La cuenta de Castro no cuadra
PABLO ALFONSO
El Nuevo Herald
Dudan del beneficio del turismo
La industria turística cubana, calificada como la locomotora
de la
economía no tiene en realidad el impulso propulsor que le atribuyen
las
autoridades castristas, según explicaron este fin de semana
especialistas en asuntos cubanos.
Al mismo tiempo el acelerado crecimiento de las construcciones
turísticas en Cuba está generando las mismas interrogantes
que plantean
otros sectores de la economía, sobre la credibilidad de las
cifras
proporcionadas por el régimen de Fidel Castro.
La atención de los expertos reunidos en Miami este fin de semana
en el
encuentro anual de la Asociación para el Estudio de la Economía
Cubana,
se concentró en la construcción de hoteles turísticos
en la isla y en
los inciertos ingresos generados por esa industria en los últimos
años.
"Lo cierto es que el gobierno no ha explicado satisfactoriamente de
dónde sale el dinero que Cuba aporta para la construcción
de
instalaciones turísticas'', afirmó María Werlau,
de la firma Orbis
International Consulting.
Werlau indicó que en la creación de las actuales empresas
mixtas del
sector turístico, Cuba ha estado aportando mayoritariamente
el capital,
además de la fuerza de trabajo y los materiales de construcción,
mientras que las firmas extranjeras aportan su gestión administrativa
y
sus cadenas internacionales de mercadeo.
"Las inversiones netas de capital en el sector turístico de España,
Canadá y otros países son inferiores a las que aporta
Cuba'', dijo
Werlau. "Eso abre la puerta a interrogantes sobre el origen de ese
dinero que se maneja en la isla''.
Según un estudio presentado por la profesora Dolores Espino,
de
St.Thomas University en Miami, el número de habitaciones disponibles
para el turismo internacional aumentó de 12,900 en 1990 a 32,300
a
fines de 1999. Al finalizar el pasado año Cuba contaba ya con
un total
de 189 hoteles destinados al turismo internacional.
"Según el ministerio de Turismo se han invertido unos $900 millones
de
dólares de capital extranjero en la industria, por 26 empresas
mixtas'', afirmó Espino.
De acuerdo a las cifras más recientes publicadas por el Ministerio
del
Turismo de Cuba, esa industria produjo un total de $1,816 millones
de
dólares en 1998.
"En la actualidad más del 50 por ciento de los ingresos en divisas
que
recibe Cuba provienen del turismo, el cual, junto a las remesas
familiares, han reactivado otros sectores de la economía nacional'',
afirmó el miembro del Buró Político, Carlos Lage,
hablando el pasado
mes de diciembre ante la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Sin embargo, Espino pone en duda esa reactivación de la economía
cubana
motivada por el turismo porque, según dijo, "el efecto multiplicador
del turismo en la economía de Cuba es uno de los más
bajos que
existen'' en la región. Explicó que mientras ese índice
es de 1.58 para
Jamaica o de 1.20 en Dominica, en Cuba fluctúa entre 0.74 y
0.84.
"El impacto económico del turismo en los ingresos nacionales
y el
empleo es todavía muy pequeño'', subrayó.
Esta situación se refleja particularmente en la fuerza laboral
que
atienda al sector y que sólo representa el 2 por ciento, o sea,
unos
81,000 trabajadores en 1998, según las cifras oficiales citadas
por
Espino.
"Este porcentaje se ha mantenido constante desde 1996'', subrayó.
En los datos contables de la economía cubana hay varias cuentas
que no
cuadran: el déficit de la balanza comercial, los ingresos turísticos
y
las remesas familiares.
Este candente tema, entre otros, fue abordado en la décima reunión
anual de la Asociación para el Estudio de la Economía
Cubana (ASCE por
sus siglas en inglés), durante un seminario de tres días
que concluyó
ayer en el Hotel Biltmore de Miami.
Durante los últimos siete años Cuba ha estado comprando
más de lo que
vende; y el déficit acumulado por esa desventajosa operación
de
importación-exportación, es ya de más de $10,000
millones, según la
propias cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba.
Los expertos fuera de la isla se preguntan, ¿cómo Cuba
está financiando
ese déficit? ¿De dónde sale ese dinero extra,
si el régimen castrista
carece de suficiente crédito internacional y no paga su deuda
externa
desde 1986?
