Si mi padre hubiera vivido la época de la esclavitud, en estos
momentos en Cuba no existieran negros, no porque los matara, tal vez si,
pero lo más seguro es, que la isla estuviera poblada de mulatos.
Por algo tengo cinco hermanos mestizos, son mulatos de salir, como dicen
en Cuba, ellos dicen; que pa`tras, ni pa coger impulso, que la raza hay
que mejorarla, y en ese tema viven muchos como ellos. El viejo mío
era un gran negrero, yo recuerdo de chamaco, que a veces me sacaba a dar
vueltas por La Habana, en el camión donde repartía refrescos
de la Orange Crush, es de suponer que poco después de la revolución,
esos refrescos desaparecieron, se acabaron las naranjas, se perdieron las
botellas, se jodió la fábrica. En esos paseítos, se
metía con cuanta negra se encontraba por la ciudad, a mí
me encabronaba, no por racista, por celos naturales del hijo por su madre.
De todas maneras no pude resolver nada, al final de toda esa jodienda,
dejó a mi vieja embarcada con cuatro fiñes y se fue con una
prieta.
Yo me llevo a las mil maravillas con mis hermanos mulatos, el cabrón
del viejo también la dejó embarcada, pero más jodida
aún, la abandonó con sus cinco hijos y dos que no eran de
ella, fue por allá por Jatibonico en los años setenta. De
verdad que admiro a esa negra, también a mis hermanos, solitos se
las arreglaron para salir adelante, gracias a Dios que todos son hombres,
trabajadores de los buenos y muy pegados a su madre. Lo más lindo
de todo esto es, que el viejo es comunista, de esos que son ciegos, fanáticos,
yo diría que comemierda, igualito que todos sus compañeros.
Cómo se puede pensar, que se estima a un amigo, o a un camarada
como dicen ellos, si por el camino se abandona lo que es sangre de nuestra
sangre, sin mirar para atrás, como si tuviera problemas en el cuello.
De verdad que no me explico, de qué forma se puede dormir tan tranquilo,
cuando no se sabe, si los hijos han comido, si hay alguno enfermo.
Antes de que sucediera esta catástrofe nosotros vivíamos
en Mantilla, un barrio en las afueras de La Habana, este barrio era grande
y se encontraba dividido a su vez, tenía partes muy bonitas, con
muy buenas casas, pero nosotros vivíamos en un cuartucho, de una
de sus partes más pobres, donde vivían más negros
que en Africa, me refiero al Moro. Todos éramos pobres y en esa
pobreza, nunca se distingue el color, no había diferencia entre
el blanco y el negro, así fue mi infancia, jugando con ellos, peleando
con ellos, comiendo con ellos. Meábamos los trabajos de santería,
que en esos barrios son una industria, cuando eran dejados debajo de una
Ceiba muy cercana a la casa, o cuando los dejaban también en el
callejón de Lucero. Decían los negritos, que con el orine
se le eliminaban los maleficios a esas brujerías, entonces, así
mojados de orine, tomábamos los kilos prietos, y salíamos
corriendo a comprarnos matahambres, que repartíamos entre todos
a partes iguales. Cuando no encontrábamos brujerías y teníamos
hambre, nos llegábamos a la casa de una negra jamaicana que se llamaba
Rosa, ella siempre nos regalaba algo, si no eran mangos de su mata, aunque
sea un pedazo de pan viejo con aceite ella nos daba.
Después de la partida del viejo, entonces llevamos una vida
de gitanos, hoy con la abuela, mañana con los tíos, pero
siempre girando en esos barrios, compartiendo con los negros y con los
blancos de orilla como nosotros. Luego, fui con mi padre en varias
ocasiones a pasarme fines de semanas a su nueva casa, ya había
nacido una hermana de esa unión, ella salió casi blanca.
Recuerdo que cuando viajábamos juntos, nadie nos miraba con asombro,
nadie se apartaba de nosotros, era una cosa normal que mi padre siendo
blanco como el coco, fuera el marido de una negra, que aunque no era tan
prieta, era negra. Antes de que yo entrara en la Casa de Beneficencia,
estudié en escuelas públicas de Mantilla y Guanabacoa, allí
estábamos juntos los blancos y los negros, en los hospitales era
lo mismo, en los lugares públicos también.
He oído después de grande, que existieron clubes exclusivistas
en La Habana, lugares a donde no podían entrar negros, como también,
que existieron Asociaciones de negros, supongamos que así sea. No
creo que por esas razones pueda afirmarse, de que en Cuba había
racismo, eso no estaba extendido a toda la sociedad cubana, integrada en
su mayoría por gente mestiza, ni nunca oí hablar de manifestaciones
racistas, ni segregacionistas en la isla, en primer lugar, ni su propio
Presidente era blanco.
Dos de mis hermanos blancos eran negreros de pura cepa, tenían
alborotadas a todas las negras del barrio de Luyanó, ni a mí,
ni a mi madre nunca nos molestó aquello, ese era un problema de
ellos, las negras visitaban mi casa, participaban de nuestras fiestas y
todo eso, como si nada pasara. Luego las cosas fueron cambiando dentro
de Cuba, y lo que antes era una unión natural, ahora se veía
forzada, se hablaba más que nunca de racismo, en todas las novelas
que pasaban por la televisión, no podía faltar la unión
de una blanca con un negro, la de una negra con un blanco, esos eran temas
fijos en todas las obras que se transmitían, era, como si se quisiera
recordar constantemente, que eso estaba prohibido y gracias a la revolución,
teníamos la oportunidad de hacerlo, nadie se daba cuenta de esas
intenciones, siempre hemos sido comemierdas, y poco a poco, lograron un
efecto negativo, quizás el que estaban buscando desde el comienzo,
romper la armonía que siempre existió entre los blancos y
los negros.
Había una escritora muy destacada en esas porquerías,
me refiero a esa de arrimar por la fuerza al blanco y al negro, como si
nunca se hubieran conocido, como si nunca se hayan fajado jugando a los
trompos o a las catanas, como si nunca se hubieran cortado un papalote
y después gritaran a toda voz; ¡se fue a volina! No sé
dónde carajo nació esa mujer, tiene que haber sido en Ciudad
del Cabo, pero de lo que estoy seguro es, que no nació en La Habana.
Se llama Maité Vera, en todas sus novelas televisadas, el drama,
el subdrama, los comerciales y todo lo demás, estaban basados en
la unión de una blanca con un negro, o la de una negra con un blanco.
Nosotros allí, sentados frente al televisor como grandes comemierdas,
como el pescado en tarima, con los ojos abiertos y sin poder ver. Parece
que no, pero tantos años cargando las baterías con tanta
porquería tiene sus resultados, nacieron nuevas generaciones de
cubanos y desde el mismo momento de su llegada al seno de la sociedad,
iba premiado con todas esas inmundicias, con prejuicios insanos de algo
que desconocía, la culpa de ello la tienen los viejos, los cabrones
viejos que vivieron esa época, los pendejos viejos que veían
esas cosas y se quedaban callados. Nunca oí a ninguno decir, eso
es mentira, nosotros éramos pobres, si quieren decir que hasta muertos
de hambre se los acepto, pero por encima de todo eso, nunca existió
ese racismo del que hablan.
