Cuba está en estado de máxima alerta ante el paso del fortísimo huracán Michelle, que ayer comenzó a azotar el sur de la isla con fuertes lluvias y vientos de hasta 215 kilómetros por hora. El Michelle, un ciclón de categoría cuatro en las escala Shaffir-Simpson (de cinco niveles), es el peor que ha afectado a la isla desde hace décadas. Más de 500.000 personas de las provincias occidentales y centrales de la isla fueron evacuadas ayer a lugares seguros, mientras que otras 70.000 trabajaban en labores de defensa civil. Solamente en La Habana debían ser evacuadas unas 150.000 personas que viven en lugares bajos y pueden verse afectadas por las inundaciones y penetraciones del mar. Todos los vuelos nacionales e internacionales fueron cancelados el fin de semana, y se trasladó a miles de turistas a instalaciones seguras. A su paso por Nicaragua, Costa Rica y Honduras, cuando todavía era una tormenta tropical, el Michelle dejó al menos 10 muertos, 24 desaparecidos y 100.000 damnificados. Aunque estos daños están muy lejos de los estragos que provocó en 1998 el huracán Mitch, de categoría cinco, el empeoramiento del Michelle ha hecho que las autoridades cubanas extremen las medidas de precaución.