la monotonía arquitectónica.

    Después de asignadas las habitaciones, dos por cada una de ellas, con dos camas separadas por un gran cuadro a relieve del Camarada Kim, mi compañero y yo decidimos no hablar nada dentro de ella que fuera comprometedor, por la duda de que existiera algún micrófono oculto, paranoia del que conoce este sistema,agravado por el rigor aplicado en Corea, desayunamos y comenzó nuestro recorrido dirigido, años después cuando veia a los turistas en Cuba guiados como ovejitas, me acordaba de este viaje.
    Primero nos llevaron a un bello parque situado en lo alto de una colina junto a un rio, ahora no puedo recordar su nombre porque han transcurrido muchos años, fué donde nacio el Camarada Kim Il Sung, en toda su área estaba prohibido fumar, aparte de nuestro traductor fuimos acompañados por una guía del lugar, cuando pasamos junto a un árbol rodeado por una pequeña cerca que bloqueaba la proximidad al mismo, la guia nos dijo que allí la mama de Kim lo columpiaba cuando era niño, después pasamos por un area de cesped cercado tambien y nuestra guia con mucha devoción nos manifestó, que en ese lugar Kim se habia peleado con un niño japones, luego nos condujeron al lugar o santuario donde habia nacido el camarada Kim, yo sé que muchos no lo creerán era un pesebre igualito que el que nosotros construimos para adornar nuestro árbol de navidad, el camarada Kim habia nacido en las mismas condiciones que el niño Jesús, bueno, para que cansarlos con este recorrido por aquel santo lugar, alli todo estaba prohibido, nada se podia tocar, no se podía hablar en vos alta, etc, etc, etc.
    De allá fuimos a almorzar al hotel y teníamos unas horas de descanso hasta la noche en que nos llevarian a una Opera, pregunté si podia caminar por la calle y como me dijeron que sí lo traté de hacer, pero al salir del hotel, fuímos seguidos por dos agentes  que al acelerar nuestro paso ellos lo hacian y viceversa, consideramos que lo mejor era regresar al lugar de origen. La cena fué magnifica, en el restaurant solo estaban ocupadas dos o tres mesas de extranjeros, el hotel estaba casi vacio y el tiempo hasta la tarde lo gastamos en el loby del mismo, donde no habia mucho tránsito de personas.
    Serian las seis de la tarde o las siete cuando nos llevaron al Gran Teatro de la Opera de Pyongyang, solo teniamos que cruzar la calle, allí fuimos conducidos a un salon  de recepcion para extranjeros, donde nos ofrecieron un té de bienvenida en lo que esperábamos el inicio de la obra, iniciada esta nos llevaron al gran salón, un magnífico teatro con capacidad para centenas de personas, la orquesta sinfónica sería de unos cien músicos y el coro sobrepasaba esta cantidad, situado a ambos lados de la orquesta, nos llevaron hasta las primeras filas de asientos y una vez allí, levantaron a los coreanos que ocupaban los asientos para sentarnos a nosotros, aquello me produjo verguenza y me asombró la mansedumbre de las personas que fueron perjudicadas por nuestra presencia, sin manifestar la mas mínima protesta se levantaron y se marcharon.
    La ópera se titulaba “La Florista”, era traducida al inglés y francés por medio de unas pantallas ubicadas a ambos lados del escenario, de verdad que era una bellísima obra, la música era excelente y durante un pasaje de ésta muy triste, todos los coreanos comenzaron a llorar, en eso, el traductor nos preguntó por qué no llorábamos tambien, y le respondí que no encontraba la razón pués aquello no dejaba de ser una obra, y creo que el tipo nos interpretó como una gente sin sentimientos o algo así, ya que en el intermedio insistia acerca de lo mismo.
    Al dia siguiente nos llevaron al Museo de la Revolución, un gigantesca obra con mas de cien salas de exposición, fué imposible recorrerlo en el dia, este se encuentra en lo alto de una loma que domina parte de la ciudad, pero sobre ella resalta una enorme estatua del camarada Kim, escoltada por dos columnas escultóricas a ambos lados, de mas de cien metros de longitud, donde se reflejaba la historia de Corea, desde los simios hasta los obreros que enarbolaban las banderas rojas. Todo lo mostrado en el museo, era gracias a la iniciativa del gran camarada, incluyendo su construccion, y es bueno destacar que si el camarada se montaba en un autobús, este era sacado inmediatamente de circulación para ser expuesto después en algún museo, todo lo que el camarada tocaba o miraba, se conservaba como algo sagrado.
    El tercer dia nos llevaron al parque zoológico de la ciudad, construido por iniciativa y bajo la dirección del camarada Kim, no puedo negar que era realmente excepcional, muy grande y verdaderamente hermoso, pero me molestaba que tambien los animales estuvieran vinculados a la historia del Camarada Kim, al extremo de ser casi parientes de él. Uno de los elefantes fué un regalo de Ho Chi Min, un cocodrilo era un regalo de Fidel, y así cada animal tenia su historia guerrillera como la del elefante que combatió en la batalla de Diem Biem Phu( no sé si está bien escrito), después en la tarde nos dieron una cena de despedida y el retorno a Hunnang se hizo de noche también.
    Nos pasamos mas de un mes en las operaciones de carga, tiempo muy aburrido y en que solo nos entreteníamos jugando beisbol dentro del área del puerto, ya que no se permitía pescar tampoco. Corea tenia en ese entonces un solo canal de televisión, con muy pocas horas de transmisión dedicadas por entero a proyectar la figura del gran camarada Kim, escenas del pueblo rindiendole tributo en todo momento, etc.
    Partí de Corea con muchas mas interrogantes sobre el futuro de mi pais y también sobre el sistema socialista, hasta ese momento solo habia visitado a China y Viet Nam en plena guerra, con el cual me solidaricé por la destrucción que ví, pero en la medida que me documentaba sobre el sistema en sí, crecia dentro de mí una apatía y descontento que se reafirmó años después cuando conocí a casi todo el campo socialista, siendo mi gran desilusion el primer contacto con la extinta URSS.
    Mientras tanto, nuestro pueblo solo podia consumir la información y propaganda que le ofrecía el régimen, presentando a estos paises como ejemplos a seguir y muchos ingenuos lo creian todo, trabajaron con fé sometidos a innumerables sacrificios en aras de un futuro incierto y de un pais que nunca existió.
 

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.