Poco a poco nos fueron envenenado, hasta que nos convirtieron en enemigos,
en rivales mudos, hipócritas, zorros, de ahí en adelante
y no recuerdo desde cuando, sí
veíamos a una blanca con un negro, lo primero que nos llegaba
a la boca era decir; ¡Esa blanca es una puta! ¡Es una cochina!
¡Esa blanca es de orilla! ¡Mira que revolcarse
con ese negro! ¿Es verdad o es mentira?
Si por el contrario los negros veían a una negra con un blanco,
ellos decían; ¡Esa negra es una piola! ¡Seguro que está
con él por su dinero! ¡Seguro que es una puta! También
expresiones que hablan por sí solas, como aquella que se hizo muy
popular; ¡Cambio un camión de negras vivas por una blanca
muerta! Así, en medio de las jaranas y las que no lo fueron, nacía
un profundo y silencioso sentimiento racista, que nuestro país nunca
había vivido, y de haberlo sido, ¿qué necesidad había
de volverlo a revivir con tanta insistencia.
Creo que esta labor desarrollada por el gobierno, trampa en la que
cayeron los negros cubanos, llegó a influenciar no solo en ellos,
dictó nuevas normas de conducta en la vida de las sectas, cofradías
o hermandades, que existían antes de la revolución. Yo recuerdo,
por haber vivido en la mayoría de los barrios calientes de la periferia
de La Habana, que los Ñañigos y los Abakuás, eran
personas bastante serias, se les respetaba por eso, las reglas del juego
para entrar en esas sectas eran duras, estrictas e inviolables, la hombría,
era una de las condiciones indispensables para su integración, ésta,
no era contada desde el momento en que se evaluaba a la persona, que tenía
por obligación, ser recomendada por uno de los miembros. La hombría
se medía desde el nacimiento de la persona hasta esa fecha, luego
entonces, entre otras cosas, no se consideraba hombre del todo, a la persona
que fuera chiva (delator).
En esos tiempos, chivatería era considerada cualquier acto de
delación, parece que en los actuales ese concepto ha variado, pero
solo para beneficio del régimen en su labor de penetración
dentro de todas las religiones y organizaciones sectarias. Para los comunistas,
la delación es un acto revolucionario, es por ello, que hoy podemos
encontrarnos tranquilamente Abakuás militando en el Partido, delatando
a compañeros por su condición de militante, y ya no es considerado
un chiva, ni deja de ser hombre por ello, sigue siendo el tipo duro, el
guapo, el que es capaz de darle una puñalada a cualquiera defendiendo
su honor, pero a partir de un momento, dejó de ser chiva. Ya en
la década del sesenta, ingresaron a esas sectas, jóvenes
con una ideología y conceptos diferentes a la de nuestros viejos,
que en la vida diaria, le restaron respetabilidad a esas sectas, cofradías
o hermandades.
La trampa aumentaba de tamaño diariamente, los Secretarios del
Partido recibían instrucciones, en los períodos de captación
de nuevos militantes, sobre la cifra de negros que debían ingresar,
éstas siempre fueron superiores a la de los blancos, pero inexplicablemente,
a las altas esferas del Partido han llegado muy pocos de ellos. Había
dos cosmonautas seleccionados para ir al cosmos, desde antes de la selección
definitiva para el vuelo, era seguro, de que saldría el negro. Hay
muchos ejemplos en la vida diaria de los cubanos, sobre el interés
del gobierno en sobresaltar la figura de los negros, aunque muchos fueran
incompetentes para las tareas que se les asignaban, lo más importante
de todo, era lograr ese enfrentamiento y odio mudo, que sembraran durante
tantos años.
En una de mis visitas a la prisión de Micro X situada en Alamar,
pude ver, que la mayor parte de la población penal en esos momentos
allí recluida, era negra. Sin embargo, en otras visitas que realizara
a la granja "La Campana", donde estaban recluidos hijos de dirigentes,
por fraudes de miles de dólares (allí estaba preso
Estupiñan el del caso de Ochoa), gente del gobierno y del Partido,
se observaban o
mejor dicho, no vi a ningún negro en las dos visitas que hice
a ese lugar. Aquello era un campo de veraneo comparada con las prisiones
cubanas, ya en esa época (1991), éstos presos comían
mejor que la población, en realidad ese centro no era una prisión
y los visitantes iban en autos a ver a sus familiares en desgracia. Se
encontraba de vacaciones en ese momento en esa granjita, el hijo de Humberto
Pérez Herrero, que había tenido un problemita que superaba
los veinte mil dólares, mientras tanto, cualquier infeliz negro
era sorprendido con cinco dólares en el bolsillo, y tenía
que purgar su pena en el Combinado del Este. Pero el cubano es bruto, el
blanco y el negro, son incapaces de distinguir cuando los están
manipulando.
En el año 1967 nos mudamos del Reparto Párraga, para
la Bien Aparecida, en el Reparto Juanelo, vivíamos en la calle San
Juan Bosco en unas casitas nuevas, frente por frente a nosotros, vivían
los Calderones, muy famosos en ese barrio. Yo había terminado el
Servicio Militar y al llegar nuevo a ese barrio, no tenía relaciones
de ningún tipo. Siempre que me movía hacia La Habana, lo
hacía tomando las guaguas del paradero del Lawton, cruzaba la línea
del tren que era la frontera entre el Lawton y Juanelo, donde terminaba
la calle 16 y a tres cuadras me encontraba en el mencionado paradero. En
uno de esos cruces, me encontré con Juanito, un muchacho al que
conocí en el Servicio Militar, a cada rato me paraba a conversar
con él, así me fui familiarizando con sus hermanas y vecinas.
La Casa de Juanito está ocultada de la vista de los caminantes,
por la casita de Mercedes, ella era una negra muy tratable y conversadora.
Trabajaba en una fábrica de tabacos, era una gran fumadora de ellos,
tenía dos hijos Pancho y Elisa, ambos se hicieron amigos míos.
Pancho era un enorme negro, tenía cerca de los seis pies de estatura,
pero era un muchacho. No hacía absolutamente nada cuando lo conocí
y Mercedes se alegró de esas nuevas relaciones de su hijo. Yo me
encontraba trabajando en la agricultura, en las tareas del Cordón
de La Habana, pero como trabajaba en Santiago de Las Vegas, podía
darme el lujo de llegarme a mi casa, dos o tres veces por semana.
