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 Discriminación real a los negros en Cuba

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La Habana.- En una de mis incursiones involuntarias por distintas unidades policiales, conocí a un joven negro que esperaba ser trasladado hacia un Centro penitenciario para cumplir sanción por un delito común.

En el calabozo número 6 de la estación Policial de San Miguel el Padrón, conocida por la Oncena Unidad, donde estuve retenido algunos días como castigo por hacer uso de mis derechos ciudadanos, conocí al convicto al que todos llamaban "El Bizco".

Era un negro joven de 35 años de edad, padre de familia y de un buen nivel cultural, como declaró en una larga conversación que él mismo inició sobre el tema de su raza y la discriminación que sufre a causa del color de su piel.

El Bizco nació con la revolución y enfatizó que fue educado por la propia revolución bajo los principios del marxismo leninismo, al igual que otros 7 jóvenes negros que desde algunos días antes, compartían con él el mismo calabozo por delitos similares.

"No somos hijos de Satanás, decía el Bizco. Nacimos de una mujer, fuimos tan inocentes como los niños blancos al nacer pero nuestros padres son negros, pobres, marginados y la mayoría vivimos en Repartos también marginales".

Otro de los jóvenes negros detenidos que también escuchaban al Bizco recuerdan que sintieron la discriminación desde que eran niños en sus escuelas, por "algunos maestros blancos y padres de niños blancos que no veían con agrado la amistad de sus hijos y nosotros, los niños negros".

"Y ésto no es un cuento -exclamó uno de ellos- ésto lo viví y lo sentí en carne propia. Si digo otra cosa soy un hipócrita". Y continúa el Bizco: "Vi cómo la sociedad me aceptaba, con reserva, con duda y en ocasiones el rechazo era evidente. Así fuimos creciendo con limitaciones y discriminaciones en un sistema socialista, donde se dice que todos somos iguales. Lejos está el socialismo de lo que predica".

"Ser negro hoy en Cuba es una limitante para cualquier cosa. Desde ocupar un puesto importante en la dirección del país, hasta caminar por las calles en horas de la noche, incluso hasta de día. Es muy difícil encontrar un puesto de trabajo importante que lo ocupe un hombre o una mujer de la raza negra. Aunque el gobierno trata de ocultar la desigualdad social que existe y que aumenta extendiéndose todos los días a todos los niveles de la sociedad, seleccionando entre sus fieles seguidores y de extrema confianza, algunos negros para colocarlos en puestos de dirección no muy importantes de la economía y la política de la Nación. Pero siempre bajo un estricto control y vigilancia con dispositivos creados para este fin".

Y continúa El Bizco: "Nosotros, los negros, también tenemos aspiraciones. Como las tienen los blancos. Nos gustaría trabajar en un lugar importante, limpio y decente. Nos gusta pasear, divertirnos, vestir a la moda y disfrutar los placeres que la vida nos da a todos por igual. Pero en Cuba esos derechos y placeres para un negro cuestan muy caros. Con los trabajos que los negros podemos obtener con facilidad, por no decir los únicos que nos tienen reservados, son de poca importancia, rudos y muy mal pagados, que no nos permiten satisfacer nuestras necesidades fundamentales por el alto costo que tiene hoy la vida en Cuba. Los productos racionados no son suficiente para el desarrollo de nuestros hijos y nuestra familia, la ropa y el calzado ya no se encuentran disponibles a precios módicos, al igual que otros artículos necesarios en nuestros hogares."

"El gobierno de Cuba, me dijo El Bizco, ha creado tiendas y establecimientos donde se venden todo tipo de alimentos, ropa, medicinas y artículos de aseo, pero a un precio tan alto, que puedo interpretarlo como una burla al salario que podemos devengar si optáramos por una de las plazas que nos tienen reservadas. Por lo que, aunque trabajemos, el propio gobierno con su política obsoleta mantiene una gran diferencia entre el salario y los precios, obligándonos a delinquir para poder obtener los alimentos, medicinas y otros artículos que son de primera necesidad para nuestros niños y familiares".

"Muchos jóvenes han abandonado su trabajo por estas razones, incorporándose al mercado negro o subterráneo , también conocidos como "luchadores por cuenta propia". Otros mantuvimos nuestro trabajo malamente pagado y en ocasiones repetidas teníamos que recurrir al mercado subterráneo o a "la lucha", como se dice, para poder ofrecerle a nuestra familia los alimentos y las medicinas que necesitan, además del jabón, desodorante, ropa de vestir zapatos y hasta un pomo de perfume, porque en los salarios que devengaríamos en los trabajos que nos da el gobierno, andaríamos por las calles flacos, anémicos, mal vestidos, y mal olientes. Y esperando que en cualquier momento nos de un paro cardiaco, un infarto o morir de desnutrición".

