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Zona Rebelde |
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Critica de Zona Rebelde de Manuel de Paz Fecha : miércoles 10 de enero de 2001 http://hem.passagen.se/cubanuestra/index_v4.htm Historia
El ojo de Franco en Cuba : Comentario a la primera parte del libro de Manuel de Paz Sánchez "Zona Rebelde" : La diplomacia Española Ante la revolución cubana (1957-1960)" (Taller de Historia, Tenerife, 1997, 401 Pgs.) ISBN: 84-7926-263-X. Por Carlos Manuel Estefanía ¿Sabía usted que al triunfo de la revolución las inversiones de Cuba en su antigua metrópolis oscilaban entre los quince y los veinte millones de dólares? ¿Que la unión de esos capitales con el valor de las exportaciones y el turismo procedentes de la isla caribeña, hacían que la isla representara más de 50 millones de dólares de ingresos anuales para la cariacontecida España de los cincuenta? Sumando lo anterior al florecimiento económico de colonia de inmigrantes españoles en Cuba, comprenderemos la particular sensibilidad del gobierno español, en este caso del Dictador Francisco Franco, ante las trasformaciones sociopolíticas de la ex colonia. La perspectiva que tuvo la diplomacia franquista de los acontecimientos cubanos ha sido convertida en fuente y objeto de estudio por el historiador Manuel de Paz, trayendo como resultado el nacimiento del libro en comentario. Se trata de una obra fundamental para recordar y entender lo que pasó en Cuba entre 1957 y 1960. Difícilmente podrá encontrarse en el ámbito académico español un experto en Cuba que supere en erudición la talla de Manuel de Paz Sánchez. Nacido en Santa Cruz de la Palma en 1953, precisamente en el año del centenario de la venida al mundo de José Martí - también del lanzamiento a la palestra pública de Fidel Castro con su infortunado asalto al cuartel "Moncada"- este catedrático isleño, tiene, entre otros méritos el de haber fundado la colección "Taller de Historia" - cuya página de Internet es http://www.tallerdehistoria.com/ - y el de haber dirigido varias investigaciones sobre las relaciones históricas de España con el Nuevo Mundo, especialmente con nuestra patria. "Zona Rebelde", primera parte, está prologada por otro buen conocedor de la problemática cubana; Josep Fontana, quien califica a la obra de "insólita" dentro de la historiografía española, a nuestro entender también lo es dentro de la cubana, desgarrada, con raras excepciones entre la dogmática marxista leninista y el fundamentalismo anticastrista. Si existe la posibilidad de encontrar un término medio entre ambos polos esta se avizora, con más o menos fortuna, en esta "Zona Rebelde". El estudio del Doctor en Historia Manuel de Paz se nos hace válido con el simple hecho de poner a nuestra disposición valiosísimos documentos de la diplomacia franquista, particularmente los comentarios del embajador Juan Pablo de Lojendio e Irure, marqués de Vellisca. Nacido en San Sebastián el 17 de Mayo de 1906 y fallecido en la representación española ante la Santa Sede en 1972, Lojendio era ya un diplomático de carrera cuando se pasa a los sublevados contra la república española y asume la representación del gobierno de Franco en Argentina (1936). Lojendio, es la figura trágica por excelencia de este ensayo histórico. Por más que no compartamos su ideología, debemos reconocerle el haber sido el único embajador en la historia con el coraje de enfrentar cara a cara las maquinaciones de Fidel Castro contra una sede diplomática. El marqués de Vellisca se jugó la vida encarando al antiguo rebelde, entonces poderoso mandatario, ante las cámaras de Televisión. Lo cual no fue óbice para que tan valiente conducta fuese criticada por el propio Franco, siempre preocupado por mantener las mejores relaciones con la revolución cubana. Una política que le permitió a España ocupar el espacio comercial ventajoso del que fueron privadas en Cuba las empresas norteamericanas y europeas; unas veces por el embargo norteamericano otras como consecuencias del autobloqueo de comunista. Aunque asentada en una matriz ideológica fundamental, la perspectiva diplomática española sobre Cuba no careció de matices. En Alfredo Sánchez Bella, representante de Franco ante Trujillo, tenemos un visionario de luz larga y a su vez capaz de