Las incógnitas aumentan cuando se tiene en cuenta que el propio
presidente del Banco Central de Cuba, Francisco Soberón, reconoció
durante la Cumbre Sur-Sur, celebrada recientemente en La Habana,
que "en los últimos años Cuba ha obtenido $500 millones
en créditos a
corto plazo y con elevados intereses de diversas fuentes, pero las
necesidades nacionales hacen pensar en miles de millones''.
Las autoridades cubanas afirman que el déficit comercial se está
cubriendo cada año con las utilidades del turismo y los millones
de
dólares que envían los exiliados a la isla.
"Esta es una cínica manipulación para encubrir una lamentable
realidad:
Castro está recurriendo al tráfico de drogas y al lavado
de dinero para
financiar este déficit'', aseguró Ernesto Betancourt,
especialista en
asuntos cubanos.
La mayoría de los economistas que asistieron al seminario pusieron
en
duda las cifras oficiales cubanas, aunque se mostraron más cautelosos
con la hipótesis de que Cuba estaría usando el lavado
de dinero para
financiar su economía en ruinas.
"Lo cierto es que en la Balanza de Pagos de Cuba no está claro
cuál es
la cifra real de las remesas familiares y eso deja abierta una
interrogación para otras hipótesis'', afirmó Armando
Linde, secretario
de la Junta Ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los cuestionamientos a las estadísticas cubanas provocaron un
encendido
intercambio de opiniones en un panel de expertos que estudió
la Balanza
Comercial de Cuba en los últimos siete años.
"La cantidad de información que Cuba ha publicado es muy escasa
y por
eso es imposible verificar esas cifras con otros datos que sirvan para
establecer su confiabilidad'', aseguró Jorge Pérez López,
economista
cubano residente en Washington, quien presentó a la audiencia
una
detallada tabla de la Balanza de Pagos del Banco Central de Cuba desde
1993 hasta 1998.
Según los datos del gobierno cubano, la isla recibió en
1998 un total
de $2,182.6 millones por concepto de turismo y de la fuerza laboral
empleada en el extranjero. Además, otros $801 millones de dólares
de
remesas familiares y donaciones del exterior.
Sin embargo los ingresos que Cuba atribuye al turismo son brutos y los
expertos consideran que sólo el 30 por ciento de esa cantidad
es
utilidad neta. Esos ingresos, unidos a las remesas familiares y otros
servicios, no bastan para financiar las necesidades del país.
Joaquín Pujol, asesor del FMI para la Banca Central del Caribe,
reconoció que "es difícil justificar'' las cifras ofrecidas
por Cuba en
su Balanza de Pagos y recordó que una de las condiciones que
el FMI
exige a sus miembros es "la capacidad de probar la información
que
ofrecen en su balanza de pagos''.
"Esa falta de justificación es lo que provoca dudas e interrogantes
como las planteadas por Betancourt'', indicó Pujol, en sus comentarios
sobre el panel de expertos que analizaron el tema.
Betancourt presentó un estudio de 20 páginas titulado
"Diferencias en
la Balanza de Pagos de Cuba, la escasez de la remesas, tráfico
de
drogas y lavado de dinero'', que cuestiona la cifra de $800 millones
anuales en remesas familiares a Cuba, citada por la Comisión
Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de Naciones
Unidas.
Betancourt asegura que la cifra de la CEPAL es exagerada y sirve al
gobierno cubano para ocultar ingresos en divisas procedentes del
narcotráfico.
El estudio asegura que:
Para llegar a esa cifra se requeriría que por lo menos
200,000 cubanos
enviaran $4,000 dólares como promedio anual a la isla, o que
800,000
enviaran $1000.00 anuales.
No hay señales que respalden el impacto favorable que dentro
de Cuba
producirían el ingreso de esos supuestos $800 millones.
La participación de Castro en operaciones de narcotráfico
no concluyó
con el fusilamiento del General Arnaldo Ochoa en 1989. Betancourt cita
en particular un libro en preparación del escritor cubano Norberto
Fuentes, titulado Narcotráfico y Tareas Revolucionarias, programado
para publicarse el próximo otoño.
Publicado el domingo, 6 de agosto de 2000 en El Nuevo Herald
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