Coincidieron los 7 jóvenes negros con El Bizco cuando dijeron: "Esto no lo vamos a permitir aunque tengamos que estar presos 100 veces. Y si no salimos de la prisión, nuestros hijos y nuestras esposas, harán lo mismo que hicimos para que en la casa siempre haya alimentos, medicinas y ropa para vestir".

"He notado con angustia, continuó El Bizco, que la gente de mi raza, la gente de pelo tieso como yo, se tornan cada día más violentos ante la vida, estimulados por la discriminación que muchos no quieren ver y por la violencia que se vive hoy en Cuba. No soy político ni entiendo la política, pero soy de los que piensan que el sistema político y económico de Cuba no sirvió para resolver esta situación. Nos tildan de vagos, de holgazanes, otros muchos nos han cogido hasta miedo, nos ven como fieras, como si fuéramos salvajes, pero nadie quiere pensar las causas que nos obligan a delinquir y a tornarnos a veces algo violentos".

"Muchos de los que estamos hoy envueltos en esta manta trágica somos víctimas de un fenómeno social que el gobierno cubano no ha podido resolver, al contrario, con las medidas represivas que toma contra este fenómeno nos hacen más feroces. Nos han echado la policía encima, nos denigran y nos reprimen con obstinación. No hay un sólo negro en Cuba que no haya sido atropellado moralmente por la policía. Donde quiera que ven a dos negros juntos los paran, les piden identificación, los registran en la vía pública, los verifican por la planta y si le caen mal al policía aunque no tengan ningún delito los esposan y los conducen a la estación policial, para después soltarlos. Existe una persecución implacable contra los negros en Cuba. Sean lo que sean. Sólo ven a un negro".

Con voz que denotaba amargura y furia contenida, siguió diciendo El Bizco: "No me avergüenzo de estar aquí preso. Estaba luchando por mi familia. Y me reconforta saber que mi esposa, hijos, hermanos, padres y familia en general, me justifican aunque "la sociedad" me condena. No quiero vivir como los que gobiernan, ni rico, pero tampoco como un apestoso muerto de hambre como si fuera este el destino que Dios ordenó para los negros. En la religión dicen que todos somos hermanos. Los comunistas dicen que todos somos compañeros, y tenemos los mismos derechos, pero en la realidad, por lo menos en Cuba los negros tienen un trato especial por la policía y por la política de empleo, de salarios y de precios que el gobierno ha impuesto en la Isla."

Prosigue El Bizco: "Muchos negros somos graduados de Secundaria, de Técnico Medio, o terminamos pre universitario. Somos negros con un nivel escolar y cultural. Nosotros sabemos lo que hacemos, estamos levantando una ley para poder sobrevivir a otra ley. La ley fundamental de la vida, la supervivencia. Por eso me declaro inocente ante Dios, ante la vida y ante mi familia. Estoy consciente de lo que hice y el que me obligó a hacerlo, me va a castigar. Pero no importa, mis familiares, la vida y Dios condenarán al culpable, al que me obliga y después me castiga".

Luego prosiguió: "Recuerdo las palabras del Presidente de Venezuela Hugo Chávez cuando dijo: Si tuviera que robar o delinquir para alimentar a mi familia lo haría con gusto y lo seguiría haciendo". Todo el estado mayor también lo aprobó. Por eso mismo, aunque en Cuba, nosotros lo seguiremos haciendo para alimentar a nuestros hijos y nuestra familia adecuadamente".

El joven negro de 35 años de edad, reconoce que esta situación se torna peligrosa para el futuro de la sociedad cubana, afirmando que dentro de unas dos generaciones no sólo para los negros si no para toda la población, delinquir para sobrevivir, será algo normal y no se verá como un delito, si no como una necesidad. También afirmó que esta misma situación del negro en Cuba convierte a otros en racistas y que parece no tener fin. Terminó haciendo un pronóstico para la raza negra: "Dentro de unos pocos años, será difícil encontrar negros en Cuba. Más del 85% de la población penal de todos los centros penitenciales del país, que son bastantes, es de la raza negra y antes de irse a su litera, dijo, "Los negros en Cuba, estamos en peligro de extinción".

José Orlando González Bridón

30 de enero de 2000