Es en este tiempo, cuando Pancho me presenta a Cary, una mulata oscura
de 15 años, pero que no clasificaba como una mujer negra, muy linda,
de cuerpo macizo, sus rasgos eran finos, elegante trasero y unos senos
bien firmes. Ella casi siempre andaba sin ajustadores, de verdad que no
los necesitaba. En esos tiempos ella estaba casada, al menos así
dicen en Cuba aunque no hayas firmado los papeles, vivía con su
marido desde que tenía 14 años, el tipo era blanco igual
que yo, aún con esa edad, Cary no tenía nada de niña,
quisieran muchas mujeres haber poseído el cuerpo de ella. Pues me
di rápida cuenta de que no le caía mal a la mulata, y desde
que me dio una oportunidad, comencé a enamorarla. Su Marido estaba
en el servicio Militar y ella trabajaba para mantenerlo, yo era joven también,
solo contaba con 17 años, pero mi afición por mujeres, comenzaron
a ser incontrolables.
Después de un poco de batalla, logré llevármela
de ese barrio un día, la invité al cine y me fui lejos de
ese ambiente, creo que fuimos al cine Infanta, no vi película alguna,
de verdad que no podía contenerme al lado de aquel monumento de
mujer. Recuerdo que cuando viajábamos en la guagua, los negros nos
miraban con desprecio, tal vez con envidia, por eso, yo le pasé
el brazo alrededor de la cintura y ella gustosa, me pegó todo su
fondillo. Aquel movimiento de la guagua pegado a ella me excitaba mucho,
casi me volvía loco, pero yo la apretaba todo lo que podía,
para joder a aquellos negros, podía ver en sus rostros la rabia
y aquello me gustaba.
A mitad de película ya habíamos calentado demasiado los
motores, entonces le propuse salir de ese lugar, podía haber tomado
la ruta 54 que me llevaba directo hasta el paradero del Lawton, pero no
lo hice, en cuanto pasó una ruta 68 nos subimos. Cary no sabía
todavía cuales eran mis intenciones, en realidad no le propuse nada
a la salida del cine, pero, lo que buscaba era bajarme en 10 de Octubre
y la ave. Acosta, para ir caminando hasta la posada Las Palmitas, ya que
nos quedaba muy cerca del barrio. Casi a diez metros de la entrada fue
que le confecé mi propósito, recuerdo su resistencia, era
puramente formal, lo mismo de siempre, que si era casada, que si la veían
la gente del barrio, que si esto, que si lo otro, pero entramos sin ninguna
resistencia. Estaba escrito que yo haría el amor con esa rica mulata
esa noche, de eso no me cabía la menor duda, hicimos nuestra cola
en la oscuridad del parqueo, no recuerdo bien si allí hicimos el
amor por primera vez. Por suerte no había mucha gente esa noche
y al cabo de las dos horas de espera, entramos finalmente a esa desvencijada
habitación, era una porquería de habitación para llevar
a una mujer en la primera salida, pero no teníamos otra alternativa,
ni los hoteles estaban al alcance de la población, ni yo tenía
suficiente dinero para concederme esos lujos, solo me pagaban cincuenta
pesos al mes, y la única distracción que tenía la
juventud, era fornicar, esa era la palabra de orden, singar y trabajar,
tomarse unos tragos de walfarina cuando aparecía, formar algunas
descarguitas cuando se podía, etc. En eso pasaba el tiempo y se
consumía nuestra juventud.
Aquella noche fue maravillosa, era la primera vez que me acostaba con
una mulata, no puedo negar que me encantó y durante toda la noche,
no paramos de templar. No hay nada más grande que la juventud, es
una verdadera lástima gastarla en cosas vanas. En los momentos que
descansábamos, ella se tiraba sobre mí, encima del techo
y sobre la cama había un enorme espejo, donde podía observarme
con las piernas abiertas y ella entre ambas, mostrando su bello trasero
en ese hermoso contraste de colores, aquello me excitaba nuevamente y a
los pocos minutos, nos encontrábamos de nuevo envueltos en suspiros
y bañados de sudor. Nunca me pasó por la mente hacer nada
de amor oral, yo vivía los prejuicios y complejos de los barrios
donde me había criado, los guapos siempre se manifestaron en contra
de mamar, aquello era denigrante y sucio de acuerdo a los conceptos de
la época, los guapos entonces no mamaban. Si salían con una
mujer y posteriormente ella manifestaba algo de esto, los guapos que en
su mayoría eran negros, se referían al individuo; como el
tipo lanzado por la ventana o desprestigiado, el sucio, etc. Que lejos
estaban de la realidad, eso es lo que más disfrutan las mujeres
en Cuba, se hizo tan popular, que surgieron varios refranes, entre ellos
uno que decía; "El que no mama, no quiere a su mamá", no
sé que habrá pasado posteriormente, porque los guapos eluden
hablar de este tema, pero me imagino, que este punto fue borrado de la
agenda de la guapería, y que ahora, todos están autorizados
a mamar.
Mis siguientes experiencias con Cary fueron superiores cada día,
me gustaba aquella mulata oscura, con su piel lisa y sin un solo granito,
ella era formidable en la cama, yo era capaz de satisfacer sus demandas
aunque no usara la lengua, ambos éramos hechos de fuego, así
siempre será cuando se tienen diecisiete primaveras. Pero nuestra
felicidad no duró mucho, parece que alguien de ese barrio nos vió
en una de nuestras salidas, entonces los negros comenzaron a mirarme con
mala cara, como si les hubiera
robado algo de su pertenencia, me miraban con cara de perros, de esos
perros que se pasan el día meando por todos lados para marcar su
terreno, entonces me dije; Ni
cojones Esteban, mea tu también y marca tu zona, esa mulata es
tuya y tienes que defenderla. Pues me dediqué a mear yo también,
me miraban con cara de perros y yo les devolvía la misma mirada,
me llevaba por aquel refrán que decía; "No hay negro guapo,
ni tamarindo dulce", esa es la realidad, en grupos son leones agresivos,
eso lo comprobé en esos barrios, pero cuando andan solos, son igual
que tu y yo.
Por algunas amigas que fui haciendo en aquella barriada, donde yo le
caía bien a las mujeres, por andar siempre solo, me enteré
de algunas de las manifestaciones de los negros, por su inconformidad,
ante el levantamiento que les había hecho, de una pieza tan valiosa,
de la que se consideraban sus propietarios. " Mira ese blanquito de mierda,
llegó los otros días, y viene a levantarse a Cary". Aquello
me dio más popularidad entre las mujeres, y si no llega a ser por
el miedo que sintió mi madre en esa barriada, ante mis continuas
llegadas de madrugada, miedo que la obligó a mudarse para Luyanó,
por el constante temor a que me pasara algo, mis estragos en ese barrio
hubieran sido mayores, en poco tiempo llegué a ser novio de varias
muchachas de los alrededores.
