La masacre de San Silvestre |
LA HABANA, enero - Justo al lado de la casa donde resido sobrevive el único puerco que escapó de la comilona del último San Silvestre en los alrededores. Quizás la suerte que tuvo pudo ser la de vivir "por todo lo alto". El hecho es que creció en una azotea en este suburbio al sureste de La Habana, Mantilla, donde vivo, y que es lugar premiado por el exotismo de una pagoda china coronada por un busto de José Martí. La semana del 23 al 30 de diciembre de 2001, una masacre porcina tuvo lugar en la mayoría de los repartos habaneros. Para los cubanos, tener un pedacito de carne de cerdo que llevarse a la boca en el día de Fin de Año es un real imperativo categórico. En años anteriores hubo venta de carne de puerco en la red minorista estatal, mas no sucedió así el fin de año pasado. La existencia de ganado porcino en 2000 alcanzaba la cifra de 1 221,7 miles de cabezas, de las cuales 431,8 miles pertenecían al sector estatal y 789,9 miles al sector no estatal. El fin del año 2001 en La Habana, la libra de carne de cerdo superó la barrera de los veinte pesos y en algunos mercados llegó a cotizarse entre 23 y 26 pesos. Varios restaurantes capitalinos vendieron puerco asado para consumir en los hogares, pero mediante previa reservación. En la cuadra anterior a la de mi casa un vecino sacrificó su cochino y, sobre la mesa de comedor puesta en el portal de la vivienda, ofertó dos perniles y una paleta. Los vendió en un santiamén. A pesar de la lluvia, el viento del norte que sopló el 31 de diciembre traía el olor de los asados que se preparaban en las cercanías. Seguro que muy pocos puercos, cerdos, cochinos o machos (como se les nombra en la región oriental de la isla) sobrevivieron a la masacre del día de San Silvestre. Lucas Garve, CPI 14 de enero de 2002 NOTA DE JOSE LUIS FERNANDEZ, DIRECTOR DE LA VOZ DE CUBA LIBRE: Conocimos al propietario de este edificio cuyo techo termina en forma de pagoda y tenia un enorme busto de Jose Marti en su azotea, visible a muchas cuadras. Se llamaba Adolfo, no recordamos su apellido pues todos le deciamos "Adolfito" y habia sido fotografo. ColaBoro con nosotros durante los primeros años de la revolucion. Su adoracion por el apostol lindaba con el fanatismo. Por eso construyo aquel busto, mucho antes que el monumento en la Plaza Civica. Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente. |