Una burla de dimensiones colosales
WILFREDO CANCIO ISLA \ El Nuevo Herald
A diez años de su polémica exhibición en Cuba,
la película Alicia en el pueblo
de maravillas (1990) se presentó en Miami ante centenares de
personas, en una
función que terminó convertida en recuento de la censura
artística en la isla.
El filme del realizador Daniel Diaz Torres, que reside en Cuba, fue
proyectado
el fin de semana en el Miami-Dade Community College, como parte de
un ciclo de
cine cubano que viene ofreciendo gratuitamente esa institución
educacional.
En junio de 1991, Alicia... fue estrenada en Cuba y retirada de las
carteleras
cuatro días después, en medio de una de las más
agresivas operaciones de
censura del régimen de Fidel Castro.
Aunque luego se ``reivindicó'' oficialmente durante el Festival
Internacional
de La Habana de ese año, nunca más se ha presentado en
las carteleras
comerciales de la isla.
``El espíritu mordaz de esta película es único
en la historia reciente del cine
cubano'', declaró el crítico Alejandro Ríos, presentador
de la muestra en
M-DCC. ``No se ha hecho hasta ahora otro filme con un reflejo tan despiadado
del desastre nacional, sin concesiones ni medias tintas''.
La exhibición en M-DCC reunió a más de 400 personas,
que pudieron disfrutar de
una copia en excelente estado y subtitulada en inglés.
La mayoría de los videos clandestinos que circularon en el extranjero
a raíz
del ``escándalo Alicia'' habían sido copias de deplorable
calidad.
Los actores Elvira Valdés, Reynaldo Miravalles y Carlos Cruz,
y el editor Jorge
Abello, quienes integraron el elenco artístico del filme y ahora
residen en
Miami, compartieron sus experiencias con el público asistente.
``Desde que me presentaron el guión sabía que esto iba
a ser candela'', confesó
Miravalles, que interpretó el personaje del director del sanatorio
del pueblo,
incorporándole una gesticulación similar a la del gobernante
Fidel Castro.
Cruz relató la atmósfera represiva que rodeó la
película desde el primer día de
su premiere en el teatro Charles Chaplin de La Habana. ``Lo que demostró
Alicia... es que el poder en Cuba tiene miedo y es vulnerable a la
burla de la
gente común''.
La película narra la historia de una instructora de teatro que
llega a
Maravillas de Noveras, un imaginario pueblo donde han ido a parar personas
destituidas de sus cargos (los llamados ``tronados''), y donde el miedo,
la
desidia y los desmanes burocráticos son comúnmente aceptados
por los
pobladores. Una metáfora de la realidad cotidiana en la isla.
La revista The Economist la calificó entonces como ``otra película
que examina
los efectos psicológicos de una revolución en la gente
ordinaria''.
Durante su efímero paso por las carteleras en Cuba, los militantes
comunistas
eran convocados para denigrar la película en plena exhibición.
La Seguridad del Estado tomó los cines y los medios de prensa
lanzaron
diatribas firmadas por columnistas que sustituyeron a los habituales
críticos
cinematográficos, impedidos de expresar sus opiniones.
Uno de esos ``críticos emergentes'' fue Bruno Rodríguez
Parrilla, actual
representante del gobierno cubano ante las Naciones Unidas en Washington.
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Publicado el miércoles, 15 de marzo de 2000 en El Nuevo Herald
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