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Caras enjutas, piel abrazando los huesos,
arrugas convertidas en rostros, pelo cano, ni eso,
ojeras que llegan al suelo, ojos tristes y casi ciegos,
cuerpo sin voz, voluntad que se perdió con el tiempo,
color desconocido, mugriento, borrando el orgullo,
lengua que ignoro y casi me siento extranjero.
No nos conocimos en ese encuentro, los ojos se nublaron,
tuvimos que hacer un esfuerzo para descubrirnos,
dos extraños que salimos de un mismo cuerpo,
que dormimos juntos de niños, jugamos, nos abrazamos,
compartimos el mismo plato de comida, paperas,
las aventuras y al volver no nos pudimos conocer, pienso.
El bache de la cuadra ha crecido y parió también,
la fachada era color miseria desteñida por el viento,
se secó el flamboyán y murió Juan nuestro vecino,
los árboles mostraban una guirnalda muy rara, apestaban.
Alfredo está preso y Lolita se casó con un extranjero,
el Chino se perdió en el mar, Felo es pinguero,
Anita es jinetera, ambos han tenido mucho éxito.
Los muebles eran los mismos, destartalados,
de los que molestan el culo cuando llevas un rato sentado,
así los dejó el abuelo, siguen peor, nada ha cambiado,
el reloj marcha en su contra, pienso de nuevo,
del baño se cayeron los azulejos, brota el limo, oscuro,
de ese color es todo lo que veo en ese horizonte falso,
nadie se conmueve por esto, todo es tan normal,
que tengo que aprender a conocerlos.
Volver, no se usa ajustador, hay calor dicen,
se habla de sexo sin reparos ni pudor, de alcohol,
la vida es eso, lo otro es escapar, irse bien lejos, olvidar.
Volver, a la tierra donde no hay vencidos ni vencedores,
solo hay un perdedor, si es que acaso existe,
Patria destruida, tierra que ahora pertenece a extranjeros,
de todo son dueños, menos de su hambre,
enloquece de las mulatas el juego de sus cinturas,
arrebatan, dejan de ser tuyas, no tienes dinero,
isla que olvida, preñada de buenos y malos, bien malos,
donde el miedo es sombra y la conciencia un pecado.
¿Volver? ¿Con cual rostro me recibiréis?
Maldito el que lucra con los fantasmas que deambulan,
con aquellos que pululan y lloran por un dólar,
ánimas que vagan en busca de sepulcro,
gente sin tierra, sin sentidos, que comen hoy,
tiemplan hoy y ayunan mañana, pasado mañana,
y nunca pueden saciar ese apetito extravagante.
¿Qué le entregamos a nuestros hijos?
Vergüenza de no poder mirarlo a los ojos,
para evitar que nos muestre lo que hay alrededor,
¿alrededor de qué?, nada es material para ellos,
les abruma la ficción, solo existen preguntas.
¿Volver? ¿Qué podemos responder cuando pregunten?
Siento pena por ti, trata de encontrar las respuestas,
temes mi regreso, ¿qué puedo quitarte?, ¿qué tienes?,
¿quién se robaría el hambre?
¿Volver? Donde nunca apareció el Unicornio,
donde el poeta vendió su pluma y su voz el cantante,
para decirme que era eso lo que tenía que tener,
en la tierra con un solo punto cardinal, poco distante,
donde el pintor solo usa un color, el rojo, el de la sangre,
a veces el negro, el del luto, el miedo, el de los días sin amanecer,
el de la tristeza, el odio, el hambre, el del otro rostro sin mostrarse.
¿Volver? Lo haré un día dormido, convertido en polvo,
para no sentir dolor por lo que un día vi,
volveré vencido y orgulloso, sin penas, para tenderte mis manos,
lo haré solo con una condición, tú que viviste allí los últimos años,
tú que eres el vencedor, debes responder las interrogantes.
Volveré dormido, tal vez vencido,
según mi concepto tu victoria es humillante,
yo tengo respuestas a muchas preguntas,
sembremos otros flamboyanes.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
16-12-2000.