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 YO TAMBIEN ME ARREPIENTO
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  Amigos...
 
 

  Las autoridades cubanas carecen de situaciones que les permitan exacerbar los sentimientos nacionalistas de los cubanos, el caso del niño Elián forma parte de la historia, se acabaron las Olimpiadas, el escándalo propuesto sobre el posible atentado en Panamá fue opacado por una infeliz víctima que acusa a sus victimarios de terroristas, pero, que luego se descubre ante el mundo y no quiere desprenderse de su verdadera identidad, terrorista al fin y al cabo (algo que no acaban de comprender muchos de esos llamados “revolucionarios”), se acaba también el romance entre una administración norteamericana complaciente y el asesino más longevo y con más años en el poder de este continente.

  Hoy y como parte de esa nueva ofensiva ideológica, presentan ante la prensa escrita, radial y televisiva, a seres que retornan a la isla después de haber vivido y cumplido sus misiones en defensa de ese régimen y a favor de la división del pueblo cubano, ésta debe ser la última tarea a cumplir antes de pasar a disfrutar las comodidades y privilegios que se les otorgan por destacarse como corderos fieles y serviles. Son personas que fueron destacas en las mismas entrañas del enemigo (entiéndase Miami-USA), gastando a diestra y siniestra el dinero producido con el sudor de muchos trabajadores, en servicios de inteligencia mucho más importante que la adquisición de una ambulancia o toneladas de medicina para el pueblo.

  Hoy, en esas ya agotadoras mesas redondas que saturan políticamente a un pueblo acorralado, presentan a seres que retornan a la isla, después de rogarle al Estado de mil maneras y manifestar su arrepentimiento por haber abandonado un día ese paraíso al que aspiran todos los “revolucionarios” latinoamericanos. Todo esto traducido al lenguaje que conocemos solamente los cubanos significa; “Regresan a la isla aquellos agentes de la Inteligencia cubana que cumplieron sus misiones en el exterior”. Regresan aquellos individuos que un día llegaron a Miami casi desnudos y a los pocos meses eran propietarios de negocios, regresan aquellos cuyas labores han sido las de minar la unión del exilio indomable, tarea que realizan de mil formas diferentes y destacándose entre ellas; la formación de sectores que reclaman las negociaciones con un tirano enfermo y aferrado al poder, para provocar la ira de las partes más radicales de ese ya veterano exilio, de esa manera se proyecta a ese exilio cubano como intransigente y extremista. Regresan aquellos que desde las entrañas del enemigo abogaban por el levantamiento del embargo, otros que defendían el “derecho” de los artistas cubanos a exponer su música y arte en las tierras de libertad (para satisfacer entre otras cosas ese deseo incontenible de mover el culito), mientras nunca alzaron la voz para exigir reciprocidad  por aquellos supuestos gestos de buena voluntad. Regresan aquellos que mantuvieron silencio ante los crímenes como el hundimiento del remolcador “13 de Marzo”, regresan otros cómplices del derribo delas avionetas de “Los hermanos al Rescate”, regresan muchos de los que se pronunciaron y realizaron campañas por el regreso del niño Elián a Cuba, regresan muchos de los que han traficado con drogas desde la isla y aquellos que no han dejado de lavar dinero en Cuba.

  Son muchos los que regresan actualmente a disfrutar de los privilegios que les serán concedidos, otros, permanecerán ocultos y listos a cumplir nuevas misiones, aquellos menos importantes son los utilizados en esta nueva comedia del Comandante, los arrepentidos de haber abandonado un día la “Patria” y hoy tratan de convencer a sus conciudadanos del craso error que ellos cometieron, para que aquellos no incurran en el mismo.

  Ante esa gran ofensiva lanzada en estos tiempos de la que no queda excluida el Internet, yo quisiera sumarme a esa masa de arrepentidos también, de la misma manera que lo hiciera brillantemente el amigo Rafael Coutín y por eso les hago llegar esta nota de arrepentimiento.
 
 

  Camaradas de los periódicos Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores, de las revistas Bohemia, Mujeres, y del semanario Palante. Camaradas de los pocos canales de la televisión cubana y de todas las emisoras de radio (incluyendo Radio Enciclopedia Popular), deseo hacerles llegar este sentido arrepentimiento de un cubano por haber abandonado la isla. Espero que por ser ese el único territorio libre de América (los autoricen a difundir estas líneas)

  Camaradas, desde las Navidades (fecha que autorizaron celebrar hace solo unos añitos) hasta ayer día 1ro. De Enero del 2001, ha caído una cantidad de nieve inimaginable, no me sorprende porque ya había pasado “la Tormenta del Siglo” en este país, pero no dejo de reconocer la magnitud de estas nevadas. Al salir a la calle pude observar muchos autos cubiertos por la nieve, todo el paisaje hasta donde alcanzaba nuestra vista era absolutamente blanco, de un blanco impecable y algo monótono, solo al oscurecer se rompía esa aburrida armonía por las luces multicolores de infinidad de arbolitos y adornos navideños. Caminando por esa nieve me acordé mucho de mis playas, de mis palmeras, de mis mujeres con ese peculiar andar que las identifica, sin mucha ropa y casi siempre sin sostenedores, mostrando sin vergüenza unos senos duros y pezones que desean romper la tela, no saben como las extrañé. Sin embargo, no sé por cual razón me llegaban a la mente situaciones que justificaban mi presencia en este frío país, tal vez recordaba las palabras que un día me dijera mi hijo; “Pipo ellos tienen las playas, el calor, la promiscuidad, solo piensan en tomarse una botella, nosotros tenemos esto, el frío, la abundancia, la libertad, cada cual tiene lo que se merece, no te rompas más la cabeza”.

