QUIENES SON... (III y final)

El 27 de junio de 1997, durante una conferencia de prensa con periodistas extranjeros convocada por el grupo en la casa de Martha Beatriz Roque para dar a conocer otro de sus documentos, el viejo traidor Hubert Matos, secretario general de «Cuba Independiente y Democrática», una de las más agresivas organizaciones terroristas contra nuestro país, implicada en planes de atentados contra dirigentes de la Revolución y que ha realizado sabotajes y ataques contra instalaciones económicas en nuestro territorio, declaró textualmente:  

«Es un documento muy objetivo con señalamientos muy precisos.»  

«Lo suscribimos íntegramente a nombre de Cuba Independiente y Democrática 

En el mismo programa, dialogando con Martha Beatriz, dijo eufórico y entusiasmado: «Ustedes pueden esperar solidaridad en toda la extensión de la palabra». 

Dicha conferencia de prensa en La Habana formaba parte de un programa simultáneo coordinado por Radio Martí con otros dos grupos de periodistas ubicados en Miami y Washington respectivamente. 

Junto a Hubert Matos se encontraba José Basulto, cabecilla de «Hermanos al Rescate», uno de los suministradores de fondos en cifras que alcanzan cuatro dígitos para los muy «patrióticos» gastos personales del «disidente» Vladimiro Roca.  

Al ser éste arrestado, en su residencia se encontró además, entre otras cosas, gorra y pullover con insignia del movimiento «Democracia», como cariñoso recuerdo a Vladimiro del viejo terrorista Ramón Saúl Sánchez, jefe de este grupo contrarrevolucionario y organizador de las flotillas que llevan a cabo las provocaciones por mar en el límite de las aguas jurisdiccionales de Cuba, que en reiteradas ocasiones han violado. 

No está de más decir que este señor Ramón Saúl Sánchez, cuando tenía 24 años de edad, fue jefe de una organización terrorista que llevaba el idílico nombre de «Jóvenes de la Estrella», que formaba parte de un grupo de organizaciones contrarrevolucionarias unificadas por la CIA bajo la dirección de Orlando Bosch, denominado CORU, del cual Ramón Saúl llegó a ser segundo jefe. 

Es necesario recordar que esa organización, bajo la dirección de la CIA, realizó gravísimos actos de terrorismo contra nuestro país. Entre ellos: 

Año 1976. Seis de abril. Dos barcos pesqueros, «Ferro-119» y «Ferro-123», son atacados por lanchas piratas procedentes de la Florida, causando la muerte al pescador Bienvenido Mauriz y graves daños a las embarcaciones. 

22 de abril. Una bomba es colocada en la Embajada cubana en Portugal ocasionando la muerte de dos compañeros y heridas graves a varios más, destruyendo totalmente el local. 

5 de julio. La misión de Cuba ante la ONU es objeto de un atentado con explosivos, ocasionando importantes pérdidas materiales. 

9 de julio. Una bomba hace explosión en el vagón que cargaba los equipajes del vuelo de Cubana de Aviación, en el aeropuerto de Jamaica, momentos antes de ser transbordados. Es decir, por pura casualidad no explotó en el aire el 9 de julio un avión de Cubana que iba a cargar aquellos equipajes. 

10 de julio. Una bomba estalla en las oficinas de la British West Indies de Barbados, que representa los intereses de Cubana de Aviación en ese país. 

23 de julio. Un técnico del Instituto Nacional de la Pesca, Artagnán Díaz Díaz, es asesinado en un intento de secuestrar al cónsul cubano en Mérida. 

9 de agosto. Dos funcionarios de la Embajada cubana en Argentina son secuestrados sin que se haya vuelto a tener noticias de ellos. 

18 de agosto. Una bomba hace explosión en las oficinas de Cubana de Aviación en Panamá, causando daños de consideración. 

6 de octubre, el más monstruoso de todos los crímenes: Es destruido en pleno vuelo un avión de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo. 

¡Qué intenciones tan pacíficas y qué amistades tan beatíficas las de Vladimiro Roca y su banda de los cuatro «disidentes» actualmente «presos de conciencia»! 

El 3 de junio de 1997 llega a Cuba el jefe de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, Michael Ranneberger. Después de solicitar autorización para «trabajos internos en la Sección de Intereses», solicitó contactos con autoridades del Partido y el Gobierno cubanos, que le fueron concedidos. De inmediato, realmente su conducta se apartó de los asuntos internos de la Sección de Intereses, para dedicarse por entero a los asuntos internos de Cuba. Ello dio lugar a que el 17 de junio de 1997 el Ministerio de Relaciones Exteriores presentara una enérgica protesta oficial, algunos de cuyos párrafos transcribimos: 

«El Sr. Ranneberger, en franca actividad injerencista, sostuvo varias reuniones con cabecillas de grupos contrarrevolucionarios ilegales, en las que exhortó a la subversión interna y a atentar contra el orden constitucional de la República de Cuba. Prometió ayuda económica y apoyo material y logístico para tales fines, en cifra superior a la de un millón de dólares estadounidenses, e incitó a actos de desobediencia civil, abstencionismo político y mediación foránea en los procesos electorales de Cuba. 

