Pese a los avatares políticos que enturbian las relaciones hispano-cubanas y
a los efectos negativos de la Ley Helms-Burton, España sigue siendo el primer
socio comercial de Cuba y el tercer inversionista extranjero en la isla. Además
de ser el primer proveedor de mercancías, con un volumen de 600 millones de dólares
(120.000 millones de pesetas) de ventas el año pasado (Cuba es el cuarto país
receptor de exportaciones españolas en América Latina), en la actualidad 99 de
las 402 asociaciones mixtas existentes en la isla son de capital español.
'Las relaciones económicas entre España y Cuba se mantienen a niveles
positivos y razonables. Lo importante es seguir avanzando en flexibilizar los
instrumentos y los mecanismos para que estas relaciones sean más fluidas',
afirmó el presidente del Consejo Superior de Cámaras de España (CSC), José
Manuel Fernández Norniella, durante la XI sesión del Comité Hispano Cubano de
Cooperación Empresarial (CHCCE), que concluyó ayer en La Habana.
Durante la undécima sesión del Comité se pasó revista a los problemas que
enfrenta la empresa española en la isla, y en este sentido Norniella reconoció
que es una inquietud de los empresarios establecer un marco de 'seguridad jurídica'
y 'buscar los instrumentos de comunicación permanentes que les permitan tener
interlocutores claros y concretos'. 'El empresario', dijo, 'debe tener una
cierta capacidad para planificar el futuro con garantías', además de que los
trámites burocráticos sean más flexibles para las inversiones y el comercio.
El presidente de la sección española del CHCCE, Juan Arenas, se pronunció
en el mismo sentido, señalando que 'Cuba ha dado pasos importantes en el camino
de la descentralización', aunque, opinó, 'el mismo éxito de estas medidas
obliga a continuar el proceso, pues el equilibrio entre control y liberalización
será, en ultima instancia, la clave del éxito'. La delegación española
estaba compuesta por 70 empresas con vínculos estables con la economía cubana.