Pedro Juan Gutiérrez
retrata la Cuba sórdida en una novela
I. OBIOLS, Barcelona
Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950) dice que no ha tenido
que hacer nada más que mirar por la ventana y hablar con los moradores
de las calles de su ciudad para escribir, "vertiginosa y compulsivamente",
El
Rey de La Habana, una tragedia en la Cuba contemporánea. Todos
los personajes y los escenarios son reales, historias que han ido percutiendo
en el subconsciente del autor hasta convertirse en una novela. El libro,
publicado por Anagrama, no se ha distribuido en su país.
El Rey de La Habana cuenta las sórdidas vicisitudes de
Reynaldo (Rey), un muchacho que, en las primeras páginas, pierde
a su madre, su hermano y su abuela en menos de dos minutos. A partir de
esa escena, en la que se combinan un homicidio, un suicidio y una muerte
natural, Rey pasará por un reformatorio y por los cuchitriles más
sucios y pestilentes de La Habana. Robará, pedirá limosna,
participará en un espectáculo porno y exprimirá
a unas cuantas mujeres, incluido un travestido, todos tan pobres como él.
Una historia que retrata al "habanero-habanero, un tipo duro que te robará
en cuanto pueda", cuenta el escritor. Su destino es trágico. Gutiérrez
se pone lacónico y concluye: "No hay más remedio". Al final,
las existencias anónimas de los personajes se quedarán en
el olvido.
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