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SENILIDAD DEL ASESINO
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Traducción al francés
 

Insisto en recordar que el niño Elián González sobrevivió de un naufragio hace cuatro meses. Fue salvado por delfines y por dos pescadores americanos. Su madre; y trece personas más; murieron al final de la travesía de Cuba a Estados Unidos en una balsa con precario motor. Afortunadamente el niño tenía familiares en Miami que se hicieron a cargo de él. 
Para cualquier persona normal la desgracia pudo haber sido mayor, el niño podía haber perdido la vida, pero escapó, y por lo que se ve, está sano junto a una prima que le ha dado el cariño de una madre y tíos abuelos que lo protegen. El padre, al inicio, cuando todavía Castro le permitía hablar, lejos de exigir ir a buscar a su hijo, declaró que "en Miami no se me ha perdido nada", y que si va a Miami sería "con un rifle para matar a unos cuantos". 
El padre debería viajar a Miami, estar un mes allí, preparar al niño para su regreso si es que este desea regresar y si no pues quedarse con él y mandar a buscar al resto de su familia. Este sería el razonamiento mínimo para un caso semejante. Ahora Castro anuncia que el padre está listo para ir a buscarlo, no a la casa donde reside el pequeño con sus familiares, sino a Washington, y pretende mudar a la provincia de Cárdenas, donde vive Juan González, a esa ciudad americana. Los condiscípulos, la maestra, la madrastra y el medio hermano, se desplazarán junto al padre. No viajarán solos, de eso nada, irán custodiados de psicólogos y agentes de la seguridad castrista. 
A Castro no le basta con Elián, ahora se empeña en enviar a niños de seis años a Estados Unidos a 'rescatar' a su compañerito de ideología, es ya el terrorismo infantil. Imagino que a estas alturas el pueblo cubano entero estará haciendo chistes con esta situación, los 11 millones de cubanos estarán dispuestos a ir a buscar a Elián, pero para quedarse ellos también. De más está aclarar que de esa delegación nadie podrá hacer un contacto que no sea extremadamente vigilado por los agentes castristas. Y si el padre se atreve nada más a pestañear, pues balazo en el cráneo que tú conoces y ya culpará Castro al imperialismo. 
El caso del niño ha sido utilizado por Castro para sus maniobras políticas. Culpo solamente a Castro de la utilización política del caso por la sencilla razón de que todavía en Miami no se había expandido la noticia del naufragio del menor cuando ya el dictador estaba vociferando. 
Encuentro lamentable el artículo de Gabriel García Márquez titulado Náufrago en tierra firme. Me parece muy cínico de su parte jugar con la vida de un niño, y repetir las mentiras que le dicta su dictador. Patético mancillar la imagen de la madre muerta. Hace rato que García Márquez viene siendo un personaje lamentable. Su obsesión por el poder da buena fe de ello. Amiguete de Clinton y de Castro, él haciendo el papel de correveidile. Lo imagino bien negociando el intercambio de presos amotinados en una cárcel estadounidense por un niño evadido del tiburón más sanguinario, de un Castro. Su actitud sí que es realmente obscena. 
Como obscena fue su mirada cuando en diciembre del año 1989 se acercó a mí en la recepción del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana para darme el pésame por mi marido muerto en el accidente de avión del 3 de septiembre del mismo año. Me dijo, -percibí que disfrutaba dándome la noticia- que él había sido el primero junto con Fidel, de enterarse de la caída del avión. Yo sospechaba que lo del avión no había sido un mero accidente, todavía sigo con la duda que se regó como pólvora por todo el país. De que al avión lo habían tumbado. En ese avión iban sólo dos cubanos, los demás eran italianos, con destino a Milán. Mi marido, mucho tiempo antes de casarnos, José Antonio González, había estado muy cercano al general Abrantes y conocía, vía el escritor Norberto Fuentes, el objetivo de las visitas parisinas de Antonio De la Guardia. La gente divulgaba que estaba previsto que en el avión viajara Raúl Castro hacia Checoslovaquia con escala en la ciudad italiana, y que se trataba de un atentado a su persona, en el último minuto él cambió de vuelo. 
Gabriel García Márquez intentaba tranquilizarme. En ese instante me vino a la mente una noche estrellada y clara en una de las calles de Miramar, un premio Nobel abofeteaba a una joven y célebre modelo, se rumoraba que su amante. García Márquez no apoyó a Heberto Padilla, el poeta encarcelado, cuando su mujer Belkis Cuza Malé se lo pidió; y tampoco escuchó las súplicas de Ileana de la Guardia cuando ella le pidió interceder por su padre para que Castro no lo fusilara. 