captar muy pronto la infiltración comunista al comprender que "la afirmación de la nacionalidad a toda costa" va a ser el motor supremo de la política de Castro. En Lojendio tendremos un detallista, que disfruta de una apasionante pieza teatral cuyo trasfondo ignora hasta bien avanzada la pieza. Una representación en que, para sorpresa suya, los actores bajarán del escenario para involucrarle en el hilo dramático. Por este libro se adivina el regocijo que debió haber despertado entre los representantes de Madrid en Cuba la caída en desgracia de personeros batistianos como Rolando Masferrer. Se trata de un excomunista a quien en la oficina de Información Diplomática y en la Dirección General de Seguridad española se le conoce su pasado antifranquista, como substituto del comisario Pablo de La Torriente Brau durante la guerra civil. En la embajada deben saber que Masferrer en 1952, entonces director de estadísticas, había recomendado que no debían negociarse nuevos tratados comerciales con España sobre bases sentimentalistas, tomando en cuenta que la balanza era desfavorable a Cuba. De mantener vivo en España el mal nombre de Masferrer se encargara J.M. del Moral, cónsul en Santiago de Cuba en su informe semanal correspondiente al 30 de mayo de 1958, allí se asemejan los procedimientos de detención y tortura empleado por las milicias cívicas del ex brigadista internacional con los empleados en las "checas españolas" durante la guerra civil. Nada escapa a la mirada del historiador de Paz a la hora de modelar textualmente el proceso revolucionario cubano, pasa revista a las fuerzas que conformaban los distintos frentes, las del gobierno batistiano, el Movimiento 26 de Julio, el Movimiento de Resistencia Cívica, el Frente Estudiantil, el Directorio revolucionario 13 de Marzo, la Federación Estudiantil Universitaria, la Organización Auténtica, etc. Ante el lector los acontecimientos se presentan fugaces pero definitorios, entre ellos uno difícilmente explicable en la historia cubana oficialista, el del embargo de armas decretado por el anticomunista Eisenhower contra Batista. Una señal del deseo norteamericano, en esta etapa de no inmiscuirse en asuntos interinos de Cuba, asuntos en los que la mano de los comunistas parezca hallarse lejos, "parezca". Leeremos sobre exitosos y fracasados golpes de propaganda, como el intento de los rebeldes de apoderarse de la Virgen del Cobre y llevarla a la Sierra, lo que provocó un enfrentamiento a las puertas del santuario y la explosión de una mina, con algún que otro santo roto pero a la patrona intacta "gracias a Dios". Aborda, el catedrático, el papel del mejor cerebro de propaganda revolucionaria que haya tenido Castro, Hebert L Matthews, de la muy norteamericana publicación New York Times. Al fin Castro proclama en Santiago de Cuba a Urrutia presidente, iniciando una belicosa marcha hacia La Habana al frente de seis batallones acompañados de tanques y carros de asalto, aplastando, con la presencia de sus soldados cualquier intento de rebelión de otras fuerzas revolucionarias, como bien señala Lojendio en su informe del 9 de enero de 1959. Castro repite sin cesar que él no es el gobierno, que está a las ordenes de Urrutia, pero ya todo el mundo lo sabe, incluido el embajador de España, Castro es el nuevo hombre "fuerte". Se inicia la toma de las sedes diplomáticas cubanas en todo el mundo, una a una van cayendo en manos de los acólitos del 26 de julio. Llegan felicitaciones a La Habana de todas partes incluida de la China de Mao, congratulándose de la "derrota del imperialismo", cuando todavía la revolución se presentaba, ante sus propios actores, como una recuperación democrática, no una demanda nacionalista. Los archivos de la diplomacia española en Cuba y pases colindantes sirven para constatar el reconocimiento casi inmediato que recibió el régimen de Fidel Castro. Para los sectores liberales, Cuba se convertía así, en una más dentro del concierto de naciones latinoamericanas en las que se restablecía el modelo occidental de democracia. Ante la izquierda, las columnas guerrilleras emergían como una versión tropical de las huestes anarquistas españolas de la CNT y la FAI. Más de uno quiso ver en Castro un Durruti redivivo. Para colmo, pronto se supo que Castro debía su formación militar