Al final todo se derrumbó, mis relaciones con Cary se acabaron,
no solo por el fuerte gardeo que mantuvieron sobre nosotros, ella salió
embarazada y su marido no preñaba, además, puso todo su empeño
en dejarlo para establecer unas relaciones formales conmigo, yo no estaba
preparado aún para el papel de marido, me jodía mucho ese
capricho de muchas de las que estuvieron en esa etapa de mi vida, en formalizar
un matrimonio, cuando apenas yo tenía esa edad. Recuerdo, que otra
casada con cuatro años mayor que yo, me propuso lo mismo, pero mi
vida estaba dirigida a montarme en un barco, yo no podía apartarme
un centímetro de ese propósito, esa isla me resultaba muy
pequeña.
Durante ese tiempo, logré encaminar a Pancho y su madre siempre
agradecida por mis buenas influencias, me trataba como a un hijo mas, yo
me sentía muy bien en el seno de aquella humilde familia. Pancho
ingresó en la Academia Naval del Mariel, donde pasó un curso
de motorista y posteriormente comenzó a navegar en los barcos de
la Empresa de Cabotaje. Nadie sabe las sorpresas que depara el destino,
al cabo del año de estar separado de Cary, Pancho me pregunta si
aún yo tenía algún interés con ella, porque
el se había enamorado y quería formalizar esa unión.
El marido de Cary se había dado un tiro unos meses antes, cuando
la mulata le dijo que no deseaba estar continuar con él. Yo estaba
preparando para contraer matrimonio, pero aún así, le pedí
que lo pensara bien, su madre no estaba de acuerdo con aquellas relaciones,
ella sabía de lo mio con Cary, pero nada de esto fue obstáculo
para el negro. Al final de esta historia, Cary lo abandonó cuando
la salida del Mariel, lo dejó con una niña que posteriormente
falleció. Pancho se convirtió en un héroe de la revolución,
era el Secretario del Partido en el barco Hertzman, cuando fue tiroteado
por un guarda costa americano, aquello produjo un gran revuelo en el país,
que nunca ha dejado de estar sediento de héroes y mártires,
así, de la noche a la mañana, aquel negrito que no hacía
nada cuando me mudé para el barrio de Juanelo, ascendió hasta
el Comité Central del Partido por un golpe de suerte del destino,
después no supe más nada de él, había tenido
noticias mucho antes, de su incondicionalidad al Partido y a todas esas
basuras, que defendía sin saber sus realidades, nunca me atrajeron
la gente comemierda.
Luyanó era otro barrio negrero y mis hermanos estaban en su
ambiente, el mio era fuera de ese barrio, pero de vez en cuando me tomaba
alguna botella de walfarina con
ellos en mi casa y disfrutaba de sus jodederas, mi madre se sentía
bien cuando nos
tenía a todos reunidos, creo que nunca respiré ese ambiente
de racismo dentro del seno de mi familia, por eso no encontraba explicación
a una postura contraria a las nuestras, no entendía el racismo del
negro, que cada día se hacía sentir más que en el
pasado, no puedo negar, que en el pueblo cubano siempre existió
ese sentimiento oculto, de rechazo a la raza negra, pero no fueron todos
los que pensaron así, menos aún entre la gente pobre, ahora,
las manifestaciones de rechazo eran más abiertas y públicas.
Ya me encontraba navegando desde hacía un buen tiempo, mis aventuras
amorosas aumentaron ahora y se extendieron a lo largo de toda la isla,
mas tarde se hicieron internacionales. He perdido la cuenta de las mujers
con las que tuve mis romances, siempre he hecho la aclaración que
dentro de esa cantidad, no se encuentran comprendidas las prostitutas,
quienes estaban fuera de nuestro alcance, por el ínfimo salario
que ganábamos, no creo, que ganando un dólar diario, alcance
para pagarle una cerveza a una de esas mujeres, solo en una oportunidad,
bebí con una de ellas en islas Canarias, pero hasta allí
llegó todo. Yo sentía un gran placer cuando conquistaba a
una hembra, me gustaba lucharla, hablarle, convencerla, esa era mi vida.
Después que aprendí a burlar temores, me lancé en
el campo internacional, siempre entendí, que cuando le gustas a
una mujer, no interesa si tienes dinero o careces de él, está
escrito que esa mujer te aceptará como sea, eso nunca falla. En
ese camino largo de conquistador, pasaron varias mulatas divinas, ardientes,
sensuales, capaces de volver loco a cualquier hombre, pero nunca las encontré
más ardientes que otras mujeres. Ellas son naturales como cualquiera,
no sé, en qué podrán basarse para afirmar que la mujer
negra es la más ardiente de las mujeres. No soy sexólogo,
ni he realizado encuestas al respecto, no me interesa ese tema, pero mis
argumentos son, las experiencias que viví con ellas. Creo que esa
ardentía de la que hablan, no es más que los deseos que ella
muestre hacia su pareja en esos momentos, y la capacidad del macho en excitarla,
en satisfacer sus apetitos sexuales acompañándose este acto,
de muchas fantasías y teniendo como divisa fundamental, satisfacer
ante todo, a la mujer que está contigo en la cama. En mi vida me
encontré con blancas, que le sacan un susto a las más ardientes
mujeres negras, blancas de varios paises y continentes, de todos tamaños,
y si desean oir esta modesta opinión, cuando se hable de sexo, no
olviden nunca mencionar a la mujer asiática, una verdadera artista
encima de una cama.
Estando en el barco angolano de Segundo Oficial, teníamos la
orden de no intervenir en los asuntos de la vida de sus tripulantes, nuestra
misión era llevar y traer al buque, la vida de ellos era controlada
por un Político angolano. Desde muy temprano, me di cuenta, del
rechazo que los negros hacían hacia los mulatos, ellos eran capaces
de tolerarnos a los blancos, pero con los mestizos eran implacables, así
un día, que estábamos preparándonos para entrar al
puerto de Cadiz, un marino negro y joven, estaba abusando de un viejo mulato,
en realidad, cada vez que se perdía un trompón, aterrizaba
en la cara de algún mulato y eso me tenía bastante molesto.
Le ordené a uno de los tripulantes, que bajara hasta el departamento
de máquinas, y le dijera a Angelo un mulato fuerte y joven, que
subiera con urgencia. Le dije que le diera una trompada a ese tipo, como
para enfriarle los ánimos, no tuve que repetírselo, le sonó
un puñetazo en pleno mentón, que aquel negro cayó
totalmente noqueado en el piso, lo dejé así,
mientras otros se ocupaban de echarle agua por el rostro para despertarlo,
aquel abusador no le pegó a más nadie. Salí para la
popa, donde se encontraban faenando los marineros, le ordené al
contramaestre que los reuniera, mientras de la cubierta agarraba un trozo
de tubo de una pulgada y media de diámetro, se lo mostré
mientras les decía.
