El rey Juan Carlos manifestó anoche su 'simpatía y solidaridad' con la
'comunidad cubana de Miami' durante una cena de gala celebrada en el Palacio
Vizcaya de la capital de Florida a la que asistieron cerca de 200 personas,
de las que aproximadamente un 70% eran exiliados anticastristas. Sectores de
esta comunidad han expresado en estos días un malestar que asocian con la
visita que los Reyes realizaron a Cuba en 1999.
Don Juan Carlos dedicó, sin embargo, el grueso de la última jornada de
su gira por Estados Unidos a los empresarios españoles con intereses en
Miami, 'encrucijada de todas las Américas', a los que animó a seguir
invirtiendo, porque 'la economía significa que invertir en Estados Unidos o
Iberoamérica es también invertir para España'.
En el almuerzo que compartió en el legendario hotel Biltmore con
numerosos representantes de empresas españolas, el Rey afirmó que 'Estados
Unidos se encuentra indiscutiblemente a la cabeza de un modelo económico
que en Europa y en España compartimos', y advirtió de que las inversiones
españolas en ese marco aportan 'una mejora estructural de productividad y,
por lo tanto, de la economía española'. Antes, durante una recepción a la
colonia española, había constatado en tono festivo que esas inversiones,
algunas de importantes empresas gastronómicas, también 'han conseguido que
se entienda de verdad qué es un Spanish restaurant como Dios manda'.
Existe, sin embargo, un vaso comunicante que puede trasladar a toda esta
actividad económica la problemática de las relaciones hispano-cubanas, en
la medida en que la ley Helms Burton sigue pendiente como una espada de
Damocles sobre algunas empresas con intereses en las dos zonas.
El ministro de Exteriores, Josep Piqué, indicó ayer que el Rey
transmitió tanto al presidente George Bush, el pasado miércoles, como al
hermando de éste y gobernador de Florida, John Elliot Jeb Bush, con
el que cenó el domingo, la esperanza de que se mantenga la suspensión de
la aplicación de la ley acordada en 1999 con la Unión Europea. Los
norteamericanos no han dado garantías.
Bush introdujo también los problemas de los círculos anticastristas en
su conversación con don Juan Carlos, ya que invitó a la cena del domingo a
su amigo Armano Codina Subirasch, un importante empresario cubano afincado
en Miami, que, según Piqué, 'dio una visión muy cabal sobre el futuro de
una Cuba democrática, que es lo que todos deseamos'.
Menos entusiasta fue la opinión del ministro sobre el tono de los
comunicados pagados que la Fundación Nacional Cubano Americana y Unidad
Cubana publicaron ayer y el domingo en la prensa de Miami, con preguntas
como '¿cuánto vale, Su Majestad, para España su silencio ensordecedor'
sobre 'la tragedia de sus hijos y nietos en Cuba' o '¿cuántos
inversionistas españoles habrán de violar los derechos del pueblo cubano?'
Jorge Mas Santos, presidente de la Fundación Cubano Americana, que
asistió al almuerzo de empresarios con el Rey y a la cena de gala, declaró
a este periódico que 'es importante que se hable de las víctimas y del
exilio cubano' y que el tono del comunicado era adecuado. Eloy Gutiérrez
Menoyo, mililitante anticastrista nacionalizado español, dijo que hubiera
sido preferible 'esforzarse más porque el Rey se llevara un buen recuerdo
de su estancia en Miami' y criticó a los grupos minoritarios que 'necesitan
hacer circo de cualquier acontecimiento de envergadura'.
El ministro Piqué recordó a la prensa que la posición española sobre
Cuba es la misma que la de la Unión Europea: fomentar la democratización
del país, pero sin sanciones que puedan perjudicar a la población y
reforzar al régimen.