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 LA VIDA COTIDIANA
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 Carta de Cuba, la escritura de la libertad

Cuba no es una sola. Hay muchas. Una para la nomenclatura y otra para los  turistas, los diplomáticos y los extranjeros de paso. Estas dos se parecen  mucho. Hay otro país para quienes no reciben ni uno solo de los 800 millones  de dólares que el exilio de Miami envía a la Isla cada año, y no tiene  familiares en corporaciones ni en empresas mixtas. El hombre que vive con su  familia del dinero nacional, sin acceso a las tiendas de dólares. Este texto  habla de esas personas. Porque hay otras Cubas, más pequeñas y olvidadas.

La Habana.- Cuando un padre de familia se levanta al amanecer en la Cuba de   fin de siglo, sólo tiene que enfrentar dos problemas: uno, el almuerzo, el  otro, la comida.
La broma, más bien amarga, salió de los grandes sectores de la población-  en los primeros años de la década del 90. Va a entrar 1999 y ha ido perdiendo  gracia. La situación no cambia y lo que no fue una chispa se ha convertido en  fuego lento.
El hombre de la calle, el que no tiene parientes en Estados Unidos, no está  trabajando en una firma extranjera, no tiene amigos en una corporación, el  cubano de bicicleta y salario en moneda nacional --la gran mayoría-- tiene  que acudir a tres verbos sospechosos para sobrevivir. Inventar, resolver y  escapar.
Esa es la fórmula. "Yo invento porque un primo mío me trae los jamones del  interior y se los vendo a los vecinos , y a los amigos. mi sueldo de maestro  me alcanza para los diez primeros días, si acaso, igual que los productos que  me venden por la libreta de abastecimientos." Este es Fernando, tiene 38  años, está casado y es padre de dos niños, uno de 11 y otro de 6. Elia, su  mujer, trabaja en el comedor de una fábrica y siempre trae algo, además de un  sueldo de 118 pesos.
"La ropa y los zapatos de los muchachos es la tragedia. Yo no sé cómo, pero   yo invento, tengo que inventar."
Ese trabajo extra de Fernando lo convierte en un transgresor de la ley,  porque está prohibido en el país realizar ese tipo de comercio. El maestro lo  hace y está fuera de la ley, por lo tanto, es cauteloso, se siente en falta  con la sociedad. Una persona así no puede estar en disposición de enfrentar a  las autoridades para reclamar un derecho o para exigir respeto. Miles de  cubanos, como Fernando, obligados a realizar faenas penalizadas, están  apagados como ciudadanos.
Hay otra categoría más compleja, vinculada a la palabra resolver. "Los  custodios de la fábrica se llevan los componentes. Yo hago la pintura en el  patio de la casa de un amigo y resuelvo. Me busco unos mil pesos al mes.   Es riesgoso. Tengo la libertad en un hilo, pero resuelvo lo de mi familia y  me alcanza para, de vez en cuando, tomarme una cerveza." Joel dice que la  política no le interesa. Tiene 30 años y se siente bien. Inquieto. pero bien.

Escapar es otra cosa.

Rolando Alvarez, casi en los 70, escribió durante tres décadas muchos  elogios a la sociedad socialista. Todavía ama el periodismo, ya se jubiló y  recibe 169 pesos mensuales. "No me arrepiento de nada de lo que escribí.  Cuando lo hice, creí en el proyecto y sigo pensando que tiene cosas bellas y  que ha transformado nuestra sociedad. Ahora, individualmente, en la vejez,  escapo porque ayudo en una "paladar" --restaurante privado--, friego, sirvo  mesas, lo que sea. Y al final me llevo algo de comer o unos pesitos. somos mi  esposa y yo.", dice en su pequeño apartamento de Centro Habana. "Y para hacer  una comida de arroz y frijoles, sólo eso, sin vegetales ni carne, invierto  casi la mitad de mi sueldo. Una libra de frijoles negros vale 20 pesos. Una  cabeza de ajo, 4. Un montoncito de ají, otros 4. La cebolla, 10 el mazo, y el  arroz, 5 la libra. Necesito aceite y lo tengo que comprar en la tienda que   venden por dólares. Entonces allá voy y cambio 50 pesos, porque la botella  me sale   en 2,40 de dólares. Ya está. Entre 80 y 85 para una comida de dos  personas.   Pero estamos tranquilos. tenemos lo nuestro. Yo estoy conforme." 