-Atiendan acá, ven esto que tengo en las manos, mírenlo
bien, porque al hijo de puta que se le ocurra levantarme la mano, durante
el tiempo que yo esté trabajando aquí, se lo voy a jorobar
en la cabeza.-
-Camarada!- Trataron de explicarme, ellos le decían camarada
a todo el mundo, pero les corté sus intenciones.
-Camarada ni cojones, yo no soy camarada, soy el segundo Oficial y
me llamo Esteban, al que se atreva levantarme la mano, lo voy a joder,
no se olviden de esto.- Les di la espalda y no acepté explicaciones,
durante el año y medio que permanecí en Angola, fui muy querido
por todos los tripulantes, pero no le di oportunidad a que desarrollaran
ese extraño racismo que llevaban dentro.
Durante mis años en la marina tuve dos grandes problemas políticos,
en uno de ellos gané la pelea porque tenía toda mi razón,
creí haber ganado esa pelea, sin embargo, estando en un curso de
recalificación en el teatro de la Empresa, siempre que había
receso, bajaba con otro que fue amigo mio y subordinado en uno de nuestros
buques, a merendar algo, o simplemente a pararnos en la acera a joder y
meternos con las mujeres que pasaban por allí.
Un día mi amigo me dice que el negro Boudén, otro Oficial
que estaba en esos momentos estudiando con nosotros, y quién me
conocía desde hacía varios años, lo alertó
para que no siguiera andando conmigo, porque yo estaba mandado a matar
por el Comité del Partido, mi socio era militante, pero de esos
que están porque no les queda más remedio, me alegré
mucho haber sabido esto, al menos, me daba la ventaja de prepararme para
futuras eventualidades. Allí comprendí aún más,
lo sucio y traidor que era ese cochino Partido, nunca imaginé que
pudieran proceder de esa manera tan baja.
No se hizo esperar mucho aquel Partido, querían terminar de
una vez con lo que se habían propuesto, para ello me enrolaron en
el buque "Otto Parellada", su Capitán era un negro llamado Remigio
Aras Jinalte, uno de los tipos que mucho le tiene que agradecer a la Revolución,
siendo un incompetente lo llevaron a convertirse en Capitán, su
título de Piloto de Altura se lo regalaron a bordo de buque escuela
"Viet Nam Heroico", lo enrolaron para que realizara sus exámenes
porque era miembro de la Seguridad del Estado, pero ocupaba la plaza de
Sobrecargo solamente en ese entonces, yo me encontraba en ese viaje.
Cuando me enrolaron en el Otto, comprendí claramente que el
propósito de ese viaje era, que Remigio acabara conmigo y el mito
de lo sucedido a bordo del "Bahía de Cienfuegos", donde me di el
gustazo de eliminar a un nucleo del Partido en su totalidad, los muy hijos
de puta me solicitaban la baja de la marina, pero no sabían, que
yo durante todo el viaje me preparé para echar una pelea grande,
donde no se admitían empates, si ellos ganaban, me expulsaban de
la marina, si el vencedor era yo, ellos serían sancionados por el
Partido, al final, yo fui el vencedor, pero muy desafortunado en un país
donde gritan a toda voz, que el Partido es inmortal. Todo estaba muy claro,
ellos no admitirían otra lección como la que yo les ofrecí,
así, después de haber vencido
porque de mi lado se encontraba toda la razón, había perdido
y no descanzarían hasta desaparecerme de la flota y borrar ese ejemplo.
Les aclaro, que aquella lucha fue de león contra mono, fue mi voz
contra la de unos veinte militantes que pedían mi expulsión,
alentados por un Político negro, cuyo final fue, su separación
de la Empresa.
El noventa por ciento de los tripulantes del Otto eran negros, negros
incondicionales a
su Capitán, a quién adoraban como a un Rey con innumerables
muestras de pleitesías y sumisión, creo que encontraban en
Remigio a un digno representante de su raza, un interesante ejemplar por
el que todos luchaban por mantener vivo. Aquello no era una tripulación,
era un clán, una hermandad, una secta, quién sabe. No era
fácil el panorama que se me presentaba, para ser el segundo al mando
de aquella nave. En ese viaje al Asia, viajarían con nosotros cuatro
mujeres, tres como camareras y una vieja mulata como Sobrecargo. Esta se
dedicó a tratar de empatar a las mujeres con los de más alto
rango dentro del buque, de esa manera, mantenía entretenidos a los
Oficiales, pero yo no tuve necesidad de que ella me vinculara con nadie,
desde la misma salida, yo estaba empatado con una de esas mujeres. Deseo
aclararles, que nunca me gustó la presencia de mujeres a bordo,
casi siempre los viajes con ellas se tornaban conflictivos. Uno de mis
mejores amigos en Cuba, negro de color, se enroló en ese viaje,
mal momento para él, pues cuando se enteraron de nuestra amistad,
fue objeto del rechazo por parte de la tripulación, tuvo que soportar
innumerables trampas y provocaciones.
Después de los primeros días de navegación por
el oceano Pacífico, comenzaron a surgir los problemitas, los negros
querían de todas-todas, que la mujer que estaba conmigo, viviera
con el Capitán, de verdad que yo soportaba que cualquiera la enamorara
en su nombre, que ella eligiera seguir conmigo o no, pero aquella mariconería,
de hombres tratando de convencerla para que se fuera con el Capitán,
eso, yo nunca pude entender que lo hiciera un hombre. Empezaron a hacerle
la vida imposible dentro de ese barco, la Sobrecargo, de nombre Gladys,
era una de ellas. Esa vieja colchonera hizo todo lo que estuvo a su alcance,
para que esta mujer me dejara y se fuera con el negro, como nada de lo
que se propuso tuvo éxito, la cosa se puso mucho más fea.
Gladys era la responsable de los cocineros y camareros, pero era una subordinada
mía, yo era el Jefe de los departamentos de Cubierta y Cámara,
y no fueron pocos los momentos en los cuales se lo tuve que recordar. Muchas
fueron las provocaciones de esta asquerosa vieja, con todas las restantes
mujeres, entonces un día la llamé a conversar en el puente
solos, mientras la tripulación comía. Allí le advertí
que las mujeres estaban cansadas de sus procedimientos, que debía
que cambiar porque todo en la vida tenía un límite, y ella
había llegado hasta él, eso era lo mejor, si deseaba evitar
problemas en lo que restaba de viaje.
Qué creen hizo esa vieja arpía? Pues me acusó
en un consejillo que realizaba el Capitán todas las semanas, con
el Partido y los Oficiales, de que yo la había amenazado, aquello
me sorprendió enormemente, no estaba preparado para eso, pero cuando
terminó de hablar, con toda la calma que siempre me identificó
en estos casos, le pedí que me mirara a los ojos, para que me afirmara
lo que ella había terminado de decir. La muy hija de puta, además
de no mirarme a la cara, fingió estar llorando e inició un
ridículo papel de víctima, por supuesto que me di claras
cuentas, de que todo aquello había sido preparado. Terminé
aquella comedia largándome de la reunión, todos los maricones
allí reunidos dieron créditos a lo que ella expresaba. De
verdad que sentí deseos de matar a esa vieja puta y arrugada, pero
preferí hacer uso de la inteligencia y
astucia, contra todos esos degenerados. Dejé que pasara una semana
y le dije a la mujer que estaba conmigo, que le entrara a trancazos a la
vieja puta, no tuve que repetírselo, en medio de un pasillo la agarró
por el cuello y la sazonó a golpes, a partir de ese momento, la
vieja se apendejó y nos dejó un poco más tranquilos.