en México a un héroe republicano español, el Coronel Alberto Bayo Giraud. Paradójicamente en la España de Franco, el 2 de enero de 1959 se congregarán ante el monumento a Cuba unos doscientos cubanos; del 26 de Julio, de la Organización Auténtica, del Directorio Revolucionario, y entre ellos el orador Jorge Maach, para festejar la caída de Batista y agradecer al gobierno español ( el de Franco) la ayuda prestada a la celebración de este acto, así como la recibida por los exiliados antibatistianos para continuar sus estudios o desenvolverse en profesiones liberales. Los exiliados cubanos en España viajaron a la isla en vuelos especiales de Cubana de Aviación. Llegaban manifestando su agradecimiento a la Madre Patria y a la representación española por su labor de amparo a los perseguidos por el régimen batistiano, esto a pesar que Europa (y por tanto España), no tenía la modalidad diplomática del convenio de asilo, vigente en América Latina. Pero, si antes del derrocamiento de Batista la embajada española había jugado un importante papel como centro de asilo, la etapa posterior no se lo permitió. Virado el sartén las persecuciones se invirtieron con no menor fiereza. Las embajadas hispanoamericanas se llenaron nuevamente de perseguidos. La embajada Colombiana fue violentada el día cinco de enero por los perseguidos de ayer devenidos en persecutores hoy. El hecho provocó una protesta generalizada ante Urrutia del cuerpo diplomático. Lojendio llevó la voz cantante en la defensa de la inviolabilidad de las sedes y la protección del derecho de asilo. Ya existí una doble jefatura en Cuba. De un lado Urrutia y su gabinete interesados en una regeneración democrática del país pero no en una degeneración comunista del proceso, del otro Fidel Castro con un control absoluto de los resortes del poder. Pronto comienza a hablarse de conspiradores en el seno de las fuerzas revolucionarias. Castro no tardará en desbancar al presidente y su primer ministro, concluyendo la dualidad de jefaturas el 16 de febrero cuando reforma la Constitución y hace que toque al Primer Ministro, es decir al cargo que ocupará, dirigir la política general del gobierno. En pocos meses Cuba tendrá un tono muy parecido al peronismo en víspera de su derrumbamiento, dice Lojendio. Ya habían comenzado las deserciones dentro de la revolución. El joven comandante revolucionario Pedro Luis Díaz Lanz se fugó hacia los Estados Unidos y se convierte en uno de los primeros de acusar internacionalmente a Castro de ser el más activo de los comunistas cubanos, no lo que hasta el momento muchos piensan; una especie de Kerensky. Lanz se encontraba dentro del grupo de comandantes revolucionarios que se oponían más firmemente a la participación de militantes comunistas en las fuerzas armadas, en una comparecencia pública el 29 de junio de 1959 declaró que los que aman la libertad no podían convivir con ningún sistema dictatorial "llámese trujillista, batistiano o comunista" ese mismo día firma su carta de dimisión y desertó. El reconocimiento del Gobierno de Eisenhower al de Urrutia había sido inmediato, lo que en la lectura de la embajada española respondía a la necesidad de los EUA de fomentar sus relaciones con los nuevos regímenes democráticos de América Latina. Muchos elementos favorecían este contacto, Urrutia era un moderado que contaba en su gabinete con elementos revolucionarios como el Coronel Barquín quien había ostentado la agregadura militar en la embajada Cuba en Washington, se comprometía a celebrar elecciones en el plazo máximo de dos años y rechazaba el establecimiento de relaciones diplomáticas con los países allende el telón de acero. El único problema eran las ejecuciones sumarias que sin muchas garantías jurídicas se aplicaban a los acusados de colaborar con el antiguo régimen. Una ejecución en masa, perpetrada en día 13 de enero, desató el escándalo internacional se había fusilado alrededor de setenta personas que posteriormente fueron enterradas en una fosa abierta con excavadoras. Por primera vez se habló de embargo para poner coto a las tropelías "revolucionarias". La respuesta de Castro fue airar las masas contra los Estados Unidos. El "mito" Castro llegará a Venezuela el 22 de enero del 59 para ser aclamado por las multitudes, allí hará un vago llamamiento