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 LA PERMUTA
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  El principal deporte en Canadá es mudarse, luego, en segundo lugar se encuentra el Jockey, bastonazos, trompadas, caídas estupendas y una hincha delirante. El primero de Julio es el día del campeonato nacional en mudanzas, ese día es feriado, y no sé por cual extraña razón de esas que mueve a la humanidad, de la misma manera que se producen los grandes éxodos animales, los canadienses se mudan de apartamentos y barrios. Por doquier se pueden observar carros con trailer alquilados, en esas fechas se requiere alquilar los camiones con bastante antelación, es en esos días a partir del primero de Julio, que se puede observar por toda la ciudad, muebles tirados en las aceras esperando por los camiones de la Villa para llevarlos al basurero, muebles en buen estado muchos de ellos, una verdadera pena su destino cuando se sabe la cantidad de personas necesitadas de una cama o colchón en el mundo, pero, no se puede nadar en contra de la corriente, aquí eso se ha convertido casi en una tradición.
  No conozco por cuales caprichos de la mente me traslado esos días de mudanzas a mi país, allá es imposible esa acción simultánea de miles de seres cargando sus enseres, allá son aislados y se cargan muchos tarecos, luego, a lo largo del gran recorrido se oirán los continuos gritos de; ¡Agua! Esa es la tradición, para muchos, origen de vergüenzas, para otros, motivos de burla, por tal razón siempre se trata, que esa operación de mudarse ocurra en horas de la noche. La oscuridad disminuye los defectos de esos ancestrales muebles que pertenecieron a nuestros tatarabuelos, colchones con manchas de orine de nuestras abuelas, menstruaciones de nuestras viejas y hermanas, muelles que pincharon el fondillo de todas ellas y las rodillas de los abuelos y padres. Etiquetas que se perdieron con el tiempo y las luchas entre cuerpos bipolares, verdaderas piezas de museo familiar, esas son nuestras mudanzas casi perdidas como el tiempo transcurrido, como si la gente hubiera nacido en esos escasos metros de tierra donde están condenados a no moverse, esa es Cuba, casi un panteón silencioso de piel morena y oscura, color de sexo, ron y rumba, marcados en el espacio de nuestros silencios.
 En esa isla perdida para el que nació en ella, pedazo de tierra distribuida en el Caribe y forrada con el cuero de los tambores y la piel de muchas nalgas doradas y morenas, allí nadie se muda, casi no hay movimiento en las vidas de millones de personas, todo se ha parado con el tiempo y en el mejor de los casos se ha retrocedido hasta empatarnos con nuestra colonia, allí, la gente permuta.
  La permuta ha sido una de las maneras de romper el ocio al que fuimos condenados, se permuta por infinidad de razones, económicas, sociales, políticas, militares, religiosas, etc., se permuta por joder, por romper esa monotonía en la vida de las personas, unos lo hacen para bien, otros, al final quedan reducidos, con una pequeña fortuna que se esfuma solo en  lo que dura un suspiro, pero en algo hay que gastar el tiempo y borrar las penas, ese es hoy nuestro destino.
 En la década de los ochenta apareció un semanario donde se podían anunciar muchas cosas, vendo un perro, cambio una bicicleta, vendo un equipo de música etc., allí, se pudo incluso anunciar las permutas, me refiero al semanario “Opina”, la gente adquirió cierta confianza y llegó a agregarle a los anuncios de esas permutas, una frase que se puso muy de moda en ese negocio; “Oigo proposiciones”, la persona que leía este anuncio sabía perfectamente que para llegar a negociar se tenía que aflojar algo, en la mayoría de los casos era dinero, pero en otros se aceptaba la entrega de refrigeradores, televisores, equipos de música, teléfono (estos eran muy bien recibidos teniendo en cuenta que desde el 59 solo se le instalaban los teléfonos a personas imprescindibles a los órganos de seguridad, partido, inteligencia, delatores, en fin, a todos los dedicado a hacer daño), hubo casos en los cuales para ganar un cuarto se entregaba una moto, y aunque los negocios de compraventa de viviendas, autos, motos, etc., solo estaba autorizado a realizarlos con el estado, la gente se las arreglaba de mil formas para lograr llevar adelante esos trueques y que por todos lados apareciera que eran legales (gran poder adquirió el soborno hasta los días actuales.
