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Los estudiantes americanos en Cuba

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Veo la noticia y la encuentro maravillosa, no hay nada mas hermoso que la solidaridad humana, creo, que si el mundo se hubiera ayudado siempre, la humanidad no sufriera tantas calamidades, no existieran tantas guerras, no se cometieran tantas injusticias, no serían necesarias esas conferencias donde dicen; se denuncian las violaciones de derechos humanos y con el dinero gastado en ese coliseo, se podían satisfacer otras necesidades más importantes para el hombre. Siempre soñé con eso, aunque acusen a los que estamos en desacuerdo con el régimen de Castro de inhumanos, todo parece indicar que esos sentimientos son exclusividad de la gente con ideas izquierdistas, es increíble, pero a esa corriente se han sumado hasta clérigos, es probable que pretendan un día canonizar al diablo, pienso.

Muy hermoso gesto del gobierno cubano pensarán los incrédulos, su líder tiene el poder indiscutible de disponer de los recursos y riquezas del país, brinda, regala, concede, presta, a su libre albedrío y nadie dice nada, todo es perfecto porque él tiene el poder de pensar y disponer, los restantes once millones de habitantes no se encuentran preparados para ello, son seres nulos, zombis concebidos para aplaudir, marchar, gritar consignas y obedecer, esa es la vida de un pueblo dependiente de la voluntad de su amo.

Maravillosa idea repito, se anuncia a bombos y platillos por todos los medios de comunicación, un grupito de americanos va a estudiar en Cuba, un reducido grupo sin posibilidades económicas para realizarlo en su país, luego, regresarán a su patria para satisfacer las necesidades de los negros, chicanos, europeos, africanos, árabes, latinos, etc., toda esa gran masa de explotados y vilipendiados que llegaron a esas tierras en busca del sueño americanos. ¡Hurra! Gritarán todos los de izquierda (gritarán así porque es el estilo de los comunistas) aún se mantienen latentes esos grandes sueños que abandonara aquella potencia, sueños al fin.

Recuerdo entonces al oír la noticia, todas aquellas amargas experiencias que han vivido los estudiantes cubanos para obtener una carrera, no solo me acuerdo de ellos. Me viene a la mente aquella época, en la que matriculé para estudiar Derecho por el curso externo en la Universidad de La Habana. Me exigieron una carta firmada por el Partido y el Sindicato para poder matricular, yo no era del mencionado Partido y el Sindicato era, ¿cómo decirlo?, era un organismo represivo en contra de los trabajadores, una porquería, pero, si se dejaba de pagar te convertía en "desafecto", eso es, encontré la palabra adecuada, una verdadera mierda creada por el gobierno.

Yo me encontraba trabajando diez horas diarias en las microbrigadas que incluían los sábados, o sea, 60 horas de las que solo me pagaban 48 y las otras, muy bien, gracias. En esas condiciones yo robaba tiempo de donde no existía para estudiar, siempre me gustó hacerlo, y cuando solicité la carta para disfrutar de aquella novedad, se me otorgó sin problemas, así pude vencer el primer semestre.

El estudio de las asignaturas introductorias a la carrera me convirtieron cada vez más, en un convencido enemigo del sistema, esa es tal vez la razón por la cual ellos dicen; "Que las universidades son para los revolucionarios". Para llegar a ellas es imprescindible hacerlo con el cerebro bien lavado, de lo contrario te confunde. ¿Qué pasó después? Tuve algunos problemitas con los militantes de la brigada, entonces el Sindicato se negó a extenderme dicha carta alegando que el Partido no había querido firmarla, es decir, yo era un contrarrevolucionario, no cabe la menor duda de ello. Así, me privaron de continuar los estudios, de la misma manera que a muchos estudiantes de la isla, por no tener una participación activa en todas esas tareas que ellos elaboran para mantener ocupada a la juventud. ¡Qué raro! Me exigieron la carta para matricular el segundo semestre, hay que ser incondicional hasta el final, afirmo y no pienso.

Sin embargo, continúo diciendo que el gesto es muy hermoso, recuerdo también a todos aquellos alumnos de diferentes países, que se encontraban estudiando en la Academia Naval cuando yo era profesor. No se me puede olvidar que teníamos la orden de aprobarlos a todos, me imagino que así harán con los americanos también. Recuerdo también a todos aquellos muchachos que llegaron a Cuba, desde distintos países africanos cargados de enfermedades, luego, como incendiaron algunos campos de cítricos en la isla, ¿quién puede olvidar todo aquello?, luego, se sumaron a la bolsa negra del país, es hermoso ayudar al necesitado no lo dudo.

Lo que más me duele de todo esto es, que muchos de aquellos muchachos después de graduados emigraron a países ricos en busca de fortuna, los Oficiales de la Marina andan navegando bajo otras banderas y los médicos cobrando salarios astronómicos, en Montreal hay varios ejemplos de ellos. Como me duele pensar todos los gastos y sacrificios a los que han sometido a nuestro pueblo y luego, aquellos en los que sembraron las esperanzas de que ayudarían a su gente, se olvidaron de los negros, latinos, asiáticos, árabes, etc. ¿Le sucederá lo mismo a estos estudiantes americanos? ¿Son seres superdotados de sentimientos por el prójimo? ¿No serán derrotados por los anhelos de tener una casa, un auto, un yate, viajar a Hawai en las vacaciones? No seamos ingenuos, el gobierno cubano sabe perfectamente todo esto y poco importa si después de ello los americanitos ponen su consulta particular y no aceptan atender a negros. Lo importante es que muchos inocentes crean que aquel es el sistema al que deben aspirar, para eso se organizan estas comedias y qué importa cuánto tenga que pagar el pueblo.

 

Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
7-4-2001.