a la solidaridad continental democrática para arrollar con regímenes dictatoriales de vieja estampa como el de Trujillo, Stroessner y Somoza, también se defenderá de la "campaña de disfamación orquestada por agencias norteamericanas". El agregado español en Venezuela destacará que a pesar de la campaña de los rojos españoles Castro no pronunció una sola palabra en contra su " Caudillo ". Manuel de Paz no comparte la tesis de la infiltración comunista, tal como la estaba definiendo la prensa de entonces, en su lugar considera que la revolución estaba condenada a desembocar en un sistema comunista si quería sobrevivir con la pureza de sus grandes reivindicaciones populares, lo contrario sería una salida populista similar al modelo mejicano. En este punto quien reseña este libro disiente de su autor y encuentra en el mismo texto, elementos que fundamentan tanto el punto de la infiltración como la posibilidad de que la revolución cubana, fiel a sus orígenes hubiera desembocado en un modelo como el escandinavo o por lo menos costarricense. En cierto sentido, el autor concede a la interpretación de los acontecimientos que nos ofrece uno de los documentos que se anexan en el libro. Se trata de "Tesis sobre la situación actual" (11 de enero de 1959) el primer manifiesto comunista de la revolución cubana editado por el Buró ejecutivo del Comité Nacional del Partido Socialista Popular. Allí se plantea, en referencia a la burguesa burocrática, los latifundistas, las compañías y bancos extranjeros, los grandes comerciantes importadores, los grandes magnates del azúcar y el imperialismo : "Sólo si la revolución no se queda en lo meramente político y va a las medidas económicas para cambiar las estructura semicolonial del país puede conjurarse el peligro que tales sectores sociales reaccionarios representan. Mientras ellos mantengan su posición privilegiada actual, habrá el peligro de una vuelta a la reacción política, a la tiranía y a todos los horrores que acabamos de pasar" Como tareas se recomendaban; la aplicación de leyes decretadas por Castro en la montaña, inhabilitación política de todos los que habían participado como candidatos en las elecciones de 1954, el castigo "ejemplar" de agentes y cómplices de la tiranía, la disolución del aparato político batistiano y la conversión de las fuerzas armadas rebeldes como nuevas instituciones armadas. Lo que llama la atención es la perfecta coincidencia de lo que plantea este programa y lo que irá aconteciendo en la Cuba de estos momentos, tal como si los comunistas hubieran dado a la luz la verdadera "partitura" de las orquestaciones de Fidel Castro. Por nuestra parte, encontramos a pensar que estaba acertado el redactor jefe de Newseek, Harold Lavine desde La Habana, citado por De Paz, cuando decía que a los comunistas no le será difícil hacerse de las riendas, poco a poco sus cuadros van siendo infiltrados; Alfredo Guevara encargado de programa formativo del ejército, Violeta Casals responsable de Radio Rebelde Vicentina Antua al frente del Instituto Nacional de Cultura. Los nombres más relevante; Raúl Castro y Che Guevara otorgaban lugares preeminentes a los comunistas en las nuevas estructuras del país, mientras que Armando Hart purgaba el sistema educacional de maestros declaradamente opuestos al comunismo. Se avizora en Cuba, según el periodista Lavine, una nueva Guatemala como la de Jacobo Arbenz. El partido comunista con sólo 24000 miembros al triunfo de la revolución, se va anotando éxitos desproporcionados, entre ellos la ejecución del capitán José Castaño Quevedo vicepresidente del Departamento de Represión del Comunismo y la desaparición de su extenso archivo sobre las actividades de los comunistas cubanos. Toda critica a esta situación fue tratada de traición a la revolución como la supuesta "sublevación militar" del comandante Matos, una simple renuncia publica junto con un grupo de oficiales. En las primeras horas de la mañana del 21 de octubre del 59 apenas conocidos los sucesos de Camaguey dos aviones volando bajo dejan caer octavillas firmadas por Díaz Lanz, lo que la prensa oficial catalogará hiperbólicamente de "bombardeo". El 28 de octubre desaparece misteriosamente Camilo, la noticia se hace pública el viernes 30. A mediado de noviembre se produce una violenta polémica