El periodista cubano Eduardo Robreño, famoso en los últimos años de su vida por las animadas tertulias radiales en las que participaba -en las que siempre brillaba su lengua ágil y su memoria cargada de anécdotas de otros tiempos-, falleció el pasado domingo en La Habana a la edad de 89 años.

Eduardo Robreño provenía de una familia de tradición teatral y él mismo estuvo íntimamente vinculado a la fundación y desarrollo del teatro vernáculo. Se dedicó profesionalmente al ejercicio de la abogacía, pero lo suyo era el periodismo -tanto en la prensa escrita como en la radial-, y más aún la tertulia y la animación cultural.

Además de autor de una Historia del teatro popular cubano (1961), escribió varios libros de crónicas que constituyen uno de los anecdotarios más ricos del siglo XX cubano. Destacan Cualquier tiempo pasado fue... (1978), Como me lo contaron, te lo cuento (1981) y Como lo pienso, lo digo (1985), en los que Robreño, estampa viva del conversador cubano, describe historias y esquinas de La Habana con incomparable ingenio y humor.-