 Todo marchó viento en popa, hasta que uno de sus números llegara a las manos del dueño de la isla, debe haber sido después que leyó el New York Times, y como no tenía nada que hacer en esos días, resolvió cancelar definitivamente la página dedicada a estos menesteres, algo le debió haber encontrado y que afectara ideológicamente al pueblo para tomar esa medida, es probable que haya tenido sus razones para hacerlo, no podíamos vivir recordando las cosas del pasado y que los mal pensados lo interpretaran como una nostalgia por aquello. Creo que tiene muchas razones, el cubano de antes (porque ya han pasado bastantes años) y ese antes puede ser considerado del 59 para acá, se la pasa comentando entre apagones y apagones; “Te acuerdas del Coney Island”, “Te acuerdas fulana de la Materva, eso si era un refresco, y como llenaba”, “Te acuerdas Ramón lo lindo que era el zoológico de La Habana”, “Qué me dicen del servicio de guaguas, paraban cada dos cuadras”, “Coño y donde quiera había un café o un puesto de fritas, ahora no hay donde amarrar la chiva” Todo lo comentábamos entre sobresaltos y escapábamos un rato de la oscuridad y el olor a kerosene quemado, el calor y las picadas de los mosquitos, y la pérdida de la novela brasileña, lo único que se podía ver en la televisión. Los muchachos dejaban de joder y levantaban las orejas para enterarse así de cómo era Cuba, los pobres, habían nacido para vivir su injusto calvario.
  Después que el dueño de la isla suspendió aquellas páginas de compraventas y permutas, la gente espontáneamente abrió las oficinas al aire libre más grande de nuestra historia y posiblemente en el mundo, así, sin que nadie se los orientara, apareció esa bolsa de permuta que diera tanto empleo entre los vivos y los jubilados, tomaron por asalto una porción del Prado Habanero, y este dato se le tiene que agregar a la historia de ese paseo. 
 Sin tanto burocratismo gubernamental y sin necesidad de estar haciendo colas, uno le proponía a cualquiera de los corredores de permuta (muy eficientes ellos) el negocio a tratar y cuales eran los intereses que se perseguían, lo demás corría a cuenta de ellos que siempre se llevaban una buena mascada. Se hicieron tan famosas esas permutas que llegaron a aplicarse en los centros de trabajo, yo recuerdo que me encontraba trabajando en el buque “Habana”, que se hallaba reparando en esos momentos en el dique seco de Casablanca, y en medio de mi faena llegó un timonel  llamado Marichala proponerme una permuta para su barco, me manifestó estar aburrido de navegar para el Asia y yo por mi parte estaba cansado de los viajes a Europa. Fuimos a hablar con el Capitán de mi barco y más tarde nos encaminamos hasta el “Jiguaní”, como ambos Capitanes se encontraban de acuerdo nos dirigimos a la Empresa e iniciamos los trámites de la permuta, no solo esto, un día me encontraba en un club llamado “La Zorra y El Cuervo” y en una de esas oportunidades que voy al baño, un chamaco me pregunta si yo era “liberal”, le respondí que si sin saber lo que deseaba, entonces, me propuso permutar a las parejas, todo era un vicio de permutas, no había nada en que entretenerse.
  Pues bien, estos corredores de permutas eran tan bárbaros (porque no cabe otro calificativo), que llegaban a programar hasta cinco permutas simultaneas, imagínense esto en un país donde el transporte siempre ha estado en crisis, ningún obstáculo era capaz de detener a estos héroes cubanos. Cuca se mudaba del Cotorro con destino a la Lisa, Antonio iba entonces con ese camión para Guanabacoa (tenía que estar esperando con los tarecos en la calle la llegada de los nuevos inquilinos) La vieja Luisa salía de Guanabacoa para el Vedado, y Mongo (que por desgracias del destino había caído en baja) salía del Vedado para el Cotorro. Qué van a hablar de estrategas militares ni ocho cuartos, esos corredores de permutas si eran la candela.