«El Sr. Ranneberger, igualmente, dio instrucciones a estos contrarrevolucionarios sobre cómo actuar tanto en el interior como en el exterior del país. Estimuló a uno de ellos a promover su figura, exhortándolo a desempeñar un papel de liderazgo en el sometimiento mercenario a la agresión del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba. 

«El Ministerio ha conocido también que el Sr. Ranneberger sostuvo encuentros o reuniones con representantes de empresas extranjeras radicadas en el país, a los que pretendió presionar y dictarles las prácticas que debían observar en sus negocios con Cuba.» 

El 9 de junio, cuando todavía no había concluido Ranneberger su visita a Cuba, que duró hasta el día siguiente, 10 de junio, Vladimiro Roca, inflado por los estímulos de tan ilustre visitante que le concedió el inmenso honor de recibirlo durante más de dos horas junto con Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano y otros cabecillas contrarrevolucionarios, entre ellos Osvaldo Payá y Odilia Collazo, contactó con Radio Martí, que trasmitió algo de considerable gravedad: su apoyo a la internacionalización del bloqueo a Cuba. Jubilosa y comprometedora, sin medir tal vez el contenido y alcance de sus palabras, la emisora trasmitió en la propia voz de Vladimiro textualmente lo siguiente: 

«Te puedo decir que fue una reunión para mí muy buena porque se desarrolló en un clima muy caluroso realmente; fue un clima tranquilo, sosegado, y sobre todo, por las cuestiones que tratamos. A mí lo que más me impactó fue la forma en que el Sr. Ranneberger nos informó de la política del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba y los esfuerzos que estaba haciendo por tratar de conciliar una política común con los países de Europa y de América, en lo cual nosotros le manifestamos nuestro apoyo, ya que es necesario acabar de sacar el problema de Cuba, que no sigan viéndolo en el mundo como un enfrentamiento entre Cuba y Estados Unidos, como un enfrentamiento entre los dos gobiernos, sino que tiene que empezar a ser visto como el problema entre el gobierno, y no solamente la oposición, sino el pueblo cubano dentro de Cuba. Eso es una de las partes para mí que fue muy importante. Nosotros le ratificamos la posición que teníamos de apoyo hacia esa política; y otra fue informarle qué es lo que estamos haciendo nosotros como oposición dentro de Cuba para acelerar el proceso de democratización del país y le hablamos no solamente de la convocatoria al foro internacional que hemos hecho y otros trabajos, sino también de esta convocatoria que tú conoces que hemos hecho a la abstención en las elecciones, que el Sr. Ranneberger realmente se mostró muy interesado en conocer todos estos detalles de lo que estábamos haciendo. Fue una reunión de intercambio muy buena y sobre todo de un respeto muy grande, lo cual demuestra que la oposición cubana es reconocida internacionalmente, y es respetada. Eso realmente nos sirvió de un estímulo muy grande para continuar en nuestra lucha posterior para tratar de alcanzar la democratización del país en el más breve plazo posible. Te digo nuevamente que fue una reunión muy positiva y que creo que dará buenos resultados en el futuro, para Cuba y para nosotros.» 

Finalizadas sus palabras, el entrevistador dijo: 

«Fue el disidente Vladimiro Roca, sobre la importancia del encuentro sostenido por un grupo de la disidencia cubana con Michael Ranneberger, funcionario para Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, que los recibió.» 

El método habitual de Vladimiro para promover su propaganda contrarrevolucionaria en el exterior, era el de las frecuentes entrevistas y declaraciones empleando a Radio Martí, que estaba a su entera disposición. En solo un semestre habló 71 veces a esa infame radio contrarrevolucionaria, emisora oficial del gobierno de Estados Unidos, para un promedio de una intervención cada dos días y medio, la cual se trasmitía cuatro veces en el día si era una noticia y dos veces si se trataba de un espacio de opinión. Añádanse 24 intervenciones de Beatriz, 13 de Gómez Manzano y 12 de Bonne Carcassés, para un total de 120 intervenciones en ese solo período entre el primero de enero y el primero de junio de 1997. Tales declaraciones eran reproducidas por otros órganos de difusión masiva de Estados Unidos y por la prensa internacional.  