Cambió sus
tácticas, se reunía a beber con los negros del departamento
de máquinas, aquello terminaba en grandes bacanales, me enteré
que una noche se la habían templado cinco de ellos, entonces, ella
los utilizaba para que nos hicieran llamadas anónimas en las noches,
ella sabía que de esa manera me jodía porque yo hacía
guardias en el puente de madrugada.
Me puse de acuerdo con la mujer que vivía conmigo y le pedí,
que en la próxima reunión general, protestara porque la molestaban
con llamadas de telélefonos de madrugada, ella lo hizo y la respuesta
que le dieron fue vaga, entonces me paré y tomé la palabra,
les dije algo así:
- Parece que ustedes no han comprendido muy bien, yo les explicaré;
Cuando estamos en una guagua en Cuba y vamos con alguna jevita, si alguien,
se atreve a vacilarla, enseguida nos queremos fajar, posiblemente sea una
mujer a la que acabamos de conocer, no sabemos quién es ella, pero
salimos como fieras a fajarnos, a lo mejor lo hacemos por una puta de esas
que viven en nuestros puertos. Aquí en este barco no es misterio
que María y yo vivimos en mi camarote, no tenemos razón para
ocultarlo porque ambos somos mayores de edad, no tenemos que rendirle cuenta
a nadie de nuestros actos, entonces, no entiendo esa mariconería
de estar llamando de madrugada a mi teléfono, sabiendo que yo hago
guardias, de verdad pensé, que este barco estaba tripulado por hombres,
pero parece que me he equivocado, veo que está lleno de maricones,
porque eso es lo que demuestran. Esta mujer, no es una de las puticas por
las que ustedes estarían dispuestos a fajarse, ella es una compañera
de trabajo, y les advierto, el día que sorprenda a algún
cabrón en esta gracia, la va a pasar muy mal, ustedes se fajan por
una puta, yo me fajo por una mujer.- Hubo un rotundo silencio, entonces
continuaron con los otros puntos de la reunión, el Capitán
se mostraba muy molesto por la presencia de una oveja descarrilada. Trataron
de hablar conmigo el Político, el secretario del Partido, el del
Sindicato, todos se empeñaban a guiarme por el buen camino, el de
la obediencia y total sumisión al rey que ellos adoraban. Al secretario
del Partido lo boté de mi camarote, era un negro de apellido Scull,
al Secretario del Sindicato le partí para arriba en una reunión
con el departamento de Cámara y si el trompón no llegó
a su cara se debió, a que mi puño fue interceptado en el
aire.
En Japón al estúpido del Capitán se le ocurrió
decirme, que le pidiera un reloj de pulsera al provedor de buques, que
yo le hiciera las compras de mi departamento, no lo mandé al coño
de su madre de milagro, le contesté que yo no era hombre de relojitos
y con el que tenía me bastaba, en China el muy estúpido me
ordenó que cargara productos químicos, en una bodega que
contenía harina de soya para el ganado, cuando me negué rotundamente
a proceder, me dijo que esa carga era priorizada por La Habana, confeccioné
una carta donde renunciaba a mi responsabilidad en la carga del buque a
partir de ese momento, se la di para que la firmara, pero el tipo se negó
a ello y también a cargar la mencionada mercancia. Fueron muchos
los problemas que se presentaron durante aquel viaje, lo último
que trataron de hacer, fue chantajearme en la oficina del Capitán,
en lo relacionado a mis relaciones con aquella camarera, allí se
encontraban el Político, el Secretario del Partido y Remigio. Le
solicité que sacara la
lista de enrolo del barco, después que lo hizo le dije, lea donde
está mi nombre, cual es el cargo que aparece en ese enrolo? Primer
Oficial me contesta él, entonces creo que te
has equivocado conmigo, parece mentira que me conozcas desde hace tantos
años.
Mira Remigio, el día que tu veas en un enrolo, que diga mi nombre
y que fui enrolado como maricón, ese día yo te soporto todo
lo que te aguantan esta pandilla de pendejos.
Salí de lo más tranquilo, yo sabía que no podían
hacer nada contra mi, porque en mi trabajo yo era muy responsable y en
mi vida privada, ellos no tenían derecho a intervenir.
A nuestro regreso el Capitán Remigio se quedó de vacaciones,
se bajaron algunos de sus secuaces, la vieja puta de Gladys se quedó
también, antes de hacerlo me enteré que había comentado,
pagaría en La Habana para que me propinaran una paliza, rápidamente
fui a visitar a unos amigos de Luyanó, a los que les llevé
su dirección y les dije, que si oían de casualidad, yo había
sufrido cualquier tipo de accidente, ya fuera en una guagua, le dieran
una buena paleada a esa vieja puta y le quemaran el auto, no era mucho
lo que me pedían y me preguntaron, por qué no adelantaban
con lo del auto?, les estoy hablando del año 89, ya las cosas marchaban
así en Cuba.
El nuevo Capitán y yo nos conocíamos desde hacía
varios años, se enteró de como funcionaba aquel clan, y desde
el mismo momento en que firmó el acta de entrega, fue a mi camarote
y me dijo, dale látigo a todos estos negros desde hoy mismo, empieza
ahora hasta que nos bajemos, si tu no se los das, te los daré yo
a ti. No hubo que repetírmelo, estoy muy seguro de que todavía
se están acordando de mí.
Este barco no era solamente el que tenía formado un clan de
negros, se destacaba también el Lazaro Peña, donde su Capitán
era un negro de apellido Montenegro, otros de los grandes hijos de putas
en nuestra Empresa, eran terribles esas tripulaciones, creo que excesivamente
racistas y lo más jodido del caso era, que no se podían acusar
como tal, porque la mayoría de sus integrantes eran militantes del
Partido. Cuando algún tripulante subalterno se presentaba en el
barco debidamente enrolado, esas camarillas eran las que decidían
si te aceptaban en el buque, siempre uno del clan, se encargaba de llegar
al Capitán, para sugerirle el desenrolo de la persona cuando no
era de su agrado, en su mayoría fueron rechazados los blancos, con
los Oficiales era distinto, quién tenía ese poder era el
Capitán, pero debía expresar sus razones en la Empresa.
