Naturaleza cubana |
Título.-Naturaleza
Cubana
Autor.- Carlos Wotzkow , cubano especialista en aves de presa
nacido en La Habana en 1961. Casa editora..
Ediciones Universal. Prólogo.- Guillermo Cabrera Infante. Solo un modesto comentario. ........................ Casi a las dos de la tarde vencieron
la escalada más difícil y llegaron a la cumbre del Pinalón, allí cayeron
desmayados, pero a esa altura tuvieron el privilegio de observar por primera vez
en sus vidas un paisaje que solo un poeta puede descifrar en versos, a lo lejos,
verdaderamente lejos y escapando entre las montañas podía verse un azul
distinto al del cielo, era el mar que contrastaba con aquel verdor puro de las
montañas, quien sabe a que distancia pero estaba allí, de lejos muy sereno y
tranquilo; sabe Dios a cuantas millas, pero a su alrededor, brillaba algo nuevo
que no había sido tocado por el viento que sopló en la Capital, todo era
virgen y oyó un canto desconocido para él, después con el tiempo aprendió
que era el trinar del ruiseñor................... ......................... Cuando finalizó el breve descanso
continuaron la marcha, ahora más fácil con ascensos y bajadas, mitigaban su
sed en manantiales que brotaban oportunamente en medio de los caminos brindando
al caminante un agua pura y fresca que solo conoce quien ha vivido esta
aventura, la marcha era cortada por el vuelo de aves de vivos colores que nunca
habían visto y eso les gustaba, no sabían por qué razón, quizás los
embriagaba lo nuevo.......... ................... A la mañana siguiente lo despertaron el
canto de los primeros gallos, canto que era rebotado por el eco que producen
aquellos espacios entre las montañas y es respondido por los gallos de otras
comarcas, cuyos cantos son transportados muy lejos por el viento, por un viento
puro que no hiere a nadie y viaja muy lejos, llevando consigo esos cantos de
amor y de retos que no ofenden ni engañan . Aquel intercambio de mensajes lo
despertó y el amanecer fue alegre, nunca se lo había imaginado, después un
canto raro, el de aves desconocidas que llenaban aquella agradable atmósfera de
un concierto de sonidos inimaginables, desde los más graves hasta los más
agudos, desde los más conocidos hasta los que se consideraban desaparecidos,
aquella mezcla de dulzuras es el mejor despertar que pueda tener el ser humano,
una sinfonía compuesta para guajiros y tocada por Guacaicas, Carpinteros,
Mayitos, Cabreros, Tocororos, Tomeguines, Negritos, Caos, Torcasas, Cotorras y
un Solo de Ruiseñores, es la música que solo se ofrece en el Paraíso, la que
verdaderamente agradece y conoce el campesino, quién distingue cuando se
avecina una tormenta por los chillidos de las cotorras o sabe la hora aproximada
por el canto de la Guacaica o Arriero..................... Estos son párrafos extraídos de mi cuento llamado "La
Infancia y el Viento", nada es ficción en todo lo descrito de aquel
maravilloso paisaje, eso fue lo que heredé de las viejas generaciones y he
querido dejar para el futuro, porque antes de salir tenía la seguridad de que
nada de esto existía, aunque luchaba por tratar de conservarlo con tenacidad en
mis recuerdos. Estas descripciones tienen sus orígenes en las montañas de
Baracoa, allá por el año 1961 cuando me dirigía a la campaña de
Alfabetización. En ese mismo año nacía entonces un muchacho llamado Carlos
Wotzkow, quien muy pronto se sintió atraído por algo de lo que muchos cubanos
han hablado, la belleza de nuestra tierra. Cayó abatido por las súplicas de
nuestra flora y fauna, hasta convertirse en un estudioso conocedor de ella, y
defensor de aquellos que nunca pudieron expresar su dolor, la flora y los
animales. Hace solo unos días Carlos me envió su libro con una
dedicatoria muy sencilla, creo que viajará con el tiempo entre mis
descendientes. Ya había leído varios de sus artículos y me impresionaron
profundamente, comencé a viajar por un mundo hasta ahora desconocido, de nada
me había servido los millares de millas navegadas durante mi vida de marino,
este era un mundo nuevo, existente dentro de un archipiélago enclavado en las
Antillas, un mundo al que he pertenecido en cuerpo y alma por haber nacido en
él. La primera reacción que se siente al comenzar a leer esta obra que no deja
de ser un juicio, es de un dolor sin medidas, repugnancia y odio,
arrepentimiento y un cargo de conciencia que te persigue por cada rincón que
hayas recorrido de aquella tierra. Como cubano te sientes cómplice de un
horrendo crimen. Carlos nos toma de la mano y con la maestría del científico
amante de su profesión y su tierra, nos muestra con la impecable pasión de un
fiscal los horrendos crímenes cometidos en nuestro entorno. Mezcla la voz del
