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Miércoles 
15 diciembre 
1999 - Nº 1321

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OPINIÓN
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El niño balsero
 
Zoé Valdés
 
Revista de prensa
 
La infancia ultrajada 
ZOÉ VALDÉS 

Cuando ocurre alguna atrocidad en Cuba -cada vez son más frecuentes- siempre espero unos días a ver si alguna persona menos próxima sentimentalmente y por tanto menos apasionada con los acontecimientos se solidariza con nosotros y opina al respecto. Es decir, observo la reacción de los periodistas o las estrellas de la prensa internacional. Nada. La indiferencia, cuando no la mala leche, es impresionante. Con relación al caso del niño Elián González he visto al corresponsal de TV Española en Miami abordar el asunto de manera sencillamente vergonzosa, cuestionándose de por qué el abogado habla inglés. Señor, pues porque se encuentra usted en un país donde la primera lengua es el inglés. Pero vayamos directo al grano, que ya apesta por lo purulento.

 

Fidel Castro nos ha acostumbrado a todos a que cada vez que se inician conversaciones con Estados Unidos debe buscar un pretexto para interferir y echar por tierra los principios de esas reuniones. Desde la época de Carter su reacción terrorista es una constante, llámense guerras extraterritoriales, ametrallamiento de avionetas donde se trunca la vida de cuatro jóvenes cubanos, hundimiento de embarcaciones, recuérdese el caso del remolcador Trece de Marzo donde fueron asesinadas de 73 personas 43 de ellas, entre las que se hallaban 23 niños, el 13 de julio de 1994; la más reciente fue en octubre: dos lanchas Griffins acosaron a una embarcación en la que iban -entre otras personas- una madre y su hijo de seis años, al primer encontronazo el niño perdió conciencia, la madre se rompió la boca; luego hubo disparos provenientes de la policía, tumbaron a la madre y al niño al agua y el cráneo de la mujer fue cortado en dos con un objeto afilado, ambos murieron. Aún nadie ha pedido explicaciones a Castro por estos crímenes y por otros tantos. Muchos más que los cometidos por ciertos militares en la mirilla o dictadores en el banquillo de los acusados. Ningún juez Garzón se atreve con Castro.

 

Esta vez el pretexto le cae al dictador como anillo al dedo, ese dedo que cada vez que dispara un discurso enarbola como un puñal, ese dedo que acostumbra a hundir en el pecho de su interlocutor. Supongo que la mayoría conoce la historia. El niño Elián González es sacado del país por su madre Elizabeth Broton y su padrastro, en el intento mueren estos últimos, el chico sobrevive porque la madre antes de hundirse consigue colocarlo encima de un neumático, así lo encuentra un pescador americano quien se niega a entregarlo a las autoridades de su país. El niño es de inmediato reclamado por la familia paterna residente en Miami. Ellos aseguran que su padre había dado la autorización a la madre para llevarse al hijo, y que incluso en varias ocasiones Juan Miguel González, el padre, ha planteado a su familia miamense el deseo de irse de Cuba. Según se dice Juan Miguel González es trabajador del turismo en Varadero y militante del Partido Comunista, ésos son sus puntos débiles. Castro ve el chanchullo servido en bandeja de oro. La manipulación es evidente.

 

Durante cuatro días seguidos ha detenido al país, no es la primera vez que lo hace, y le ha echado leña al fuego. Exhortando a que lo peor de las conciencias de las gentes se desborde, la ira. Castro es un experto en provocar el odio, valiéndose de la represión, la desinformación y el disparate.

 

Ahora, el padre Juan Miguel González declara según el periódico español El Mundo que "la madre raptó a su hijo". Pero, y digo yo, ¿ella no fue quien lo parió? ¿No es su hijo? ¿De qué rapto estamos hablando? Estaba en su derecho de decidir por él. Además de que Elián González no ha sido el único caso de hijos separados de sus padres por culpa de la violencia y la malevolencia de ese régimen. ¿Por qué nadie se refiere a la tragedia de la pobre mujer? Hay que estar muy desesperado para tirarse al mar con un niño de seis años. Un miembro de la familia aseguró que a ella no le hacía falta irse porque ella ganaba en dólares. Error de apreciación, la gente se va de Cuba esencialmente por problemas políticos. Porque si la economía de ese país está destruida es por culpa de la absoluta ineficacia de la dictadura, probada durante cuarenta años que hasta la agricultura fue puesta en función de la política, y no por un embargo que cada vez se afloja más mientras Castro se afinca todavía más en una megalomanía indigna de abusos perpetuos contra el pueblo cubano.

