¿Los siervos se rebelan?
LA HABANA, octubre - Después de cuatro décadas de censura,
la obra Los siervos, de Virgilio Piñera, se presentó el pasado
año en el IX Festival de Teatro de La Habana, en la Sala Covarrubias.
El grupo teatral "De la luna" fue el encargado de representar la obra.
En 1996 otra agrupación, "El Público", lo había
intentado. Las trabas gubernamentales fueron tantas que al final no fue
posible representar Los siervos. Tres años después, el joven
Raúl Martín retoma el proyecto como director del grupo De
la luna, y realiza una versión libre de la obra, con el propósito
de evadir la intolerancia y el dogmatismo de los funcionarios del ministerio
de Cultura. Esta versión, con seguridad no hubiera sido aceptada
fácilmente por Piñera, mucho menos en estos tiempos.
Virgilio escribió Los siervos en 1955, y la pieza fue publicada
en la revista Ciclón. En 1961, cuando Ediciones R publicó
el libro "Teatro completo", compilación de los dramas de Piñera,
Los siervos, no fue incluida en el tomo, bajo la protesta del autor.
Desde entonces, el intento por presentar esta obra al público
cubano fue imposible. Virgilio muere en 1979. Desde mucho antes permanecía
marginado por orden expresa del gobierno. En la década de 1990 sus
obras de teatro aparecen de nuevo en escena: Electra Garrigó, La
boda, Dos viejos pánicos, Jesús, entre otras. Incluso el
director y escritor José Milián le rinde homenaje en su obra
"Si va a almorzar espera por Virgilio", donde el personaje principal es
el propio Piñera. En la obra, Milián describe a su maestro
como un hombre huraño y temperamental, pero poseedor de un talento
inigualable.
La escasa crítica actual de Cuba señala que la puesta
en escena de Los siervos adolece de falta de dominio sobre el carácter
verbal del texto y que las criaturas inventadas por Virgilio no tienen
una verdadera personalidad, de acuerdo a sus postulados filosóficos,
y se elogia el valor que otorga Raúl Martín a la poesía
de Virgilio, con la buena ejecución de un niño interpretando
"Cuando una bala sale de un revólver de palo".
También, alegan los críticos, esta puesta en escena es,
lamentablemente, un híbrido, donde la naturaleza de la obra se fue
transformando en función de criterios oficialistas.
Sin embargo, creo que fue un gesto de valentía de este joven
director al desafiar el tinglado de viejos criterios que aún se
mantienen, porque para llevar Los siervos de Virgilio a escena, tal y como
él concibió la obra, habrá que esperar tiempos de
plena libertad.
Tania Díaz Castro
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