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 Rap cubano

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Martes 28 de agosto. Hay un hip-hop cubano. Y se anuncia con orgullo que es negro y mulato. Sus autores no usan guayaberas denuncian que sólo pueden comprarse en dólares y se oponen al poder faraónico del son, la guaracha y la rumba. Reconocen que el rap fue engendrado en barrios negros de Estados Unidos como Harlem y el Bronx. Pero La Habana tiene algo semejante y citan las barriadas de Cayo Hueso, Atarés, San Leopoldo y La Victoria. Son sitios marginales, no marginados, aclaran. Les importa un carajo la enemistad política entre la isla y Washington. Ellos son afrocubanos y los de la otra orilla, afronorteamericanos. Los hermana una historia de siglos bastante similar. Además, alegan, están emparentados por la música. Desde principios del siglo XX, negros norteamericanos vinieron a tocar jazz en los bares habaneros y comenzó un diálogo de influencias mutuas. A New York se fue Mario Bauza con su sabor cubano y abrió el camino hacia nuevos estilos. Chano Pozo, el mítico bongosero, tomó el mismo rumbo y junto con el trompetista Dizzy Guillespie vistieron el jazz con el sonido latino. Desde entonces, y durante varias décadas, músicos negros cubanos y norteamericanos gestaron un intercambio de influencias al margen del poder político y de la cultura oficial blanca. Ese puente se desplomó con el triunfo de la revolución. Todo lo que viniera del país del enemigo imperialista, incluyendo la música, era una perniciosa presencia de "penetración ideológica". Este muro cayó a fines de los años 70. Ahora, los raperos cubanos defienden su identidad nacional, pero también manifiestan sentirse orgullosos de estar en la misma sintonía de una corriente musical creada por sus hermanos afroestadounidenses. Es una música hecha por negros, explican, y para un público negro. "Ya llegó la hora, ya llegó el momento de decirte lo que siento", proclama la letra del grupo rapero 100%.

Hay más de 150 grupos raperos en la isla. Argumentan que son cronistas sociales y sus canciones rapeadas, por tanto, abordan diversas contradicciones de la realidad. En ellas, por ejemplo, declaman contra la presencia de prejuicios raciales. No admiten que los clasifiquen como aficionados, se definen como profesionales aunque no ganen un centavo. Son universitarios, torneros, cuentapropistas (trabajadores independientes), buscavidas o camareros.

En 1994 se constituyeron los primeros grupos que poco a poco comenzaron a tener una presencia pública. Ahora ya tienen respaldo institucional, pero radio y televisión se resisten a abrirles un espacio. El rap cubano tiene olor a desafío. Así lo expresa el grupo Obsesión:

Para ser sincero mi ritmo no lleva sombrero de guano

pero a mí me huele a habano

pero es que en él yo tengo más recursos para decir

que soy cubano como Guillén, así que ven

a mancharte de esta piel que tiñe afro, que tiñe niche.

ANGEL TOMAS GONZALEZ

28 de agosto de 2001