entre los periódicos Revolución y Prensa Libre. Al director de Prensa, Sergio Carbó, uno de los paladines de la revolución del 33, caracterizado por su liberalismo de izquierda y neta oposición al régimen batistiano, no se le aceptó que también criticara al nuevo régimen. Ser atacado por Revolución con varios artículos entre ellos uno titulado precisamente "Zona Rebelde" entre el 27 y 20 de noviembre. No se le perdonaba se refiera negativamente a la justicia revolucionaria con su tristemente célebre paredón. En repuesta Carbó anuncia su compromiso contra las doctrinas totalitarias y acusa a los revolucionarios con credenciales firmadas por ellos mismos de estar contra la idiosincrasia del criollo, el amor a la familia, la lealtad al amigo, contra el ancestral concepto de Libertad, decencia, la cortesía, la dulzura, y la alegría innata del cubano, contra nuestra tradición democrática y en definitiva contra Cuba y contra la Revolución. El 12 y 15 de diciembre se procesa públicamente a Huber Matos en Ciudad Libertad calificándole de traidor por tratar de culpar públicamente al régimen de comunista. Pronto se inician las ingerencias internacionales del nuevo régimen cubano, para ello escogerá presas fáciles : las desprestigiadas dictaduras de Santo Domingo y Haití. Un capitán del ejército rebelde que respondía al nombre de Enrique Jiménez Moya, de origen dominicano, al mando de 56 hombres desembarcará en el aeropuerto de Constanza en un avión C46 camuflado con las insignias de la aviación militar dominicana, el segundo contingente partirá vía marítima desde la Bahía de Nipe en dos yates con 54 y 86 invasores. Irán portando bandera norteamericana y escoltados por la fragata de la Marina de Guerra Cubana, " Máximo Gómez ", la cual llegó hasta 70 millas de la costa. Las embarcaciones serán hundidas y los supervivientes aniquilados en una especie de "Bahía de Cochinos", pero a la inversa, para Fidel Castro. El vértice de esta obra se sitúa en el incidente Lojendio. Ocurre en momentos en que las detenciones de los llamados "conspiradores" habían arreciado por toda la isla y se temía una inminente invasión de antifidelistas desde Guatemala. El 20 de enero del sesenta el jefe de los paracaidistas cubanos, capitán Manuel Rojo del Río deserta en un avión denunciado una vez mas la infiltración comunista y a Castro de considerarse un superhombre. A las diez de la noche estaba prevista una intervención de Castro en el programa "Telemundo pregunta" de la televisión cubana. El Primer Ministro, aludiendo a Manuel Rojo lo acusó de haber combatido a las ordenes de Franco y anunció que daría lectura a una carta que vinculaba a esas gentes con varias personas de la embajada española. Castro leyó entonces una carta fechada el 16 de diciembre de 1959, ocupada a un familiar de Pedro Luis Díaz Lanz, según ella al personaje lo habían mandado a buscar para sacar a unos católicos que se encontraban en la sede diplomática española para la embajada norteamericana, también se aludía a un convento donde se habían instalado una imprenta clandestina, se mencionaba la existencia de seis cajas de dinamita y se hacía referencia a los alimentos y medicinas escondidos en Los Dominicos y en el Sagrado Corazón. El embajador Juan Pablo de Lojendio e Irure, marqués de Vellisca, se presentó airadamente en el estudio: " Soy el embajador de España. Vengo a pedir rectificación por las calumnias que aquí se ha vertido. " Castro le interpeló preguntándole si tenía permiso para hablar a lo que el diplomático respondió que no lo había solicitado porque había sido ofendido, la emisión fue interrumpida pero siguieron escuchándose las voces. Castro le dio 24 horas para marcharse. Como decíamos antes, Francisco Franco no respaldó a su embajador. Lo más importante para el caudillo era en ese momento que Castro no rompiera sus relaciones con España y se le ocurriera reconocer al gobierno republicano en el exilio. Comentando una declaración de Bohemia, Franco reconoció que si bien su embajador se había jugado la vida, Lojendio había comprometido los intereses españoles que tenía la función de defender, incluso llegó a afirmar: "Un embajador acreditado ante un jefe de Estado no debe reaccionar nunca con actitudes de extrema violencia sin contar previamente con el gobierno al que