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Origen

Película revolucionaria

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Una película realmente revolucionaria...


Durante 1963, en plena efervescencia del furor castrista y de la colaboración entre la URSS y el gobierno cubano, el director soviético Mijaíl Kalatózov visitó la isla caribeña para filmar el largometraje de ficción “Yo soy Cuba”, el mismo que, a pesar de su evidente intención propagandística en favor de las supuestas virtudes de la revolución, es ahora considerado como una verdadera obra maestra del cine.
En 1996, Martin Scorsese –quien califica al film como “tesoro oculto"– y Francis F.Coppola promovieron el estreno de la cinta en salas estadounidenses y su inmediato lanzamiento en disco láser. Recientemente, durante la celebración del último Festival de Cannes, se presentó una copia nueva y restaurada del trabajo, que en la propia Cuba fue en su día poco apreciado, con-siderándose como "la visión de un extranjero" sobre su realidad. Además, antes de que se acabe el año, la película será lanzada en las salas españolas por primera vez.


Eso no es todo: acaba de terminarse “Soy Cuba, el documental”, un trabajo concebido por el brasilero Vicente Ferraz –titulado en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños de Cuba– que reúne los testimonios de quienes participaron en el ambicioso y mítico proyecto. Y es que el valor de la cinta no se encuentra tanto en su mensaje político, dividido en varias historias que muestran las injusticias cometidas por el régimen de Fulgencio Batista antes de que triunfaran las guerrillas –todo de manera muy didáctica, como ocurría en el Realismo Soviético, lo que a estas alturas puede lucir forzado–, sino en sus soberbios planos y en su impresionante fotografía (responsabilidad de Serguei Urusevsky), que le han otorgado características de culto y comparaciones estilísticas con “La Dolce Vita” de Federico Fellini.
De hecho, los críticos contemporáneos no encuentran explicación para la forma en que se realizaron algunas de sus elaboradísimas tomas e ingeniosos ángulos, hechos en una época en la que no existían las facilidades técnicas con las que se cuenta hoy en día.


Sergio Burstein

Vista USA Magazine