Página de inicio

 
Crónica de un reposo

relato siguiente
Indice de materias
 
 

 

A mis siervos compatriotas: Me han informado que numerosos ciudadanos se interesan por conocer mi actual estado de salud, pienso que sea el desespero que tienen por salir de mí y los comprendo. Les contaré con la mayor amplitud posible. El ridículo e inoportuno hecho que me sacó de circulación tuvo lugar del siguiente modo. El lunes 16 de diciembre descubro en horas de la noche y mientras hacía el amor con mi última esposa (debo reconocer que los capitalistas son malos, muy malos, pero de verdad que hacen maravillas, el Viagra es un ejemplo de esto que les digo) Bueno, descubro cierto malestar en la parte exterior de mi piernita izquierda y eso es lo que más me ha afectado, que sea precisamente la izquierda. Se ubicaba más o menos en la zona media entre los muslos y el tobillo. Observo una enorme bola rojiza, con calor, acompañado de cierto dolor. Al parecer alguna hormiga, mosquito o cualquier otro insecto me había picado en ese punto, aunque mi médico de cabecera afirma que es una picada de ladilla. 

Me parecía recordar que por la mañana estuve rascándome esa enorme bola que cuelga como el péndulo de un reloj entre mis piernitas. Inconscientemente me había ocasionado una pequeña lesión en mi fina y débil piel. Gérmenes oportunistas y contrarrevolucionarios que suelen estar en la propia piel, en la casa, en las manos de los amigos, en las organizaciones de masa y hasta en las partes íntimas de mi mujer, sin duda aprovecharon la brecha y penetraron por ella. Los médicos acostumbran atribuir esas fechorías a unas bacterias llamadas estafilococos tercermundistas, que andan por todas partes y a veces se convierten en patógenos. 

Esa noche se me recomienda fomentos fríos de suero fisiológico y colocar la piernita de forma horizontal. No estar de pie. Se añaden unas pastillas para ayudar, gracias a Dios del cual soy un fiel devoto que tengo el privilegio de darme estos gustos. Y solo ahora comprendo el sufrimiento de ustedes, cuando realizaban esas interminables colas para comer, templar, viajar, comprar, etc.

 Cumplo con rigor las instrucciones los días 17 y 18. Me preocupaba especialmente una actividad comprometida para la noche de este último día con el CDR de mi cuadra, pues a mí nunca me ha gustado faltar a una guardia. No podía faltar y decidí asistir. Por la madrugada del día 19, después de varias horas de intercambio de impresiones con el patrullero de recorrido, conversación y atención al enemigo, al retirarme, observé mayor inflamación y enrojecimiento en la bolsa y piernita afectada. Las molestias se incrementaban. El problema inicialmente fue calificado como celulitis. Había que evitar su evolución hacia una linfangitis. 

Tenía por delante la conmemoración del 80o Aniversario de la fundación de la FEU al día siguiente y no quería perderme las siempre brillantes intervenciones de Hassan, un muchacho que llena de orgullo a nuestra biotecnología, y la última sesión de la Asamblea Nacional el sábado 21 a las 10 de la mañana, aunque debo confesarles que la sola presencia de Alarcón con su cara de baches y enorme cabezota me produce un rechazo total. Eran para mí dos actividades extraordinarias de ineludible asistencia, porque en realidad nunca me ha gustado dejar cabos sueltos, no sé si me comprendan, pero no confío en nadie. 

Fomentos fríos, antibióticos fuertes y piernita horizontal fueron las órdenes que recibí. Así vi pasar la conmemoración del 80o Aniversario jugando con mi play station, es una maravilla de juego y se lo recomiendo a todos los que tengan parientes en el extranjero. Tenía el gran dilema de la Asamblea, mi olímpico récord de asistencia, tal vez una marca mundial, estaba en riesgo de interrumpirse y saben perfectamente que yo soy muy cuidadoso de estas porquerías. ¿Rompía o no rompía otra vez la disciplina? ¿Cumplía las orientaciones de mis médicos de cabecera? ¿Continuaba jugando con mi play station? ¿Gastaría mi tiempo viéndole la cara a Hassan, Alarcón, al negro Lazo, a Silvio Rodríguez? 

