Lunes 28 junio 1999 - Nº 1151
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OPINIÓN
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Ahora que funcionarios norteamericanos del antinarcotráfico han
iniciado negociaciones con uno de los mayores narcotraficantes del planeta,
me refiero a Fidel Castro Ruz, para luchar contra la droga, y que Western
Union, luego de treinta y siete años, vuelve a funcionar como oficina
de correos con envíos de dinero a Cuba, recuérdese que, según
cifras de la CEPAL, 800 millones de dólares entran anualmente en
la isla sólo vía las remesas de exiliados cubanos; ahora
que hasta se ha llevado a cabo en la plaza de la Revolución una
suntuosa celebración evangélica, donde se comenta que asistieron
100.000 ciudadanos. Y que, por otra parte, el presidente de Estados Unidos
descubre con asombro que Castro lo chantajea una vez más exigiéndole
que levante el embargo, que pida disculpas, y que si no lo hace destruirá
todo USA con una poderosa arma bacteriológica... Este último
dato no es más que la trama novelesca del norteamericano Vincent
Patrick, quien acaba de publicar un libro titulado Smoke screen
(Cortina de humo) en la editorial William Morrow and Co., pero la
historia, según expertos, no está muy lejos de la posible
realidad, dados los secretos que siempre han ensombrecido las investigaciones
del Instituto de Biotecnología en La Habana. Ahora que todo esto
tan aparentemente "bonito" se comenta fuera de Cuba, me pregunto una vez
más por qué se escatima espacio en los periódicos
para hablar de lo que está ocurriendo dentro de Cuba, y socialmente
lo más importante es el caso de los ayunantes en protesta pacífica
en Tamarindo, 34, en La Habana. Luego nadie venga a llenarse la boca diciendo
que en Cuba la gente no hace nada contra el régimen, lo que pasa
es que no se dice. Sí, señoras y señores, en Tamarindo,
34, domicilio de Migdalia Rosado Hernández, desde el día
7 de junio, el doctor Óscar Elías Biscet, Rolando Muñoz
Yobre, Marcos Lázaro Torres, William Herrera Díaz, Aida Valdés
Santana y Leonel Morejón Almagro empezaron una huelga de hambre
en condiciones infrahumanas. Los huelguistas tienen como objetivo hacer
cuarenta días de ayuno en protesta pacífica contra los cuarenta
años del dictador en el poder. Han escrito una carta a Fidel Castro
pidiendo la liberación de los presos políticos. A este acto,
que sí es un verdadero espacio de libertad, y no lo que promueven
los monigotes mercenarios (espacio de libertad es nuevo término
cínico, y yo diría que hasta gracioso, que usan los escritores
oficiales del régimen cada vez que quieren justificar en el extranjero
sus actitudes complacientes respecto al poder), decía que a este
acto se han sumado familiares de presos políticos, Vladimiro Roca
-uno de los periodistas encarcelados por haber escrito el documento La
patria es de todos-, familiares de las víctimas del remolcador
13 de marzo, religiosos, miembros de diferentes grupos políticos
en la disidencia interna y en el exilio, personalidades independientes
y, sobre todo, cosa muy interesante, mucha gente de pueblo, 500 opositores
de todas las provincias de la isla con ayunos de solidaridad con un mínimo
de seis horas. En su tercera semana de ayuno a tiempo completo por parte
de sus iniciadores podemos hablar de un hecho realmente importante, digno
de que aparezca en las portadas de los periódicos y haga la una
de los telediarios. Nada consistente aparece.
Durante cuatro décadas, una gran parte del mundo y la mayoría
de los Gobiernos han confundido la auténtica Cuba con la política
de Fidel Castro. Cuba existió desde antes como país de un
gran esplendor cultural y económico (en el año 1957 era el
tercer país en rango de desarrollo en América Latina, junto
a Brasil y Argentina). Cuba no es el invento que la Revolución y
sus barbudos se empeñaron en hacer de ella. Más bien lo contrario,
los barbudos cambiaron, o borraron, muchas páginas de la historia.
De los libros de texto para las escuelas y la enseñanza a las nuevas
generaciones desaparecieron una enorme cantidad de nombres ilustres, y
de hechos históricos que en buena lid desvirtuaban y ganaban en
importancia a aquel movimiento revolucionario, por otra parte, no fue encabezado
exclusivamente por Fidel Castro, como se ha pretendido hacer creer.
La Europa antiamericana ha equivocado a la Cuba antiimperialista de
José Martí con la demencial dictadura castrista. Hoy Europa
no es la misma. Hoy Estados Unidos tampoco es lo que ha sido. Cuba sigue
enquistada en el círculo vicioso de un dictador que sería
capaz de provocar un conflicto mundial con tal de no dar su brazo a torcer,
no cediendo un ápice de su poder absoluto. En múltiples ocasiones
y con disímiles matices, Fidel Castro ha declarado la guerra al
mundo, pero el mundo se ha hecho el de la vista gorda. ¿Cuba no
ofrece el respeto suficiente, o Castro es percibido todavía como
un resistente solitario y pobre al que hay que apoyar porque, según
él afirma, es de izquierdas? Resistente es el pueblo cubano. Un
pueblo que desde mucho antes que Fidel Castro siempre fue antiimperialista.
Para respetar y comprender a un país, para amarlo y poder hablar
con propiedad, hay que conocer su historia, profundizar en su cultura.
