El tocororo, amo y señor de los colores |
Posiblemente, ninguna de las más de 14 000 especies de animales que habitan en la "tierra más hermosa" -como definió Colón a Cuba-, haya sido dotada por la Naturaleza con un "vestuario" tan espléndido. Vulgarmente se le conoce como tocororo, aunque su nombre científico es Priotelus Temnurus, del orden Trogoniformes. Pertenece a la familia Trogodinae, la misma de ese otro pájaro maravilloso, el quetzal, ave nacional de Guatemala. Y, para no ser menos que su pariente centroamericano, el tocororo es considerado el ave nacional de Cuba. Las razones son tres: su carácter endémico, su plumaje de magníficos colores, y su empecinada resistencia al cautiverio. Parte de su plumaje en verde recuerda los campos de la Isla; su pecho es de plumas blancas; su vientre, de un intenso plumaje rojo; las plumas azules de la cabeza le conceden el necesario retoque de elegancia; y el negro, el gris y los tornasoles acaban por convertirlo en obra de arte. Esa policromía, en especial la mezcla del rojo, el blanco y el azul, resume en su diminuta anatomía los colores de la enseña nacional. Amante de las alturas, el tocororo habita principalmente en la oriental Sierra Maestra, aunque también ha sido visto en la Sierra del Escambray, en la provincia de Villa Clara, y en la pinareña Sierra de los Órganos. Si usted anda de paso por alguno de esos parajes, esté atento: preste atención a los huecos de los troncos de los árboles, y trate de escuchar el canto particularísimo de esta ave: "to-co-ro-ro", "to-co-ro-ro"... Tal vez esté de suerte, y viva la experiencia inolvidable de observar la increíble belleza del pájaro que gusta de recordar su nombre al caminante. Michel Contreras 22 de febrero de 2002 |