Esta gente, que se daba el lujo de evaluar a cualquier tripulante,
no solo eso, podían incluso solicitar la separación de la
marina mercante, de cualquiera de sus marinos. Los vi sacando sus contrabandos
en las lanchas de la Aduana, las pasaban por la Casilla de Pasajeros, donde
no eran objeto de inspección, ya que estaban de acuerdo con ellos,
acuerdo establecido con la entrega de comisiones de soborno. Cuando me
refiero a esa gente, estoy hablando del Secretario del Partido, del Político,
del Capitán, del Secretario del Sindicato y el de la Juventud, como
sucedió a mi llegada con el buque Otto Parellada. Esos cabrones
fueron, con los que el Partido me había mandado a matar, esa es
Cuba, sin adornarla con tantos colores, como se esmeran muchos de sus simpatizantes,
esa es la Cuba en blanco y negro como la vivimos los cubanos.
No se veía aproximar la caída del bloque Socialista,
cuando en uno de esos años ochenta, Cuba arrendó un barco
a casco desnudo, esto significa, sin tripulantes. Pues aquel barco tenía
su Capitán, era de origen inglés. Nuestra Empresa estaba
obligada a tripularlo, así lo hizo, pero cuando aquel Capitán
vio entre los tripulantes varios negros, los mandó a desenrolar.
Se formó una pequeña algarabía entre la marinería
y la
Empresa, la cual trató de presionar a ese Capitán paraque
los aceptara, sin resultados positivos. El tipo se mantuvo en su posición
inicial y no se llevó a ningún negro a bordo.
Creo, me parece, no estoy muy seguro, que de acuerdo a los principios
de la
Revolución, una medida racista como aquella era inaceptable,
sin embargo, esto sucedió ante las narices de todos los negros,
sin que se produjera ningún tipo de reclamación. Ignoro hasta
que punto se puede ser idiota en la vida, hay que estar verdaderamente
ciego, para no darse cuenta cuando lo están utilizando a uno, y
eso es lo que ha venido sucediendo durante muchos años.
Se han vivido largos años de revanchismo alimentados por la
propaganda del gobierno, los negros han ido al desquite de una situación
que no se ha vivido, lo mas penoso de esto es, que son negros nacidos con
la revolución, esos que no deben haber vivido los efectos del supuesto
racismo. El régimen los sigue utilizando, mientras, las cárceles
se siguen llenado con ellos, y las posibilidades de llegar a altas esferas
del gobierno, continuan siendo remotas. Pero ahí están los
negros sin darse cuenta de estas maniobras, muchos de ellos, utilizados
en esas turbas que reprimen a aquellos disidentes, cuyas voces se alzan
en contra de todas esas injusticias. Durante muchos años han sido
inyectados con el temor al retorno a una sociedad democrática, alegando
la llegada con este sistema, de la discriminación racial y la reclamación
por parte de los cubanos de Miami de sus propiedades, algunas de las cuales
fueron entregadas como limosna a los negros.
En esa trampa tendida por el régimen, no solo cayeron los negros.
Hoy nuestra sociedad está cada dia más dividida, en ese abominable
cerco cayeron los orientales, gente que alimentaron a las guerrillas de
Fidel Castro, las nutrieron con sus hombres, los engañaron con promesas
de villas y castillas, para luego, dejarlos abandonados a su suerte, y
convertirlos en seres despreciables en La Habana, integrantes de sus fuerzas
represivas, con un futuro bastante incierto de ocurrir algún cambio
en Cuba, por el odio nacido contra ellos en estos últimos años.
La culpa no la tienen los orientales, con ellos viví varios meses
a principios de la revolución, creo que era la gente más
hospitalaria que vivía en Cuba en aquellos tiempos, gente generosa
y desprendida de lo poco que poseían. Qué pasó? Mientras
en La Habana la situación era tolerable, las provincias orientales
no dejaron de ser sometidas a las más graves penurias, hay pequeños
pueblos, donde no se aprecian adelantos ni señales de esa revolución
tan prometedora. Esa gente empujadas por el desespero, emprendieron una
incontrolable emigración hacia la capital y demás provincias
occidentales, llegaron incluso a Isla de Pinos, donde una gran mayoría
de sus habitantes actualmente, son los conocidos "palestinos", eligieron
para vivir cualquier cosa, fueron los promotores de la proliferación
indiscriminada de las llamadas barbacoas, vivían hacinándose
en pequeños cuartuchos, sus prostitutas ejercían este oficio
a precios más bajos que los de la mujer capitalina, sus jóvenes
se sumaron a la gran cruzada, por medio de los contingentes de la construcción
desarrolladas por el gobierno, luego, no regresaban mas a sus pueblos de
origen y por mucho de los lugares donde pasaron, dejaron sembrados un mal
recuerdo, un ejemplo de ello lo fue el pueblo de Nuevitas, donde esas hordas
palestinas sembraron el terror, tal parecía que durante la construcción
de la planta de fertilizantes y la termoeléctrica, el pueblo de
Nuevitas estaba sometido a un toque de queda, a las nueve de la noche no
se veía a sus pobladores en sus calles, debido a los actos de bandalismo
que sucedían.
Para mantenerse después en esos pueblos, aceptaban cualquier
tipo de trabajo, por muy denigrante y mal pagado que fueran. Oportunidad
aprovechada por el gobierno para reforzar sus órganos represivos
con esta gente. Hoy, ellos son odiados en la capital, en la policía
ganan mucho más que un ingeniero y ese status tratarán de
mantenerlo a costa de sus vidas y la negativa de un regreso a sus tierras.
Después de un cambio es dificil pronosticar que sucederá,
nadie puede garantizar que ese cambio sea pacífico, y que la isla
se vea envuelta en una lucha fraticida de carácter regional, nadie
sabe, si como fruto de ese daño realizado durante décadas,
aparezca el fantasma de la Trocha de Júcaro a Morón.
No solo cayeron en esa trampa los orientales, los campesinos fueron
otras de las víctimas de todas esas maniobras del régimen,
de poco sirvió la Reforma Agraria y sus promesas hechas en la Sierra,
el mismo régimen promovió desde sus inicios, un éxodo
de campesinos incontrolable, nace de esa manera el desamor por la tierra,
inventa las llamadas cooperativas, que nunca resolvió los problemas
de la alimentación de la población, ni las aspiraciones de
los campesino. Este comenzó a vivir tiempos de revancha, convirtiéndose
de forma inexplicable en enemigo de la clase obrera y uno de sus máximos
explotadores, como si el obrero hubiera sido explotador del campesinado
antes de la Revolución, existiendo hoy dia, un guajiro despiadado
que sabe perfectamente las necesidades de alimentos de la población,
explotándolas a su máxima expresión.
El régimen cubano ha sabido explotar muy bien, todo lo que de
una forma u otra divide a nuestro pueblo, trampa en la que han caido las
mujeres, religiosos, negros, campesinos, orientales y hasta la propia familia
cubana. Esa es una de las principales razones de la desunión de
nestro pueblo, pero lo mas doloroso de ello es, la existencia de una generación
muda y cobarde, que vivió el pasado y le entrega este desastre a
las nuevas generaciones, generaciones de por sí destruidas.