 

Resulta que las víctimas son un niño y una mujer fallecida en el intento de vivir en libertad y nadie se ocupa de lo más importante, de que hay personas que perdieron la vida -también otras 13- y de que existe un niño a punto de que su cabeza explote entre tanto manoseo asqueroso politiquero. Culpo también a los políticos de Miami por aprovechar la ocasión y vestir al niño con una camiseta de la Fundación Cubano Americana, por los vídeos entregándole juguetería, y las fotos que se nota a la legua fueron hechas no en bien del niño sino en bien de ellos mismos. Tenían que haber mirado más por la salud del pequeño. Nadie que ha pasado por semejante tragedia se consuela con cosas materiales, lo mejor hubiera sido la discreción y el recogimiento, a favor de la víctima principal: Elián González. La politiquería del otro lado lo único que hizo fue -una vez más- entregar el arma al bando contrario, justo en el momento en que su bandido mayor la necesitaba. Es la desgracia cubana, la insensatez política. La avaricia que siempre romperá el saco.

 

Llama la atención de que se obvien los abuelos maternos, sus opiniones no aparecen por ninguna parte, apenas se les mencionan, y ellos viven en Cuba. Mejor ni los toco, no vaya a ser que los obliguen a acusar a su hija de prostituta, o de traficante de drogas, o de cualquier delito de esos que enseguida se inventan, con perdón de la difunta, para tergiversar los hechos.

 

Otro dato curioso, no hay papel para publicar libros ni periódicos, pero para hacer carteles masivos al minuto sí que aparece rápido el papel, la electricidad, las imprentas, y todo cuanto se necesite en material represivo. Es una vergüenza que tanta gente se preste para ese espectáculo, para vilipendiar a inocentes, cuando sabemos que la mayoría de ellos también han soñado con la libertad, y lo más probable es que hacen acto de presencia por no perder los trabajos o los estudios.

 

Otro detalle interesante, cito de nuevo al diario El Mundo en su artículo del 9 de diciembre sobre el caso, afirma que una abogada de Miami de origen cubano, Magda Montiel Davis, experta en inmigración, dijo que "si el niño no hubiera sido cubano, ya estaría de vuelta con su padre. A lo mejor llevaría una vida más austera. Seguramente no estaría saturado de cromos de Pokémon y de los Power Rangers, pero la comida y la salud las tendría garantizadas". No conozco a esta señora. Pero debo aclararle que ninguna madre hace peligrar la vida de su hijo y la suya propia por esos muñecos que ella menciona y que parece conocer tan bien. Para nadie es un secreto que los niños cubanos tienen derecho a un litro de leche cada dos días hasta los siete años, y punto. De carne ni hablemos. ¿Quién no conoce lo que significa la libreta de racionamiento? Un insulto cotidiano. Con los apagones y el calor la leche se echa a perder en menos de una hora. Aquel que ignore hoy por hoy el estado en que se encuentran la alimentación diaria y la salud en Cuba es porque todo lo humano le es ajeno. En estos momentos a muchos médicos en Cuba se les prohíbe diagnosticar enfermedades tales como la sífilis, creciente en la isla, por ser una de las supuestas enfermedades erradicadas. Así que si un cubano padece sífilis se irá de la consulta creyendo que tiene una otitis sin importancia.

 

En el hospital donde yo parí hace seis años ingresaron a tres mujeres sifilíticas con sus bebés infectados y a ninguna se les informó. La enfermera, ante el temor de que yo fuera contagiada, me lo dijo alentándome a que abandonara el hospital lo más pronto posible ante el riesgo de contraer virus no identificados. Ésa es la realidad. Esa abogada de origen cubano, tan experta ella en inmigración, debido a la responsabilidad que ocupa debiera estar más al tanto de la desgracia de nuestro pueblo. Y en cuanto a que se trata de un niño cubano y que si fuera de otra nacionalidad ya "estaría con su padre", dicho sea de paso bastante mal agradecida es si de verdad responde a los orígenes mencionados. Pues que yo sepa el único país de América Latina que sufre una dictadura de hace ya más de cuarenta años es Cuba. Y no es justo comparar a nuestro país con República Dominicana o con El Salvador. En el año 1957 Cuba ocupaba el tercer rango económico después de Brasil y Argentina, desde entonces su descenso ha sido nefasto.

 

Pero lo que nos preocupa hoy es el niño Elián González, me parece muy bien la decisión de que la única vía sea la legal. El niño está en Estados Unidos, y su padre y sus abuelos deberán viajar a Miami, es lo que han propuesto las autoridades competentes en Estados Unidos, sin embargo Fidel Castro expresó que no dejará salir al padre ni a ningún otro miembro de la familia de Elián, considera que todos los abogados de Miami son unos corruptos. Además Castro anuncia mediante carta leída públicamente por Hassan Pérez, secretario general de la Juventud Comunista, que el padre de Elián no acepta las gestiones judiciales norteamericanas que consisten en primero que nada presentar pruebas de que es el padre del niño y de que mientras Elián estuvo en Cuba él se ocupaba de su hijo.

 

La conclusión deberá ser dada por la legalidad americana. Es lo mejor para la salud mental del protagonista de esta tragedia cuyo único origen es la demencial dictadura castrista.

 


Zoé Valdés es escritora cubana. 
 
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