"Los comunistas están dispuestos, sin reservas,
a dialogar con los católicos",
afirmó recientemente el líder del Partido
Comunista en el Parlamento de la
República Checa, Vojtech Filip, en carta al arzobispo
de Praga y presidente de
la Conferencia Episcopal, Cardenal Miloslav Vlk. La respuesta
oficial del
Purpurado, dada a conocer a través del Padre Daniel
Herman, portavoz de la
Conferencia Episcopal, no se hizo esperar: "El diálogo
auténtico sólo es
posible con alguien digno de confianza". Pero los comunistas
checos no merecen,
de ninguna manera, ese requisito de "confianza" indispensable
para establecer
un diálogo auténtico. En realidad, de acuerdo
con la réplica eclesiástica, se
trata de una "maniobra instrumental" comunista para desmobilizar
a los
católicos, haciéndoles creer que habrían
dado las espaldas a su pasado
revolucionario.
A ese respecto, añadió el portavoz del Episcopado,
"la fuerza comunista actual
en Bohemia y Moravia sólo se ha apartado del pasado
en algunos aspectos de
carácter teórico, pero por lo que se refiere
a los objetivos políticos y a sus
temas, el nuevo Partido Comunista es muy parecido al
precedente"; y ello
explica que éste siga "sin afrontar el problema
del pasado". Ese pasado al que
alude el Padre Herman -y en relación al cual los
actuales dirigentes comunistas
checos no han dado la menor señal de arrepentimiento-
se remonta a 1947, año en
que el Partido Comunista tomó el poder, pasando
a atribuirse el papel de
"fuerza guía" del país, persiguiendo implacablemente
a los fieles católicos,
confiscando los bienes de la Iglesia y encarcelando a
sus religiosos. El propio
Cardenal Vlk se vio prohibido de ejercer su ministerio,
siendo obligado a
trabajar durante años como limpiador.
Quienes han visto con preocupación, durante las
últimas décadas, tantas
maniobras del comunismo cubano intentando engañar
y desmobilizar a los
católicos de la isla y del exilio a través
de fraudulentas ofertas de diálogo,
sin duda respirarán confortados al ver la lucidez
de esta actitud del Cardenal
Vlk, en cuanto presidente de la Conferencia Episcopal,
cortando el paso al
sibilino gesto de "mano extendida" y diálogo de
los comunistas checos. Tampoco
podrán dejar de constatar, con perplejidad, la
diferencia en el contenido y en
la forma de dicho texto con tantos llamados de la Conferencia
Episcopal Cubana
exhortando al diálogo con el régimen comunista
de la isla, como si éste fuese,
parafraseando al documento episcopal checo, "digno de
confianza"...
Además de hacer gala de sentido común y
de reflejar una visión objetiva de la
realidad, la posición oficial adoptada por el
Cardenal Vlk no hace sino seguir
sabias enseñanzas pontificias sobre la imposibilidad
del diálogo y la
colaboración con los comunistas, tan olvidadas,
pero al mismo tiempo tan
actuales en ciertas latitudes.
S.S. Pio XI, en su famosa Encíclica Divini Redemptoris,
recomendaba a los
Pastores del rebaño católico la necesidad
de procurar "con sumo cuidado que los
fieles no se dejen engañar" por las artimañas
del lobo rojo, pues "el comunismo
es intrínsecamente malo, y no se puede admitir
que colaboren con el comunismo
en terreno alguno los que quieren salvar de la ruina
la civilización
cristiana". El mismo Pontífice advertía
en el discurso Siamo Ancora sobre las
maniobras cosméticas que el comunismo esbozaba
ya en la década de 1930: cuando
éste, por razones estratégicas, "toma actitudes
menos violentas y en apariencia
menos impías", lo hace "a fin de penetrar en los
medios menos accesibles y de
obtener -como efectivamente ocurre- connivencias increíbles
o al menos
silencios y una tolerancia de inestimable ventaja para
la causa del mal".
La Historia es, como se ha afirmado, una de las mejores
consejeras. Cuando en
un inevitable escenario postcastrista surjan neocomunistas
con "apariencia
menos impía", sonriendo a los católicos
para hacerles olvidar cuatro décadas de
opresión y extendiéndoles la mano para
invitarlos a salvar juntos, del
naufragio, los supuestos "logros" del régimen
comunista, será de sumo provecho
recordar las sabias advertencias de S.S. Pio XI y el
espíritu vigilante del
reciente documento del Episcopado checo.
Gonzalo Guimaraens
10 de marzo del 2000: Diario Las Américas, Miami
Gonzalo Guimaraens es analista político, experto
en asuntos cubanos.
E-mail: GGuimaraens@altavista.net
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