representa". Pero la sangre no llegó al río. Cuba seguirá tratando de más favorecidas a las mercancías originarias de España, buques españoles siguieron atracando en puertos cubanos mientras que la compañía Iberia se convertiría con los años en la única de Europa occidental que aterrizaba en la isla. La nota de protesta de la Oficina Diplomática Española del 23 de enero fue suave y afectuosa. España no rompió relaciones, ellas se conservaron a nivel de encargado de negocios hasta la plena normalización de relaciones quince años mas tarde. En 1972 los pagos totalizaron la cantidad de 43 millones de dólares en bienes y equipos y el equivalente a 13 millones en mercancías, poco después la firma de un nuevo convenio convirtió a Cuba en el primer mercado de España en Ibero América. De Paz, analizando este fenómeno, plantea que tal vez respondiera cierto resentimiento hispánico contra los Estados Unidos por la humillante perdida de los restos del imperio en 1898 y el interés de España de no abandonar a los numerosos españoles que aún vivían en el país entre ellos muchos miembros de las órdenes religiosas (con el tiempo serán expulsados del país en cantidades importantes). Sabemos por el propio autor que en la segunda parte de este libro se volverá a la carga sobre el contubernio entre Castro y Franco. Manuel de Paz ha prometido sacar a la luz una serie de conexiones despampanantes, que ya quisiéramos adelantar pero la palabra de honor empeñada al investigador nos lo impide. Lo que s puede notarse como dato curioso recogido en esta primera parte de Zona Rebelde, es la respuesta práctica y secreta del régimen franquista al incidente diplomático; el expediente español que se le abrió al nombramiento del coronel Ramón Barquín López como embajador extraordinario de Cuba en Europa, a la sazón en Madrid. Se trata de un militar afín al autenticismo, más que castrista, quien había encabezado una fracasada conspiración militar contra Batista en primavera del 56. Barquín fue liberado de la prisión de Isla de Pino para tomar el control de La Habana en nombre de la Revolución hasta la entrada de Guevara y Camilo Cienfuegos el 2 de enero del 59. Como otros tantos revolucionarios terminará desertando. De Paz Sánchez aborda diversas interrogantes relacionadas con la arremetida de Castro contra el embajador Juan L Pablo de Lojendio. Se trata de un diplomático al que la revolución debía agradecerle el que, según algunas fuentes, hubiera salvado la vida de más de cien opositores durante el batistato. Varios elementos pueden ser el factor detonante de la embestida de Castro contra la sede española; la referencia inculpadora en la carta interceptada al familiar de Díaz Lanz donde se habla de sacar de allí unos católicos, entre los que se encontraba Manuel F. Artime, de origen español, quien habiendo sido segundo Jefe de la Zona 0 22 Ciro Redondo del INRA, era ya de uno de los más activos opositores al nuevo régimen. O quizás fuera la reciente deserción de los curas Aguirre y OFarril vinculados en otro tiempo con la embajada de España. O tal vez una reunión de varios religiosos católicos en la sede de la representación española el 7 de enero del 60 para mostrarle su adhesión al régimen de Franco, acto reseñado en el Diario de la Marina. No menos importante que lo que antecede, es el anexo documental insertado en este libro. Comienza con "Vida Nueva", carta pastoral del Arzobispo de Santiago de Cuba Enrique Pérez Serantes, del 3 de enero de 1959. Es un documento premonitorio que nos permite comprender el "con la Iglesia hemos topado" de Castro. El choque no debe atribuirse sólo a lo que de conservador pueda atribuírsele a esta institución. La carta pastoral está llena de alabanzas al proceso que los "doce hombres de la Sierra" (los supuestos 12 sobrevivientes del Granma), dos años atrás había iniciado para terminar con el juramento del Dr.Urrutia de hacerse cargo de la presidencia. Se habla en la carta de los capellanes que habían acompañado al ejército rebelde y se define al régimen de Batista como un edificio "caduco e inadecuado, como la mayoría de los regímenes modernos, por obra de maestros muy liberales y ultramodernos, totalmente desvinculados de los principios rectores de los estados". Llama a que sobre la ceniza del primero se levante otro que no