  Al final todo el mundo era feliz, los corredores, los camioneros, Cuca que aflojó dos mil quinientos pesos por un cuarto a Antonio (quinientos para el corredor) pero ella estaba contenta porque se había ampliado, los tres chamacos dormirían en un cuarto y finalmente se podía desnudar para hacer el amor como Dios manda. Antonio que era santero le soltó tres mil  pesos a Luisa porque además de ampliarse en un cuarto para los santos, tenía patio de tierra para criar sus gallinitas, palomas y chivos para sus trabajos (quinientos para el corredor), Luisa le dio a Mongo siete mil pesos por su apartamento en el Vedado, de ese dinero quinientos eran para el corredor y el resto para comprarse una lancha y largarse para el extranjero (todo el mundo sabe para donde) y cada uno le pagó sus viajes al chofer que nunca bajaban de cien pesos.
  Como pueden ver, todo se resolvió tranquilamente y cada cual alcanzó la felicidad deseada aunque fuera a corto plazo, porque creciendo la familia, volvían a nacer los problemas y por ello, los corredores de permuta se mantienen en plena faena, ahora mucho más porque muchos de esos turistas que van con frecuencia a Cuba le compran casas a sus jineteras, y alguno que otro de los dedicados a los negocios oscuros del lado de acá, están invirtiendo su dinero en la isla y de paso lo lavan en estas cositas aparentemente sin importancia. Hace solo unos días decomisaron varias de estas propiedades, es muy sabido que en la isla los cubanos solo son dueños del aire que respiran, pero la gente no escarmienta y continúan perdiendo su dinero.
  Tomando como punto de partida la enorme experiencia vivida en Cuba en asuntos de permutas, donde cada cual alcanza a satisfacer sus necesidades y todo se resuelve de una forma pacífica, muy bien se pudiera hacer un programa de permutas en las Naciones Unidas, así, los negros que se sientan discriminados en cualquier parte del mundo, solo deben acudir a esa bolsa de permuta universal y cambiar para el país de África que desee, dándole la oportunidad a otro ser de escapar para otro lugar donde alcanzar su felicidad, esto se ajusta muy bien a los musulmanes distribuidos por el planeta, judíos y por qué no, es ideal para los individuos de ideas comunistas. No pueden negar que no se sienten bien en países democráticos (esta gente no es capaz de sentirse bien en ningún lugar), pues bien, de esa manera pueden llegar al paraíso que tanto han deseado construir, y por el que han matado a tanta gente, por esta razón, voy a preparar mi anuncio de permuta desde ahora, dirá mas o menos así:

“”” PERMUTO UNA ENCANTADORA ISLA DEL CARIBE, CON HERMOSAS PLAYAS Y HOTELES, EDUCACION GRATUITA, HOSPITALES IGUALMENTE GRATIS Y CAMPEONA OLIMPICA Y MUNDIAL EN MUCHOS DEPORTES, NECESITO UN PAIS CON REGIMEN DEMOCRATICO.””” (OIGO PROPOSICIONES)

¡Claro hombre! Esto de las proposiciones es para hacerme el importante, como un truco, eso si, esa gente debe llegar a vivir como lo hacen los cubanos, debo evitar por todos los medios de que se enteren, que los hoteles son solamente para los extranjeros (condición que perderán cuando le entreguen el carnet de identidad y la libreta de racionamiento) Eso de la libreta es otra de las cosas que debo ocultar con mucho cuidado, para nada mencionaré que aquí la mayoría de las veces nos limpiamos con el periódico Granma y que tampoco es muy fácil conseguirlo. Con mi mujer debo tener mucho cuidado, ustedes saben que las mujeres hablan mucho y no quiero que se le vaya eso de usar trapitos cuando tienen aquello todos los meses, de lo contrario pierdo la permuta, ustedes saben que en estas cosas las mujeres son las que mandan.
  Como el que vaya a permutar conmigo es un comunista, no le diré que traiga dólares para que se joda como la mayoría de los cubanos, ni le mencionaré nada de las bicicletas, los apagones, las marchas del pueblo combatiente, ni que la televisión es una porquería, que la mayoría de las veces no hay ambulancia para trasladar a los enfermos, para que disfrute de los autos de turistas y los carros patrulleros, en fin, debo hablar con toda mi familia para que no hablen nada el día que vengan por la permuta. No sé por qué me rompo la cabeza, siempre me ha parecido que esa gente no son comunistas na, de lo contrario ya estuviera llena la isla, quizás también es, que no son muy comemierdas.

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
9-3-2001.