Lo peor de todo fue que supe que antes de los antibióticos y otros medicamentos modernos, el reposo era la única terapia, (creo que por eso me he mantenido tan vigoroso desde aquella vez que administré por un solo día un puesto de fritas) y que aun con esos medicamentos no hay solución para celulitis o linfangitis sin reposo. No tuve más remedio que resingarrme. Era un deber proteger mi querida piernita izquierda y la gran bolsa que me molesta. Con ella practiqué muchos deportes (con la piernita), jugué incluso fútbol, corrí en las pistas deportivas, salté, nadé y escalé montañas cuando dejé mi vida de pandillero en la Universidad. Recorrí miles de kilómetros en la Sierra Maestra montado a caballo y mulos; me moví con los soldados en el Escambray y en Girón, y participé en las Marchas del Pueblo Combatiente gracias a unos tenis Adidas que me mandó mi hermana Juanita. Fue mi piernita guía en la política, siempre me ayudó a pensar y tomar decisiones. Nunca me falló. No podía yo traicionarla ahora porque ya estoy cansado de tantas traiciones. 

Los tres o cuatro días que me prometieron se elevaron a más de una semana, tengo el presentimiento de que los médicos no desean mostrar mi ridícula figura en público. Convertida finalmente la lesión en un comienzo de infantilitis aguda, el reposo y los medicamentos la han reducido a casi cero. Falta muy poco para disponer de nuevo totalmente de mi piernita izquierda. 

No se sabe lo que he aprendido en estos días sobre celulítis, linfangitis, antibióticos, fomentos, inseminación artificial, hidropónicos, pedraplenes, siembra de café, trasplantes de corazón, marchas combativas, guerras de guerrillas, producción de azúcar, distribución equitativa del hambre, etcétera, etcétera. Me he vuelto más enemigo de los mosquitos que el carajo y otros insectos dañinos. He jurado que nunca más volveré a rascarme de una picada sin lavarme las uñas. 

Nadie piense sin embargo que he perdido tiempo. Gracias a la televisión que yo mismo dirijo, he seguido de cerca los más importantes acontecimientos dentro y fuera de nuestro país, sobre todos ellos, la crísis que he formado en Venezuela. Y gracias al teléfono he mantenido contacto permanente con todos los compañeros necesarios. Me he ocupado de más asuntos que los que atiendo normalmente, por ejemplo, mandé a que rasuraran en sus partes a mi última esposa. He dispuesto de más tiempo para leer, les recomiendo la lectura de "Blanca Nieves y los siete enanitos", es mucho más saludable que todas las aventuras de Elpidio Valdés. Incluso, he dormido una o dos horas más que las doce habitual. Un promedio de 16 horas diarias de inactividad neta. 

¡No se sabe lo que vale un buen reposo! Y eso lo tendré en cuenta para las nuevas generaciones de cubanos. Lo habré de recordar con la misma gratitud que los 22 meses que estuve en prisión después del Moncada. Nunca en mi vida he leído tanto ni fui tan dueño de mi tiempo como en aquellos días, gracias a Batista. Después la Revolución y las tareas diarias los transformé en esclavos. Si además se añade un período especial, se pierde la noción del tiempo, del sábado, el domingo o el lunes, de vacaciones o descanso, es como para cagarse en la revolución que yo he inventado. El agradable trabajo del revolucionario frente a un play station se convierte en una adicción y el tiempo nunca alcanza, aunque el esfuerzo se multiplique hasta lo infinito. No deseo alargar esta crónica de un reposo. Estoy bien, queridos siervos compatriotas, y me siento más optimista que nunca sobre el futuro de la Revolución, ya sé que me reclamarán por estos 44 años gastados en experimentos de mierditas, pero nunca olviden nuestra consigna; ¡El presente es de lucha, el futuro es nuestro! 

Gracias por los sentimientos de solidaridad que por todas las vías me han transmitido, gracias por los emails y las participaciones de ustedes en los chats, muchas gracias y lamento que no puedan disfrutar de una buena Nochebuena. Fraternalmente

Fidel Castro

24 de diciembre del 2002 

11:30 p.m.

 

 
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
29-12-2002.