CAMELLOS EN EL CARIBE

El socialismo, que ama la uniformidad, ha tenido que hacerse flexible en  estos tiempos. El transporte en Cuba comienza con la bicicleta, sigue con  unos triciclos criollos llamados "bicitaxis" e incluye unos camiones gigantes  con cabina de ómnibus que son los llamados "camellos". termina por todo lo  alto con taxis Mercedes Benz.
En materia de autos el cubano llega hasta el Lada ruso. En ocasiones puede  movilizarse en Peugeots franceses, porque la flotilla de la patrulla de la  policía cubana acaba de adquirir, sobre todo para Ciudad de La Habana, un  lote de modernos carros de esa marca. Las rutas de òmnibus han eliminado más  del 50 % de sus viajes y los vehículos viejos y desvencijados por el rigor  del clima y el mal estado de las calles se van sistituyendo a cuenta gota por   donaciones de vehículos que vienen de España, aunque se pueden ver en  circulación a menudo máquinas de Holanda, Noruega, Suecia y unos camiones  rusos, con pretensiones de ómnibus, que prestan servicios en fábricas y  grandes centros de trabajo.
En 1996 comenzaron a reaparecer en el escenario los automóviles  norteamericanos de los 40 y 50, ahora con injertos de motores de petróleo.   Estos taxis especiales cubren importantes itinerarios en la capital y  pueden montar hasta seis pasajeros. El precio es de 10 pesos cubanos. Es  frecuente hoy ver uno de aquellos lujosos Cadillacs que importaba la  burguesía local renqueando por una avenida y dando su aporte a la polución  con una gran columna de humo negro en el tubo de escape.
También en las zonas rurales se han adaptado los viejos vehículos de carga  para pasajeros y hacen viajes entre las cabeceras de provincia, municipios y  pequeños poblados.
"Si hubiera dedicado el tiempo que he perdido en estos años esperando una  guagua --ómnibus-- o algo en qué trasladarme, sería doctor en Ciencias o un  erudito. Son horas y horas, pero al final se llega", comentó el veterinario  Alfredo Vargas.
Los turistas. los extranjeros de paso y el incipiente grupo de isleños que  tiene dinero pueden usar, por lo menos, tres categorías de taxis. Desde el  siempre agresivo Mercedes Benz hasta uno sencillo, el Citroen petrolero, más  barato y aplatanado. Cuba tiene también, en dólares o en su equivalente al  cambio en moneda cubana, los choferes de autos de alquiler más cultos de  América Latina. Una ola de centenares de profesionales retirados o que  sencillamente renunciaron a sus puestos en el gobierno, lo lleva a cualquier  sitio de la ciudad. De ahí que pueda un turista pasear por el Malecón de La  Habana sumergido en un espeso debate sobre filosofía, arte o economía. O  recibiendo una lección de ortopedia, marxismo y cibernética.
Ciro Trueba desliza su Moskovich ruso por la céntrica avenida 23, en la  zona de El Vedado. "Hace 27 años que me gradué de arquitecto. Gano 340 pesos.   Estoy obligado a pasarme dos o tres horas al día de taxista. Un par de  zapatos vale 250 y un aguacate vale 10."