Uno de esos días del mes de Septiembre de 1984, me encontraba
de Primer Oficial en el buque "Aracelio Iglesias", recuerdo que permanecimos
atracados en el muelle Juan Manuel Diaz, unos tres meses en operaciones
de descarga, en esos tiempos la radio no dejaba de hablar, sobre los éxitos
de la cadena Puerto-Transporte-Economía Interna, todo lo que mencionaban
eran logros, pero allí estábamos sin saber cuando carajo
terminaban la descarga del buque, ya me había acostumbrado a permanecer
en el país un tiempo máximo de un mes, después de
ese tiempo, me desesperaba por largarme, no soportaba nada de lo que veía
diariamente, prefería estar navegando, al menos ni sufría
los efectos de toda aquella basura y por lo menos, resolvía algunas
de las necesidades de mi casa, en Cuba todo era al revés, se agotaban
las reservas, se jodían los equipos de la casa, se gastaban los
zapatos de los muchachos, se perdía o esfumaba el dinero, etc.
Uno de esos dias, llegaron al barco cuatro muchachas de una Escuela
Tecnológica, estaban estudiando Explotación del Transporte
Marítimo, y tenían que hacer una Tésis de Curso, el
trabajo consistía en cargar el barco donde yo estaba, con carga
destinada a tres puertos europeos, debían realizar los cálculos
de estabilidad, consumo de combustible, millas navegadas, etc. Eran muchachas
de unos veinte años muy simpáticas, dos de ellas eran blancas,
una era mulata y la restante era una negra como el asfalto, pero con un
cuerpo espectacular, aquella muchacha era una escultura tallada en coral
negro. Me cayeron muy bien y me ofrecí a colaborar con ellas, la
verdad es, que desde el primer momento, me llamó la atención
la mulatica.
Como no tenía mucho contenido de trabajo me ofrecí gustoso
a ayudarlas, luego de revisar sus libretas de estudios, comprobé
que sus conocimientos de Estabilidad, Carga y Estiba eran muy pobres, los
de Navegación eran nulos, no comprendí por qué les
habían dado esa tarea, pero no me importaba, ellas estaban autorizadas
a permanecer en el barco durante la elaboración de la Tesis. Cada
vez que podía le tiraba unas balitas a la mulatica, resultó
ser casada y aquello me entusiasmó aun mas, las casadas me encantaban,
ellas solo van a lo suyo y no complican la vida, a ellas no les conviene
complicarse tampoco, pero las solteras, esas no se cansan de tratar de
atrapar a uno.
Se pasaron mas de una semana preparando su trabajo de acuerdo a mis
instrucciones, cuando todo terminó, ellas se pusieron de acuerdo
e hicieron una colecta, mandaron a la mas negra a la tienda llamada Centro,
compró una botella de ron y un cartón de cigarros, entonces,
se apareció sola al barco a traerme el regalo en nombnre de sus
compañeras. Pero bueno, después no se marchó y le
ofrecí cerveza que casi siempre tenía en el refrigerador
del camarote, no ofrecía interés alguno por irse y aquello
me llamó la atención, así por inercia cerré
la puerta del camarote y sin muchos detalles la invité a bañarnos.
Adiviné que esto ya estaba en sus planes, por eso no quería
perder el tiempo en palabras innecesarias y cursis.
Cuando se levantá de la butaca comencé a desvestirla,
solo llevaba una falda muy corta que mostraba unas hermosas y bien formadas
piernas, algo que no era común en todas las negras, quienes generalmente
son canilludas, tienen mucho culo sí, pero las canillas son flacas.
Tenía en la parte superior una prenda que en Cuba le llaman "Baja
y chupa", esta se sostiene solamente por la presencia de los senos, había
que ver aquellos duros y bien firmes senos, le quité el blumer mientras
ella también me iba desnudando, así entramos a la ducha,
acompañados de agradables manoseos. El barco tenía aire acondicionado,
pero preferí meterme en la cama algo mojado con ella. Era la primera
ocasión en que me encontraba con una negra en la cama, si cerraba
los ojos y palpaba su cuerpo, indudablemente estaba ante la presencia de
una reina, pero cuando los abría, todo era oscuridad, oscuridad
que solo era rota cuando ella mostraba sus hermosos y bien cuidados dientes
de una blancura impecable. No existían fronteras entre el pesón
y el seno, todo era del mismo color, mas bien no había color alguno,
todo era negro muy oscuro. Con mis manos exploraba todo su cuerpo sin despegarnos
de los labios, cuando llegué a su monte de Venus, no era abundante,
sus pendejos eran muy duros, casi tan duros como alambres y una vez haciendo
el amor con ella, sentía que me hincaban. Todo lo hicimos bien y
ella quedó satisfecha, era una mujer normal como otra cualquiera,
antes de marcharse me preguntó si podía regresar al dia siguiente,
yo le dije que sí, pero no la esperé, de verdad que no me
interesaba. Ese dia comprendí de una vez por todas, que a mí
no me gustaban las negras, también salí de mis dudas, aunque
estas no eran muchas, pues mis relaciones con las mulatas eran incontables.
Estaba convencido de que la superioridad sexual de las negras era falsa,
de eso hablan muchos gallegos, porque España no está habitada
por negros. Esa misma opinión pero contraria la tuvieron los negros,
de sus relaciones sexuales con las blancas en España y Europa, ellos
decían que las blancas eran las mas ardientes. Lo cierto es que
no existe nada capaz de medir esto. Cada quién encuentra superior
todo lo que no tiene a su alcance, llegando a convertirlo en oportunidades
en un mito, yo no creo en la superioridad de las negras, como tampoco la
de las blancas. Cada mujer es
un mundo a descubrir lleno de sorpresas, y la mejor de ellas está
dentro de la que menos uno lo espera.
No me interesa las relaciones entre los blancos y los negros, lo que
me jode es que se exploten cosas que se vivieron en el pasado, que se confunda
a las nuevas generaciones y que la gente se deje manipular cobardemente,
si me preguntaran hoy; ¿Hay racismo en Cuba en la actualidad? Respondería
sin temor a equivocarme que sí, hay mucho más racismo que
en el pasado, pero es un racismo a nivel de pueblo, un racismo oculto e
invisible, pero muy peligroso. Cualquier manifestación social de
racismo se puede combatir con las leyes, pero mucho más dificil
es combatir al que se lleva en las mentes y en el corazón de la
gente.
"Cambio un camión de negras vivas por una blanca muerta", este
refrán nació con la Revolución. Nada de lo que expongo
en este trabajo debe ser considerado como un estudio, mi capacidad no llega
tan lejos, todo lo escrito aquí, es el testimonio de lo que he vivido.
Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
20-11-1999.
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