Mas, no satisfecho todavía con esas hazañas, fuertemente alentado por sus estrechas relaciones con los funcionarios del gobierno de Estados Unidos, en un determinado momento el grupo adoptó la decisión de convocar conferencias de prensa en la casa de Vladimiro o de Martha Beatriz, a las cuales acudían alegre y felizmente un grupo de periodistas extranjeros, casi siempre los mismos. Por ese medio se dieron el lujo, en ocasiones que consideraban relevantes como la mencionada al hablar de la conferencia simultánea coordinada, de trasmitir al exterior documentos y declaraciones infamantes de todo tipo. 

Se supone que la Revolución debía soportar estas provocaciones desvergonzadas. Que no podía desafiarse el poder del imperio, sus aliados y sus medios masivos de divulgación. 

Aparte de las reiteradas visitas personales del Jefe de la Sección de Intereses, Michael Kozak, a Vladimiro, era el primero que llegaba a felicitarlo después de una agresiva conferencia de prensa. Era tal la familiaridad del distinguido «disidente» con la Sección de Intereses de Estados Unidos, que el 25 de febrero de 1997 escribió de su puño y letra al funcionario de esa Oficina, Steve Rice, lo siguiente:  

«Estimado Steve: 

«Necesito que me le saques 10 fotocopias al documento que te envío, lógicamente una o más fotocopias son para ti, yo necesito 10. 

«Otra cuestión, el señor Marcos López, residente en Miami y que funciona como correo nuestro y del CCIS, se encuentra aquí y tiene un problemita que quisiera tratar con algún funcionario de la SINA, si pudieras resolverle una entrevista con el cónsul para antes del día 5 de marzo te lo agradecería grandemente, de ser positiva la respuesta me llamas y me comunicas qué día debe ir. 

«También necesito que me envíes algunos ejemplares más del Plan de Apoyo... Tiene alta demanda y yo estoy tratando que le llegue a la mayor cantidad de gente posible. 

«Recibe un fraternal y caluroso abrazo. 

«Vladimiro Roca.» 

La actitud injerencista de la Sección de Intereses de Estados Unidos no podía ser más provocadora. En primer lugar, máxima protección para sus cómplices, bien remunerados y materialmente estimulados, era la consigna. 

No hay juicio donde se juzguen estos delitos, en que la Sección no cite a un pequeño grupo de sus asalariados «disidentes» y envíe al local correspondiente funcionarios norteamericanos que abierta e impúdicamente tratan de promover algún enfrentamiento contra las autoridades y el pueblo, el que no dejarían de presenciar gustosamente varios periodistas extranjeros acreditados en Cuba para tomar y publicar imágenes. Dondequiera que exista la más mínima posibilidad de crear un conflicto, allí está siempre presente un funcionario yanki con alguna cámara de imágenes. Son los hábitos de la superpotencia hegemónica, poderosa en el terreno militar, muy débil en el terreno moral, y excesivamente torpe políticamente. Un gigante atolondrado e impotente que jamás podrá vencer a un pequeño adversario. Su comportamiento con las pruebas en la mano debe ser denunciado ante la opinión del mundo. Se empeñan en ignorar la inteligencia, capacidad de lucha, elevada moral, determinación y valor de nuestro pueblo. 

El más indignante insulto a la historia de nuestra Patria ocurrió precisamente ocho días después de la visita de Ranneberger. En una declaración suscrita por los cuatro, ampliamente divulgada por los medios de prensa internacionales, al referirse al documento base del V Congreso del Partido afirmaron textualmente lo siguiente: 

«Como bien dice el documento todo empezó a cambiar el 26 de julio de 1953, no debemos dejar de destacar que en efecto ese día, por primera vez en muchos años, se derramó tanta sangre cubana. Hasta ese momento las muertes en la lucha política acaecidas durante el gobierno de Batista podían contarse con los dedos de una mano. Para encontrar en la historia cubana un día tan luctuoso y fratricida como ese, tendríamos que remontarnos decenios atrás. A pesar de ser una fecha tan triste, se toma como un día festivo y se celebra como tal, lo que suponemos que tenga el repudio hasta de los propios familiares de los mártires.» 