ESPIRITU Y MATERIA

En Cuba, con excepción de unos cuantos propietarios de pequeños  restaurantes de doce sillas y de mínimos establecimientos de café, pizzas y  dulces caseros, el gran patrón es el Estado. También, mitad en broma y mitad  en serio, se dice que ahora, cuando un cubano se interesa por una plaza  laboral no pregunta cuánto va a ganar por el salario, sino qué se puede robar.
Se ha instalado en la sociedad el llamado síndrome de Robin Hood: los  pícaros que cada día se llevan algo de su sitio de trabajo, los que  resuelven, son vistos con simpatía. Su delito, su pecado, su proceder no se  recibe en la comunidad como una falta, más bien como una forma de luchar por  sobrevivir.
De modo que estas personas son conocidas en Cuba entera como "luchadores".  pícaros en la más ortodoxa tradición española. gente simple y buena que se ha  visto obligada a meterse en esa zona sombría de la vida "por el bloqueo  americano", dicen los seguidores del gobierno. "Por el bloqueo del gobierno,  por el Código Penal draconiano, por el afán de controlarlo todo, hasta los  mares adyacentes y el aire que respiramos", dice Félix Velázquez, un  activista de derechos humanos de 50 años, desempleado, que vive "de la  caridad de mi familia". En ese escenario de penurias, muchas alternativas del  robo, del delito en general, tienen aceptación.
En noviembre un grupo de empleados del sector gastronómico de la provincia  de Camaguey asaltó un banco y se llevó en vilo la caja de caudales, con unos  100 mil pesos, y esa misma semana se hizo público que el gobernador  provincial era separado del cargo por malos manejos con unos miles de  dólares. La corrupción, la picardía, el invento, la lucha, tienen a la  sociedad cubana de fin de siglo, a 40 años del triunfo de la guerrilla  legendaria de la Sierra Maestra, en una especie de pantano. En una trampa.
Avanza día a día una tropilla de lo peor del capitalismo pobre, africano,  que se ha instalado aquí. Y las conquistas del socialismo real se disuelven  en la ineficacia del sistema. La producción raquítica, la agricultura sin  despegue y la negativa de las autoridades a permitir que el hombre se quite  el dogal del Estado y comience un proceso de soberanía individual.
Hay educación gratuita, pero tiene un claro matiz de adoctrinamiento.  "¿Quién construye los círculos infantiles --guarderías--, las escuelas y los  hospitales?", pregunta taimado un manual para niños de primaria distribuido  al iniciarse el curso de 1998. "¿Qué pasaba en Cuba antes de 1958? Yo no soy  religioso, pero no quiero que mis hijos se eduquen bajo ningún dogma. en esta  época eso es un crimen. Educación, mucha educación pura y que ellos elijan  después su color político. Basta ya de Lenin y de Marx y de cualquier otro  pensamiento impuesto. Los niños deben ir a la escuela a prepararse para una  profesión, no para servir a nadie ni a ninguna ideología." Carlos M., 32  años, empleado del gobierno.
Hay, siempre hubo en las últimas décadas, una voluntad de las autoridades  por ofrecer salud pública decorosa a la población. Una red de servicios cubre  la Isla, que tiene un médico por cada 400 ciudadanos. Ahora bien, la crisis  económica, la ausencia del campo socialista y también, según los funcionarios  estatales, el embargo norteamericano, dejaron al sistema en ruinas. La Habana  y otras ciudades importantes sufren periódicos embates de sarna y piojos, y  nacieron varias enfermedades como la tuberculosis y el dengue. Y varias  epidemias han producido víctimas en la población. "Prefiero curarme con  remedios caseros sin salir de mi habitación. Ingresar a un hospital es un  tormento. Hay que llevar las toallas y las sábanas, el jabón y los alimentos.  después avisar a alguien en el extranjero para que te envíe las medicinas.   Los médicos son buenos, pero el servicio paramédico es un desastre. Pagan  muy poco. Ahí falta la higiene y mala atención. otro gallo canta en la  clínica de los extranjeros y los dirigentes. Pero allí no quepo yo.: Eliecer,  ferroviario, 52 años.
Los islotes de capitalismo barato trajeron de repente al país, sobre todo  en los llamados polos turísticos, el brote de una legión de prostitutas  jóvenes, hermosas, con cierta instrucción. Junto a ellas surgió el séquito de  chulos --proxenetas--, alcahuetes, posaderos --empleados de hoteles de mala  muerte-- y bares clandestinos. Y también, las residencias privadas que  alquilan piezas ilícitamente, para propiciar al turista el contacto con las  criollas. en el 96 llegaron las que cobran en moneda nacional y se mueven en  el mundo del dinero cubano. Una noche entre 50 y 100 pesos, en casas más  pobres y bares más peligrosos, sin ron de exportación, pero con abundante  oferta de bebidas caseras, hechas de alcohol y azúcares sublevados, conocidas  como "Chispa de tren", "Espérame en el suelo", "Hueso de tigre" y "Sálvese  quien pueda".
A última hora se ha unido a las famosas "jineteras" una pandilla cada vez  más numerosa de muchachos que esperan homosexuales de cualquier parte del  mundo en zonas ya populares, y en el creciente número de cabarets de  travestis que funcionan en esta capital.
A este panorama crudo hay que ponerle el ingrediente de que la gran masa  vive sin información. "Granma", un pequeño diario que publica el partido  comunista, traza las líneas maestras de la política editorial para dos  canales de televisión que funcionan a partir de las seis de la tarde, y para  la red de radioemisoras. Los cubanos que no pueden escuchar la onda corta  tienen una visión parcial, amputada, de los sucesos del mundo, porque cada  episodio recibe el tratamiento ideológico en los laboratorios del  Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR).
Como el Estado, ya se ha dicho, es el dueño de todo, se vive en Cuba en lo  que se ha dado en llamar "doble moral", es decir, se piensa una cosa, se dice  otra o no se dice nada, porque opiniones encontradas pueden traerle al hombre  común dificultades en su centro de trabajo, problemas con los comités de  Defensa de la Revolución (CDR) y la pérdida de la mediocre tranquilidad de  una vida.'
"Yo hago lo mío a mi manera. No me meto en líos políticos. Ya bastante  tengo con buscarme la comida. Tranquilo en mi casa, viéndolo todo, pero  callado." Pedro Aguirre, custodio de almacén, 29 años.

