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cubanos son 'atravesados' por el conflicto de la identidad artística
F. SAMANIEGO |
Madrid
La isla, el mar, las barcas aparecen con frecuencia en la obra de los
artistas cubanos de los años noventa. Los últimos trabajos de 20 de ellos
forman la exposición Atravesados. Deslizamientos de identidad y género, abierta
hasta el 26 de mayo en la Fundación Telefónica de Madrid (Fuencarral, 3,
www.fundacion.telefonica.com). El montaje, de unas 50 piezas, de pintura,
fotografía, vídeo, objetos e instalaciones, sitúa la singularidad del arte
cubano en el panorama internacional, con propuestas sobre la diáspora, el
viaje, las huidas, el conflicto de identidad.
El término de atravesados, con el que la escritora Gloria Anzaldúa
describe la condición chicana y la nueva nacionalidad de esta comunidad, es
utilizado también por Menene Gras Balaguer, profesora de Estética en la
Universidad de Barcelona, para identificar a un grupo de artistas cubanos y sus
obras. La mayoría de los 20 artistas que forman la exposición viven en Cuba,
otros en Estados Unidos o España y otros realizan viajes de ida y vuelta.
'Los 20 artistas de la muestra son los más representativos de un contacto
entre culturas, la de dentro y la de fuera de Cuba, que se expresan con unas señas
de identidad propias', declaró la comisaria, Menene Gras Balaguer. 'Los
atravesados tienen una identidad que está en conflicto con la nacionalidad de
origen a causa del viaje, el desplazamiento forzado o las múltiples formas de
deslizamiento que se experimentan continuamente en la actualidad. El término se
utiliza como representación dramática, diáspora, viaje, huidas y conflicto
con la identidad propia y ajena, un conflicto vivido por todos los artistas'.
Los límites de la isla
El viaje y la huida están presentes desde las barcas de Kcho (Alexis Leyva),
que desde el comienzo del montaje marcan algunos de sus contenidos, que se
prolongan en la primera sala, con la instalación de Caballo de Troya y
un enorme óleo de Los carpinteros, y el cuerpo-embarcación que
forman El soñador, de Armando Mariño.
'Creo que ahora mismo no hay una obsesión por la partida. Antes se trataba
de salir de los límites de la isla, de huir, pero ahora los artistas tienen
maneras de estar dentro y fuera, de seguir amando La Habana y tener una proyección
internacional', declara Gras Balaguer. La realidad y la política de Cuba, los límites
físicos de la isla y la identidad con la tierra forman parte de varios trabajos
e instalaciones, donde la isla a veces está construida con arroz o con frijoles
y alubias blancas, como en las propuestas de Juan Abreu, Inés Garrido, Ibrahim
Miranda, Sancha Ramos, Saidel Brito, Juan Pablo Ballester, Raúl Cordero y José
Ángel Vincench Barrera.
El taxi-limosina, formado por tres ladas rusos comprados en Polonia,
montado por el Gabinete Ordo Amoris, iba ser la imagen de la exposición, pero
sus seis metros de longitud no encontraron el lugar adecuado. Ahora aparece en
una foto y en la portada del catálogo, con ensayos de críticos y artistas.
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