sea igual, pide una república democrática en la que los ciudadanos puedan disfrutar a plenitud de la riqueza y de los derechos humanos, en la que sin nivelar a todos los hombres estos se sientan tratados con la dignidad propia del ser humano, que no falte el pan ni el trabajo a nadie, que la educación permita a todos subir los peldaños de la escala social, y que no sea privilegio de nadie, pide que se forme, sin que ello implique obligatoriedad a los niños en el molde cristiano, que el estado defienda la unidad y la indisolubilidad del matrimonio, catalogando al divorcio vigente en Cuba de un cáncer que está desintegrando a la familia, que sin restringir la indebidamente la libertad de prensa, se impidan los espectáculos pornográficos así como los desmanes de ciertos medios, que se acabe con las pocilgas inmundas donde viven hacinadas tantas familias, tanto en la Sierra como en la ciudad etc. "Vida Nueva" termina dirigiéndose a Castro, Urrutia y a todos los factores del nuevo orden para que se inspiren en los principios de la pastoral y no vuelvan a las andadas pues de ser así : "poco habrán hecho con todo lo que hicieron estos hombres nuevos, en los cuales la inmensa mayoría del pueblo cubano tiene puesta sus miradas y deposita su confianza". Importante anexo también lo constituye la cronología oficial de las relaciones bilaterales Cuba -España (1959-1979). En ellas se pone claramente al descubierto el doble coqueteo del régimen cubano con Franco y los prosoviéticos españoles. Entre las fechas y datos de esta cronología veamos, sintetizados, aunque conservando su retórica, algunos datos y fechas particularmente interesantes: El 13 de enero de 1960 " El Círculo Republicano Español de La Habana " exhortaba a los republicanos españoles en todo mundo a defender la Revolución El 20/01/60" Ofrece el Representante del gobierno franquista en Cuba, Embajador Juan Pablo de Lojendio, un bochornoso y grosero espectáculo al irrumpir provocadoramente en los estudios del canal 2 de la TV, en el momento en que el Primer Ministro Fidel Castro se dirigía al pueblo. Momentos antes, el primer Ministro había hecho referencia a una carta dirigida a un familiar de Díaz Lanz, en la que se afirma que las embajadas de EEUU y España están ayudando en sus planes a la contrarrevolución". El 5/9/60 se le ofrecía una comida a Santiago Carrillo secretario general del PC en el Hotel Nacional invitado por el PS Popular, en el homenaje estaban entre otros Blas Roca y Nicolás Guillén. El 20/01/62 Llega una delegación del Consejo de la Dirección General de Relaciones Económicas de España. 20/06/63 Convenio para establecer un servicio regular de buques entre Cuba y España. 5/12/63 Llega la presidenta del PC español Dolores Ibárruri, invitada por el Partido único de la Revolución Socialista. 16/1/64 Aparecen protestas en la prensa española por las presiones de EEUU para que impedir su comercio con Cuba. 18/2/64 Informa el Departamento de Estado que EEUU suprime toda asistencia militar y económica a España, por negarse a secundar "el bloqueo de los EE.UU. contra Cuba". 01/1/67 Envía el gobierno español mensaje de felicitación a Cuba por el VIII aniversario del triunfo de la Revolución Cubana. 11/03/68 Parte de Cuba Santiago Carrillo quien estaba de visita invitado por el BP del PCC. 290769. Llega de nuevo Santiago Carrillo. 05/1/71 Envía España felicitación por el XII aniversario de la revolución. 019/12/71 Firman Cuba y España en Madrid convenio comercial que sustituye el "modus vivendi" existente desde 1959. 7/1/72 Envía España mensaje de felicitación por el XIII aniversario del triunfo de la revolución cubana. 1/02/74 Arriba a Cuba Santiago Carrillo. 12/12/74 Nemesio Fernández, ministro de Comercio de España subscribe en Cuba un nuevo convenio comercial hispano Cubano. Igualmente valioso es el apéndice fotográfico, con imágenes, entre otras, de los festejos en Madrid por la caída de Batista, la llegada a la Habana del coronel republicano Bayo Giarud, el regreso de los exiliados en España durante el batistato, foto de Díaz Lanz antes de su deserción y la más importante de todas, la imagen de Lojendio encarándosele a Fidel Castro, la misma que ilustra la carátula de un libro que augura magnífica segunda parte.
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