El Gobierno de Fidel Castro acaba de crear un ministerio anticorrupción
cuya misión es contrarrestar los 'efectos negativos' provocados por las
reformas económicas de corte capitalista introducidas en Cuba tras la caída
del campo socialista y prevenir la contaminación de empresarios,
dirigentes y funcionarios. El ministerio en cuestión se llama de Auditoría y
Control, y fue presentado la semana pasada a los directivos de los organismos
centrales del país por el vicepresidente cubano, Carlos Lage.
Para Lage, es el deber de los revolucionarios 'frenar y aplastar todas las
manifestaciones de corrupción'. El vicepresidente cubano aseguró que no había
casos de corrupción 'en la dirección de los ministerios' y que aun los
descubiertos 'en las instancias intermedias distan mucho de los conocidos en
otras partes del mundo'.
Aun así, el vicepresidente vino a decir que era mejor pecar por exceso que
por defecto. 'La corrupción es intrínseca al sistema capitalista y, pudiera
decirse, es la savia que lo alimenta, pero es totalmente contraria al
socialismo'. Y añadió: 'Tenemos que prevenir más, eliminar las condiciones
que favorecen las desviaciones y actuar más enérgicamente contra todo aquello
y todos aquellos que atenten contra la moral y el prestigio de la revolución'.
La creación del Ministerio de Auditoría y Control tiene lugar en medio de
una fuerte ofensiva ideológica y política por recuperar y revitalizar la
pureza revolucionaria. Funcionarios cubanos admiten que las reformas
aperturistas introducidas a partir de 1993, aunque escasas y tímidas, han
provocado desigualdades y conductas como el 'amiguismo', el 'egoísmo' y el
'acomodamiento', que favorecen las conductas corruptas.
Control económico
La prensa cubana no oculta datos reveladores, como el que ofreció el mes
pasado el diario Juventud Rebelde, citando a la antigua Oficina Nacional
de Auditoría. El periódico se lamentaba de que 'en pleno año 2000, cuando la
economía cubana se juega el todo por el todo para seguir recuperándose y
perfeccionando su perfil insólito en este mundo, aún el 54% de las entidades
auditadas presenta malos o deficientes resultados en el control de sus recursos
y el registro de sus hechos económicos'.
Los rumores de casos de corrupción entre dirigentes de empresas o
ministerios importantes son crecientes, pero el único hecho público por las
autoridades que ha provocado el cese de un ministro, el de Pesca, Orlando Rodríguez
Romay, se dio a conocer en marzo. La decisión se debió 'a la aceptación de
comisiones y obsequios inadmisibles con la ética de los cuadros del Estado y el
Gobierno cubanos, que involucró a varios funcionarios', entre ellos el hermano
del ministro Romay, quien fue destituido oficialmente por su falta de control,
no por corrupto.
El año pasado, como medio profiláctico y dentro de esta misma lucha contra
la corrupción, algunos ministerios dictaron regulaciones internas para limitar
el trato de empleados y empresarios cubanos con sus contrapartes extranjeras,
entre las que se encontraban no aceptar comidas, regalos, ni establecer
relaciones de amistad.
El trabajo esencial del nuevo ministerio anticorrupción, en palabras
de Lage, 'es prevenir, no detectar más delitos o violaciones o descubrir
funcionarios o actos corruptos. Hay que detectarlos todos a tiempo, pero lo
principal es la disminución de tales hechos como resultado de una disciplina
estricta, un control riguroso y una mayor conciencia revolucionaria'. En
definitiva, aislar y acorralar el virus capitalista que se ha ido colando
por las grietas de las reformas.