Los fusilamientos de 1989 en Cuba
La
memoria contra Fidel
Ileana de la Guardia, hija del coronel
cubano fusilado en 1989 Patricio de la Guardia, publica un libro, 'Le Nom de
mon père', sobre la muerte de su padre, en el que asegura que Fidel Castro
es cómplice y beneficiario del narcotráfico en la isla.
Cuando evoca sus últimos años cubanos, aún
en vida de su padre, Ileana de la Guardia admite que 'entonces veía defectos en
el funcionamiento del sistema, pero no en el sistema propiamente dicho'. Para
alguien que ha crecido bajo una dictadura implantada en nombre del pueblo, 'la
vigilancia y la censura eran casi naturales. Podían molestarte, pero estábamos
habituados. Descubrir la tortura es otra cosa. Hasta el día en que te toca de
lleno, te crees aquello de que son infundios que hacen circular los
contrarrevolucionarios'. El libro de Ileana detalla cómo quebraron la
resistencia de Antonio de la Guardia. La fórmula es vieja, importada del Moscú
estalinista. También se refiere a cómo Cuba da acogida 'a narcotraficantes
reconocidos, como Robert Vesco', sugiere una interpretación sobre los contactos
entre Noriega y Castro ligados a la cocaína, recuerda anécdotas como la
fabricación clandestina de falso champán francés o habla de 'la gente de ETA
que ha recibido entrenamiento en Cuba'. Según Ileana de la Guardia, 'Cuba sirve
para blanquear dinero, y entre ese dinero puede estar el obtenido por ETA a través
del impuesto revolucionario'. Los hermanos De La Guardia eran hijos de la
burguesía cubana, dos gemelos amantes del deporte y la aventura. En 1959, a
pesar de sus estudios en Estados Unidos, optan por la Revolución y por Castro,
más por romanticismo que por profundas convicciones ideológicas. En pocos años
se convierten en personajes importantes. 'Mi papá, después de crear las tropas
especiales, desempeñará un triple papel. Cuando convenga será un hombre de
negocios que representará los intereses cubanos; otras veces actuará como
militar, y otras, como político negociador'.
Tony pasa a ser el máximo responsable de MC,
un departamento ministerial cuyas siglas acaban por significar 'Monedas
Convertibles'. De eso se ocupa Tony: de conseguir divisas para la Cuba que los
Castro están arruinando. 'Fue él quien llevó a Ginebra los millones de dólares
extorsionados por los montoneros argentinos a unos industriales o quien sacó de
Líbano joyas y dinero con destino a Praga. En 1979, cuando Somoza es derribado,
papá está en Managua'. Ningún tráfico debía serle extraño a ese hombre que
había efectuado más de cien saltos en paracaídas y que se mantenía en plena
forma a los 50 años. 'Pero él no hizo nunca tráfico de drogas, de eso estoy
segura, aunque ayudó a los narcotraficantes, les aportó apoyo logístico. Con
el visto bueno de las altas instancias cubanas, cobrando en dólares para el
Estado cubano'. En 1989, la situación económica de Cuba es desesperada. La
URSS aún existe, pero Gorbachov no quiere seguir ayudando a la isla. El bloque
socialista se resquebraja. En Angola, las tropas cubanas 'no son vistas como un
ejército internacionalista, sino como tropas de ocupación. Eso es algo que mi
tío Patricio le dijo en persona a Fidel y éste no quiso escucharle'. En ese
contexto, el general Ochoa, que lucha por aproximar las facciones enfrentadas en
Angola, aparece como un rival de Fidel, como una alternativa. 'Raúl y Fidel tenían
miedo del prestigio de Ochoa. Necesitaban dar un escarmiento, demostrar que seguían
siendo ellos quienes mandaban, meter miedo a todos los que pensaban que iba
siendo hora de acabar con la dictadura'. Ochoa, como amenaza política, y De La
Guardia, como víctima propiciatoria ante la opinión pública -era, ya queda
dicho, alguien que asumía la responsabilidad de muchas operaciones ilegales-,
sirvieron de chivo expiatorio y de ejemplo. 'Lo más ridículo de un proceso en
que se les acusa de ser narcotraficantes y en que se habla de dinero es que
nadie se pregunte dónde va a parar ese dinero, que ni el fiscal ni la policía
se preocupen por demostrar que Ochoa o mi papá se han metido dinero en el
bolsillo'.
Los mitos cubanos -educación para todos, una
sanidad pública incomparable en Latinoámerica- salen mal parados del libro de
Ileana de la Guardia. 'En la época de Batista ya existían en Cuba hospitales
como el Calixto García, públicos y de muy buena calidad. En el campo, la
situación sí era lamentable, y la Revolución la mejoró mucho, pero eso pudo
hacerse porque los soviéticos la financiaban. Ahora hay medicamentos básicos
que sólo se encuentran en las tiendas para extranjeros, que hay que pagar en dólares.
Respecto a la enseñanza, también habría mucho que decir. Basta con hablar con
los profesores, con ver cuál es su nivel, para darse cuenta de que las campañas
contra el analfabetismo han dado resultados mediocres'. Ya en el exilio, Ileana
de la Guardia descubrirá que el Gobierno español no quiere conflictos con
Cuba, que la Unesco recibe a Castro como una personalidad de la lucha por la
alfabetización, que Danielle Mitterrand cree que 'Fidel Castro es una buena
persona, un poco cabezón, capaz de incidentes tristes, como el vivido por su
padre...'. Convertir un fusilamiento en incidente es algo que Ileana no
ha perdonado. El tiempo, la lejanía y los datos la han hecho más dura y,
puede, más lúcida: 'Cuando Castro ganó, apenas tardó unos pocos meses en
cerrar todos los periódicos. La instauración de la pena de muerte y la creación
de los Tribunales Revolucionarios tampoco se hicieron esperar. Castro adoptó el
modelo soviético porque era el que le proporcionaba un discurso ideológico con
el que justificar su poder absoluto'.
OCTAVI MARTÍ
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