  Camaradas, tal vez mi hijo tenga razón, él pertenece a esa generación que no se siente responsable de nada, es de esos muchachos que una y muchas veces han dicho; “Este no es mi problema” y me asombran sus palabras porque él nació en 1972, cuando ya existía ese lema que repitió tantas veces al entrar a la escuela portando su pañoleta de Pionero; “Pioneros por el Comunismo, seremos como el Ché”, bueno, ustedes la conocen muy bien porque tuvieron que gritarla muchas mañanas también, con la única diferencia de que mi hijo es tal y como quiso ser en su vida, ser él. Me llegaron a la mente esas palabras de mi hijo y las deseché, no justificaban mi presencia en este país porque yo pertenecía a otra generación diferente a la de él.

  Camaradas, mis razones de arrepentimiento son más profundas, no saben cuanto lamento haber perdido toda mi vida trabajando en busca de un sueño, es probable que muchos de ustedes, los que hoy escriben en esos órganos de prensa del gobierno, se vean obligados a expresar los deseos de sus dirigentes a través de sus cuartillas, es muy probable también que no encuentren un punto de donde partir en sus investigaciones (si es que algún día se les ha ocurrido regresar un poco en el tiempo), yo sé perfectamente que esa línea de partida será muy difícil de encontrar en un lugar donde se borra inmediatamente el pasado, no solo como parte de la historia, peor aún es borrarla de las mentes de las personas o que ellas lo hagan voluntariamente para no sentir remordimientos, sin embargo, aún quedamos personas que conservamos lucidez y deseos de dar a conocer nuestra verdadera historia.

  Cuando marcho sobre la nieve y la temperatura es inferior a los menos veinte grados centígrados, me acuerdo de muchas cosas, las extraño pero sin embargo me doy cuenta que no siento frío, no puedo olvidar las veces que corté caña bajo un sol implacable y mal alimentado, no lo olvido porque fue algo que no hice voluntariamente, pero así son las cosas allá, bueno, eso creo que ustedes sepan. La vida da muchas vueltas en esa isla, deben saber que hoy estás aquí y que mañana no sabrás donde estarás, eso le ha pasado a muchos cubanos, muchos no podrán contárselo porque perdieron sus vidas en Angola, Mozambique, Etiopía, Nicaragua y en muchos lugares más, estoy seguro que ellos no saben aún la razón por la que murieron, no se dejen engañar y les escribe alguien que estuvo un día entre esos muertos cuando todavía eran parte de nuestro pueblo.

  Camaradas, me arrepiento de todo corazón por haber transportado la muerte y la miseria hasta Angola, me arrepiento también de haber gastado un año y medio de mi vida en ese país, lo hice trabajando no peleando en sus selvas, ni matando a hijos de ese pueblo en una guerra donde nunca debimos habernos metido, pero no se puede ocultar que la aceptamos por miedo, por temor a decir que no y perder lo poco que teníamos en ese momento, tal vez el puesto de trabajo, quizás las esperanzas de adquirir un apartamento o las llaves de un Lada, puede ser también el temor a perder la posibilidad de estudiar una carrera, quién sabe la cantidad de pretextos que se utilizaron para que sintiéramos miedo, ya les dije, hay miles que no podrán hacerle estas historias y solo hay una explicación, perdieron la vida por el temor a decir no.

  Me arrepiento haber trabajado durante 24 años en la isla y haber servido 3 años en el ejército, me arrepiento no por haber trabajado para mi patria, me arrepiento porque veo que con el fruto de mi trabajo solo hemos logrado destruirla, siento un arrepentimiento tremendo cuando veo cuan dividida está nuestra familia, pilar de cualquier sociedad, me arrepiento porque no trabajé para alimentar las ansias de abandonarla aún a costo de la vida, me arrepiento y me duele mucho ver que nuestro pueblo sea marginado en su tierra, que más de cuarenta años hayan sido insuficientes para borrar todo síntoma de miseria, me arrepiento de que mi trabajo haya sido en vano, que haya proliferado de manera alarmante la prostitución como medio de subsistencia de muchas familias, ante la desvergüenza de padres que formaron parte de mi generación y la aceptaron en silencio por el mismo temor a decir no.

  Camaradas me arrepiento por haber sentido vergüenza de que me identificaran como cubano en mis viajes al extranjero, siento un profundo arrepentimiento cuando me acuerdo las veces que tuve que transportar mercancías que necesitaba mi pueblo, a países con el solo propósito de mantener en el poder a títeres del comunismo.

  Me arrepiento profundamente de haber trabajado para un régimen que solo premia al hombre por su incondicionalidad y no por su inteligencia, me arrepiento por haber vivido en un país donde la construcción de cárceles alcanzó cifras desconocidas y se mantienen como una constante amenaza para aquel que un día decida decir no.

  Camaradas, quiero expresarles mi más profundo arrepentimiento por haber pertenecido a una sociedad donde la vida no pertenece al ser, los hijos a sus padres ni las ideas a los hombres. Siento un terrible temor a volver a vivir donde se me prive de la voz y no tenga libertad de movimiento, donde no pueda practicar mi credo.

  Camaradas, sería interminable la lista de razones que justificarían mi arrepentimiento, concluyo con la principal de todas; me arrepiento por no haber desertado antes y borrar de mi mente todos estos desagradables recuerdos. Me arrepiento no haber disfrutado este frío y la nieve bajo mis pasos porque de nada me sirvieron las playas, las palmeras, el ron ni nuestras hermosas mujeres, sin libertad de que sirve todo esto.

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2-1-2001.