EL REGRESO DE DIOS

La zona más oscura de la trampa de fin de siglo es la que debía dibujar el  futuro. La gente perdió la fe. Pero la perdió trabajando, haciendo guardias,  gritando consignas en el sustento de un proyecto que ahora los deja colgados  de la brocha.
Ya se sabe que se puede vivir 20 días sin comer, pero ni uno solo sin fe.  Cuba ha comenzado a volver a Dios. A diversos dioses. La iglesia católica y  las religiones afrocubanas son las que han recibido en el último lustro el  mayor número de creyentes. Se hacen colas de meses para bautizar a los niños.   Crecen las sectas como Testigos de Jehová y los Rosacruces, los centros  espiritistas se desbordan y los núcleos del Bajai y de otras denominacones de  la India y de Ceilán también.
El hombre busca soluciones individuales porque no ve una salida para la  sociedad. Esa salida está en el exilio: 20 mil visas anuales para Estados  Unidos o en la fe religiosa, que permite ver un poco más allá del enojoso día  de hoy, al que se ha llegado desde un pasado que muchos prefieren no recordar  y del que el porvenir es sólo una mancha negra o un paisaje borroso y ambiguo.

¿ADONDE VAMOS?

Cuarenta años es un tiempo fugaz y difuso en la vida de una nación. Más de  tres generaciones de cubanos han nacido en estos ocho lustros. De aquellos  sueños de redención humana que los victoriosos barbudos de 1959 entonaron a  viva voz --y que si no estremecieron al mundo, al menos contagiaron a  millones de seres humanos-- hoy no queda, ni siquiera, las cenizas o el polvo  enamorado.
Atrapados en sus contradicciones, en una utopía sin límites, delirante y  descabellada, la mayor de las antillas arriba al fin del milenio sin zapatos,  sin techo, en harapos y con muchas varas de hambre entre pecho y espalda.  Poco queda del socialismo real que hace una década todavía peroraba de  desarrollo, futuro, calidad de vida y otras figuras retóricas de esa suerte.
Queda, eso sí, la pesadilla cotidiana de niños, mujeres, hombres y  ancianos, atrapados y sin salida en un universo cada día más inasible para  cada uno de los que habitamos esta Isla. Todos los caminos, por esta vía,  parecen cerrados. Y no se iluminan los cielos de la patria con la dosis de  racionalidad y cordura que se podía esperar de un equipo gobernante que sabe,  como nadie, la pavorosa crisis que encara y en la cual se hunde y con él, la  Isla, de punta a punta.
Cuarenta años después, Cuba --fragmentada, rota, solitaria y de una  pesadilla en otra-- únicamente puede aguardar por un milagro y no propiamente  de la primavera. aunque ya estos hayan perdido todo su prestigio en esta  época, sobre todo en el terreno de la historia, la política y las ciencias  sociales. 

Raúl Rivero

La Habana, diciembre de 1998
(publicado en "Le Monde" de París, el 2 de enero de 1999 y por "L'Unita" de   Roma la misma semana)