profesional con palabras que solo ellos conocen, con la del simple hombre minada
de pasiones y dolor, para llevarnos acusados al tribunal que solo Dios podrá
dar un veredicto. Subido en el punto más alto del Capitolio nos habló del
aire, de esa nube negra que yo pude observar en cada arribada a La Habana, de
todos los derramamientos vertidos en la atmósfera por industrias obsoletas,
pesticidas y una gran variedad de etcéteras, que hacían irrespirable nuestra
atmósfera y acababan con la vida de indefensas plantas y animales. Descendió a
las aguas de nuestros mares para mostrarnos la depredación y la contaminación
y sin límites, ¿era realizada inconscientemente?, el estado de inconsciencia
se admite solo en fragmentos de tiempos muy corto, y él habla como buen
estudioso de períodos anteriores y posteriores a esa desgracia que tiene sus
inicios en el año 59. Observarán los efectos negativos provocados por los
caprichos de un senil líder, cuando ordenó la construcción de pedraplenes que
unirían varios cayos de Cuba para explotarlos turísticamente, después de la
amarga experiencia que este fenómeno provocó en la Florida, y que no era
desconocimiento de todos los que lo apoyaron. Carlos recorrió nuestro
archipiélago, burlando obstáculos impuestos por quienes tenían la obligación
de proteger nuestra tierra, trampas tendidas para silenciar a aquellos
científicos con dignidad, decoro y vergüenza, quienes arriesgando hasta la
propia y exigua libertad denunciaban el atropello que se cometía contra la
humanidad. En ese largo recorrido nos muestra todos los ríos,
afluentes, manantiales, lagos, lagunas, manto freático y ríos subterráneos
contaminados o secos, mostrando con dolor todos los senderos por los cuales un
día corrieron limpias aguas y eran el hábitat de cientos de especimenes hoy
desaparecidas. Por momentos y a todo lo largo de su obra se deja arrastrar por
la ira y la indignación, para mostrarnos un mundo mucho más tenebroso que
acompaña con nombres y apellidos, el mundo de los mediocres y serviles que se
impuso a la inteligencia del hombre y los convierte en los principales autores
de este crimen. Algo que para el ciudadano común es muy conocido, pero
ignorante de que aquellas fronteras se hayan extendido hasta el campo de la
ciencia, me refiero a la difamación y destrucción de verdaderos valores
científicos y humanos, para imponer a siervos que venden su conciencia por
simples migajas, denuncia quienes han sido esos verdugos y nombra a muchas de
sus víctimas, quienes en algunos casos y ante la degradación humana, llegan a
convivir en una falsa armonía. Desde hace muchos años se viene saqueando nuestra tierra y
hoy lo realizan a pasos acelerados, cientos de denuncias sobre las ventas de
nuestro patrimonio han recorrido el mundo, obras de artes que pertenecieron a
viejas generaciones han sido subastadas, todo el oro y joyas del país fueron
colectadas en aquellas tiendas creadas por el estado, donde se realizaron
trueques similares a los que se hicieron con los indios cuando se cambiaba oro
por espejitos. Hoy saquean nuestra fauna y museos de la misma manera, con el
consentimiento de pseudos científicos cuyo más acreditativo diploma es la
posesión de un carné del Partido. Nos habla de especies exóticas introducidas al país, con el
único fin de satisfacer el ocio de los que dirigen el gobierno, especies que
han destruido a las nuestras por ser agresivas y voraces, a la cabeza de esas
operaciones se encuentra el tristemente famoso Guillermo García Frías, quien
ha dejado un lamentable recuerdo por donde quiera que ha pasado en estos largos
años. No ha faltado la complicidad de muchos traficantes y
gobiernos que se dicen amigos de Cuba, hace solo unos días un alemán llamado
Klaus Topfer viajó a la isla por indicaciones de las Naciones Unidas, para
realizar investigaciones sobre el deterioro de nuestro ecosistema, donde
permaneció unas 48 horas, las suficientes para desmentir el trabajo realizado
por este científico cubano durante varias décadas alrededor de todo el
archipiélago. Carlos no odia a su tierra como muchos quieren hacer creer de los
cubanos que nos encontramos en el exilio, deja un legado y recomendaciones que,
de aplicarse pudieran salvar las especies que aún quedan e iniciar una
reforestación urgente para regresar a lo que siempre fue nuestra isla; "La
tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto". Es un hombre valiente
amigo de Cuba y su fauna, es amigo de todos los cubanos y de los seres que amen
a la naturaleza. Recomiendo a todos los amigos que lean esta obra, pueden
adquirirla entrando en las páginas de la Editora Universal. Muchas gracias... Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
22-6-2001.
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