En estos días Castro ha acusado al exilio cubano de Miami de mafia terrorista. El presidente Clinton ha decidido no defender a la comunidad cubana, -como siempre ha hecho con las comunidades negras o judías- pese a que esta comunidad ha sido una de las más trabajadoras, prósperas, y prestigiosas, (hasta 1980 cuando Castro inoculó los barcos del éxodo de Mariel con delincuentes y criminales comunes). El dolor del exilio cubano no ha sido reconocido internacionalmente. En Miami y en todas partes del mundo también hay mujeres cubanas a las que les desaparecieron maridos e hijos, hay niños sin padres y padres in hijos. Para nadie es un secreto que Castro puso una bomba en la familia cubana. Castro alberga terroristas de ETA en la isla, ni hablemos de las guerrillas, los secuestros organizados por el Comandante Piñeiro, fallecido recientemente, esposo de Martha Haeneker, la sexóloga marxista, quien confesara hace unos días en El País que ella vive de manera "austera" en Cuba. Qué risa, o qué pena, o qué pene, me da su caso. 
¿Quién es el terrorista entonces? 
También ha acusado al exilio de intentar asesinar al niño. Tanto a Guillermo Cabrera Infante como a mí, nos han organizado mítines de repudio en diferentes sitios del mundo, cuando hemos ido a impartir conferencias pacíficamente. No hay que averiguar mucho para enterarse de que las personas que se prestan para este tipo de actividad son agentes castristas pagadas por el régimen o miembros de partidos políticos, notablemente de izquierdas, cuyas campañas en buenas ocasiones ha contribuido a pagar con su sangre el pueblo cubano. Cabrera Infante ha recibido envíos raros de cajas de tabaco de la isla. ¿No han escuchado algo parecido en estos días respecto a un periodista español? Sólo que los tabacos del escritor pudieran estar envenenados. A mí me sugirieron prestara atención a las comidas, podían contaminarlas con un virus, hasta alguien me aconsejó de no aceptar botellas abiertas. Por supuesto, nunca conseguiríamos probarlo. Como mismo Elián no puede probar nada hoy en día. Elián no regresará a un hogar con su familia, regresará a una dictadura y su padre será el dictador. Pareciera como si ante Castro todos debiéramos comportarnos como niños indefensos. 
En el año 1993 Castro ordenó asesinar a 23 niños, nadie parece acordarse. No tengo la menor duda de que Castro sería capaz de matar a Elián y a su padre, de envenenarlo antes de que el niño salga de Miami para luego reafirmar lo ya anunciado (esto va acabar siendo una caótica novela de García Márquez, Crónica de un infanticidio anunciado) que al menor lo enfermaron los "mafiosos radicales anticastristas de Miami". Epítetos difamatorios de los cuales se ha hecho eco la prensa mundial; radicales también fueron Jesúscristo, Mahatma Gandhi, Martin Luther King, por sólo citar a algunos. Fidel Castro es capaz de todo eso y de mucho más. Porque Fidel Castro es un loco, a quien ya le patina el coco en una senectud peligrosa. Fidel Castro consta con los medios, el Departamento de Biotecnología y Genética para enviar hacia Estados Unidos desastrosos virus, de eso se ha enorgullecido en múltiples ocasiones. 
Es preferible que el niño sea entrevistado por la periodista Diana Sawyers, a que caiga en las manos de los "psicólogos" castristas, ("psicólogo" en argot cubano quiere decir agente de la seguridad del estado) quienes también trataron a los soldados cubanos que regresaban "arrepentidos" de Angola. Pude hablar con varios de ellos en el hospital Calixto García, los zoombies de las películas de terror americanas podían hacerles los mandados; habían sido rebajados al último grado de enajenación a base de fuerte medicamentación y tortura psicológica. Y que le pregunten a la disidente ciega a quien hace unos meses encerraron en el hospital de enfermos mentales, conocido como Mazorra. Luego la obligaron a irse a Miami, ahora no le dejan reunirse con su hija. 
Pero todos los gobiernos continúan apoyando al criminal. Y créditos van a las arcas castristas. Y apoyos económicos que el dictador entre en la UE y siga deshaciendo, sí señor, cómo no. Y a los niños cubanos que se los coma el tiburón. 

Zoé Valdés
París, 28 de abril del 2000.