Eso es todo. De esa forma interpretan la historia de Cuba. Ni una sola palabra sobre las decenas de prisioneros asesinados en una orgía de sangre que se inició ese mismo día y continuó durante casi una semana; ni una sola mención a los numerosos expedicionarios del Granma asesinados después de la dispersión de Alegría de Pío, ni de los líderes sindicales y otros militantes revolucionarios asesinados al norte de Oriente en diciembre de 1956, hecho que el pueblo calificó como las «Pascuas sangrientas»; ni de la masacre total de los expedicionarios del Corynthia; ni de los que fueron igualmente masacrados en el Goicuría; ni de los que murieron asesinados el 13 de marzo de 1957 después del ataque al Palacio Presidencial; ni de las matanzas de cientos de campesinos de la Sierra Maestra por las tropas sanguinarias de Sánchez Mosquera y Merob Sosa; ni de los asesinados a raíz de la huelga revolucionaria del 9 de abril de 1958, ni sobre los miles de jóvenes y combatientes clandestinos asesinados a sangre fría a lo largo y ancho de Cuba por la tiranía batistiana, muchos de cuyos connotados victimarios se refugiaron después en Estados Unidos donde aún varios de ellos siguen actuando contra la Revolución. Ni una sola palabra sobre los que después del triunfo del Primero de Enero murieron en el sabotaje de La Coubre, en los combates heroicos de Girón, en la lucha del Escambray y otras partes del país contra las bandas organizadas por Estados Unidos, ni de los pasajeros y el equipo juvenil completo de esgrima que murieron en Barbados por el brutal acto de terrorismo antes señalado, cuyos autores formaron parte de esas mismas organizaciones terroristas con las cuales los cuatro «disidentes» se cartean tan fraternalmente. 

Los miserables debieron incluir también a los que murieron enfrentados a las tropas invasoras de sus amigos yankis. 

Es también profundamente ofensivo, insultante e hiriente para nuestro heroico y solidario pueblo el ultraje a nuestro espíritu internacionalista, cuando afirmaron a través de una radioemisora que todos los días nos ofende usurpando nada menos que el nombre de José Martí, que: 

«De igual forma, en nombre de la unidad se regaló un central en Nicaragua, se construyó un aeropuerto en Granada y, con el manto del llamado Internacionalismo Proletario, se enviaron tropas a matar y a morir a diferentes países, cosa que por cierto jamás hizo lo que ellos denominan la República mediatizada [...]» 

Para ellos los cientos de miles de combatientes cubanos que con ejemplar e insuperable espíritu de solidaridad cumplieron heroicas misiones internacionalistas son hombres que fueron allí a matar y a morir. Los combatientes cubanos, junto a los jóvenes soldados angolanos, fueron capaces de derrotar en Cuito Cuanavale y al suroeste de Angola en la frontera con Namibia las hasta entonces temibles tropas surafricanas, cuando estas contaban ya con siete armas nucleares, impulsando la independencia de Namibia y asestándole al ignominioso sistema del apartheid un golpe del que no pudo volver a recuperarse nunca. 

Fueron capaces de realizar estas hazañas a más de 12 mil kilómetros de la Patria. 

Hemos contribuido con nuestra modesta pero eficaz y desinteresada cooperación a la reivindicación del continente más sufrido y explotado del mundo. 

No eran simples matones nuestros combatientes, y a nadie mataron que no fuese en combate. Jamás maltrataron ni ejecutaron a un solo prisionero. Mas no solo soldados envió Cuba; envió también 26 mil médicos y personal de salud, miles de maestros, profesores, ingenieros, constructores y otros trabajadores manuales e intelectuales. Incontables vidas fueron salvadas; decenas de miles de niños fueron educados. 

Nos sentimos orgullosos de esa noble y generosa obra, que pasará a la historia como un ejemplo insuperable de hermandad y solidaridad. 

Esa es nuestra ideología y su parte más hermosa. 

Los restos de los héroes a los que dimos sepultura un memorable día, cuyas tumbas ubicadas en pueblos y ciudades de todas las provincias del país, de donde se incorporaron voluntariamente a las fuerzas internacionalistas, reciben constantemente las flores frescas que en ellas depositan madres y padres, hermanas y hermanos, hijos e hijas, y todo un pueblo que se siente orgulloso de ellos y no los olvidará jamás, como tampoco traicionará jamás su causa, y por ella los revolucionarios cubanos estamos dispuestos a morir hasta el último hombre y entregar hasta la última gota de sangre. El mundo siente admiración por ellos. 

La historia de un país es su arma fundamental, con la cual nuestro pueblo se ha defendido durante más de 130 años de los intentos de absorción y de anexión por una potencia tan voraz y agresiva. Destruir esa historia es destruir su identidad, su independencia y su vida. Los que eso desean merecen desprecio. Los que tan repugnantemente han actuado al servicio de los intereses de la potencia que agrede a nuestra Patria, más que violadores de uno o varios artículos del Código Penal, son verdaderos traidores a la nación, a su pueblo y a sus valores; son mercenarios que por 30 monedas se venden a los que nos bloquean y desde hace 40 años nos hostigan y nos agreden.  

Si hubiese estado vigente en los días en que se cometieron semejantes fechorías la Ley recientemente aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, solo por una fracción de lo que han hecho como cómplices de la subversión y la guerra económica seguramente la Fiscalía habría pedido penas más severas para tan infame, continuada y reincidente conducta.  

Esos son los «disidentes» para los cuales el Congreso de Estados Unidos acaba de aprobar, «por lo menos», dos millones de dólares. Después los llamarán «presos de conciencia».