Es lo que hacemos los latinoamericanos (ejemplo reciente es la película
de Raúl Ruiz, Le temps retrouvé), y particularmente
los cubanos, cuando nos acercamos a Europa o a América. Nuestra
cultura y nuestra historia no son sólo las maracas, los bellos y
calientes mulatas y mulatos, el tabaco, el ron y la música para
remenear el culo. Cuba es eso también, y más, una idea de
la independencia nacida en la experiencia de muchos pensadores y escritores,
un cúmulo importante de antecedentes reales que confirman que un
escritor como José Martí y un poeta como Juan Clemente Zenea
no se inmolaron en vano. Los cubanos, como los europeos ante sus símbolos,
también poseemos emblemas poderosos fundados por nuestros antepasados.
Provenientes esos símbolos de la existencia pacífica de la
población indígena, quienes fueron los primeros moradores,
de la honda y apasionada España, de la misteriosa y maltratada África.
Incluso, por la parte oriental de la isla, de la racional y al mismo tiempo
sentimental Francia, o, aunque en menor cuantía de emigrantes, de
la perseverante China. En lugar de avergonzarnos estamos muy orgullosos
de nuestro mestizaje.
No alcanzaría el tiempo para enumerar los desmanes del castrismo.
Hago un llamado a la memoria, cuarenta años de engaño, de
sacrificio, de suplicio. Cuatro décadas negándole la información
a todo un pueblo, exacerbando lo peor, un nacionalismo de pacotilla en
nombre de un enfrentamiento perpetuo que hoy por hoy, en un clima de democracia,
no tendría ningún pretexto ni consistencia. Crímenes
enmascarados en ajusticiamientos populares, fusilamientos, desapariciones,
persecuciones y detenciones de intelectuales, religiosos y homosexuales.
Proliferación de campos de trabajo forzado (en otros países,
esto se ha llamado campos de concentración). Expulsiones masivas
de la población al extranjero por vía marítima y aérea
en épocas de agudas crisis internas. Hundimientos masivos de seres
humanos en el mar. Cuba cuenta con dos millones de exiliados. Actos internacionales
de terrorismo. Interrupción cíclica de las conversaciones
para la normalización de relaciones con el Gobierno de Estados Unidos
con actividades violentas o de terrorismo. El ejemplo más reciente
lo constituyen los últimos editoriales del periódico Granma,
órgano oficial del partido comunista, el único partido posible,
donde, según el editorialista, las organizaciones de masas (los
pioneros entre ellos, es decir, los niños) condenan al señor
Javier Solana y a la OTAN por crimen contra la humanidad. Es conveniente
señalar que adjunto a este editorial se ha publicado también
un llamado a informar del contenido de esa misma acusación a las
organizaciones de masas antes mencionadas como firmantes. Más claro,
ni el agua. Mientras tanto, el señor Ricardo Alarcón fue
enviado a Estados Unidos para reanudar las conversaciones. Dudo de su efectividad
en semejante ambiente de tensión creado por las autoridades cubanas.
Seré más directa: siempre se nos dijo a generaciones y
generaciones de cubanos, y el mundo también hubo de repetirlo, que
el señor Nelson Mandela había sido el prisionero que más
tiempo había soportado en una cárcel. Con todo respeto por
el presidente Mandela, pero esta afirmación debería ser matizada,
aunque soy enemiga de comparar los horrores y unos cuantos años
de más no añaden ni quitan injusticia a una causa. La verdad
es que el señor Mario Chanes podría pretender el récord,
antiguo asaltante del cuartel Moncada, invasor del Granma y fundador
del Movimiento 26 de Julio, cuando se enfrentó a Fidel Castro, entonces
su vida dio un giro inimaginable, convirtiéndose en uno de los prisioneros
que más tiempo soportó en una cárcel. Su celda se
hallaba situada en un lugar de Cuba, y él resistió treinta
años preso. Le sigue, en orden de duración, el señor
Eusebio Peñalver, invasor de la tropa del Che, negro, veintiocho
años en una cárcel castrista. Ellos han comenzado ya a testimoniar
personalmente en Italia y en el Parlamento francés de sus experiencias.
Para terminar, como escritora cubana, en el exilio desde hace cinco
años, pido comprensión y apoyo internacional para los huelguistas
de Tamarindo, 34, quienes luchan de manera pacífica por la libertad
de nuestro país. Ustedes, con un sencillo gesto, siendo receptivos
a estas noticias pueden hacer mucho por esos niños, ancianos, hombres
y mujeres que se encuentran entrampados en una realidad caricaturesca,
desfigurada por la megalomanía y el afán de poder de un dictador
que ha destruido miles de vidas y ha convertido en pesadilla el sueño
de emancipación de varias generaciones.
De ustedes, medios de comunicaciones de todo el mundo, esperamos que
el dolor de Cuba sea reconocido. Que sean identificados los verdaderos
héroes de Cuba, o sea, su pueblo. Que sean autentificados los grupos
de la disidencia interna y externa y los periodistas independientes dentro
de la isla. Esperamos también, por otra parte, que en los eventos
internacionales, además de la opinión oficial del régimen
cubano, sea escuchada la opinión de los exiliados cubanos. Es éste
el verdadero sentido de este artículo: apoyar a los que luchan por
la libertad en el mundo y en Cuba. Para que, en el futuro, Cuba pueda ser
para todos. Como escribieron en el documento por el que fueron injustamente
encarcelados los cuatro periodistas Marta Beatriz Roque, Félix Bonne,
Vladimiro Roca y René Gómez: La patria es de todos.
Zoé Valdés es escritora cubana. |
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